sábado, 31 de mayo de 2014

LECTURAS DE LA EUCARISTÍA SABADO 31 DE MAYO DE 2014


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
SABADO 31 DE MAYO DE 2014
VI SABADO DE PASCUA
VISITACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 65, 16)
Cuantos temen a Dios vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí. Aleluya.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que inspiraste a la santísima Virgen María, cuando llevaba ya en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a Isabel, concédenos que, siguiendo las inspiraciones del Espíritu Santo, podamos con María proclamar siempre tu grandeza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Ayuden a los hermanos en sus necesidades y esmérense en la hospitalidad.

DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS: 12, 9-16

Hermanos: Que el amor de ustedes sea sincero. Aborrezcan el mal y practiquen el bien; ámense cordialmente los unos a los otros, como buenos hermanos; que cada uno estime a los otros más que a sí mismo. En el cumplimiento de su deber, no sean negligentes y mantengan un espíritu fervoroso al servicio del Señor. Que la esperanza los mantenga alegres; sean constantes en la tribulación y perseverantes en la oración. Ayuden a los hermanos en sus necesidades y esmérense en la hospitalidad.
Bendigan a los que los persiguen; bendíganlos, no los maldigan. Alégrense con los que se alegran; lloren con los que lloran. Que reine la concordia entre ustedes. No sean, pues, altivos; más bien pónganse al nivel de los humildes.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Isaías 12
R/. El Señor ha hecho maravillas con nosotros. Aleluya.

El Señor es mi Dios y salvador, con Él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación. R/.

Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime. R/.

Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes. R/.

ACLAMACIÓN (Cfr. Lc 1, 45)
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. R/.



¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: 1, 39-56

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, recibe con agrado este sacrificio de salvación que ofrecemos a tu majestad, así como te fue grato el gesto de amor de la santísima Madre de tu Unigénito.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación proclamar que eres admirable en la perfección de todos tus santos, y de un modo singular en la perfección de la Virgen María. Por eso, al celebrarla hoy, queremos exaltar tu benevolencia inspirados en su propio cántico.
Pues en verdad, has hecho maravillas por toda la tierra, y prolongaste tu misericordia de generación en generación, cuando, complacido en la humildad de tu sierva, nos diste por su medio al autor de la salvación, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Por Él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces cantando jubilosos tu alabanza: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Lc 1, 48-49)
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, que la Iglesia proclame tu grandeza, porque haces cosas grandes en tus fieles, y así como Juan Bautista se alegró al sentir la presencia oculta de tu Hijo, haz que tu pueblo pueda reconocer siempre con alegría en este sacramento al mismo Cristo viviente. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.



EN LA CLAUSURA DEL MES DE MAYO DICE EL PAPA FRANCISCO:
CUANDO NECESITAMOS EL AMPARO DE NUESTRA SEÑORA, ELLA “NO SE HACE ESPERAR, ES LA VIRGEN DE LA PRONTITUD”

Al culminar el rezo del Rosario en los Jardines Vaticano, con ocasión de la culminación de mayo, Mes de María, y recordando el pasaje de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel, el Papa Francisco señaló ayer que cuando necesitamos el amparo de Nuestra Señora, ella “no se hace esperar, es la Virgen de la prontitud”.

El Santo Padre indicó que “le hemos rezado a la Virgen y le hemos cantado con las tantas advocaciones que Ella tiene. Hoy, al concluir el mes de María, es la fiesta en la que recordamos cuando visitó a Santa Isabel”.

“Nos dice el Evangelio que, después del anuncio del Ángel, Ella fue sin demora, no perdió tiempo. Enseguida fue a servir. Es la Virgen de la prontitud. Nuestra Señora de la prontitud”.

Francisco subrayó que María “enseguida está lista para auxiliarnos, cuando nosotros le rezamos, le rogamos su ayuda, su protección en nuestro favor”.

“En los tantos momentos de la vida en los que necesitamos su ayuda, su amparo, recordemos que Ella no se hace esperar, es la Virgen de la prontitud. En seguida acorre a servir”.

Al culminar la celebración mariana, se rezó la oración escrita por el Papa Francisco, con la que culmina su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, La alegría del Evangelio:

Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu,

has acogido al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe,

totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro ‘sí’, en la urgencia más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados

para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence la muerte.

Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.

Estrella de la nueva evangelización,

ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,

de la justicia y del amor hacia los pobres,

para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra

y ninguna periferia sea privada de tu luz.

Madre del Evangelio viviente,

manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya.

