martes, 2 de septiembre de 2014

MARTES 2 DE SEPTIEMBRE DE 2014. LECTURAS DE LA EUCARISTÍA.


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
MARTES 2 DE SEPTIEMBRE DE 2014
TIEMPO ORDINARIO  A. SEMANA 22

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 30, 3-4)
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras. Tú eres mi baluarte y mi refugio, por tu nombre condúceme y guíame.

ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que prometiste poner tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

El hombre con su sola inteligencia no puede comprender las cosas del Espíritu de Dios. En cambio, el hombre espiritual puede juzgar correctamente todo.

DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS: 2, 10-16

Hermanos: El Espíritu conoce perfectamente todo, hasta lo más profundo de Dios. En efecto, ¿quién conoce lo que hay en el hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Del mismo modo, nadie conoce lo que hay en Dios, sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que conozcamos las gracias que Dios nos ha otorgado. De estas gracias hablamos, no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu y con las cuales expresamos realidades espirituales en términos espirituales.
El hombre, con su sola inteligencia, no puede comprender las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son una locura; no las puede entender porque son cosas que sólo se comprenden a la luz del Espíritu. Pero el hombre iluminado por el Espíritu puede juzgar correctamente todas las cosas, y nadie que no tenga el Espíritu lo puede juzgar correctamente a él. Por eso dice la Escritura: ¿Quién ha entendido el modo de pensar del Señor, como para que pueda darle lecciones? Pues bien, nosotros poseemos el modo de pensar de Cristo.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 144
R/. El Señor es justo y bondadoso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/.

Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.

Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre, y tu imperio, por todas las generaciones. R/.

El Señor es siempre fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia. R/.

ACLAMACIÓN (Lc 7, 16)
R/. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.



Sé que tú eres el Santo de Dios.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: "¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios".
Pero Jesús le ordenó: "Cállate y sal de ese hombre". Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen". Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que esta ofrenda, Señor, nos purifique y nos renueve, y se convierta en causa de recompensa eterna para quienes cumplimos tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 3, 16)
Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados, Señor, por este manjar celestial, te rogamos que nos hagas anhelar siempre este mismo sustento por el cual verdaderamente vivimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN COLECTA
Te suplicamos, Señor Dios todopoderoso, que, por la intercesión de tu bienaventurado mártir Bartolomé Gutiérrez, nos libres de todas las desgracias corporales y purifiques nuestras almas de todo mal pensamiento. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al recordar el martirio de san Bartolomé Gutiérrez, traemos, Señor, a tu altar nuestros dones, y te pedimos que quienes celebramos los misterios de la pasión del Señor, imitemos lo que realizamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Ya que hemos celebrado el banquete celestial, te pedimos, Señor, que el recuerdo del martirio de san Bartolomé Gutiérrez y nuestra oración fervorosa, nos alienten a seguir el ejemplo generoso de su fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.


 Homilía
Fr. Nelson Medina, O.P.

Temas de las lecturas: A nivel humano, uno no capta lo que es propio del Espíritu  de Dios; en cambio, el hombre de espíritu tiene un criterio para juzgarlo todo * El  Señor es justo en todos sus caminos. * Sé quién eres: el Santo de Dios 
1. Conocimiento Espiritual 
1.1 Una de las frases que más me han impresionado y han marcado mi vida la leí  en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, en el tratado sobre la fe. Dice este santo Doctor de la Iglesia que la fe es una perfección de la inteligencia,  precisamente porque le permite alcanzar noticia y certeza de lo que por sus propias fuerzas no podría lograr. En contra, pues, de la opinión común, según la cual la fe y  la razón se oponen, Santo Tomás enseña que la perfección de la razón se logra  mediante la fe, don del Espíritu Santo que le permite conocer con certidumbre  cosas que no podría demostrar completamente. Es de hecho lo que el apóstol San  Pablo declara en la primera lectura de hoy. 

1.2 El conocimiento o sabiduría "en el Espíritu" no es otra cosa que la acción del  Espíritu Santo en nuestro entendimiento. No se trata, sin embargo, de una especie  de "dictado," como si todo consistiera en infundir unas palabras o frases ya hechas  dentro de la cabeza de los profetas, los apóstoles o los evangelistas. Las palabras  adquieren sentido y significado gracias a las experiencias que las acompañan. El  ejemplo comúnmente mencionado es el del color: ¿qué sentido alcanza la palabra  rosado para un ciego de nacimiento? De modo que cuando hablamos de la acción  del Espíritu Santo al inspirar o revelar algo del misterio de Dios, es decir, al  concedernos "inteligencia espiritual" estamos hablando no de un discurso bien  armado con términos más o menos esotéricos o "sobrenaturales," sino que  hablamos de una experiencia interior de gracia que es previa y luego de la  capacidad de expresar por medio de analogías y comparaciones aquello que Dios ha  hecho en el alma de los creyentes. El culmen de este don maravilloso es lo que  Pablo describe con una expresión inaudita, que hemos oído en la primera lectura de  hoy: "nosotros poseemos el modo de pensar de Cristo." 

