jueves, 7 de agosto de 2014


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
JUEVES 7 DE AGOSTO DE 2014
TIEMPO ORDINARIO A. SEMANA 18
Sixto II, Papa y mártir

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 109, 4)
Juró el Señor y no ha de retractarse: "Tú eres sacerdote para siempre, como Melquisedec".

ORACIÓN COLECTA
Dios y Padre nuestro, que para gloria tuya y salvación del género humano constituiste a Cristo sumo y eterno sacerdote, concede al pueblo redimido con su Sangre, por la participación en este memorial, experimentar el poder de la cruz y la resurrección de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados.

DEL LIBRO DEL PROFETA JEREMÍAS: 31, 31-34

"Se acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será como la alianza que hice con los padres de ustedes, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos rompieron mi alianza y yo tuve que hacer un escarmiento con ellos.
Ésta será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de Israel: Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano, diciéndole: 'Conoce al Señor', porque todos me van a conocer, desde el más pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus pecados".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL:; Del salmo 50
R/. Crea en mí, Señor, un corazón puro.

Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu. R/.

Devuélveme tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma generosa. Enseñaré a los descarriados tus caminos y volverán a ti los pecadores. R/.

Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios y si te ofreciera un holocausto, no te agradaría. Un corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias. R/.

ACLAMACIÓN (Mt 16, 18)
R/. Aleluya, aleluya.
Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor. R/.





Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 16, 13-23

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías.
A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: "No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se celebra el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Ya que, por la unción del Espíritu Santo, constituiste a tu Unigénito Pontífice de la alianza nueva y eterna, y en tu designio salvífico has querido que su sacerdocio único se perpetuara en la Iglesia.
En efecto, Cristo no sólo confiere la dignidad del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino que, con especial predilección, elige a algunos de entre los hermanos, y mediante la imposición de las manos, los hace partícipes de su ministerio de salvación, a fin de que renueven, en su nombre, el sacrificio redentor, preparen para tus hijos el banquete pascual, fomenten la caridad en tu pueblo santo, lo alimenten con la Palabra, lo fortifiquen con los sacramentos y, consagrando su vida a ti y a la salvación de sus hermanos, se esfuercen por reproducir en sí mismos la imagen de Cristo y te den un constante testimonio de fidelidad y de amor.
Por eso, Señor, con todos los ángeles y santos, te alabamos, cantando llenos de alegría: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (1 Co 11, 24-25)
Éste es mi Cuerpo que se entrega por ustedes. Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi Sangre, dice el Señor. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Por la participación de este sacrificio que tu Hijo nos mandó ofrecer en conmemoración suya, te rogamos, Señor, que, unidos a él, seamos una oblación perenne. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.



REFLEXION

Mt. 16, 13-23: Tú eres Pedro y te daré las llaves del Reino. Primer   anuncio de la Pasión.        Este evangelio, supone varios elementos a considerar, al momento de   comprenderlo en su conjunto. La pregunta de Jesús por su persona: “Quién es el   Hijo del Hombre?” (v.13), habla de cómo le importaba a Jesús esa respuesta de la   gente y la de los apóstoles: “Simón Pedro contesta: «Tú eres el Cristo, el Hijo de   Dios vivo.» (v.16). La pregunta hay que situarla no en un afán de encuesta, sino   más bien, en despejar falsas apreciaciones acerca de la comprensión de la persona   de Jesús. Compararlo con los antiguos profetas, habla muy bien de Jesús, ya que   Elías era muy venerado por el pueblo, se esperaba su regreso, lo mismo que   Jeremías, el Mesías ocupaba el lugar más alto, aunque ninguno lo reconoce como   tal,  a Juan el Bautista, entra dentro de los profetas (cfr. Mt.14,2; Mal.4,5; 14,5;   21,26). Todavía la gente está afuera, los discípulos deberían haberlo comprendido,   porque están dentro, más cerca de ellos (cfr. Mt. 4,11; 16,12). Pedro actúa como   voz de los demás apóstoles, es la opinión de ellos: Jesús es el Mesías. Esto es lo   decisivo, es el enviado de Dios, el último de los profetas, el auténtico interprete de   la Torá, ÉL es comienzo del final de los tiempos, la señal última de Dios para la   humanidad. El Hijo del Dios viviente, está ahí presente, es Enviado de Dios y la   respuesta de Pedro, es la pública confesión de la aceptación de ese conocimiento al   que hace partícipes el Mesías a sus discípulos y a quien quiera escuchar (cfr. Mt.11,   27). El tema del primado de Pedro, es propio de Mateo (cfr. Mc. 8, 27; Lc. 9, 18ss),   donde adquiere una relevancia especial el apóstol Pedro (vv.17-19). Estas palabras  van dirigidas sólo a Pedro: El conocimiento  que acaba de profesar no viene de  abajo, la carne ni la sangre, sino de lo alto, es  decir, es Dios quien lo ha inspirado.  Pedro es llamado bienaventurado, porque había  dado el paso a la fe, estaba en  camino de madurar esa fe hasta alcanzar su  plenitud, va conociendo lo más íntimo  del Reino de Dios (cfr. Mt.13, 11-12). “Tú  eres Pedro” (v.18), viene a significar,  que debe ser piedra (cfr. Sal.18, 3; 31,4; 71,3). Pedro  deberá ser roca, donde  Jesús edifique su Iglesia, no con piedras sino asamblea con  hombres vivos. “Mi  Iglesia” (v.18), nos habla de la nueva comunidad que hace  profesión de fe en  Jesús, el Mesías y en esa confesión se mantiene unida. Esta  Iglesia es la plenitud  de la antigua alianza, porque es el mismo Dios de Israel quien  la habita, Dios con  nosotros (cfr. Mt.1, 23), que en su amado Hijo se hace más  cercano a su pueblo.  Las puertas del Hades, no tendrán ningún poder sobre la  Iglesia, como tampoco la  tiene sobre ÉL (cfr. Rm. 6,9). La muerte es consecuencia  del pecado, Jesús  vencerá al pecado con su sangre en la Cruz, rescatará a todo el  género humano,  para obtener el perdón de sus pecados (cfr. Mt.20, 28; 26,28; 1Cor.15, 20). Las  llaves y el poder de  atar y desatar (v.19), dados a Pedro, configuran la segunda  parte de la promesa.  Es Dios quien delega en un hombre semejante poder, es todo  un misterio el que  hace hablar a Jesús de este modo, un nuevo orden de la  salvación que confía en la  fe del hombre. Atar y desatar, proviene del lenguaje  rabínico, poder para decidir si  una doctrina es verdadera o falsa y también tiene el  sentido de acoger o expulsar a  alguien de la comunidad. Pedro sabrá que doctrina   es verdadera y quien puede participar en la salvación del Reino siendo recibido en   la Iglesia de Cristo. Este veredicto de Pedro, tiene desde ahora validez en el Cielo,   ante Dios, sentencia confirmada por Dios, entrada en vigor desde el momento en   que se promulgó, como si el mismo Dios la hubiera decretado. Este poder lo  confiere también a los otros apóstoles, ya que  Pedro es el primero entre los demás  apóstoles (cfr. Mt.18, 18), pero por ser el  primero recibe la promesa (cfr. Mt.10, 2;  Ef. 2, 20). Hasta hoy la Iglesia, ejerce este servicio de evangelizar a la humanidad.   Santa Teresa de Jesús, coloca como fundamento de la vida comunitaria de sus   nuevas fundaciones a Jesucristo, hasta conseguir que cada comunidad fuese otro   colegio apostólico o colegio de Cristo.  “Esto no viene aquí, porque en esta casa  nunca plega a Dios haya acuerdo  de cosas de éstas (los bandos): sería infierno;  sino que la que fuere más, tome  menos a su padre en la boca; todas han de ser  iguales. ¡Oh colegio de Cristo que  tenía más mando san Pedro, con ser un  pescador y le quiso así el Señor, que san  Bartolomé, que era hijo de rey! Sabía Su  Majestad lo que había de pasar en el  mundo sobre cuál era de mejor tierra, que no  es otra cosa sino debatir si será  buena para adobes o para tapias. Válgame  Dios,  qué gran trabajo traemos!”  (Camino 27,6).   