FUENTE: ACIPRENSA


Dos mujeres excepcionales

Autor: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic . net

¡Gracias María, porque visitas nuestras almas! ¡Gracias porque nos traes a Jesús, como se lo llevaste a Isabel!
La fiesta de La Visitación está llena de encantos, de un idilio, de una ternura inigualables. Dos mujeres encinta que se encuentran, que se saludan, que se llenan de Dios y de alegría. Las dos primas, María e Isabel, convertidas en mamás las dos milagrosamente, se nos llevan también a nosotros todos los cariños.

Sólo María, después de la Ascensión del Señor en la Iglesia primitiva, pudo ser la fuente de esta información que hoy no sería capaz de presentar el reportero más avispado. Sin grabadoras ni cámaras de televisión, Lucas recogió los datos suministrados anteriormente por María, y en la visitación de María a Isabel nos ofrece una de las escenas más sublimes de toda la Biblia.

- ¡Isabel! ¡Isabel! ¿Cómo estás, cómo te encuentro?...

- Pero, María, ¿cómo vienes hasta aquí?...

María se ha enterado del estado de Isabel por el Angel:

- Tu pariente Isabel, en su ancianidad, ha concebido un hijo, y ya está en su sexto mes la que siempre ha sido estéril, porque para Dios no hay nada imposible.

Más de ciento veinte kilómetros separan Nazaret de Ain Karim. Pero María, audaz, valiente, sin complejos ni miedos ¡qué muchachita ésta, y vaya mujer liberada!, emprende el camino desde Galilea hasta la montaña de Judea.

Isabel, nada más oír el saludo de su jovencita prima y antes de que ésta le comunique nada, se da cuenta de la maternidad de María, por iluminación del Espíritu Santo:

- ¿Pero, cómo es esto? ¿Llevas en tu seno a mi Señor, y vienes hasta mí? ¡Si noto que hasta el niño que se encierra en mis entrañas está dando saltos de gozo con solo oír tu voz!

María recibe la primera bienaventuranza del Evangelio:

- ¡Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá en ti todo lo que te ha dicho el Señor!

¡Hay que ver qué encuentro el de estas dos mujeres madres! La Liturgia de la Iglesia nos lo presenta hoy para que veamos lo que nos espera a nosotros en la próxima Navidad, que ya la tocamos con la mano.

María nos trae al Hijo de Dios, hecho hombre en su seno bendito.

Jesús se encuentra con nosotros para llenarnos de su Espíritu Santo, como a Isabel, como a Juan.

El Espíritu Santo nos llena de su alegría y de sus dones, porque donde entra el Espíritu de Dios no hay más que gozo, paz y vida divina y eterna.

Si nos ponemos a analizar este hecho de la visitación de María a Isabel, no sabemos por dónde empezar ni por donde acabar de tantas cosas como podemos decir, ya que se trata de una escena de riquezas inmensas. Igual nos habla de las dos naturalezas de Jesús, divina y humana, que de la mediación de María. Como nos dice también de la diligencia del apóstol, dispuesto a dar siempre ese Jesús que lleva dentro.

¿Quién es el Jesús que María lleva en su seno? Dios, ciertamente. Isabel lo reconoce: - ¿Cómo viene a visitarme la madre de mi Señor?... Y El Señor, para un judío, era solamente Dios.

¿Quién es el Jesús, hijo de María? Es hombre perfecto. Nacido de mujer, dirá San Pablo. Un Jesús hombre que tomará el pecho de la mamá como cualquier bebé.

Un Jesús que jugará y enredará y será educado como cualquier otro niño. Un Jesús que se desarrollará joven bello y de prendas singulares, como nos dice el Evangelio, e irá creciendo en estatura, en conocimientos y en gracia y atractivos ante los hombres lo mismo que ante Dios. Un Jesús que amará como nosotros; que trabajará y se cansará y padecerá hambre y sed; que gozará y sufrirá como sus hermanos los hombres, y que llegará a morir verdaderamente como cualquiera de nosotros.

¿Por medio de quién viene a nosotros este Jesús? Es la cosa tan evidente, que no necesita comentarios. Dios ha querido servirse de María, que ha dado su consentimiento consciente, libre y amorosamente al plan de Dios.

Y María sigue realizando hoy su misión de darnos a Jesús lo mismo que hizo con Isabel y el Bautista o lo veremos pronto con los Magos.

No va a ninguna parte María sin su Jesús. No se mete María con su amor y devoción en ningún alma sin meter bien dentro de ella al mismo Jesús. Venir a nosotros María o ir nosotros a María y no encontrarse con Jesús resulta un imposible. María, como Madre, es una Medianera natural entre Jesucristo y nosotros. De María aprendemos también una lección importante para nuestra vida cristiana.

¿Podemos quedarnos para nosotros ese Jesús que llevamos dentro? ¿No tenemos obligación de darlo a los demás?...