2. Vivan como hijos de la luz 
2.1 ¡Qué bueno es Jesús! Él mismo explica su propia misión: "El Espíritu del Señor  está sobre mí porque me ha consagrado para... dar vista a los ciegos" (Lucas 4,18).  ¿Quiénes son los ciegos? Son aquellas personas a quienes nos referíamos: las que son espiritual, emocional y psicológicamente ciegas; las que no saben de dónde  vienen, dónde están ni adónde deberían dirigirse; están emocionalmente  paralizadas. Pero Jesús dijo, "He venido al mundo para que los que crean en mí no  se queden en la oscuridad" (Juan 12,46). 
2.2 ¡Qué hermosa, qué espléndida, qué bondadosa es esta labor! Para definirla  usamos una palabra llamativa —evangelización— pero lo que realmente significa es  dar vista a los ciegos. ¡Qué incomparable acto de amor y bondad es iluminar el  camino de alguien que se encuentra perdido en las tinieblas! ¡Qué inmenso acto de  amor es proclamar junto con San Pablo: "Ustedes antes vivían en la oscuridad, pero  ahora, por estar unidos al Señor, viven en la luz" (Efesios 5,8)!  2.3 Pero no es solamente el haber pasado de la oscuridad a la luz. Es más que eso.  Es haber dejado de ser oscuridad para empezar a ser luz en este mundo. San Pablo  añade: "Pórtense como quienes pertenecen a la luz. Despiértate, tú que duermes;  levántate de entre los muertos y Cristo te alumbrará" (Efesios 5,8.14). 
2.4 Esta es la razón por la cual decimos que el Evangelio es una buena noticia.  Porque ahora podemos vivir en la luz. No hay la menor duda de que la  evangelización es el supremo servicio cristiano de enseñar, a los que están  espiritualmente ciegos, a suplicar al Señor tal como el ciego del Evangelio: "Señor,  quiero recobrar la vista" (Lucas 18,41). ¡Si le pidieran al Señor con estas palabras,  cuántos ciegos empezarían a ver!  
(Homletica org / Fr. Nelson Medina, O.P.)



REFLEXIÓN
Padre Julio González Carretti. OCD
Lc. 4, 31-37: Sé quién eres: el Santo de Dios. Exorcismo en Cafarnaún

El evangelio nos presenta a Jesús en la sinagoga de Cafarnaún, donde se presenta  con una autoridad sin igual, y la sanación de un poseso, primer milagro de Jesús en  sábado, dentro de los evangelios Sinópticos, lo que justificará que los fariseos, le  acusen de no cumplir la ley de Moisés (cfr. Mc.1, 21). Lucas, sigue el esquema de la  visita de Jesús a la sinagoga de Nazaret, Jesús va a la sinagoga a predicar y el  pueblo se asombra de su autoridad.  Autoridad y poder de Cristo Jesús, que se  manifiesta en su palabra y enseñanza, como en sus obras y portentos. Quizás la  clave está en la libertad y originalidad a la hora de interpretar los textos, no se  apoyaba en nada previo, sino que es una palabra nueva, una enseñanza, investida  de autoridad, garantía de autenticidad. Todos reconocían esa autoridad, el pueblo  que lo escucha con admiración, como también el poseso (vv. 34-35). Se convertirá  en actitud recurrente el que los espíritus impuros, reaccionen ante la presencia de  Jesús, pues se sienten incómodos y amenazados, lo expresan vivamente. Lo que el  espíritu intuyen es que Jesús busca su destrucción, pues tiene un conocimiento  superior sobre el Mesías, que el común de los hombres; el espíritu lo que ve es una  intromisión en su vida (cfr. 1 Re.17,18). El espíritu reconoce en Jesús, al Santo de  Dios, no sólo un nazareno; también Aarón, Elías y Sansón recibieron ese título, es  decir, el espíritu lo reconoce con la categoría de un profeta (cfr. Sal.106,16; 2  Re.4,9; Jc.13,7). Jesús increpa al demonio y le manda callar, que significa  demostrar quién es quien manda en ese diálogo. El demonio vencido  lanza al  hombre al suelo y se marcha sin hacer más daño, con lo que queda demostrado el  poder de Dios sobre el demonio, poder mediado por Jesucristo. La gente queda  pasmada y se pregunta por las palabras que escucharon de Jesús y su poder  especial. ÉL es la persona que el Bautista, aseguró que era más fuerte que él, al  cual se someten las fuerzas del mal (cfr. Jn. 3,16). No es de extrañar, la fama de  Jesús creciera en toda esa región, y lo convierten en centro de atención, pues todos  quieren conocerle, pero sus curaciones en sábado, generan sospechas, en ciertos  ambientes religiosos.  Lo que nos debe quedar claro, es que Jesús vino a liberar al  hombre del mal en todas sus formas: el mal moral que es el pecado, y de todas sus  consecuencias, como la enfermedad física, el hambre, la injusticia, la violencia, la  pobreza, etc. Todo tipo de mal, pertenece de alguna forma al área del pecado, y  está fuera del plan de Dios, que siempre quiere el bien para sus hijos, todos los  hombres. Jesús nos lo presentan los evangelios, como exorcista, vence al demonio  con el poder de Dios que residía en ÉL, el mismo, con que venció al tentador en el  desierto (cfr. Mc.1,12-13). Liberar al hombre de poder del mal, es un gesto de  salvación, y manifestación de la llegada del Reino de Dios. Es la salvación  mesiánica, presente en Jesús de Nazaret, al servicio del hombre necesitado. Ahora  es la comunidad, la Iglesia, la que tiene ese poder salvador y liberador para sanar  las esclavitudes del hombre de hoy. Es el compromiso del cristiano con su fe y su  Iglesia, especialmente con el más pobre y oprimido, ayudándole a recuperar su  dignidad humana y empezar su camino de fe hacia Dios. El anuncio del Evangelio,  debe acompañarse con el compromiso liberador, poseído por el mal de la injusticia,  la indiferencia ante el dolor humano, el poder, la soberbia, el egoísmo, y sobre  todo, la falta de amor por el hombre. El cristiano, como Jesús debe repetir: Hoy se  cumple esta palabra de salvación para el hombre de hoy.    
Santa Teresa de Jesús, conocía muy bien el poder de Jesús frente a las acechanzas  del  demonio. “Aquí se ve claro, Jesús mío, el poco poder de todos los demonios en  comparación del vuestro, y cómo, quien os tuviere contento puede repisar el  infierno todo. Aquí ve la razón que tuvieron los demonios de temer cuando  bajasteis al limbo y tuvieran de desear otros mil infiernos más bajos para huir de  tan gran majestad; y veo que queréis dar a entender al alma cuán grande es y el  poder que tiene esta sacratísima Humanidad junto con la Divinidad.” (Vida 28,9).
(Homiletica org / Padre Julio González Carretti. OCD)


