HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO
Ciudad
del Vaticano, 09 de Septiembre de 2013.
La
virtud de la esperanza - quizá menos conocida que la de la fe y de la caridad -
no debe confundirse nunca con el optimismo humano, que es una actitud más
humoral. Para un cristiano, la esperanza es Jesús mismo, es su fuerza para
liberar y rehacer cada nueva vida.
Así
lo afirmó esta mañana el papa Francisco, en su homilía en la misa presidida en
la Casa Santa Marta y preció que la esperanza es "un regalo" de
Jesús, y que la esperanza es Jesús mismo, o sea tiene su "nombre". Y
precisó que la esperanza no es aquella de quien ve “el vaso medio lleno”,
porque aquello es simplemente "optimismo", y el “optimismo es una
actitud humana que depende de muchas cosas".
La
homilía del papa Francisco de esta mañana se centró desde el comienzo en esta
distinción al interpretar la lectura de la Carta a los Colosenses, donde Pablo
escribe: 'Cristo en vosotros, esperanza de la gloria'. Sin embargo, afirma el
papa, la esperanza es una "virtud humilde" si se la compara con la fe
y caridad.
Por
eso puede suceder que se confunda con un estado de ánimo sereno. "Pero la
esperanza es algo más, no es optimismo. La esperanza es un don del Espíritu
Santo y por esta razón Pablo dirá: ‘Nunca decepciona’. La esperanza no defrauda,
¿por qué? Porque es un regalo que nos ha dado el Espíritu Santo. Pero Pablo nos
dice que la esperanza tiene un nombre. La esperanza es Jesús. El papa recordó
que “no podemos decir : 'Tengo esperanza en la vida, espero en Dios' , si uno
no dice: 'Espero en Jesús, en Jesús Cristo, persona viva, que ahora está en la
Eucaristía, que está presente en su Palabra'”.
Del
evangelio, el papa Francisco recoge una segunda idea del día. Cuando Jesús cura
el sábado la mano paralizada de un hombre, lo que provocó la condena por parte
los escribas y fariseos. Con su milagro, dice el papa, “Jesús libera la mano de
la enfermedad y demuestra a los 'estrictos' que el suyo 'es el camino de la
libertad'”. "Libertad y esperanza van de la mano: donde no hay esperanza
no puede haber libertad", dijo el papa Francisco. Y agrega: "Jesús
libera de la enfermedad, del rigor y de la mano paralizada de aquel hombre;
recupera la vida de estos dos, las hace de nuevo":
"Jesús
, la esperanza, rehace todo. Es un milagro constante. No sólo hizo milagros de
curación, sino tantas cosas: estas eran solo signos, señales de lo que está
haciendo ahora, en la Iglesia. El milagro de volver a rehacer todo: lo que Él
hace en mi vida, en tu vida, en nuestras vidas. Reconstruir. Y Él rehace la
razón de nuestra esperanza. Es Cristo, quien vuelve todas las cosas de la Creación
más maravillosas, es la razón de nuestra esperanza. Y esta esperanza no nos
defrauda, porque Él es fiel. Él no puede negarse a sí mismo. Esta es la virtud
de la esperanza".
Y
aquí, el papa Francisco detiene una mirada en particular a los sacerdotes.
"Es un poco triste --admite-- cuando uno encuentra un sacerdote sin
esperanza", mientras que es agradable encontrar a uno que llega al final
de la vida, "no con optimismo, pero con esperanza". "Este
sacerdote --continúa-- se une a Jesucristo, y el pueblo de Dios tiene necesidad
de que los sacerdotes den este signo de esperanza, vivamos esta esperanza en
Jesús, que lo rehace todo":
"El
Señor, que es la esperanza de la gloria, que es el centro, que es la totalidad,
nos ayude en este camino: dar esperanza, tener pasión por la esperanza. Y, como
he dicho, no siempre es optimismo sino es aquello que la Virgen María, en su
corazón, tuvo en la oscuridad más grande: desde el viernes por la noche hasta
la madrugada del domingo. Esa esperanza: ella la tenía. Y aquella esperanza
rehizo todo. Que el Señor nos dé esta gracia".
Texto
de Agencia de Noticias ZENIT .
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