jueves, 29 de junio de 2017

El Santo del Dia: 29 DE JUNIO SAN PEDRO APÓSTOL

El Santo del Dia: 29 DE JUNIO SAN PEDRO APÓSTOL: SAN PEDRO APÓSTOL El Príncipe de los Apóstoles PALABRA DE DIOS DIARIA Etimológicamente significa “ piedra, roca”. Viene d...

miércoles, 28 de junio de 2017

Liturgia de las horas: 29 DE JUNIO JUEVES XII DEL T. ORDINARIO SOLEMNIDAD...

Liturgia de las horas: 29 DE JUNIO JUEVES XII DEL T. ORDINARIO SOLEMNIDAD...: De la solemnidad. SANTOS PEDRO Y PABLO, APÓSTOLES. (SOLEMNIDAD). OFICIO DE LECTURA INVITATORIO  Si ésta es ...



LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
JUEVES 29 DE JUNIO DE 2017
XII SEMANA EL TIEMPO ORDINARIO -A-
SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

Hech 12, 1-11; Sal 18; 2 Tim 4, 6-8. 17-18; Mt 16, 13-19



Misa vespertina de la vigilia


ANTÍFONA DE ENTRADA

Pedro, el Apóstol, y Pablo, el maestro de las naciones, nos han enseñado tu Evangelio, Señor.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Señor Dios nuestro, que nos ayude la intercesión de los santos apóstoles Pedro y Pablo, por quienes diste a tu Iglesia las primeras enseñanzas de la misión recibida de lo alto, para que también por ellos nos des el auxilio de la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Te voy a dar lo que tengo: en nombre de Jesús, camina.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 3, 1-10

En aquel tiempo, Pedro y Juan subieron al templo para la oración vespertina, a eso de las tres de la tarde. Había allí un hombre lisiado de nacimiento, a quien diariamente llevaban y ponían ante la puerta llamada la "Hermosa", para que pidiera limosna a los que entraban en el templo.
Aquel hombre, al ver a Pedro y a Juan cuando iban a entrar, les pidió limosna. Pedro y Juan fijaron en él los ojos, y Pedro le dijo: "Míranos". El hombre se quedó mirándolos en espera de que le dieran algo. Entonces Pedro le dijo: "No tengo ni oro ni plata, pero te voy a dar lo que tengo: En el nombre de Jesucristo nazareno, levántate y camina". Y, tomándolo de la mano, lo incorporó. Al instante sus pies y sus tobillos adquirieron firmeza. De un salto se puso de pie, empezó a andar y entró con ellos al templo caminando, saltando y alabando a Dios.
Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, y al darse cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado junto a la puerta "Hermosa" del templo, quedaron llenos de miedo y no salían de su asombro por lo que había sucedido. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 18, 2-3.4-5
R/. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.

Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo transmite a la otra noche. R/.
Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo. R/.

SEGUNDA LECTURA

Dios me eligió desde el seno de mi madre.

De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 1, 11-20

Hermanos: Les hago saber que el Evangelio que he predicado, no proviene de los hombres, pues no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Ciertamente ustedes han oído hablar de mi conducta anterior en el judaísmo, cuando yo perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios, tratando de destruirla; deben saber que me distinguía en el judaísmo, entre los jóvenes de mi pueblo y de mi edad, porque los superaba en el celo por las tradiciones paternas.
Pero Dios me había elegido desde el seno de mi madre, y por su gracia me llamó. Un día quiso revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos. In-mediatamente, sin solicitar ningún consejo humano y sin ir siquiera a Jerusalén para ver a los apóstoles anteriores a mí, me trasladé a Arabia y después regresé a Damasco. Al cabo de tres años fui a Jerusalén, para ver a Pedro y estuve con él quince días. No vi a ningún otro de los apóstoles, excepto a Santiago, el pariente del Señor. Y Dios es testigo de que no miento en lo que les escribo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 21, 17
R/. Aleluya, aleluya.

Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero. R/.

EVANGELIO

Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.

Del santo Evangelio según san Juan: 21, 15-19

En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor; tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, al celebrar con alegría la solemnidad de tu santos apóstoles Pedro y Pablo, traemos a tu altar nuestras ofrendas y te suplicamos que la grandeza de tu misericordia supla la extrema pobreza de nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio propio, como en la Misa del día, (ver p. 192).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 21, 15. 17

Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Señor, que fortalezcas con estos celestiales sacramentos a tus fieles, que has iluminado con la enseñanza de los santos Apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, pp. 601-602 (609-610).


Misa del día


MR p. 740 (764) / Lecc. II, pp. 1088

ANTÍFONA DE ENTRADA

Éstos son los que, viviendo en nuestra carne, con su sangre fecundaron a la Iglesia, bebieron del cáliz del Señor, y fueron hechos amigos suyos.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, tú que nos llenas de una venerable y santa alegría en la solemnidad de tus santos apóstoles Pedro y Pablo, concede a tu Iglesia que se mantenga siempre fiel a todas las enseñanzas de aquellos por quienes comenzó la propagación de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Ahora si estoy seguro de que el Señor envió a su ángel, para librarme de las manos de Herodes.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 12, 1-11

En aquellos días, el rey Herodes mandó apresar a algunos miembros de la Iglesia para maltratados. Mandó pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan, y viendo que eso agradaba a los judíos, también hizo apresar a Pedro. Esto sucedió durante los días de la fiesta de los panes Ázimos. Después de apresarlo, lo hizo encarcelar y lo puso bajo la vigilancia de cuatro turnos de guardia, de cuatro soldados cada turno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel, la comunidad no cesaba de orar a Dios por él.
La noche anterior al día en que Herodes iba a hacerlo comparecer ante el pueblo, Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas y los centinelas cuidaban la puerta de la prisión. De pronto apareció el ángel del Señor y el calabozo se llenó de luz. El ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: "Levántate pronto".
Entonces las cadenas que le sujetaban las manos se le cayeron. El ángel le dijo: "Cíñete la túnica y ponte las sandalias", y Pedro obedeció. Después le dijo: "Ponte el manto y sígueme". Pedro salió detrás de él, sin saber si era verdad o no lo que el ángel hacía, y le parecía más bien que estaba soñando. Pasaron el primero y el segundo puesto de guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la calle. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y caminaron hasta la esquina de la calle y de pronto el ángel desapareció.
Entonces, Pedro se dio cuenta de lo que pasaba y dijo: "Ahora sí estoy seguro de que el Señor envió a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de todo cuanto el pueblo judío esperaba que me hicieran". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R. El Señor me libró de todos mis temores.

Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. R/.
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. R/.
Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él. R/.

SEGUNDA LECTURA

Ahora sólo espero la corona recibida.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 4, 6-8. 17-18

Querido hermano: Ha llegado para mí la hora del sacrificio y se acerca el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento.
Cuando todos me abandonaron, el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de las fauces del león. El Señor me seguirá librando que todos los peligros y me llevará sano y salvo a su Reino celestial. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 16, 18
R. Aleluya, aleluya.

Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor. R/.



EVANGELIO


Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos.

Del santo Evangelio según san Mateo: 16, 13-19

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego les preguntó: "y ustedes ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".

Palabra del Señor. 
Gloria a ti, Señor Jesús.




Se dice Credo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Haz, Señor, que la oración de tus santos Apóstoles acompañe la ofrenda que te presentamos, y nos permita celebrar con devoción este santo sacrificio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

La doble misión de san Pedro y san Pablo en la Iglesia.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque en los apóstoles Pedro y Pablo has querido darnos un motivo de alegría: Pedro fue el primero en confesar la fe; Pablo, el maestro que la anunció con claridad; Pedro consolidó la primitiva Iglesia con el resto de Israel; Pablo la extendió entre los paganos llamados a la fe.
De esta forma, Señor, por caminos diversos, congregaron a la única familia de Cristo; y coronados por el martirio, son igualmente venerados por tu pueblo.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 16, 16. 18

Dijo Pedro a Jesús: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Renovados por este sacramento, Señor, concédenos vivir de tal manera en tu Iglesia que, perseverando en la fracción del pan y en la enseñanza de los Apóstoles, ten-gamos un solo corazón y un mismo espíritu, fortalecidos por tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.


REFLEXIÓN

SAN PEDRO Y SAN PABLO, ORIGEN Y META DE LA IGLESIA DE DIOS

Jesús propuso una encuesta a sus discípulos. Primero quiere saber lo que dice de él la gente y después, qué piensan ellos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? - Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? - Simón Pedro contestó: "Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Entonces Jesús le hizo una promesa formal: "Dichoso, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre, que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro" (Mateo 16,13) –Pedro, Petros, Quefá, Piedra, Roca–. En ese momento, Pedro sintió la mirada fija del Señor, pues toda vocación implica una mirada especial del Esposo, que enamora a la esposa, de invitación, predilección, y de gracia. Pedro es el primero a quien Jesús ha llamado. Nació en Betsaida, junto al lago de Tiberiades y se trasladó a Cafarnaún, donde junto los hijos del Zebedeo, con Juan y Santiago, había montado una sociedad familiar, una empresa pesquera. Elegidos los tres por Jesús, se convirtieron en los discípulos más íntimos y fueron testigos de los mayores acontecimientos de su vida, como la Transfiguración en el Tabor, donde Pedro pretendía establecerse, la resurrección de la hija de Jairo, y la agonía de Getsemaní, donde le contemplaron chorreando sangre.

El temperamento de Pedro era rudo, impetuoso y espontáneo, lo que hoy consideraríamos primario, sanguíneo y colérico. Lo podemos comprobar tanto cuando contempla exaltado la pesca milagrosa, cuando Jesús se dispone a lavarle los pies en la última Cena, o cuando defiende a Jesús en el huerto con la espada. Y se manifiesta repentizador y creativo, cuando le propone a Jesús construir tres chozas en el monte de la Transfiguración, donde se encontraba feliz. A Pedro y a sus sucesores les concede Jesús una misión única en la Iglesia. Como ésta es presentada bajo la imagen de un edificio o construcción, necesita cimiento, roca visible, aunque el fundamento invisible es Cristo resucitado, "porque nadie puede poner otro fundamento que el que está ya puesto, que es Jesucristo" (1 Cor 3,10). Si el fundamento invisible es Cristo resucitado, el visible es la cátedra de Pedro. Estos cimientos son la garantía de la indefectibilidad de la Iglesia en el tiempo y en las tormentas que tiene que superar su barca, que es otra alegoría apropiada al pescador de Galilea, acostumbrado a capear y bracear en temporales y borrascas.

EL SUCESOR DE PEDRO

Hoy es el Papa, sucesor de Pedro, quien tiene la misión de guiar la Iglesia de Cristo, su rebaño. Es el sucesor de Pedro, quien lleva el palio, metáfora de Cristo cargado con las ovejas que redime. Este episodio evangélico tiene que llevarnos a renovar nuestra fidelidad al Papa y a los obispos, y a pensar que a ejemplo de Pedro, el Señor nos pide saber amar. Sólo podremos ser apóstoles del Señor, si sabemos amar. El amor y la humildad, son las dos virtudes que debemos aprender de Pedro y tratar de vivir. Sólo cuando vivimos éstas virtudes seremos capaces de cumplir la misión que el Señor nos ha encomendado a cada uno.

EL PRIMADO DE PEDRO

Pedro es el único apóstol a quien Jesús le encarga pastorear a sus corderos y ovejas. «Sólo juntos podemos estar con Cristo, que es el Señor de todos. garantizar así la comunión con Cristo. Jesús le asigna un nuevo nombre, Cefas, que quiere decir Roca. Siempre es recordado como el primero del grupo en los Evangelios. Custodio de la comunión con Cristo; tiene que guiar en la comunión con Cristo de modo que la red no se rompa, sino que sostenga la gran comunión universal».

«La Iglesia es siempre de Cristo y no de Pedro. La responsabilidad de Pedro consiste en ser Primado de jurisdicción, y esta posición preeminente que Jesús quiso entregar a Pedro «se constata también después de la resurrección», en el nacimiento de la primera comunidad cristiana. «En el Concilio de Jerusalén, Pedro desempeña una función directiva, y precisamente por el hecho de ser el testigo de la fe auténtica, el mismo Pablo reconocerá en él un papel de "primero" .«Además, el hecho de que varios de los textos claves referidos a Pedro puedan ser enmarcados en el contexto de la Última Cena, en la que Cristo confiere a Pedro el ministerio de confirmar a los hermanos, muestra cómo la Iglesia, que nace del memorial pascual celebrado en la Eucaristía, tiene en el ministerio confiado a Pedro uno de sus elementos constitutivos». Este contexto del Primado de Pedro en la Última Cena, explica la esencia del primado: Cristo en los Evangelios confío a Pedro un papel preeminente entre los apóstoles que consiste en garantizar la unidad en la Iglesia. Recemos para que el primado de Pedro, confiado a pobres seres humanos, sea siempre ejercido en este sentido original deseado por el Señor y para que lo puedan reconocer cada vez más en su significado verdadero los hermanos que todavía no es tan en la Iglesia (7 junio 2006 Benedicto XVI)

El Papa es una persona «perfectamente capaz de afrontar los grandes retos de la actualidad». Está muy preparado en varios frentes y afrontar la secularización, promover el ecumenismo e impulsar una decidida y sincera evangelización.