Santos
Beato Bartolomé Gutiérrez y compañeros, mártires;
Agrícola de Aviñón. Beato Antonio Franco, presbítero.
Feria (Verde



lunes, 1 de septiembre de 2014

1 DE SEPTIEMBRE DE 2014, LECTURAS DE LA EUCARISTÍA


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
1 DE SEPTIEMBRE DE 2014
TIEMPO ORDINARIO  A. SEMANA 22

ANTÍFONA DE ENTRADA
Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y nuestra gloria sea alabarte.

ORACIÓN COLECTA
Oremos:
Concédenos, Señor Dios nuestro, adorarte con toda el alma y amar a todos los hombres con  afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo…Amén.

Primera Lectura
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS (2, 1-5)

Hermanos: Cuando llegué a la ciudad de ustedes para anunciarles el Evangelio, no busqué
hacerlo mediante la elocuencia del lenguaje o la sabiduría humana, sino que resolví no hablarles
sino de Jesucristo, más aún, de Jesucristo  crucificado. Me presenté ante ustedes débil y temblando de miedo. Cuando les hablé y les prediqué el Evangelio, no quise convencerlos con palabras de hombre sabio; al contrario, los convencí por medio del Espíritu y del poder de Dios, a fin de que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL SALMO 118
R: ¡Cuánto amo, Señor, tu voluntad!

¡Cuánto amo tu voluntad!
Todo el día la estoy meditando. Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos,
porque siempre me acompañan.

¡Cuánto amo, Señor, tu voluntad!
Soy más prudente que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. Soy más sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes.

¡Cuánto amo, Señor, tu voluntad!
Aparto mis pies de toda senda mala para cumplir tus palabras. No me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido.

¡Cuánto amo, Señor, tu voluntad!

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.

El Espíritu del Señor está sobre mí;
él me ha enviado par anunciar a los pobres la buena nueva.
Aleluya.



EVANGELIO
† LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (4, 16-30)
Gloria a ti, Señor.

Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír”. Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban:
“¿No es éste el hijo de José?”
Jesús les dijo: “Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en   Cafarnaúm’ ”.
Y añadió: “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en  Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón.
Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria”. Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se
llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, complacido, estos dones que ponemos sobre tu altar en señal de nuestra sumisión a ti y conviértelos en el sacramento de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

PREFACIO COMÚN IV
La alabanza, don de Dios El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación. Por Cristo nuestro Señor.

Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:

Santo, Santo, Santo…

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame por tu misericordia. A ti, Señor, me acojo, que no
quede yo nunca defraudado. Oración después de la Comunión

OREMOS:
Te rogamos, Señor, que, alimentados con el don de nuestra redención, este auxilio de salvación eterna afiance siempre nuestra fe en la verdad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.


Homilía
Fr. Nelson Medina, O.P.