Por la fe de Abraham empezó la Historia de la Salvación. Por la fe de María –¡Sí, que se cumpla en mí tu palabra!– se realizó definitivamente el plan de salvación trazado y prometido por Dios. María nos enseña a ser creyentes, a aceptar la Palabra, a decir siempre SÍ a Dios.

¡María! ¡Gracias por tu fe! ¡Gracias, porque tu generosidad arrancó del seno de Dios a Nuestro Salvador el Señor Jesucristo! ¡Gracias, porque visitas nuestras almas! ¡Gracias porque nos traes a Jesús, como se lo llevaste a Isabel! ¡Gracias, porque con tu Jesús vives también en nuestros corazones!....

«Engrandece mi alma al Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones
me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso,
Santo es su nombre y su misericordia alcanza
de generación en generación a los que le temen.

Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
Derribó a los potentados de sus tronos
y exaltó a los humildes.

A los hambrientos colmó de bienes
y despidió a los ricos sin nada.
Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como había prometido a nuestros padres–
en favor de Abraham y de su linaje por los siglos».

REFLEXION

¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor?
En la Visitación de María a su prima Isabel, encontramos un eco del “alégrate María   llena de gracia” de la Anunciación, en que se refleja la actitud de Isabel, y del  pequeño Juan que lleva en su seno (cfr. Lc.1, 28). Se gozan de la visita de la Madre  del Dios,  que porta en su seno al Mesías, al Salvador. Estas dos madres y sus  respectivos hijos,  están unidos por sus destinos: Isabel representa la Antigua  Alianza, María, en  cambio, la Nueva Alianza, la humanidad redimida. En Ella,  contemplamos la nueva Arca de la Alianza, QUE contiene la presencia del Mesías,  concebido por obra del Espíritu  Santo. “Y sucedió que, en cuanto oye Isabel el  saludo de María, saltó de gozo el  niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu  Santo; y exclamando con gran  voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el  fruto de tu seno; y ¿de dónde  a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque,  apenas llegó a mis oídos la voz  de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
 ¡Feliz la que ha creído que se  cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del  Señor!» (vv. 42-45). María Santísima, llena de la gracia divina, plena del Espíritu  Santo, cree en la palabra que  le fue anunciada, por eso se convierte en Madre de  Jesús (cfr. LG. 56). Por la fe que  la mueve, María es dichosa, se convierte en la  primera creyente y primera discípula  de Jesucristo, primera cristiana en la Iglesia  (MC 35).  La Maternidad divina, es  fruto de una fe obediente a Dios, una fe activa,  no sólo un instrumento pasivo, en  las manos de Dios Padre y del Espíritu Santo;  María colaboró activamente a la  salvación de los hombres. San Agustín, enseña  que María, es más dichosa, por  haber concebido a Cristo primero por la fe en su  espíritu, y luego en su seno; más dichosa por ser  discípula de su Hijo, haciendo la  voluntad de Dios, que por ser Madre física de Jesús  (cfr. Sermones 25 y 69; GS  53). Se puede decir, que María es Bienaventurada, por  creer a la palabra y  guardarla, como canta Isabel: “¡Feliz la que ha creído que se  cumplirían las cosas  que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lc. 1, 42); y como lo  reconoció esa  mujer del pueblo, que lanza una alabanza a la Madre del Maestro de  Nazaret: “Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de  entre la  gente, y dijo: « ¡Dichoso el seno  que te llevó y los pechos que te criaron!»  Pero él  dijo: “Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.” (Lc.11, 27- 28). En María, se reúne en una perfecta sinfonía, la creyente y la que  cumple la  voluntad de Dios, que hizo suya, con un Sí incondicional. Por María Santísima, Dios   entra en la humanidad, para realizar la redención del mundo, con el cambio, que   encierra el Reino de Dios, que el Magnificat, hace canto de esperanza. María,  es la  creyente en Dios, modelo de fe para todo cristiano, y que nos enseña a llenar  de fe  la propia existencia personal y eclesial.   Sor Isabel de la Trinidad (1880-1906), monja carmelita francesa, mística de la  interioridad, comenta la Visitación así: “Cuando leo en el Evangelio «que María  corrió  con toda diligencia a las montañas de Judea» (Lc. 1, 39) para ir a cumplir su  oficio  de caridad con su prima Isabel, la veo caminar tan bella, tan serena, tan   majestuosa, tan recogida dentro con el Verbo de Dios... Como la de Él, su oración   fue siempre: «Ecce, ¡heme aquí!» ¿Quién? «La sierva del Señor» (Lc. 1, 38), la   última de sus criaturas. Ella, ¡su madre! Ella fue tan verdadera en su humildad,   porque siempre estuvo olvidada, ignorante, libre de sí misma. Por eso podía  cantar:«El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas; desde ahora me llamarán  feliz todas las generaciones” (Lc. 1, 48, 49).” (Últimos Ejercicios 40).
Homiletica org /Padre Julio González Carreti OCD