Jesús Martí Ballester

PEDRO Y PABLO: CIMIENTOS Y ROCA DE FE

Al llegar la festividad de San Pedro y de San Pablo salen a flote los primeros pasos  de nuestra era cristiana, tomando cuerpo y forma, criterio y testimonio en dos personas que fueron cimientos y puntales de los primeros tiempos de la evangelización cristiana: Pedro y Pablo

Era la hora de la verdad:

-De dar razón de las palabras de Jesús hasta los últimos confines de la tierra

-De pasar del dicho al hecho, incluso vertiendo la sangre

-De no seguir con miradas perdidas en el cielo

-De probar la verdad o la fragilidad de la fe en el discipulado

1. SAN PEDRO Y SAN PABLO: SERVIR ANTE TODO
-Son columnas de ese gran edificio espiritual que es nuestra Iglesia

-Son testimonio de un Cristo vivo de, aquellos, que lo supieron escribir con sangre

-Son, tan distintos, que fueron capaces de unirse en lo esencial: ¡por encima de todo el afán evangelizador! Como recientemente nos ha recordado el Papa Francisco, fueron personas (cristianos) contracorriente.

-Son punto de referencia a la hora de tomar un camino u otro en nuestra vida cristiana. Como San Pedro, a veces, corremos el riesgo de quedarnos “con y en los nuestros”. Como a San Pablo, qué bien nos vendría si Dios nos tirase de nuestro particular, altivo y querido caballo (orgullo, hipocresía, mentira, debilidad, falsos prejuicios, cobardía.....) para aventurarnos a lo nuevo sin miedo. Muchos, hoy en la Iglesia, siguen entendiendo que el esfuerzo evangelizador ha de ir recompensado por una responsabilidad mayor, con un reconocimiento implícito o explícito por la Jerarquía Eclesial. Afortunadas las palabras del Papa Francisco: “muchos entienden su servicio a la Iglesia como un carrerismo”.

2. SAN PEDRO Y SAN PABLO: DIVERSIDAD PARA UNA MISMA FE
-En uno Jesús puso la familiaridad y la cercanía, el compañerismo y hasta le leyó de antemano las contradicciones en las que caería en los aledaños de la Pascua.

-Con el otro, Dios, quiso saltar las fronteras de una Fe que podía haberse quedado encerrada en las cuatro puertas de Palestina

-En uno sobresale aquello de “ser amigo de sus amigos”. No le acompañó precisamente ni la ciencia ni las letras, pero tuvo la virtud de ser sencillo como una paloma y noble como el oro. Jesús, le hizo entrega de las llaves de esa gran familia que es nuestra Iglesia.

-Con el otro, Dios hizo el milagro de la conversión radical. Pasó de ser adversario a ser “fan” y propagandista de Jesús. Se sintió derribado de sus esquemas y de sus acepciones, de su sabiduría y de su altanería. Todo lo estimó en basura cuando lo comparaba con el amor/riqueza de Cristo. Pasó de la vehemencia a la docilidad ante su Dios.

Dios no quiere a superhombres para llevar a cabo su Reino. Dios quiere respuestas. Pedro le falló en las horas más decisivas de la Pasión de Jesús. Pablo se convirtió en uno de los más sangrientos perseguidores. Pero, después, con un “sí” uno pasó de ser pescador en Galilea a ser pescador de almas. El otro, de ser un incrédulo, guerrero e intelectual, a un enamorado de la causa de Jesús.

Dos personas distintas con un mismo denominador común: JESÚS....¡TODO POR JESÚS!

3. LOS NUEVOS “PEDRO” Y LOS NUEVOS “PABLO”
Aún con nuestras historias (buenas o malas), limitaciones (que son otras tantas), con los caminos emprendidos (a veces contrarios a la fe), aún siendo como somos (y mira que somos complicados)......Dios sigue contando con nosotros: pone el tesoro de su Reino en nuestras manos aún a sabiendas que siempre serán empecinadas y constantes vasijas de barro. Y, volviendo al Papa Francisco, qué bueno sería saber, pensar y reflexionar una de sus perlas lanzadas en la capilla de Santa Marta: “nunca he visto que detrás de un cortejo fúnebre vaya un camión de mudanzas”. Con nosotros, claro está, se va lo que hemos dado, trabajo, ofrecido y servido.

En esa carne (débil y pecadora) que somos  los hombres  y mujeres de nuestro tiempo, Dios va manifestándose todos y cada uno de los días. Ojalá seamos capaces de ofrecer a DIOS nuestra vida de tal manera que nos sintamos “menos superhombres” y “más amigos de Dios”.

Con todo ello, en este día de los pilares de la iglesia, tenemos un recuerdo y oración especial por ese testigo del evangelio que nos ensambla con el primer testimonio de los apóstoles y que es signo de unidad, de caridad y de comunión en toda la iglesia: el Papa Francisco. Dios lo acompañe en su intento de renovación, profunda y espiritual, de nuestra Iglesia.

Javier Leoz



El Santo del Dia: 28 DE JUNIO SAN IRENEO DE LYON OBISPO Y MÁRTIR

El Santo del Dia: 28 DE JUNIO SAN IRENEO DE LYON OBISPO Y MÁRTIR: SAN IRENEO DE LYON. OBISPO Y MÁRTIR PALABRA DE DIOS DIARIA Pacificador de nombre y de hecho (el nombre “Ireneo” en griego...

Liturgia de las horas: 28 DE JUNIO MIÉRCOLES XII DEL T. ORDINARIO SAN IRE...