Temas de las lecturas: Os anuncié el misterio de Cristo crucificado * ¡Cuánto amo  tu voluntad, Señor! * Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres...  Ningún profeta es bien mirado en su tierra 

1. Lenguaje Nacido del Misterio de la Cruz 
1.1 Hemos aprendido de los textos de la primera lectura de los días pasados que el  centro mismo de la fe está en la paradoja de la Cruz, que al principio nos parece  tan horrenda y tan inútil pero que pronto se va revelando como principio de gracia  y como fuente de una sabiduría profunda y firme. La primera conclusión que brota  de allí es que la comunidad cristiana llevará también el sello de la Cruz, de modo  que no abundarán los grandes, fuertes y sabios según el mundo, sino más bien los  que el mundo desprecia y descalifica. 

1.2 Hoy vemos una segunda conclusión del misterio de la Cruz como raíz de toda la  vida cristiana; estamos hablando del uso del lenguaje. Las doctrinas que presumen  de sabias suelen preferir palabras y formulaciones complejas, que queden sólo al  alcance de los iniciados, los genios o los eruditos. Por el contrario, una doctrina que  viene a mostrar la vaciedad de esa sabiduría usará palabras sencillas y enunciados fuertes no por su retórica sino por el amor que anuncian y por la soberanía divina  que recuerdan. 

1.3 De aquí surge, por lógica consecuencia, cuál es la actitud propia del  evangelizador: no es la de quien se siente dueño de la verdad, así conozca muchas  razones, ni la de quien abunda en palabras y palabras. Es un emisario del Espíritu  Santo, un instrumento suyo que es perfectamente consciente de su propia debilidad  tanto como de la grandeza, hermosura y oportunidad de la palabra que anuncia. 

2. ¿A qué vino? 

2.1 Es reconfortante y gratísimo escuchar a Nuestro Señor en el evangelio del día  de hoy. Oír que hay alguien, por lo menos alguien, que sabe para qué está en el  mundo y a qué ha venido a este planeta. 

2.2 Y en verdad es grande la misión del profeta de Nazareth: "llevar a los pobres la  buena nueva... anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos... dar  libertar a los oprimidos... proclamar el año de gracia del Señor". Palabras capaces  de despertar viva gratitud y encendida admiración pero también incredulidad,  envidia, incomodidad, desprecio o incluso odio. 

2.3 Y esas dos facetas, la del aplauso y la del rechazo, aparecen de manera  consecutiva en el pasaje de hoy. Es posible que los hechos como tales no se  hubieran dado cronológicamente tal como están descritos en el texto que nos ha  llegado y que hace norma para nuestra fe. Lo importante es reconocer que Jesús  despierta esas dos reacciones y que tal vez en nosotros mismos pueden darse esos  dos modos de abordar el misterio de la misión del Señor.  2.4 Así aprendemos que el entusiasmo, aunque es impulso para el alma, no lo es  todo. Las multitudes, por ejemplo, suelen "padecer" el entusiasmo con la misma  irracionalidad con que se dejan arrastrar al odio, la destrucción, la burla o la  crueldad. Hace bien recibir la energía de un momento cargado de emoción, pero no  podemos hacer de la emoción la única estrella o guía de nuestra fe.
(Homiletica org /   Fr. Nelson Medina, O.P.)