REFLEXION:  SEAN CARIÑOSOS UNOS CON OTROS
Rm 12, 946; Lc 1, 39-56
Las exhortaciones altamente estimulantes que obsequia san Pablo al término de la Carta a los romanos son vigentes no solamente para los lectores originarios, sino para quienes conformamos las iglesias domésticas actuales. Las relaciones al interior de nuestras familias no son sencillas de vivir. El deseo de autoafirmarse de cada uno de los miembros es ocasión de numerosos conflictos y tensiones, que generan agresiones y violencia verbal. Conviene releer con cierta frecuencia estas exhortaciones y crear acuerdos mínimos para preservar la armonía familiar. El Evangelio de san Lucas nos refiere la calidez y servicialidad con que María, madre de Jesús, se encamina a casa de Isabel para auxiliarla en sus necesidades domésticas. (www misal com mx)


Santos
 Santa Petronila de Roma, mártir. Beato Nicolás Barré, fundador.
Fiesta (Blanco)



viernes, 30 de mayo de 2014

LECTURAS DE LA EUCARISTÍA VIERNES 30 DE MAYO DE 2014


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
VIERNES 30 DE MAYO DE 2014
VI VIERNES DE PASCUA

ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 5, 9-10)
Señor, con tu Sangre has rescatado a hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación, y has hecho de nosotros un reino de sacerdotes para Dios. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, nuestras súplicas, y haz que el efecto santificador que prometió tu Palabra se cumpla en todas partes por la predicación evangélica y que, conforme a lo que anunció, el testimonio de tu verdad lleve a plenitud nuestra adopción filial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo.

DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 18, 9-18

En aquellos días, Pablo tuvo una visión nocturna en Corinto, en la que le dijo el Señor: "No tengas miedo. Habla y no calles, porque yo estoy contigo y nadie pondrá la mano sobre ti para perjudicarte. Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo". Por eso Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios.
Pero cuando Galión era procónsul de Acaya, los judíos, de común acuerdo, se abalanzaron contra Pablo y lo llevaron hasta el tribunal, donde dijeron: "Este hombre trata de convencer a la gente de que den a Dios un culto contrario a la ley". Iba Pablo a tomar la palabra para responder, cuando Galión dijo a los judíos: "Si se tratara de un crimen o de un delito grave, yo los escucharía, como es razón; pero si la disputa es acerca de palabras o de nombres o de su ley, arréglense ustedes". Y los echó del tribunal. Entonces se apoderaron de Sóstenes, jefe de la sinagoga, y lo golpearon delante del tribunal, sin que Galión se preocupara en lo más mínimo.
Pablo se quedó en Corinto todavía algún tiempo. Después se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria, con Priscila y Aquila. En Céncreas se rapó la cabeza para cumplir una promesa que había hecho.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 46
R/. Dios es el rey del universo. Aleluya.

Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos, que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R/.

Fue Él quien nos puso por encima de todas las naciones y los pueblos, al elegimos como herencia suya, orgullo de Jacob, su predilecto. R/.

Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. R/.

ACLAMACIÓN (Cfr. Lc 24, 46. 26) R/. Aleluya, aleluya.
Cristo tenía que morir y resucitar de entre los muertos, para entrar así en su gloria. R/.



Nadie podrá quitarles su alegría.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: 16, 20-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría.
Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero una vez que ha dado a luz, ya no se acuerda de su angustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo. Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría. Aquel día no me preguntarán nada".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con bondad, estas ofrendas de tu familia santa, para que, con la ayuda de tu protección, conserve los dones recibidos y llegue a poseer los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Rm 4, 25)
Cristo fue condenado a muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Protege, Señor, con amor constante a quienes has salvado, para que, una vez redimidos por la pasión de tu Hijo, se llenen ahora de alegría por su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.





PAPA FRANCISCO. HOMILÍA DEL VIERNES 30 DE MAYO DE 2014
” SEAMOS VALEROSOS EN EL SUFRIMIENTO Y PENSEMOS QUE DESPUÉS VIENE LA ALEGRÍA DEL SEÑOR “
“Su tristeza se cambiará en alegría”. Esta promesa de Jesús a sus discípulos fue el centro de la homilía del Papa Francisco de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. La alegría cristiana, que es “alegría en esperanza”, no se puede comprar, sino sólo recibir como don del Señor.

San Pablo era muy valiente, porque tenía la fuerza del Señor. Ciertamente, observó el Papa, algunas veces también el Apóstol tenía miedo. “Nos sucede a todos nosotros en la vida que tengamos un poco de miedo – dijo Francisco –. Y entonces nos preguntamos si no sería mejor bajar un poco el nivel y no ser tan cristianos y buscar un compromiso con el mundo”.