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LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
MIÉRCOLES 28 DE JUNIO DE 2017
XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO -A-

Gén 15, 1-12. 17-18; Sal 104; Mt 7, 15-20



ANTÍFONA DE ENTRADA Mal 2, 6

En su boca había una enseñanza verdadera y en sus labios no se halló maldad; me fue enteramente fiel y apartó a muchos del mal.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que concediste al obispo san Ireneo consolidar felizmente la doctrina verdadera y la paz en la Iglesia, concédenos, por su intercesión, que renovados en la fe y en la caridad, nos esforcemos siempre en fomentar la unidad y la concordia. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo, e hizo una alianza con él.

Del libro del Génesis: 15, 1-12. 17-18

En aquel tiempo, el Señor se le apareció a Abram y le dijo: "No temas, Abram. Yo soy tu protector, y tu recompensa será muy grande". Abram le respondió: "Señor, Señor mío, ¿qué me vas a poder dar, puesto que voy a morir sin hijos? Ya que no me has dado descendientes, un criado de mi casa será mi heredero".
Pero el Señor le dijo: "Ése no será tu heredero, sino uno que saldrá de tus entrañas". Y haciéndolo salir de la casa, le dijo: "Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes". Luego añadió: "Así será tu descendencia". Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo.
Entonces le dijo: "Yo soy el Señor, el que te sacó de Ur, ciudad de los caldeos, para entregarte en posesión esta tierra". Abram replicó: "Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?" Dios le dijo: "Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos de tres años; una tórtola y un pichón".
Tomó Abram aquellos animales, los partió por la mitad y puso las mitades una enfrente de la otra, pero no partió las aves. Pronto comenzaron los buitres a descender sobre los cadáveres y Abram los ahuyentaba.
Estando ya para ponerse el sol, Abram cayó en un profundo letargo, y un terror intenso y misterioso se apoderó de él. Cuando se puso el sol, hubo densa oscuridad y sucedió que un brasero humeante y una antorcha encendida, pasaron por entre aquellos animales partidos.
De esta manera hizo el Señor, aquel día, una alianza con Abram, diciendo: "A tus descendientes doy esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río Éufrates". 

Palabra de Dios. 
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9.
R/. El Señor nunca olvida sus promesas.

Aclamen al Señor y denle gracias, canten sus maravillas a los pueblos. Entonen en su honor himnos y cantos y celebren sus portentos. R/.
Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca. Recurran al Señor y a su poder, y a su presencia acudan. R/.
Descendientes de Abraham, su servidor; estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos. R/.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 15, 4. 5
R/. Aleluya, aleluya.

Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. R/.



EVANGELIO

Por sus frutos los conocerán.

Del santo Evangelio según san Mateo: 7, 15-20

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. Todo árbol que no produce frutos buenos es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los conocerán". 

Palabra del Señor. 
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que te glorifique, Señor, el sacrificio que alegres te ofrecemos en la festividad de san Ireneo, y que nos obtenga amar la verdad, para que conservemos íntegra la fe de la Iglesia y afiancemos su unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 15, 4-5

Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, da fruto abundante.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Por estos sagrados misterios, te rogamos, Señor, que, en tu bondad, nos hagas crecer en la fe por la que gloriosamente murió san Ireneo, y que esa misma fe nos justifique también a nosotros, que con sinceridad la profesamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


 REFLEXIÓN

Gen. 15, 1-12. 17-18. Abram, por creer en la Palabra de Dios fue considerado por el Señor como justo. La fe que Abram deposita en Dios lo lleva a ser obediente a aquello que Dios le va indicando. Creerle a Dios y serle obediente es lo que el Señor espera de nosotros. Dios ha sacado a Abram de su tierra y su parentela con una intención especificada en el v. 7: Yo soy el Señor, el que te sacó de Ur, ciudad de los caldeos, para entregarte en posesión esta tierra. Cuando Dios nos pide caminar obedeciéndole a la luz de la fe, es porque quiere darnos en posesión los bienes definitivos. No importa que nuestra vida parezca no tener ya esperanza. Muchas veces el mal pudo encadenarnos; pero Dios envió a su propio Hijo para liberarnos de nuestras esclavitudes y elevarnos a la dignidad de hijos suyos. Y esto para que caminemos, no para que nos quedemos estacionados, anclados en lo pasajero. Nuestra vida de fe es vida de peregrinos; el final del camino es la Casa del Padre. No podemos llegar a ella en la soledad, sino en la unidad de un solo cuerpo, con la descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y como las arenas de las playas. Dios nos quiere con Él; y para eso ha sellado una alianza con nosotros; en esa Alianza Él es quien ha tenido la iniciativa, Él es quien ha salido a nuestro encuentro para hacernos partícipes de su Vida y de su Espíritu. Esta Alianza Padre-Hijo Encarnado (y en Él nosotros), se ha sellado con la sangre del Cordero inmaculado. Caminemos pues, a la luz de la fe y de la obediencia amorosa a nuestro Dios y Padre, tomando nuestra cruz de cada día y siguiendo las huellas de Jesús hacia la Glorificación eterna.
Sal. 105 (104). Dios jamás se arrepiente ni se olvida de sus promesas. El Pueblo de la antigua alianza sigue siendo su pueblo. Dios sigue ofreciéndole la salvación y la esperanza de la posesión de los bienes definitivos. No porque hayan rechazado el cumplimiento de las promesas en Cristo Jesús han quedado al margen de la salvación; no pueden, por ningún motivo, considerarse una raza, un pueblo maldito. Dios espera que algún día ellos, incluso en masa, abran su corazón y depositen su fe en Aquel en quien Dios nos dio la salvación y nos abrió las puertas de la patria eterna, esperada, contemplada en la fe por los Patriarcas. Quienes creemos en Cristo ¿estaremos también lejos de la fe y de la Patria eterna? no son las palabras, ni los sacramentos recibidos, sino las obras las que deben dar testimonio de la fe que realmente tenemos.
Mt. 7, 15-20. El profeta, aquel que no sólo proclama el Evangelio y lo explica magistralmente, sino aquel que ha hecho suya la Palabra y que ha permitido que sea sembrada en su corazón, y deja que dé fruto abundante de buenas obras, ese viene de Dios. Ese no hablará desde los libros ni de oídas, sino desde su experiencia personal del Señor. Ese podrá decir: El Señor dice esto y aquello otro; porque habrá oído al Señor y habrá hecho vida en sí mismo la Palabra de Dios. En cambio, el falso profeta viene a destruir al rebaño con su mal ejemplo, con sus actitudes y obras pecaminosas, aunque hable magistralmente acerca del Señor. No son sólo las palabras, sino especialmente las obras las que deben manifestar si realmente nos presentamos o no con la autoridad de Dios o si sólo lo hacemos a nombre propio.
El Señor en esta Eucaristía nos dice: Yo estoy contigo. Él vive en nosotros y nosotros en Él. Él va con nosotros y se convierte, para nosotros, en alimento de vida eterna. Él nos sigue amando, a pesar de nuestras miserias. Él quiere sacarnos de la poza cenagosa, quiere afianzar nuestro pies sobre roca firme y consolidar nuestros pasos. El Dios del amor no se ha convertido para nosotros en un espejismo engañoso. Su amor ha sido concreto, y hasta el extremo. Hoy celebramos ese amor en este Memorial de su Pascua. Él nos habla del amor del Padre; y no lo hace sólo con palabras, sino con sus obras y con su vida misma. Él nos invita a seguir ese camino de fe, de esperanza, de amor y de testimonio dado con nuestra propia vida. Él nos envía para cumplir su voluntad de amarlo a Él y amar a nuestro prójimo como nosotros hemos sido amados por Dios, de tal forma que no hayamos pronunciado inútilmente las palabras del Padre Nuestro: Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Con espíritu de gran fe y con el compromiso de una fidelidad auténtica, aprendamos a decir Amén, aceptando amar y actuar a la altura de Cristo en nosotros.
Demos razón de nuestra esperanza en nuestra vida diaria. Los que creemos en Cristo no podemos pasar por la vida haciendo el mal. Dios quiere darnos en posesión la vida eterna, que es Él mismo. Ser hombres de fe significa aceptar en nosotros la alianza de ser y vivir como hijos de Dios. La vida moral del Cristiano manifiesta si en verdad habita o no el Señor en Él. Y la vida moral no es cuestión personal únicamente, sino social. Si nos conocerán por nuestros frutos, es porque, incluso con nuestra vida alimentamos la fe, la esperanza y el amor de nuestro prójimo. Pero si nuestros frutos son venenosos, aun cuando oremos piadosamente, y aparentemente abramos los oídos para escuchar la Palabra del Señor, seríamos como las aguas engañosas y traicioneras que ponen en peligro la vida, la seguridad y la salvación de los demás. Cristo nos llama no sólo para que lo honremos con los labios, sino con el corazón, con la vida que se abre a Él para que su Espíritu habite en nosotros, y así podamos producir abundantes frutos de salvación, obras buenas hechas de tal forma que, al verlas los hombres glorifiquen a nuestro Padre Dios que está en los cielos.
Roguémosle a Dios que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de no sólo llamarnos hijos de Dios, sino serlo en verdad. Amén.

