lunes, 4 de agosto de 2014

LUNES 4 DE AGOSTO DE 2014. LECTURAS DE LA EUCARISTÍA


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
LUNES 4 DE AGOSTO DE 2014
TIEMPO ORDINARIO A. SEMANA 18
SAN JUAN MARÍA VIANNEY

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Si 45, 20)
El Señor lo eligió para ser su sacerdote, a fin de que le ofrezca un sacrificio de alabanza.

ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, que hiciste admirable a san Juan María Vianney, presbítero, por su celo pastoral, concédenos que, a ejemplo suyo y por su intercesión, ganemos para Cristo, con la caridad, a los hermanos y con ellos podamos alcanzar la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

A ti, Jananías, no te ha enviado el Señor, y has hecho que el pueblo crea en una mentira.

DEL LIBRO DEL PROFETA JEREMÍAS: 28, 1-17

El quinto mes del cuarto año del reinado de Sedecías, Jananías, hijo de Azur y profeta de Gabaón, le dijo a Jeremías en el templo, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo: "Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: 'Voy a romper el yugo del rey de Babilonia. Dentro de dos años haré que se devuelvan todos los objetos del templo del Señor, que el rey Nabucodonosor tomó de este lugar y se llevó a Babilonia; haré volver a Jeconías, hijo de Joaquín y rey de Judá, y a todos los desterrados de Judá que han ido a Babilonia, en cuanto yo rompa, dice el Señor, el yugo del rey Nabucodonosor' ".
Entonces el profeta Jeremías le respondió a Jananías, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo que estaba en el templo del Señor: "Amén. Que así lo haga el Señor. Que el Señor confirme lo que has predicho y haga retornar de Babilonia a este lugar los objetos del templo del Señor y a todos los desterrados. Pero, pon atención a lo que voy a decirte delante de todo el pueblo: Antes de mí y antes de ti, siempre ha habido profetas que predijeron a muchos países y a grandes reinos la guerra, el hambre y la peste. Y cuando un profeta predice la paz, sólo hasta que se cumplen sus palabras, se puede reconocer que es verdadero profeta, enviado por el Señor". Entonces Jananías tomó el yugo que traía Jeremías en el cuello, lo rompió y dijo delante de todo el pueblo: "Esto dice el Señor: 'Así romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, dentro de dos años y lo quitaré del cuello de todas las naciones' ".
Jeremías se alejó de allí. Pero un tiempo después de que Jananías había roto el yugo del cuello del profeta Jeremías, el Señor le habló a éste y le dijo: "Ve y dile a Jananías: 'Esto dice el Señor: Has roto un yugo de madera, pero yo lo sustituiré por uno de hierro. Porque esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: He puesto en el cuello de todas estas naciones un yugo de hierro, para someterlas al servicio de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y hasta las bestias del campo lo servirán' ". Y Jeremías añadió: "Escucha, Jananías: No te ha enviado el Señor y tú has hecho que el pueblo crea en una mentira. Por eso el Señor te dice: 'Yo te borraré de la superficie de la tierra. Este año morirás, por haber incitado a la rebelión contra el Señor' ". Y el profeta Jananías murió aquel mismo año, en el mes séptimo.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 118
R/. Enséñame, Señor, tus mandamientos.

Apártame de los caminos falsos y dame la gracia de cumplir tu voluntad. No quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos. R/.

Que se vuelvan hacia mí tus fieles, los que hacen caso de tus preceptos. Que sea mi corazón perfecto en tus leyes, así no quedaré avergonzado. R/.

Los malvados me esperaban para matarme, pero yo meditaba tus preceptos. No me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido. R/.

ACLAMACIÓN (Jn 1, 49) Aleluya, aleluya.
Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel. R/.




Mándame ir a ti caminando sobre el agua.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 14, 22-36

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba Él solo allí.
Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: "¡Es un fantasma!" Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: "Tranquilícense y no teman. Soy yo".
Entonces le dijo Pedro: "Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua". Jesús le contestó: "Ven". Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: "¡Sálvame, Señor!". Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: "Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios".
Terminada la travesía, llegaron a Genesaret. Apenas lo reconocieron los habitantes de aquel lugar, pregonaron la noticia por toda la región y le trajeron a todos los enfermos. Le pedían que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos lo tocaron, quedaron curados.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios todopoderoso, suplicamos humildemente a tu majestad que así como los dones ofrecidos en honor de san Juan María manifiestan la gloria del poder divino, de la misma manera nos alcancen el fruto de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 28, 20)
Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que los sacramentos recibidos nos preparen para los gozos eternos, que ya mereció san Juan María por administrarlos con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.