Pero Pablo – prosiguió – sabía que cuanto “él hacía no les gustaba a los judíos ni a los paganos”, pero no se detiene y por eso debe soportar problemas y persecuciones. Y esto – agregó Francisco – “nos hace pensar en nuestros miedos, en nuestros temores”.

También Jesús en el Getsemaní tuvo miedo y angustia. En su despedida, dijo claramente a sus discípulos que el “mundo se alegrará” por sus sufrimientos, como sucederá con los primeros mártires en el Coliseo.

“Y nosotros debemos decirnos la verdad: no toda la vida cristiana es una fiesta. ¡No toda! Se llora, tantas veces se llora. Cuando estás enfermo; cuando tienes un problema en tu familia con un hijo, con una hija, la esposa, el marido; cuando ves que el sueldo no alcanza hasta fin de mes y tienes un hijo enfermo; cuando ves que no puedes pagar la cuota del crédito inmobiliario de la casa y debes irte… Tantos problemas, tantos que nosotros tenemos. Pero Jesús nos dice: ‘¡No tengas miedo!’. ‘Sí, estarán tristes, llorarán y también la gente se alegrará, la gente que está contra ti’”.

“También hay otra tristeza – prosiguió el Papa –: la tristeza que nos llega a todos nosotros cuando vamos por un camino que no es bueno”. Cuando, “por decirlo sencillamente”, “vamos a comprar la alegría, la alegría, esa del mundo, esa del pecado, al final hay un vacío dentro de nosotros, hay tristeza”. Y ésta – reafirmó – “es la tristeza de la mala alegría”.

La alegría cristiana, en cambio, “es alegría en esperanza, que llega”: “En el momento de la prueba, nosotros no la vemos. Es una alegría que es purificada por las pruebas, también por las de todos los días. ‘Su tristeza se cambiará en alegría’. Cuando vas a visitar a un enfermo o una enferma que sufre mucho, es difícil decir: ‘¡Ánimo! ¡Coraje! ¡Mañana tendrás alegría!’. ¡No, no se puede decir! Debemos hacerla sentir como la hizo sentir Jesús. También nosotros, cuando estamos precisamente en la oscuridad, que no vemos nada, podemos decir: ‘Yo sé, Señor, que esta tristeza se cambiará en alegría. ¡No sé cómo, pero lo sé!’. Un acto de fe en el Señor. ¡Un acto de fe!”

Para comprender la tristeza que se transforma en alegría – dijo más adelante el Papa – Jesús toma el ejemplo de la mujer que da a luz: “Es verdad, en el parto la mujer sufre tanto, pero después, cuando el niño está con ella, se olvida”. Lo que queda, por tanto, es “la alegría de Jesús, una alegría purificada”. Esa es “la alegría que queda”.

Una alegría – reconoció Francisco – “escondida en algunos momentos de la vida, que no se siente en los momentos feos, pero que viene después: una alegría en la esperanza”. Éste, por tanto, “es el mensaje de la Iglesia de hoy: ¡no tener miedo!”:

“Ser valeroso en el sufrimiento y pensar que después viene el Señor, después viene la alegría, después de la oscuridad sale el sol. Que el Señor nos de a todos nosotros esta alegría en la esperanza. Y el signo de que nosotros tenemos esta alegría en esperanza es la paz. Cuántos enfermos, que están en el final de la vida, con los dolores, tienen esa paz en el alma…

Ésta es la semilla de la alegría, ésta es la alegría en la esperanza, la paz. ‘¿Tú tienes paz en el alma en el momento de la oscuridad, en el momento de las dificultades, en el momento de las persecuciones, cuando todos se alegran por tu mal? ¿Tienes paz? Si tienes paz, tú tienes la semilla de aquella alegría que vendrá después’. Que el Señor nos haga comprender estas cosas”.


Fuente: Radio Vaticano.


REFLEXIÓN

a.- Hch. 18, 9-18: Pablo ante el tribunal de Galión. La primera lectura nos entrega datos históricos que hay que tener en cuenta: la  expulsión de los judíos de Roma por un decreto del emperador Claudio (41-54),  provocada por la actuación de los judíos frente a la secta de los cristianos. Motivo  por el cual Aquila y Priscila, llegan a Corinto. Por otra parte lado, tenemos la figura  de Galión, hermano de Séneca, que los judíos quieren defienda la ortodoxia de su  fe, frente a la herejía del cristianismo. Galión juzgará a  Pablo  si ha cometido una  falta contra la ley romana, pero como los judíos hablan de su Ley, no se quiere  inmiscuir en un juicio sobre temas de religión, y los despacha a todos del tribunal  (v. 13). La reacción de Galión nos habla a las claras que la conducta de los  cristianos no viola las leyes romanas; las acusaciones contra Pablo de parte de los  judíos son de tipo teológico: el mesianismo de Jesús y la Ley (v.15). Los cristianos  políticamente son inocentes, no han creado problemas a Roma.  Todos estos  acontecimientos van distanciando cada vez más la comunidad cristiana de la  sinagoga, Pablo se va convirtiendo en el apóstol de los gentiles, dejando bien en  claro que no fueron los cristianos la causa que los judíos no aceptaran en evangelio.  La actitud de Galión de despacharles del tribunal, es reconocer que no tenían razón,  por lo mismo reconoce la inocencia de unos hombres y mujeres que no ofendían en  lo estrictamente jurídico a Roma y sus leyes. Así y todo Pablo se queda año y medio  trabajando por el Evangelio, las dificultades, dejan ver la luz de la palabra de Dios,  que ilumina la vida de sus testigos y los cuida con una amor especial.      