Homilia  catolica


martes, 27 de junio de 2017


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
MARTES 27 DE JUNIO DE 2017
XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO -A-
NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO.

Gén 13, 2. 5-18; Mt 7, 6. 12-14




ANTÍFONA DE ENTRADA

Te aclamamos, santa madre de Dios, porque has dado a luz al Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.

ORACIÓN COLECTA

Señor nuestro Jesucristo, que en tu santísima Madre, la Virgen María, has querido darnos una madre dispuesta siempre a socorrernos, concédenos, por su intercesión maternal, experimentar en nosotros los frutos de tu redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Que no haya pleitos entre tú y yo, pues somos hermanos.

Del libro del Génesis: 13, 2. 5-18

Abram era muy rico en ganado, plata y oro. También Lot, que acompañaba a Abram, poseía ovejas, vacas y tiendas. La tierra no era suficiente para los dos y ya no podían vivir juntos, porque sus rebaños habían aumentado mucho. Hubo pleitos entre los pastores de Abram y los de Lot. (Además, los cananeos y los perezeos habitaban por entonces en el país).
Entonces Abram le dijo a Lot: "Que no haya pleitos entre tú y yo ni entre nuestros pastores, pues tú y yo somos hermanos. Tienes todo el país por delante. Sepárate de mí. Si te vas por la izquierda, yo me iré por la derecha; y si tú tomas la derecha, yo tomaré la izquierda".
Lot levantó los ojos y vio que todo el valle del Jordán, hasta llegar a Soar, era de regadío (esto sucedía antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); era como el paraíso o como la región fértil de Egipto. Entonces Lot escogió todo el valle del Jordán y se trasladó al oriente, y así se apartaron el uno del otro. Abram se estableció en Canaán, y Lot en las ciudades del valle, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor.
Después de que Lot se separó, el Señor le dijo a Abram: "Alza tus ojos y, desde el lugar en donde estás, mira hacia el norte y el sur, hacia el oriente y el poniente. Pues bien, toda la tierra que ves te la voy a dar a ti y a tus descendientes para siempre. Voy a hacer a tu descendencia tan numerosa como el polvo de la tierra: el que pueda contar el polvo de la tierra, podrá contar a tus descendientes. Anda, recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque te lo voy a dar a ti".
Y Abram fue a plantar sus tiendas en el encinar de Mambré, en Hebrón y construyó ahí un altar al Señor. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 14, 2-3ab. 3cd-4ah. 5
R/. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?

El hombre que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero en todas sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia. R/.
Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo. R/.
Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes, ése será agradable a los ojos de Dios eternamente. R/.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 8, 12
R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/.

EVANGELIO

Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes.

Del santo Evangelio según san Mateo: 7, 6. 12-14

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen.
Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas.
Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo encuentran!"

 Palabra del Señor. 
Gloria a ti, Señor Jesús.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, las oraciones de tu pueblo, junto con las ofrendas que te presentamos, para que, por la intercesión de santa María, la Madre de tu Hijo, ningún buen propósito quede sin realizarse y ninguna de nuestras súplicas quede sin respuesta. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I- V de Santa María Virgen (en las misas votivas: en la conmemoración), pp. 526-530 (527-531)

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 11, 27

Dichoso el vientre de la Virgen María, que llevó al Hijo del eterno Padre.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al recibir el sacramento celestial en la conmemoración de la santísima Virgen María, te pedimos, Padre misericordioso, que, a imitación suya, nos concedas ponernos dignamente al servicio del misterio de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

*San Cirilo de Alejandría, obispo y doctor de la Iglesia,

San Cirilo, obispo de Alejandría (370-444), está íntimamente ligado con el Concilio de Éfeso, durante el cual fue condenado Nestorio, que le negaba a la Virgen María el título de Madre de Dios (431). Cirilo no era una persona especialmente amable, pero la posteridad lo ha aclamado como "el invencible defensor" y el cantor lírico de la maternidad de la Virgen María.
Del Común de pastores: para un obispo, pp. 896 (935) o del Común de doctores de la Iglesia, pp. 909 (948)

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que hiciste del obispo san Cirilo de Alejandría un invencible defensor de la maternidad divina de la santísima Virgen María, concede, a quienes la reconocemos como verdadera Madre de Dios, ser salvador por la encarnación de Jesucristo, tu Hijo. El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.