REFLEXIÓN
Padre Julio González Carretti. OCD
Lc. 4, 16-30: El Espíritu del Señor está sobre mí. Jesús visita Nazaret.
Comenzamos a leer a Lucas, evangelista, durante la semana y lo hacemos con la  visita de Jesús a Nazaret. Ahí había sido concebido y crecido, llegó a ser hombre, y  guiado por el Espíritu comienza su obra salvífica. La ciudad le presentó su impronta  de incredulidad, que escandalizada de su palabra, luego de la admiración, trató de  quitarle la vida. En esta escena, vemos reflejada la liturgia de la sinagoga, en  sábado, donde se lee un pasaje del profeta Isaías, que lo podía comentar, con la  venia del que presidía, cualquier hombre mayor de treinta años. Jesús nacido bajo  la Ley (cfr. Gál. 4,4), en el tiempo del cumplimiento de todas las profecías y  promesas del pasado, hace uso de ese derecho, Jesús se puso de pie. Siguió todo el  ritual, le entregan el libro del profeta Isaías (cfr. Is. 61,1-2; 58,6), lo abrió, leyó el  texto; luego le enrolló, lo entregó al ayudante,  se sentó, como Maestro para  enseñar. El texto resalta la donación del Espíritu y la misión recibida de Dios, el  resto hablan del anuncio y del mensaje y de la acción salvífica del Señor. El Mesías  es palabra y obra, Salvador y buena noticia de victoria. Este programa que asume  Jesús, ni siquiera es elegido por Jesús, sino que prefijado por Dios. Jesús es  enviado por Dios, por medio de ÉL, Dios visita a los hombres. Lucas, comienza esta  etapa de Jesús, no con una llamada a la conversión, (cfr. Mc. 1,15s), sino con  buena noticia de salvación para los pobres, los cautivos, los oprimidos, los ciegos;  un año de gracia jubilar (cfr. Lev. 25,10).  Jesús, toma la palabra con la fuerza del  Espíritu Santo: “Esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy” (v.21). El  hoy, es la mirada de los profetas, que se hace presente con sus anhelos y deseos  para Israel. Es el año de gracia que se inicia  y Jesús lo trae consigo: las promesas  se comienzan a cumplir. Lo “escuchado” por ellos, habla que hay un portador de  esa salvación y que se conoce sólo si se escucha a Jesús con fe, la fe viene de  escuchar esta interpelación, esta proclamación. ÉL ha sido ungido, para anunciar el  favor de Dios por los humildes y pobres del pueblo, un año jubilar en que se  perdonaban las deudas, los esclavos obtenían la libertad, etc. Jesús, es el Salvador  de los oprimidos, hace alborear la libertad, liberación de la ceguera del alma y del  cuerpo, liberación de la pobreza y de la esclavitud, liberación del pecado, etc. Es el  Mesías, es sobre todo, el que trae y comunica salvación a los hombres y mujeres, si  lo aceptan y creen en su Persona y en su mensaje. Jesús había crecido en gracia y  santidad ante Dios (cfr. Lc.2, 52), estaba ante ellos ÉL que había sido ungido por el  Espíritu, pero se acoge su mensaje, pero no al portador de la buena nueva, en lo  humano se revela la gracia de Dios, pero nace el rechazo. Es el hijo de José, el  carpintero, el oyente lo rechaza, porque pretende ser escuchado como enviado de  Dios. Si realmente es enviado de Dios, que haga los milagros que ha hecho en  Cafarnaún, que Dios acredite de ese modo su misión. Dios sólo obrará milagros, si  antes el hombre con fe, lo reconoce con humildad y sabe esperar en EL. Dios exige  fe en su voluntad, pero los nazarenos, no creían en Jesús, no tenían fe (cfr. Mc.  6,6). Ellos ven a Jesús sólo en lo humano, pero no obra para gustar a los hombres,  sino que trabaja con Dios, hace su voluntad (cfr. Jn.5, 15-18). El recuerdo que hace  Jesús de los profetas Elías y Eliseo, sugiere que el profeta obra, no por propia  voluntad, sino por disposición de Dios, sino que obraron milagros no con los judíos,  sino con los extranjeros; todo un criterio para Jesús que deberá ir a los paganos  para que escuchen su palabra y sus milagros, confirmen su mensaje de salvación  entre los pobres y necesitados. Dios es infinitamente libre para distribuir sus  gracias (cfr. 1Re.17,1; 18,1; 2Re. 5,14; Sant. 5,17; Hch. 7, 57). La actitud de  Israel, habla que no tiene derecho a exigir nada; la salvación es gracia. Lo único  importante, es la gracia de Dios, la fe en el Mesías, ansia de la salvación, y no los  vínculos nacionales. Jesús comenzó su obra salvífica con los suyos, pero si lo  rechazan, se dirigirá a los extraños: resucita a uno de Naím y libra de la lepra a un  samaritano (cfr. Lc. 7, 11; 17,12). Más tarde Pablo y Bernabé seguirán este mismo  criterio a la hora de evangelizar (cfr. Hch.13, 46). Jesús asume la acción de los  profetas, será poderoso en palabras y obras; Dios visita a su pueblo en la persona  de Jesús de Nazaret misericordiosamente, como los profetas. Éste asume el mismo  destino de los profetas. Como Jesús  no se acredita como profeta con milagros  portentosos, es juzgado como blasfemo por su pueblo, quieren cumplir la sentencia  inmediatamente, con lo que se anuncia el fracaso de su misión entre los suyos (cfr.  Dt.13,2). Nadie le pone la mano encima, no ha llegado su hora, no hizo ningún  milagro,  es Dios quien dispone de su vida y de su muerte. Pero ni su muerte,  podrá impedir que el Padre, lo resucite de entre los muertos, que suba al Padre, se  siente a su derecha, e interceda por los hombres para siempre. Jesús deja su  pueblo, va hacia los extraños, testigos de sus grandes hazañas salvíficas, Dios,  puede hasta de las piedras, sacar hijos de Abraham (cfr. Mt. 3,9). Cada día,  debemos redescubrir la alegría de la fe, el gozo de saber esperar en Dios, y el amor  divino que purifica y une y viene del Espíritu de Cristo vivo, que salva.
Santa Teresa de Jesús, tiene frases célebres y esta es una de ellas respecto de las  obras que han de ser fruto de la oración y contemplación. “Cuando yo veo almas  muy diligentes a entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están  en ella, que parece no se osan bullir ni menear el pensamiento porque no se les  vaya un poquito de gusto y devoción que han tenido, háceme ver cuán poco  entienden del camino por donde se alcanza la unión o piensan que allí está todo el  negocio. Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor; y que si ves una enferma a  quien puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te  compadezcas de ella; y si tiene algún dolor, te duela a ti; y, si fuere menester, lo  ayunes porque ella lo coma; no tanto por ella, como porque sabes que tu Señor  quiere aquello. Esta es la verdadera unión con su voluntad; y que si vieres loar  mucho a una persona, te alegres más mucho que si te loasen a ti. Esto, a la verdad  fácil es; que si hay humildad, antes tendrá pena de verse loar. Mas esta alegría de  que se entiendan las virtudes de las hermanas es gran cosa, y cuando viéremos  alguna falta en alguna, sentirla como si fuera en nosotras y encubrirla.” (5 Moradas   3,11)