b.- Jn. 16, 20-23: Vuestra tristeza se convertirá en gozo. El evangelio nos habla de la alegría, que nace del dolor de la separación, provocada  por la marcha de Jesús, no verle ya sobre todo, por su muerte y resurrección. Pone  el ejemplo de la mujer que da a luz, se olvida del dolor, una vez que ha nacido un  varón para el mundo (v. 21). Imagen común o recurrente en la literatura del AT y  de los profetas, donde también en los evangelios queda de manifiesto que al día del  Señor, le precederá una gran tribulación para los elegidos, preludio del gozo y  alegría que vivirán al final, lo mismo que la mujer dolorida por el parte, da a luz  una vida nueva, se llena de alegría. La causa de nuestra tristeza y luego de nuestra  alegría, es la muerte y resurrección de Jesucristo, sobre el pecado, la muerte y el  demonio. Su nuevo modo de estar presente entre sus discípulos por medio de la  acción del Espíritu Santo es también motivo de alegría para la comunidad eclesial.
 Presencia que reconforta al creyente, en el dolor o persecución, que puede sufrir  por el odio del mundo contra Jesucristo, el Señor. Este binomio dolor y alegría  también están presente en la vida del cristiano que quiere imitar a Jesucristo desde  su propia condición de hijo de Dios, pero que se ve sujeto a sus propias  debilidades, de sus pasiones que le causan dolor, si las deja gobernar su vida. Si las  vence con la oración y negación del gusto y apetito en que se ceba la voluntad,  produce la alegría de verse libre para amar y vivir la unión con Dios. El misterio  pascual de Jesucristo supuso el parto de una nueva humanidad, nueva creación,  mediante la resurrección del que es el hombre nuevo. Adán nos trajo la muerte,  Jesucristo es el nuevo Adán, enseña Pablo a los romanos, nos trae la vida (cfr. Rm.  5). Es el Paráclito quien recrea la vida del resucitado en la vida de los fieles y donde  reside la alegría de éstos al saberse justificados por Cristo ante el Padre. Esa vida  nueva, ganada por su misterio pascual, ahora es de los que son de Cristo, y la  guardan del mal y la corrupción a la que se ve acechada por el pecado. La alegría y  el gozo de la fe, es el mejor antídoto contra el desánimo en las  cosas de Dios y de  la vida cristiana.
Si se trata de configurarnos a Cristo, que vivió bajo la guía del  Espíritu Santo toda su existencia, también nos debe guiar a  tomar  conciencia de nuestra condición de hijos de Dios. Así como el Espíritu movió a Jesús  a tomar conciencia de su condición de  Mesías y Ungido para la redención del  mundo, así también, el Espíritu Santo hoy nos mueva a tomar conciencia de  nuestra condición de profetas, reyes y sacerdotes como bautizados que somos.
El  Espíritu Santo, está más presente de lo que pensamos en la vida de la Iglesia, y de  quienes luchan por los valores del reino de Dios en este mundo. Seremos mejores  cristianos en la medida no sólo en que nos dejemos guiar por el Espíritu de Dios,  sino en que nos abramos a comprender que estos valores nos hacen más humanos  y a su acción santificante, donde nos encontramos y reconciliamos entre nosotros y  con nosotros mismos, nos abrimos al prójimo, fruto de la comunión con Dios,  alegría infinita.
El cristiano consciente de su vocación trinitaria por la inhabitación  en la que vive, es un hombre siempre alegre, porque posee a Dios en su interior y  comparte su vida y su amor su felicidad, anticipo de vida de la gloria sempiterna.  Gloria que comienza en esta vida, como enseña el místico carmelita, con la alegría  del conocimiento que viene de la fe, y el amor que infunde la presencia del Espíritu  Santo en la vida del orante contemplativo.  Juan de la Cruz, nos enseña: “En este estado de vida tan perfecta siempre el alma  anda interior y exteriormente como de fiesta, y trae con gran frecuencia en el  paladar de su espíritu un júbilo de Dios grande, como un cantar nuevo, siempre  nuevo, envuelto en alegría y amor en conocimiento de su feliz estado” (LB 2,36).   
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD
Homiletica org.