REFLEXIÓN

Gen. 13, 2. 5- 18. A nosotros, descendencia de Jesús, no se nos ha prometido la posesión de una tierra temporal, sino la posesión de los bienes definitivos. Desde Cristo ya no podemos continuar considerándonos expulsados del paraíso, sino que hemos vuelto a Él, a la unión con Dios como Padre nuestro, pues por medio de Cristo hemos sido reconciliados con Él. Ahora a nosotros corresponde creer en Dios y dejar que Él lleve a cabo su obra salvadora en nosotros no conforme a nuestros planes, caprichos o imaginaciones, sino conforme a su voluntad. Sólo entonces nos dará en herencia la Patria eterna que Él ha preparado para nosotros. Es verdad que muchas veces el egoísmo, la avidez por los bienes pasajeros y el afán por el poder podrían ponernos unos en contra de los otros. Sin embargo siempre hemos de buscar caminos de solución para vivir como hermanos y no como enemigos. Efectivamente Jesucristo vino a buscar y a salvar todo lo que se había perdido; pero vino también a reunir en un solo pueblo a los hijos de Dios que el pecado había dispersado. Demos testimonio del amor que Dios ha infundido en nosotros amándonos los unos a los otros como hermanos y viviendo hijos de un mismo Dios y Padre.
Sal. 15 (14). Es verdad que nuestro culto ha de ser siempre grato a Dios cuando lo realizamos con un amor verdadero hacia Él. Ese amor nos ha de llevar a estar atentos a su Palabra para dejarla tomar cuerpo en nosotros, convirtiéndonos así en un signo de su amor para todos los que nos rodean. Efectivamente, aquel que cree en Cristo y ha unido su vida a Él, no sólo proclamará el Evangelio con sus labios, sino que Él mismo se convertirá en un Evangelio viviente, pues a través de su persona los demás podrán experimentar el amor, la paz, la misericordia y la cercanía de Dios. Cuando nosotros no hagamos mal a nuestro prójimo; cuando con nuestra lengua a nadie desprestigiemos; cuando a nadie difamemos; cuando no seamos usureros con los demás ni nos dejemos sobornar por los poderosos, entonces seremos un signo del amor de Dios que continúa su obra salvadora por medio de su Iglesia en el mundo. Entonces seremos gratos al Señor, pues nuestra fe, alimentada en la oración, se vivirá como un compromiso concreto en la vida diaria y en las diversas situaciones sociales a las que tengamos que dar una respuesta de amor, de paz, de solidaridad y de misericordia desde nuestra fe en Cristo.
Mt. 7, 6. 12-14. Dios no nos creó para la condenación, ni se recrea en la muerte. Él nos llamó a la vida porque nos ama y quiere hacernos partícipes de su misma gloria. Para eso nos envió a su propio Hijo, para que quienes creamos en Él, en Él obtengamos el perdón de nuestros pecados y la vida eterna. Es verdad que muchas veces tendremos que enfrentar una variedad de tentaciones, que quisieran arrastrarnos por el camino del pecado; ante esas situaciones debemos reflexionar acerca de la sinceridad de nuestra fe en Cristo. No podemos vivir con hipocresías en nuestra relación con Dios, pues si llevamos una vida contraria a la fe que proclamamos lo único que estaremos propiciando será el que los demás se levanten en contra nuestra y nos destruyan. El Señor nos invita a renunciar, incluso, a nosotros mismos. Hemos, por tanto, de dejar a un lado todo aquello que obstaculice nuestra relación con Dios, o que destruya nuestra unión con el prójimo. Es verdad que hay muchas cosas a las que nos hemos acostumbrado, y que tal vez nos cueste demasiado abandonarlas; pero más nos vale entrar sin ellas en el Reino de los cielos que, junto con ellas ser arrojados lejos del Señor para siempre. Vivamos y caminemos en el amor, un amor que sea lo único que nos mueva especialmente en nuestro trato con los demás, de tal forma que si esperamos de los demás amor, cariño, respeto, comprensión y una auténtica convivencia en paz, o alguna otra cosa buena, que seamos los primeros en dar eso a ellos, pues hemos de tratar a los demás como queramos que ellos nos traten a nosotros.
Fijémonos en lo que el Señor ha preparado para nosotros pues, al recibirlo, después nosotros hemos de preparar lo mismo para Él. Y la forma de devolverle a Dios lo que Él ha puesto en nuestras manos será entregando a nuestro prójimo los dones que de Dios hemos recibido. Hoy el Señor nos reúne para sentarnos a su Mesa. No sólo nos ha entregado su Palabra que nos purifica, sino que también nos entrega su Vida y su Espíritu de tal forma que, unidos a Él y en Él hechos hijos de Dios, podamos llevar su Evangelio y su salvación al mundo entero. El Señor nos pide una continua purificación. Él siempre estará a nuestro lado para conducirnos por el camino del bien; nuestra apertura al Espíritu Santo hará que Él lleve a cabo su obra salvadora en nosotros hasta que se realice el plan de Dios en nosotros: que seamos conforme a la imagen de su propio Hijo. Vivamos, pues, esta Eucaristía como un compromiso de amor fiel al amor que Dios nos ha manifestado en su Hijo Jesucristo.
El Señor nos envía como evangelizadores al mundo entero para que su salvación llegue a todos. No podemos proclamar el Evangelio a los demás utilizando el mismo esquema para todos. Antes que nada hemos de saber a dónde llegamos y a quiénes nos dirigimos, pues el Evangelio no es algo que se venga a imponer a los demás conforme a las ideas del evangelizador, sino que es un acercar a Cristo al hombre en su contexto histórico para que desde su cultura se abra a la salvación. Hay muchos que, finalmente se encuentran sistemáticamente cerrados al Evangelio. Aun cuando no podemos dejar de esforzarnos en ganar a todos para Cristo, sin embargo nuestro empeño evangelizador no debe llevarnos hasta angustiarnos porque algunos se cierren a él, sino que hemos de saber que nosotros sembramos y Cristo es el único que dará el crecimiento, pues la obra de salvación no es nuestra sino de Él; nosotros sólo somos colaboradores del Evangelio. Más allá de nuestro esfuerzo evangelizador debe estar el testimonio de cada uno de nosotros, pues de nada aprovechará el proclamar el Nombre del Señor con los labios mientras nuestra vida haya tomado por caminos de maldad. Por eso procuremos ir por el camino estrecho del bien, de la rectitud, de la bondad, de la lealtad a nuestros compromisos de fe. Sólo cuando nuestras obras de amor manifiesten nuestra fe en Cristo podremos no sólo convertirnos en predicadores, sino en testigos del Evangelio para el mundo entero.
Roguémosle al Señor que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de saber escuchar con amor su Palabra, meditarla en nuestro corazón y ponerla en práctica para poder colaborar, de un modo especial con el testimonio de nuestra propia vida, en el esfuerzo evangelizador de toda la Iglesia. Amén.
Homilia  catolica.-