(Homiletica org / Padre Julio González Carretti OCD)



COMENTARIO DEL EVANGELIO POR : BEATA TERESA DE CALCUTA (1910_1997) FUNDADORA DE LAS HERMANAS MISIONERAS DE LA CARIDAD

El sacramento de la reconciliación: "Lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo" (Mt 18,18)

La confesión es un acto magnífico, un acto de amor grande. Sólo podemos acudir a él en cuanto que somos pecadores, cargados de pecados, y de allí sólo podemos marchar en cuanto pecadores  perdonados, sin pecado.

La confesión nunca es solamente un acto de humildad. Antiguamente lo llamábamos acto de "penitencia", pero en realidad, se trata de un sacramento de amor, un sacramento de perdón. Cuando se abre una brecha entre Cristo y yo, cuando mi amor sufre una fisura, cualquier cosa puede llegar a llenar esta raja. La confesión es el momento en que dejo que Cristo quite todo lo que divide, todo lo que destruye. Lo primero es la realidad de mi pecado. Para la mayoría de entre nosotros existe el peligro de olvidar que somos pecadores y que debemos acudir a la confesión como pecadores que somos. Tenemos que acudir a Dios para decirle nuestro desconsuelo por todo lo que hemos hecho y que haya podido herirle.

El confesionario no es un lugar de conversaciones banales y chismes. Hay un solo asunto: mis pecados, mi sentimiento de dolor, mi petición de perdón, mi deseo de vencer las tentaciones, de practicar la virtud, de crecer en el amor a Dios.


REFLEXIÓN
LA ESCRIBIRÉ EN SU CORAZÓN
Jr 31, 31-34; Mt 16, 13-23
La relación del hombre con la ley nunca ha sido fácil, por la simple razón que el ser humano experimenta los ordenamientos de la ley como una invasión agresiva a su autonomía. Precisamente por eso, se resiste a cumplirla. Es una relación heterónoma que funciona bajo la presión de sanciones positivas y negativas. El comportamiento queda condicionado a la idea de premios y castigos. Esa fase del desarrollo moral funciona regularmente durante la infancia. Posteriormente es necesario interiorizar los valores que subyacen a las normas y asumirlos de buena gana convencidos de su valía intrínseca. La nueva alianza que proclama el profeta Isaías pretende activar esa identificación libre y espontánea con la voluntad de Dios inserta en la ley. Precisamente porque Pedro no ha alcanzado todavía a vivir en el régimen de la nueva alianza, se resiste a acatar el destino sufriente de Jesús y pretende disuadir al Maestro de que enfrente la adversidad desde la humildad y la no violencia. (www misal com mx)


Santos
Sixto II, Papa y mártir; 
Cayetano de Thiene, fundador; 
Miguel de la Mora, mártir.
Feria (Verde)




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