REFLEXION: ESE DÍA NO PREGUNTARÁN NADA
Hch 18, 9-19; Jn 16, 20-23
Los apóstoles permanecen más de año y medio evangelizando en la bulliciosa ciudad portuaria de Corinto. Enfrentan dificultades con sus hermanos judíos, que los denuncian ante el procónsul Galión. Como eran adversidades que podían sobrellevar, continuaron dando testimonio de Jesús y sirvieron a la consolidación de esa pujante comunidad cristiana, a la que el Espíritu bendijo con numerosos carismas. Efectivamente, hay tiempo para cada cosa, una es la hora del testimonio profético, otra la del encuentro glorioso y definitivo con el Señor resucitado. La iglesia superará la situación embarazosa que enfrenta, para experimentar el gozo del nacimiento definitivo. Será el día del encuentro y "en esa hora no me preguntarán nada". (www misal com mx).



Santos
Fernando III de España, rey; Juana de Arco, mártir; José Marello, fundador.

Feria (Blanco)


miércoles, 28 de mayo de 2014

LECTURAS DE LA EUCARISTÍA. JUEVES 29 DE MAYO DE 2014


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
JUEVES 29 DE MAYO DE 2014
VI JUEVES DE PASCUA

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 67, 8-9. 20)
Cuando saliste, Señor, al frente de tu pueblo, y le abriste camino a través del desierto, la tierra se estremeció y hasta los cielos dejaron caer su lluvia. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que hiciste a tu pueblo partícipe de tu redención, concédenos vivir perpetuamente llenos de gozo por la resurrección del Señor. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Pablo se estableció en la casa de Aguda, trabajaba y predicaba en la sinagoga.

DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 18, 1-8

En aquellos días, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un judío, llamado Aquila, natural del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, en acatamiento a las órdenes de Claudio, que expulsó de Roma a todos los judíos. Pablo se acercó a ellos, y como eran del mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. Su oficio era fabricar tiendas de campaña. Cada sábado Pablo discutía en la sinagoga y trataba de convencer a judíos y griegos.
Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por completo a la predicación y afirmó delante de los judíos que Jesús era el Mesías. Como éstos lo contradecían y lo insultaban, se rasgó las vestiduras y dijo: "Que la sangre de ustedes caiga sobre su propia cabeza: yo soy inocente. De ahora en adelante, iré a hablar a los paganos".
Salió de allí y entró en la casa de Tito Justo, que adoraba a Dios, y cuya casa estaba al lado de la sinagoga.
Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. Asimismo, al oír a Pablo, muchos de los corintios creyeron y recibieron el bautismo.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 97 R/. El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.

ACLAMACIÓN (Cfr. Jn 14, 18)
R/. Aleluya, aleluya.
No los dejaré desamparados, dice el Señor; me voy, pero volveré a ustedes y entonces se alegrará su corazón. R/.



Su tristeza se transformará en alegría.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: 16, 16-20

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver". Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: "¿Qué querrá decir con eso de que: 'Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver', y con eso de que: 'Me voy al Padre'?" Y se decían: "¿Qué significa ese 'un poco'? No entendemos lo que quiere decir".
Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: "Están confundidos porque les he dicho: 'Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver'. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Pascua.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 28, 20)
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.



REFLEXION:

En Jn 16,16-20, Jesús describe la experiencia de la Cruz desde el punto de vista  de su experiencia exterior como interior, emocional, lo que será el camino de la  Cruz y su significación en su vida de discipulado.    

1. La Cruz desde un punto de vista exterior    Jesús enuncia una frase enigmática: “Dentro de poco ya no me veréis, y  dentro de otro poco me volveréis a ver” (16,16; la frase se repite dos veces  más en los vv.17 y 19).  Es con palabras ocultas (“en parábolas”, dice el v.25)  que Jesús habla de su muerte y resurrección, no lo dice forma expresa. Esta  frase quiere decir: “yo estoy a punto de desaparecer y nunca más me volverán a  ver, pero dentro de poco tiempo Ustedes me verán”.      Los discípulos quedan confundidos. Entonces se reúnen en un grupo aparte y  debaten entre ellos (16,17-18) para explorar el sentido de la frase, pero no dan  con la respuesta: más que entender que Jesús está hablando de su muerte y  resurrección, la dificultad está en captar el significado de ésta para sus vidas.  El  mismo hecho de que los discípulos se hagan preguntas es importante: interrogar  al Señor es la única manera de evitar la parálisis en la vida espiritual. Es un  reconocimiento de la impreparación con que nos encuentra frecuentemente el  misterio de la Cruz.    Jesús, quien no está muy lejos, se da cuenta e interviene en la conversación,  anticipándose a la pregunta que le van a hacer (16,19). Jesús capta rápido la  situación. ¿Qué tan rápido captamos los problemas de nuestra casa, de nuestra  comunidad, de nuestro entorno?    

