HOMILIA DEL OBISPO
EMÉRITO DE ROMA, BENEDICTO XVI
31 de Agosto de 2013
durante de la Misa
que celebró para el Ratzinger Schulerkreis
en la Capilla de
Gobernación del Vaticano.
En
la primera homilía que se da a conocer públicamente desde que el pasado 28 de
febrero renunciara a la Sede de Pedro, el Obispo Emérito de Roma, Benedicto
XVI, ha explicado que el puesto correcto de cada persona está al lado del
Señor, rebajándose uno mismo para portar la gratuidad de Cristo a los demás.
“En
la vida todo el mundo quiere encontrar su lugar. ¿Pero cuál es realmente el
lugar correcto?... Un lugar que puede parecer muy bueno, puede llegar a ser un
muy mal lugar... También en los discursos que se celebraron durante la última
cena, los discípulos discutieron sobre los mejores puestos. Mientras que Jesús
en cambio, se presenta como el que sirve. Él, nacido en el granero y ‘muerto’
en la Cruz, nos dice que el puesto correcto está cerca de Él”, señaló Benedicto
XVI.
Según
informó Radio Vaticana Benedicto XVI pronunció estas palabras el 31 de agosto por
la mañana, durante de la Misa que celebró para el Ratzinger Schulerkreis, los
antiguos alumnos del Papa Ratzinger, en la Capilla de Gobernación del Vaticano,
con ocasión del tradicional seminario de verano que los alumnos celebran
anualmente desde hace más de 30 años.
Este
año los alumnos se reúnen del 31 de agosto al 3 de septiembre Castel Gandolfo,
a 25 kilómetros del Vaticano, para profundizar sobre el tema “La cuestión de
Dios en el contexto de la secularización”, en vistas a la producción filosófica
y teológica de Rémi Bregue, teórico francés premiado en 2012 con el “Premio
Ratzinger” a la teología.
Todos
los años Benedicto XVI solía participar de las reuniones, aunque en esta
ocasión solo participó desde un punto de vista litúrgico. En sus palabras
previas a la celebración de la Eucaristía dijo: “La humildad de la liturgia
cristiana, que es inmensamente grande, porque se une a las filas de los Ángeles
y los Santos en la fiesta y la alegría de Dios. Y la sangre de Cristo, quien
está en el centro de la Eucaristía, significa entrar en el esplendor del
encuentro gozoso de Dios: ésta sangre es su amor, es el Monte de Dios y nos
abre a la gloria de Dios”.
Los
últimos serán los primeros
Benedicto
XVI recordó que los últimos serán los primeros, y esta es la máxima del
rebajarse y humillarse para servir a los demás. Los Evangelios recuerdan que
quien se exalta será humillado, y quien se humilla será exaltado.
“Quien
en este mundo está en esta historia, y quizá sea empujado a llegar a los
primeros puestos, debe saber que está en peligro, debe mirar todavía más al
Señor, adaptarse a él, adaptarse a la responsabilidad del otro, debe
convertirse en aquél que sirve, aquél que en la realidad está sentado a los
pies de los demás, y así bendice y a la vez resulta bendecido”, recordó.
“Por
tanto, sea cual sea el puesto que la historia nos quiere asignar, lo
determinante es la responsabilidad ante Él, ante el amor, la justicia y la
verdad”.
“Cristo,
el Hijo de Dios, desciende para servirnos y ésta es su esencia, que consiste en
replegar hacia nosotros: el amor, el sí a los sufrimientos, la elevación de la
humillación”.
“Estamos
en el camino de Cristo, en el camino correcto si en Su lugar, y como él, nos
convertimos en personas que ‘descienden’ para entrar en la verdadera grandeza,
la grandeza de Dios que es la grandeza del amor”, añadió.
“La
Cruz, en la historia, es el último lugar”, y el “crucifijo no tiene cabida”,
“es un don nadie”, sin embargo – continuó Benedicto XVI–, Juan en el Evangelio
ve “esta extrema humillación”, como “la verdadera exaltación”.
“De
esta manera, Jesús se hace grande; sí, está a la altura de Dios porque la
altura de la Cruz es la altura del amor de Dios, la altura de la entrega de sí
mismo y la dedicación a los demás. Así, este es el lugar para ser divino, y
queremos orar a Dios que nos de el don de entender esto más y aceptar con
humildad, cada uno en su manera, este misterio de la exaltación y la
humillación”, dijo.
La
gratuidad de recibir el amor de Dios debe seguir un proceso “Jesús –dijo-, insta a invitar a prescindir de
las ventajas, es decir, invitar a los mancos, a los paralíticos, los pobres,
porque Él lo hizo por invitarnos a participar en la mesa de Dios, y mostrarnos
de este modo lo que es la gratuidad”.
En
este sentido señaló que las mejores cosas en la vida, es decir, “el amor, la
amistad, la bondad, el perdón, no la podemos pagar, son gratis, del mismo modo
que Dios se nos da gratuitamente”.
“De
esta manera, en la lucha por la justicia en el mundo, no debemos olvidar la
benevolencia de Dios, la constante del dar y recibir, y debemos construir sobre
el hecho de que el Señor nos da, que hay gente buena que nos regala gratis su
bondad, que nos apoyan de forma gratuita, nos aman y son buenos con nosotros
gratis; y luego, a su vez, donar esta gratuidad con el fin de acercar así el
mundo a Dios, para parecernos más a él, y abrirnos a él”, concluyó.
Fuente:
ACI Prensa
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