(Homilerica org / Padre Julio González Carretti. OCD)


domingo, 31 de agosto de 2014

DOMINGO 31 DE AGOSTO DE 2014. LECTURAS DE LA EUCARISTÍA.


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
DOMINGO 31 DE AGOSTO DE 2014
XXII DOMINGO ORDINARIO

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 85, 3. 5)
Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te invoco: Tú eres bueno y clemente, y rico en misericordia con quien te invoca.

ORACIÓN COLECTA
Dios de toda virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, y concede que, haciendo más religiosa nuestra vida, hagas crecer el bien que hay en nosotros y lo conserves con solicitud amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Soy objeto de burla por anunciar la palabra del Señor.

DEL LIBRO DEL PROFETA JEREMÍAS: 20, 7-9

Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; fuiste más fuerte que yo y me venciste. He sido el hazmerreír de todos; día tras día se burlan de mí. Desde que comencé a hablar, he tenido que anunciar a gritos violencia y destrucción. Por anunciar la palabra del Señor, me he convertido en objeto de oprobio y de burla todo el día. He llegado a decirme: "Ya no me acordaré del Señor ni hablaré más en su nombre". Pero había en mí como un fuego ardiente, encerrado en mis huesos; yo me esforzaba por contenerlo y no podía.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 62
R/. Señor, mi alma tiene sed de ti.

Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora, como el suelo reseco añora el agua. R/.

Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios. R/.

Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma; te alabaré con jubilosos labios. R/.

Porque fuiste mi auxilio y a tu sombra, Señor, canto con gozo. A ti se adhiere mi alma y tu diestra me da seguro apoyo. R/.


Ofrézcanse ustedes mismos como una ofrenda viva.

DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS: 12, 1-2

Hermanos: Por la misericordia que Dios les ha manifestado, los exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios, porque en esto consiste el verdadero culto. No se dejen transformar por los criterios de este mundo, sino dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente, para que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (Cfr. Ef 1, 17-18)
R/. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.



El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 16, 21-27

En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: "No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!".
Luego Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Guiados por el Espíritu de Jesús, presentemos al Padre nuestras peticiones.
Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.
Por la Iglesia, por todos los que, en el mundo entero, queremos seguir el camino de Jesús con fidelidad. Oremos.
Por los gobernantes y los políticos, por los responsables de la economía, por los trabajadores de la administración pública, especialmente por el Presidente de la República. Oremos.
Por los pobres y los enfermos, por los humillados y los perseguidos, por todos los que comparten más de cerca el dolor de la pasión y la cruz. Oremos.
Por nosotros, por nuestras familias, por nuestros amigos, por nuestros compañeros de trabajo o de estudio. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración, y concédenos seguir a tu Hijo Jesucristo en su pasión, para alcanzar también su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos...

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que esta ofrenda sagrada, Señor, nos traiga siempre tu bendición salvadora, para que dé fruto en nosotros lo que realiza el misterio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 30, 20)
Qué grande es tu bondad, Señor, que tienes reservada para tus fieles.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados con el pan de esta mesa celestial, te suplicamos, Señor, que este alimento de caridad fortalezca nuestros corazones, para que nos animemos a servirte en nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

LA IGLESIA, COMUNIDAD DE FE Y AMOR
SAN JUAN PABLO II.
Audiencia general, 10 de agosto 1983.

“Dios, Padre todopoderoso, de quien procede todo don perfecto, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre y reaviva nuestra fe”.

El programa para la vida de Fe nos lo traza San Pablo: "Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual. Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto" (Rm 12:1-2).

La fe cristiana es ante todo ofrenda de sí mismo como sacrificio viviente: porque Dios, antes que nada pide nuestro corazón. Nos espera a nosotros, nuestro trabajo, nuestros sufrimientos. Así se ejercita el sacerdocio real, a lo que el Concilio Vaticano II ha invitado a todos, incluido los laicos. Y efectivamente, hablando de la función de los laicos en la Iglesia, ha puesto de relieve que “todas sus obras, sus oraciones e iniciativas apostólicas... el trabajo cotidiano, el descanso del cuerpo y del alma, si son hechos en el Espíritu, e incluso las mismas pruebas de la vida si se sobrellevan pacientemente, se convierten en sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo” (Lumen Gentium 34).

