viernes, 8 de agosto de 2014

VIERNES 8 DE AGOSTO DE 2014. LECTURAS DE LA EUCARISTÍA


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
VIERNES 8 DE AGOSTO DE 2014
TIEMPO ORDINARIO  A . SEMANA 18

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Si 15, 5)
En medio de la Iglesia abrió su boca, y el Señor lo llenó del espíritu de sabiduría e inteligencia, y lo revistió de gloria.

ORACIÓN COLECTA
Ayuda, Señor, a tu Iglesia, por los méritos y enseñanzas de santo Domingo de Guzmán, y que interceda bondadosamente por nosotros quien fue eximio predicador de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

¡Ay de la ciudad sanguinaria!

DEL LIBRO DEL PROFETA NAHUM: 2, 1. 3; 3, 1-3. 6-7

Ya viene por el monte el mensajero de buenas noticias, que anuncia la paz. Celebra tus fiestas, Judá, y cumple tus promesas, porque el malvado no te volverá a invadir, pues ha sido aniquilado.
El Señor restaurará la viña de Jacob, que es el orgullo de Israel. Los invasores la habían devastado, habían destruido sus sarmientos.
En cambio, ¡ay de ti, Nínive, ciudad sanguinaria, toda llena de mentiras y despojos, que no has cesado de robar! Escucha el chasquido de los látigos y el estrépito de las ruedas, los caballos que galopan, los carros que saltan y la caballería que avanza. Mira el llamear de las espadas y el centellear de las lanzas. Contempla la multitud de heridos y los montones de muertos, la interminable cantidad de cadáveres con los que uno se tropieza.
Arrojaré inmundicias sobre ti, te deshonraré y te expondré a la vergüenza pública. Y todo el que te vea huirá de ti y dirá: "Nínive está destruida". ¿Quién tendrá compasión de ti? ¿Dónde podré encontrar alguien que te consuele?

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Deuteronomio 32
R/. Yo doy la muerte y la vida.

El día de su perdición se acerca y su suerte se apresura, porque el Señor defenderá a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos. R/.

Miren que sólo yo soy Dios y no hay otro fuera de mí; yo doy la muerte y la vida, yo hiero y yo curo. R/.

Cuando afile el relámpago de mi espada y tome en mis manos la justicia, yo me vengaré del enemigo y le daré su merecido al adversario. R/.

ACLAMACIÓN (Mt 5, 10)
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor. R/.



¿Qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 16, 24-28

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras.
Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Atiende con bondad, Señor, por intercesión de santo Domingo, las súplicas que te dirigimos, y por la poderosa eficacia de este sacrificio, fortalece, con la protección de tu gracia, a quienes defienden la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Lc 12, 42)
Éste es el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al frente de su familia, para darles a su tiempo la ración de trigo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con manjares celestiales en la conmemoración de santo Domingo, te pedimos, Señor, que tu Iglesia reciba con sincera devoción y afecto la fuerza de este sacramento, y experimente el provecho de la intercesión de aquel que resplandeció por su predicación. Por Jesucristo, nuestro Señor.