2. La Cruz desde un punto de vista interior, emocional    Jesús responde a las inquietudes de los discípulos haciéndose intérprete de sus  propias palabras: “En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os  lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra  tristeza se convertirá en gozo” (16,20). Esta fase también se repite dos  veces más (v.21 y 22; la del v.21 se enuncia con una comparación).     Esta respuesta nos aclara mucho lo que fue dicho de forma enigmática, pero da  un paso adelante anunciando cómo reaccionarán emocionalmente los discípulos  ante su muerte y resurrección, es decir, ante el hecho de no verlo y de volverlo  a ver.    Las emociones externas de llanto, lamentación, duelo, aflicción indican la  gravedad de lo que está pasando: Jesús se fue en la carne. Su vida terrena, tal  como se conoce la vida en la tierra, fue superada, y en esto no hay marcha  atrás. Es la experiencia dolorosa de la caducidad pasajera de la existencia  humana, de la separación que viene de improviso, de la ruptura y de las  profundas heridas humanas que causa la muerte. También la relación entre  Jesús y sus discípulos fue sometida a las leyes implacables de la muerte.    Pero Jesús dice que lo volverán a ver. Se refiere a la alegría de la mañana de la  resurrección cuando ellos lo encontraron de nuevo con los signos de la  crucifixión aún en su cuerpo, un cuerpo ahora glorificado, en nuevo estado, en  una nueva dimensión de la vida.     Entonces  el llanto y el duelo, propios de la impotencia humana frente a la  muerte, no permanecerán; el sufrimiento no será de modo definitivo.   El cambio  en el estado de vida de Jesús tiene consecuencias profundas para los discípulos: “Vuestra tristeza se convertirá en gozo”.  El regreso de Jesús no está  limitado a las apariciones pascuales, sino que tendrá como resultado su misma  presencia en el corazón de los creyentes, haciendo que este gozo “ya nadie lo  pueda quitar” (16,23).    

3. La Pascua interior del discípulo    Hay que observar la manera como Jesús se expresa.  No dice: “Después que  Ustedes hayan tenido una gran tristeza entonces yo voy a venir a darles la  alegría”.  No se trata de una secuencia: primero la tristeza y después la alegría.      No se trata de una secuencia sino una consecuencia. Es como si Jesús estuviera  diciéndoles: “La tristeza que Ustedes están viviendo ahora será causa alegría  para Ustedes mismos”.     Esto define una ley importante de la vida espiritual: la resurrección viene de  dentro de la Cruz y es una superación de la misma. Esto quiere decir que lo que  calificamos como desgracia  nos pone en la ruta de una experiencia pascual, que  allí ya está aconteciendo el Señor que de dentro de esa situación hará brotar la  alegría.  La Resurrección no es un dejar de lado la Cruz sino la transformación  de ella en una nueva expresión de vida.     Jesús, que conoce bien a sus discípulos se da cuenta enseguida que no ellos no  han terminado de entender y entonces acude a un ejemplo.  Jesús es amigo de  las metáforas tomadas de la vida real, el sabe captar la poética de la realidad.  Vean que ilustración tan especial la que propone el Señor:  “La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su  hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto  por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo” (16,21).    Mañana retomaremos este último versículo.    Cultivemos la semilla de la palabra en lo profundo del corazón. 

Padre Fidel Oñoro CJM. 
Fuente: Homiletica org


REFLEXION: LA PENA Y LA ALEGRÍA
Hch 18,1-8; .In 16, 16-20
Cuando Jesús anuncia su próxima partida de este mundo, sus amigos y discípulos se entristecen, porque se sienten inseguros y vulnerables. Como toda relación amorosa que sufre una separación, también la que mantiene Jesús con los Doce, pasará por un momento de crisis y reacomodo. La crisis se hará manifiesta en el momento de la pasión. El grupo se dispersará y posteriormente, gracias a la victoria que el Padre otorgó a su Hijo, los reanimará para que retomen su misión como testigos de la Verdad. De esa misma misión son continuadores en la ciudad de Corinto Pablo, Silas, Timoteo y Aquila, quienes ponen en obra, los dones y habilidades que el Señor les concedió. Unos organizan, otros debaten y otros proclaman con entereza el primer anuncio. (www misal com mx ),



Santos
Maximino de Tréveris, obispo; Sisínio, Martorio y Alejandro de Trento, mártires.
Beato José Gerard, presbítero.

Feria (Blanco)