De este modo, nuestra vida, aunque oculta, monótona, insignificante a los ojos de los hombres, se hace extraordinariamente preciosa ante Dios: se hace adhesión a Él, a su palabra de verdad y a su mensaje evangélico; convencida adhesión a la Santa Iglesia y a su Magisterio; sacrificio continuo en unión con el de Jesús: firme repulsa de errores y concepciones que van contra la Palabra de Dios, oponiéndose con los valores eternos a los pseudo-valores que “la mentalidad de este mundo” quisiera contraponer a la indefectiblemente Revelación, en contra de la santidad de las costumbres, del respeto a la vida humana en todas sus formas, ya desde la concepción, en contra de la indisolubilidad y sacralidad del matrimonio, etc.

“No os ajustéis...sino transformaos”, nos exhorta San Pablo: y así la fe se traduce en práctica afectiva, coherente, decisiva, al “discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto”.

De la fe nace el amor: he aquí este segundo polo insustituible de la “comunidad de amor”.

Las lecturas de la Misa de este domingo nos ofrecen una enseñanza fortísima sobre la totalidad del amor que Dios nos pide. El profeta Jeremías, en el pasaje recién leído al que se ha denominado sus “confesiones”, reconoce en términos dramáticos la fuerza del amor de Dios, que lo ha llamado a profetizar para la conversión de su pueblo: “Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir... Era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía” (Jer 20,7,9). El profeta respondió plenamente a la llamada de Dios, que también lo hacía signo de contradicción, se dejó “aferrar” por Dios, a quien se adhirió con todas sus fuerzas.

---Entrega de uno mismo

Lo mismo nos pide Jesucristo, Hijo del Padre: “El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará...¿Qué podrá dar el hombre para recobrar su vida?” (Mt 16,24 ss.).

Debemos seguir a Cristo con la fuerza del amor. Debemos dar amor por amor. Porque Él nos amó primero: por amor nuestro se encaminó por la senda de la cruz, previendo con anticipación todos los detalles dolorosos, y oponiéndose resueltamente a las interpretaciones seductoras y a los consejos de prudencia humana que incluso Pedro intentaba darle. ¿Quién ha sido más privilegiado por Cristo que Pedro? Y sin embargo, lo llama hasta “satanás”, cuando intenta desviar al Maestro del camino real de la cruz. He aquí cuánto nos ha amado Jesucristo: a precio de su misma sangre, con la obediencia ofrecida al Padre, sin pedir nada para sí.

También a cada uno pide Jesús la totalidad del don de sí mismo: nos pide seguirle por nuestro “Via Crucis” cotidiano, no negarle las conquistas, conseguidas a veces a precios de heroísmos ocultos, que Él exige a quien quiere permanecer fiel siempre y a cualquier costa; nos pide llevar la cruz de nuestra vida cotidiana, sin retroceder, agarrándonos a Él para no caer por desconfianza o cansancio; y, desde luego, sin traicionarle jamás, en la perspectiva del juicio final: “Porque el Hijo del hombre -así termina el Evangelio de hoy- vendrá con la gloria de su Padre... y entonces pagará a cada uno según su conducta” (Mt 16,27). Y como se ha dicho seremos juzgados de amor.

---Adhesión a la Palabra de Dios. De la fe nace el amor

Amor de Dios “con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente” (cfr. Mt 22,37): el amor al hermano como a nosotros mismos (ib., 22,39), “Por lo cual el amor de Dios y del prójimo es el primero y el mayor mandamiento -ha vuelto a afirmar el Vaticano II-... Más aún, el Señor Jesús, cuando ruega al Padre que 'todos sean uno, como nosotros somos uno' (Jn 17,21),sugiere una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás” (Gaudium et Spes 24).

“Dios, Padre todopoderoso, infunde en nuestros corazones el amor y reaviva nuestra fe”.

SAN JUAN PABLO II. Audiencia general, 10 de agosto 1983.



Homilía
Fr. Nelson Medina F., O.P

Temas de las lecturas: La Palabra del Señor se volvió oprobio para mí * Presentad  vuestros cuerpos como hostia viva * El que quiera venirse conmigo, que se niegue  a sí mismo 

1. La Gran Paradoja 
1.1 Las lecturas de hoy están llenas de paradojas. Jeremías dice que ha sido  seducido, como se seduce a fuerza de amor, pero su suerte está marcada no por  las alegrías de ser amado sino por la tribulación de ser rechazado. Jesús en el  evangelio predica: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo." 
1.2 Debajo de esas palabras y realidades enigmáticas se deja ver además una  palabra que es el resumen de todas las paradojas cristianas, la Cruz. Es de tal  naturaleza nuestra fe que no podemos anunciar el triunfo de Cristo sin contar que  fue humillado y en cierto modo derrotado. Es el tema de este domingo. 