REFLEXION

Mt. 16, 24-28: Venir a Jesús, significa negación, cruz y seguimiento.  Luego de anunciarles por primera vez, la Pasión que deberá padecer en Jerusalén   (cfr. Mt.16, 21-23), y que al tercer día resucitará, Jesús les da a los apóstoles, y los   que quieran seguirle a lo largo de los siglos, las condiciones para ello. Ha llegado el   tiempo en que la salvación comienza a despuntar, y por ello, Jesús se atreve a   hacer este anuncio doloroso para ÉL, está en el orden de la salvación, tiene que   suceder, así lo ha dispuesto Dios, no hay otro camino, Dios no deja de entregar al   Hijo por la salvación del mundo. El lugar será Jerusalén, la que mata los profetas   (cfr. Mt.23, 29ss; Lc.13, 33), los ejecutores serán los ancianos, sumos sacerdotes y   los escribas, el tribunal supremo de Israel. Comienza un nuevo modo de   inteligencia, a la hora de comprender su mesianismo y filiación divina, con el horror   que significa su futuro destino, y lo que provoca en sus discípulos. Se trata de la   necedad de la cruz, la que hace protestar a Pedro (cfr. 1 Cor.1, 23). Jesús se   vuelve contra Pedro, están hablando en planos distintos, “apártate de mí vista,   Satanás” (v.23), palabras durísimas, y que si el hombre no deja espacio para las   palabras y pensamientos de Dios, sencillamente se aparte de Dios, lo mismo le   había dicho Jesús a Satanás en el desierto (Mt. 4,1). Así como esa tentación estaba   al comienzo de su ministerio, ahora el portavoz es Pedro, al inicio de la subida a   Jerusalén. Los pensamientos de Dios están por sobre los de los hombres (cfr. Is.55,   8ss). Es la nueva inteligencia de los misterios de la persona de Jesús, a los  que   gradualmente y pedagógicamente ÉL mismo nos introduce. Ahora Jesús los invita a   pasar del seguimiento exterior al seguimiento interior, dispuestos a sufrir la pasión,  es el seguimiento propiamente tal, con el que consigue ser verdadero discípulo de   Jesús. “Niéguese a sí mismo” (v.24), viene a significar no centrarse en sí mismo   sino que renunciar por un bien más elevado, como Jesús que se hizo siervo,   despojándose de su categoría de Dios (cfr. Flp. 2, 6-8). Cargar con la Cruz, encierra   la disposición a morir como Jesús, desasirse de sí mismo, si es voluntad de Dios,   hasta la muerte real, renuncia de la vida corporal. Poner a salvo la vida o perderla.   Se trata de dos caminos, dos acciones, conservar o perder, cada una de ellas con   sus propias consecuencias: la vida o la muerte. Trueque cuanto más misterioso.   Quien la quiere conservar, la pierde, en cambio, quien la había perdido, la recupera.   Quien esté dispuesto a seguirle, vivirá de estas palabras de Jesús y optará por   perder la vida por ÉL camino de Jerusalén. A mayor comprensión del misterio de   Jesús, mayor exigencia y compromiso. A cambio de la vida eterna, la verdadera   vida, no hay nada que se le pueda comparar, ni precio que el hombre pueda pagar.   Dios puede asegurar la vida incluso después de la muerte, devolvérsela por su   poder y amor misericordioso. Esta vida eterna procede de Dios, revelación de su   amor; ahora si el hombre se hace indigno de ella, no la conseguirá. Nuestro anhelo  debe estar dirigido a conseguir esta vida, pues si Jesús renunció a todos los reinos   del mundo, obedeció a Dios hasta la renuncia de esta vida, para recuperarla (cfr.   Mt. 4,8; Jn.10, 17). La alusión al Juicio final, es donde se sabrá quienes obtiene la   vida, y reciben la paga a sus obras, la sentencia es según como se haya vivido, en   cambio otros incurren, en perdición eterna. Lo que conduce a la vida eterna, es   renunciar a la propia vida, por amor a Jesús (cfr. Mt. 25, 31-46). Sólo el amor que  tengamos a Jesucristo será la medida con que llevemos la cruz  que nos tiene  reservada a cada uno de sus discípulos.   Escuchemos a Teresa de  Jesús. “Pues veis aquí, hijas, a quien más amaba lo que  dio, por donde se entiende  cuál es su voluntad. Así que éstos son sus dones en  este mundo. Da conforme al  amor que nos tiene: a los que ama más, da de estos  dones más; a los que menos,  menos, y conforme al ánimo que ve en cada uno y el  amor que tiene a Su  Majestad. A quien le amare mucho, verá que puede padecer  mucho por El; al que  amare poco, poco. Tengo yo para mí, que la medida del  poder llevar gran cruz o  pequeña, es la del amor. Así que, hermanas, si le tenéis,  procurad no sean palabras  de cumplimiento las que decís a tan gran Señor, sino  esforzaos a pasar lo que Su  Majestad quisiere. Porque si de otra manera dais la  voluntad, es mostrar la joya e  irla a dar y rogar que la tomen, y cuando extienden  la mano para tomarla, tornarla  Vos a guardar muy bien.” (Camino de Perfección  32,7).  
 (Homiletica  / Padre Julio Gonzalez Carretti OCD)



COMENTARIOS

El seguimiento de Jesús comporta duras exigencias. En ningún momento se trata de una despersonalización del discípulo; todo lo contrario, si alguien tiene que ser consciente de sus actos y sobre todo tener una fuerte seguridad en sí mismo, debe ser el discípulo; porque ha de ver su vida en esta doble dimensión: lo que era antes de conocer a Jesús y su propuesta, y lo que ha de ser después.

Tampoco se trata de inventarse cruces. Muchos hombres y mujeres que hoy son llamados santos, tantearon diversos modos de vivir esta propuesta de Jesús y se dedicaron a estilos de vida "especiales", a veces alejados del mundo, considerándolos "su cruz"; hoy no es necesario eso, puesto que, por fortuna, poco a poco vamos entendiendo que es en el diario vivir de cada uno y de la comunidad donde debemos descubrir cuál es la cruz que hemos de cargar. Si miramos con atención la realidad en que vivimos, salta a la vista que la principal cruz que tenemos que asumir es la injusticia en que viven millones de hermanos y hermanas nuestros. Desconocer que ésa es la verdadera cruz, es sencillamente inventarnos algo con qué evadir la realidad.
(Homiletica org / Padre Juán Alarcón Cámara)

REFLEXION: EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ
Na 2,1. 3; 3,1-3. 6-7; Mt 16,24-28
Dos mensajes complementarios apreciamos en estas lecturas. De un lado el profeta Nahún comunica a Israel una noticia largamente esperada: se acabarán para siempre los criminales, la ciudad no volverá a ser perturbada por los delincuentes. En el lejano siglo VII a. C., los agresivos criminales venían desde Nínive a saquear y oprimir a los campesinos de Israel. El mexicano de cualquier ciudad ansía actualmente recibir esa noticia de sus autoridades: los criminales han dejado de molestar al ciudadano, la policía y el sistema de justicia funcionan con regularidad; el país vive en paz. Ese es el mensajero de paz que tanto esperamos. Mientras tanto, el Evangelio de san Mateo recuerda que la vida de los que sigan con radicalidad a Jesús estará en riesgo, que aquellos que vivan congruentemente el mensaje evangélico enfrentarán adversidades y contratiempos. Los cristianos que viven proféticamente su fe nos documentan esta verdad: la esperanza en Cristo resucitado los fortifica y les permite resistir serenamente. (www misal com mx)



Santos
 Domingo de Guzmán, fundador;
 Famiano de Galesse, monje;
María de la Cruz, fundadora.

Memoria (Blanco)


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