El Santo del Dia: 27 DE JUNIO NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO

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lunes, 26 de junio de 2017


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
LUNES 26 DE JUNIO DE 2017
XII SEMANA DEL TIEMO ORDINARIO -A-

Gén 12, 1-9; Sal 32; Mt 7, 1-5



ANTÍFONA DE ENTRADA

Éste es un verdadero mártir, ya que derramó su sangre por Cristo; no temió las amenazas de quienes lo juzgaron y mereció así el Reino de los cielos.

ORACIÓN COLECTA

Dios omnipotente y misericordioso, que concediste a san José María Robles Hurtado luchar por la justicia hasta la muerte, haz que, por su intercesión, soportemos por tu amor todas las adversidades y corramos esforzadamente hacia ti, pues sólo tú eres la vida. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Abram partió de ahí, como se lo ha había ordenado el Señor.

Del libro del Génesis: 12, 1-9

En aquellos días, dijo el Señor a Abram: "Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra".
Abram partió, como se lo había ordenado el Señor, y con él partió también Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Abram llevó consigo a Saray, su esposa, y a Lot, su sobrino, con todos los bienes que habían acumulado y los esclavos que habían adquirido en Jarán, y salieron en dirección a Canaán.
Llegaron a Canaán y Abram atravesó el país hasta la región de Siquem y llegó a la encina de Moré. Por entonces habitaban ahí los cananeos. El Señor se le apareció a Abram y le dijo: "A tu descendencia le voy a dar esta tierra". Entonces Abram edificó ahí un altar al Señor, que se le había aparecido.
De ahí pasó a las montañas, al oriente de Betel, y plantó su tienda entre las ciudades de Betel, al poniente, y de Ay, al oriente. También ahí le construyó un altar al Señor e invocó su nombre. Luego se fue trasladando por etapas hacia el sur. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 32, 12-13. 18-19. 20.22
R/. En el Señor está nuestra esperanza.

Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que escogió por suyo. Desde el cielo el Señor, atentamente, mira a todos los hombres. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen yen su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.
En el Señor está nuestra esperanza, pues Él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Hb 4, 12
R/. Aleluya, aleluya.

La Palabra de Dios es viva y eficaz, y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. R/.

EVANGELIO

Sácate primero la viga que tienes en el ojo.

Del santo Evangelio según san Mateo: 7, 1-5

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.
¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano: 'Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo', cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo".

Palabra del Señor. 
Gloria a ti, Señor Jesús.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te presentamos, Señor, estas ofrendas al conmemorar a tu santo mártir José María Robles Hurtado, a quien ninguna tentación pudo separar de la unidad del cuerpo de Cristo. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 1. 5

Yo soy la vid verdadera y ustedes, los sarmientos, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ése dará fruto abundante.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Renovados por estos sagrados misterios, te rogamos, Señor, que, imitando la admirable constancia de san José María Robles Hurtado, merezcamos, por nuestra perseverancia, conseguir el premio eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

* San José María Robles Hurtado

Nació el 3 de mayo de 1888 en Mascota, Jal. (Diócesis de Tepic). A los 12 años ingresó al seminario de Guadalajara. Se distinguió por su inteligencia, responsabilidad en los estudios y dedicación a la catequesis.
Cuando aún era seminarista fue invitado por el obispo de Tehuantepec a trabajar en su diócesis. Fue ordenado sacerdote en Guadalajara en 1913, donde desempeñó su ministerio en diversas parroquias. Párroco de Tecolotlán, Jal. Y fundador en 1918 de la Congregación religiosa Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado. Ferviente apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, escribió pequeñas obras para propagarla... Con motivo de la persecución tuvo que ocultarse. En junio de 1927 se disponía a celebrar una eucaristía, en la casa particular donde se escondía, cuando llegaron los soldados y lo tomaron preso. En la sierra de Quila, Jal. (Diócesis de Autlán), fue colgado de un roble el 26 de junio de 1927. Sus restos se encuentran en el noviciado de las hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado. Poco antes de ser ejecutado, escribió en una poesía sus últimos anhelos. Quiero amar tu Corazón, Jesús mío, con delirio; quiero amarle con pasión, quiero amarle hasta el martirio. Con el alma te bendigo, mi Sagrado Corazón; Dime: ¿Se llega al instante de feliz y eterna unión?
Con breves modificaciones, tomado de: Vativan. va

Misa "Por La Santificación del Tabajo Humano"

MR p. 1081 (1126) / Lecc. II, p. 474

ANTÍFONA DE ENTRADA Gn 1, 1. 27.31

En el principio creó Dios el cielo y la tierra. Y creó al hombre a su imagen. Vio Dios todo los que había hecho y lo encontró muy bueno.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, creador de todas las cosas, que ordenaste al ser humano cumplir con los deberes del trabajo, concédenos que las labores que ahora iniciamos contribuyan al mejoramiento de esta vida y sirvan por tu bondad, a la extensión del Reino de Cristo. Por nuestro Señor Jesucristo...