2. Cuando Dios no es bienvenido 
2.1 Jeremías tiene fama de quejumbroso. Pero no es manía suya ni puro llamar la  atención. Su drama es que tiene una palabra que decir, y esta palabra viene de  Dios, y sucede que a veces Dios no es bienvenido. 
2.2 Dios sí es bienvenido cuando queremos que nos arregle un problema, nos quite  una enfermedad, nos ahorre una tristeza o nos dé poder para controlar nosotros  nuestra vida. Pero cuando se trata de que él dirija, o cuando su palabra implica que  dejemos ídolos que tenemos bien abrazados, tal vez ya no es tan fácil aceptar a  quien nos habla de parte del Altísimo.  2.3 Jeremías trató de desprenderse de ese Dios que le traía tantos inconvenientes.  Afortunadamente no pudo. Con Dios el profeta puede ser un mártir, y eso duele,  pero sin Dios el profeta será sólo un bufón. En Jeremías pudo más el amor que  dañaba su presente que la comodidad que hubiera arruinado su futuro. 

3. ¿Quién manda en tu vida?
3.1 En la segunda lectura san Pablo nos da una luz muy grande: "No se dejen  transformar por los criterios de este mundo, sino dejen que una nueva manera de  pensar los transforme internamente, para que sepan distinguir cuál es la voluntad  de Dios."  3.2 Toda la vida de la fe radica en eso: una mente nueva, un corazón nuevo. Hay  muchas propuestas que nos llegan todos los días. Si tenemos una mente renovada  en Cristo sabremos encontrar el paso de Dios en muchas cosas, así como también  entenderemos que hay mucho daño que se esconde bajo apariencia de cosa buena.  3.3 Renunciar a lo que Pablo llama "los criterios de este mundo" puede ser  doloroso. Lo fue para Jeremías, como hemos visto, y lo será para el cristiano, como  lo muestra sin ambages Jesucristo en el evangelio de hoy. Pero evitar ese dolor es  simplemente entregar el control de la propia vida al poder de quienes quieran  comprarla. No faltan lamentablemente quienes siguen ese camino, quizá sin  reflexionar mucho en cuál puede ser su desenlace. 

4. El Rostro del Mesías 
4.1 En el evangelio de la semana pasada escuchamos que Pedro respondió  acertadamente a Cristo: "Tú eres el Mesías." Pero ni él ni sus compañeros sabían  cabalmente qué quería decir eso de ser el Mesías; por ello Jesús se esfuerza en  enseñarles "con toda claridad" de qué se trata su mesianismo. 
4.2 Esa claridad sobre el camino del dolor como vía de redención ofusca los ojos de  Pedro el entusiasta, quien, como si se tratara de hacer un acto de caridad, reprende  a Jesús a solas. Jesús corrige en público a Pedro seguramente porque entendía que,  aunque Pedro hubiera tomado la iniciativa, sus ideas no eran sólo suyas sino que  las compartían un poco todos. 
4.3 Pedro tuvo aquí pensamientos "como los hombres." Es propio del ser humano  huir del dolor y sin embargo buscar la salvación. Por ello necesitábamos un  Redentor que entendiera que necesitamos la salvación aunque somos cobardes  ante el sufrimiento. Y este es Jesucristo, hombre como nosotros, pero con el  pensamiento de Dios. 
4.4 Aunque es posible que lo que más les hubiera fastidiado no hubiera sido lo del  dolor sino lo del rechazo. Es condición del Mesías ser rechazado, y esto implica la  amargura de quedarse sin ese sustento que todos buscamos en la propia familia,  los amigos o los paisanos. Es como si Jesús hubiera enseñado: "el Mesías no tendrá  apoyo de nadie," y esto, si bien lo pensamos, es razonable: el salvador de los  hombres no podía esperar de los mismos hombres su amparo. El Mesías debía  tener como solo apoyo a Dios.



REFLEXIÓN
EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ
Jr 30,7-9; Rm 12,1-2; Mt 16,21-27
La promesa que hace Jeremías no es algo trivial: vivir sin esclavitudes ni yugos interiores o exteriores no es cuestión sencilla. Dios nos está interpelando de diferentes maneras para redescubrir nuestra vocación a la libertad. Los israelitas del tiempo de Jeremías habían endiosado la ayuda militar egipcia, el culto a los dioses de la fertilidad de los cananeos y el culto ritual sin ningún compromiso ético. Todas esas conductas terminaban por esclavizar al hombre. El futuro descrito por el profeta, estaría libre de todas esas esclavitudes. Ese cambio no puede ser impuesto a la fuerza. Cada persona tiene que irlo asumiendo de forma libre, aunque implique renuncias dolorosas. El Evangelio nos dice que el apego más difícil de superar es a la propia vida. Por esa razón Pedro intentó disuadir a Jesús de entregar su vida. El Señor lo reprendió y animó a sus discípulos a desprenderse de la vida para recuperarla plena de manos del Padre. (www misa com mx)


Santos
Ramón Nonato, cardenal;
Mártires de Almería. Beato Pedro Tarrés Claret, presbítero.

(Verde)