O bien:

Señor Dios, que por el trabajo humano perfeccionas y diriges constantemente la inmensa obra de la creación, oye las plegarias que te dirige tu pueblo, suplicante, y concede que todos los hombres gocen de un trabajo digno en el que, honrando su propia condición humana, puedan, más estrechamente unidos, servir a sus hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo...

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Tú que con este pan y este vino que te presentamos das al género humano el alimento que lo sostiene y el sacramento que lo renueva, concédenos, Señor, que nunca nos falte esta ayuda para el cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio V para los domingos del tiempo ordinario, MR, p. 511 (512).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 21, 15. 17

Todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo participado de esta mesa de unidad y caridad, imploramos, Señor, de tu clemencia, que, cumpliendo las labores que nos tienes encomendadas, hallemos sustento para nuestra vida terrena y edifiquemos confiadamente tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Fuente: misal mx.-



REFLEXIÓN

Gen. 12, 1-9. Después de que el hombre se aleja de Dios a causa del pecado y, habiendo recibido la promesa de que en el futuro la Descendencia de la Mujer aplastaría la cabeza de la descendencia de la serpiente antigua, o Satanás, los hombres buscan encontrarse, a su modo, con Dios, construyendo una torre que llegue hasta el mismo cielo. Pero Dios los dispersa por todo el orbe de la tierra. Ahora, sin más preámbulos, Dios inicia el camino hacia el cumplimiento de su promesa. Abram deja su casa, sus dioses, su país; confiado solamente en Dios se dirige para tomar posesión y habitar en lo que en el futuro será la tierra que mana leche y miel. Sólo aquel que confíe en el Señor, sólo aquel que esté dispuesto a llevar adelante su planes, sólo aquel que sea fiel a la voluntad divina será grato al Señor, y, aun cuando parezca un desierto estéril, Dios hará florecer en él la vida, y su nombre será motivo de bendición para todos los pueblos. Jesús llegó a su perfección mediante su filial obediencia a la Voluntad del Padre Dios, voluntad que se convirtió en su alimento. Ese es el mismo camino que hemos de recorrer los que creemos en Cristo para ser, junto con Él, los hijos amados del Padre.
Sal 33 (32). El Pueblo que Dios se escogió como suyo debe alegrarse por tan gran bondad de parte de Dios. El Señor, creador de todo por medio de su Palabra, ha manifestado su amor liberando a su pueblo de la muerte y dándole de comer en épocas de hambre. Al pueblo lo único que le corresponderá será vivir fiel al Señor, siempre dispuesto a manifestar su amor y su perdón a quienes le temen y en su bondad confían. En Cristo, Dios nos ha liberado de la esclavitud al pecado y nos ha dado la esperanza de la vida eterna. Tratemos de vivir fieles al Señor, no sólo por acudir puntuales a darle culto, sino porque meditemos su Palabra y la pongamos en práctica. Entonces esa Palabra será en nosotros Palabra creadora que nos renueve en Cristo, el hombre nuevo.
Mt. 7, 1-5. Sólo Dios conoce el corazón de la persona y las intenciones por las que procede en forma determinada, tal vez muy en contra de la educación moral que tengan los demás. A nosotros no corresponde juzgar sino ser misericordiosos con todos para que Dios, también, tenga misericordia de nosotros, pues con la medida con que juzguemos a los demás seremos nosotros medidos. Esto no puede llevarnos a un relativismo ni laxismo moral, sino a proclamar el Evangelio del Señor, no para amaestrar a los demás, sino para que conozcan y acepten el amor de Cristo con todas sus consecuencias ¿Quién de nosotros no tiene pecado? Y si Aquel que no tiene pecado no ha venido a condenarnos, sino a llamarnos a la conversión para que seamos perdonados y seamos hechos hijos de Dios, ¿quiénes somos nosotros para condenar a quien consideramos reos de alguna culpa? Antes que nada hemos de adentrarnos en nosotros mismos y contemplar nuestra propia realidad y darnos cuenta de que hay muchas cosas de las que nos hemos de arrepentir, para que la Gracia de Dios no caiga en nosotros como en saco roto, sino que, como buena semilla, caiga también en un buen terreno y produzca abundantes frutos de amor y de misericordia, que ayuden a los demás a ir por el camino del bien.
En esta Eucaristía estamos experimentando el amor de Dios, que, como Padre Misericordioso, nos recibe, nos perdona y nos sienta a su mesa sin pronunciar siquiera una palabra de reproche en contra nuestra, sino simple y sencillamente, más todavía, grandiosamente, con los brazos y el corazón abiertos, nos recibe lleno de amor para que estemos nuevamente con Él. Esa es su alegría. Ese es su ejemplo. A pesar de que muchas veces hemos esclavizado nuestro corazón a los nuevos falsos ídolos, Él vuelve a llamarnos para que dejemos todo eso atrás e iniciemos nuevamente, a impulsos de su Espíritu, nuestro camino hacia la Patria definitiva.
En nuestra vida nos encontramos con personas que se oponen a nuestros criterios e intereses. Muchas veces, cuando no se ha llegado a la madurez en el amor de Dios y al del prójimo, para muchos cuenta más su seguridad, que tratan de conservar a costa, incluso, de la muerte de quienes amenazan lo suyo. Con actitudes contrarias al amor, donde vamos más allá de lo que debería ser el respeto a los demás y el no perjudicar sus intereses, estamos manifestando que no hemos contemplado la viga que llevamos en nuestros ojos, que nos impide amar, respetar, comprender, perdonar. Quien se convierta en juez de su prójimo estará manifestando que tiene una perfección que no viene de Dios, pues Dios, mientras permanecemos en esta vida, jamás da marcha atrás en su amor y misericordia por nosotros; y, a pesar de nuestras miserias, Él sabe que nuestro corazón está inclinado hacia la maldad desde muy temprana edad; por eso, en lugar de condenarnos nos fortalece con su Espíritu para que seamos fieles a su amor, y nos perdona y da su vida para que no seamos extraños a Él, sino hijos suyos en Cristo Jesús. Aprendamos a amar y a perdonar en la medida en que nosotros hemos sido amados y perdonados por Dios.
Roguémosle al Señor que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de que en verdad su amor esté en nosotros para que podamos, así, vivir como hermanos, preocupándonos del bien unos de otros, sabiendo amarnos y disculparnos mutuamente para caminar juntos hacia el encuentro definitivo de nuestro Dios y Padre, que es Amor y Misericordia eternos. Amén.
Homilia  catolica.-