REFLEXIÓN

Mt. 14, 22-36: Mándame ir hacia ti andando sobre el agua. Vemos a Jesús en una de sus claras manifestaciones de su divinidad, como es,  caminar sobre las aguas. Manda a sus discípulos a subir a la barca y marcharse a la  otra orilla, mientras ÉL despide a la gente y busca un lugar para orar en el monte.  Mientras Jesús ora sólo en el Monte, los discípulos atraviesan por orden del Maestro  el lago hacia la otra orilla.   Es en el monte donde experimenta la cercanía de Dios, donde fluye la oración entre  Él y su Padre donde se efectúa un trueque inefable; encuentro admirable en la  quietud de la noche. Este impuso de orar, hace comprender la orden dada a los  apóstoles, quería soledad. Es el mediador entre Dios y los hombres (cfr. 1Tim. 2,  5). De noche, con vientos de tormenta en contra, Jesús viene al encuentro de los  discípulos, solo que caminando sobre las aguas, y a los discípulos les entra el  miedo. El les dice: «¡Animo!, que soy yo; no temáis.»Pedro le respondió: «Señor, si  eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.»«¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la  barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la  violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor,  sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca  fe, ¿por qué dudaste?» (vv. 27-31). En otro nivel, este milagro presenta a Jesús  como Dios; claramente es una teofanía, manifestación de Dios al hombre. Esos  hombres rudos, ahora experimentan su debilidad, puesto que están ante una  manifestación divina. Sólo Jesús puede decir: “Soy yo” (v. 27). Si cuando multiplica  el pan Cristo es presentado como Mesías esperado, ahora presenta su divinidad.
En  la Biblia la soberanía de Dios, se manifiesta en el dominio sobre la naturaleza, tal  como Jesús que calma el mar, con palabras del viejo testamento (cfr. Ex. 3,14). La  hazaña de Pedro y Jesús, escena propia de Mateo, viene a significar que si es Jesús,  se despierta el deseo de ir a ÉL, y carece de peligro el mar. Efectivamente baja de  la barca y comienza a caminar sobre el agua, como Jesús, pero al fijar en el oleaje  y la fuerza del viento, se comienza a hundir, y por segunda vez invoca a Jesús,  quien lo toma de la mano y le reprocha su falta de fe. Con Jesús desaparecen las  dudas y se acrecienta la fortaleza. Subidos a la barca, Jesús recibe una confesión  de fe de parte de los apóstoles: “Verdaderamente eres Hijo de Dios” (v. 33). Han  entendido los apóstoles el milagro de los panes y ahora esta manifestación de  caminar sobre el agua? Han reconocido a Quien tienen ante sí más allá de  razonamientos e inteligencias, experimentan al Hijo de Dios ante ellos. Es en la  figura de Pedro donde el evangelista centra su mirada, como primer apóstol, primer  creyente y modelo para sus compañeros. Comprender el “Soy yo”, lo atrae hacia  Cristo para estar con ÉL, guiado por la confianza y el amor. Si desfallece la  confianza, el hombre experimenta la el peligro de fuera, se convierte en  presa de  las fuerzas que lo amenazan sino acude a la mano salvador de Cristo Jesús. Este  acto de fe de Pedro y los suyos, es fe y confianza en crecimiento, todavía pequeña.  Así y todo lo vivido por Pedro, lo convierte en modelo para todos los futuros  creyentes.  De esta forma está la Iglesia ante Cristo, sabe que está sustraída de  todo peligro y preservada de hundirse en la historia, si mantiene viva la fe. Sin ella,  no se puede subsistir (cfr. Is. 7,9). Si bien este pasaje se puede aplicar al antiguo  Israel, pueblo de la alianza, también se puede proponer a la Iglesia, pueblo de la  nueva alianza, sólo que Jesús está en medio de ella y puede decirle cada día:  “Realmente, eres Hijo de Dios” (v.33), mientras nos conforta cuando nos recuerda:  “Animo! Soy yo! No tengáis miedo” (v. 27). Teresa de Jesús nos invita a dialogar con el Señor y  a confiar en que su compañía  es la mejor garantía de nuestro progreso en la oración.  “Oh Señor del mundo,  verdadero Esposo mío!  le podéis vos decir, si se os ha enternecido el corazón de  verle tal, que no sólo queráis mirarle, sino que os holguéis de hablar con Él, no  oraciones compuestas, sino de la pena de vuestro corazón, que las tiene El en muy  mucho , ¿tan necesitado estáis, Señor y Bien mío, que queréis admitir una pobre  compañía como la mía, y veo en vuestro semblante que os habéis consolado  conmigo? Pues ¿cómo, Señor, es posible que os dejen solo los ángeles, y que aun  no os consuela vuestro Padre? Si es así, Señor, que todo lo queréis pasar por mí,  ¿qué es esto que yo paso por Vos? ¿De qué me quejo? Que ya he vergüenza de que  os he visto tal, que quiero pasar, Señor, todos los trabajos que me vinieren y  tenerlos por gran bien por imitaros en algo. Juntos andemos, Señor; por donde  fuereis, tengo de ir; por donde pasareis, tengo de pasar.” (Camino de Perfeccin 26,6).
(Homiletica org / Padre Julio Gonzalez Carretti  )



Santos
 Juan María Vianney, presbítero; Aristarco de Tesalónica, mártir. Beato Federico Jansoon, presbítero.

Memoria (Blanco


Cura de Ars, nacido en Dardilly, cerca de Lyon, Francia, el 8 de Mayo de 1786; muerto en Ars el 4 de Agosto de 1859.; hijo de Matthieu Vianney y Marie Beluze.

En 1806, el cura de Ecully, M. Balley, abrió una escuela para aspirantes a eclesiásticos, y Juan Bautista María Vianney fue enviado a ella. Aunque era de inteligencia mediana y sus maestros nunca parecen haber dudado de su vocación, sus conocimientos eran extremadamente limitados, limitándose a un poco de aritmética, historia, y geografía, y encontró el aprendizaje, especialmente el estudio del latín, excesivamente difícil. Uno de sus compañeros, Matthias Loras, después primer obispo de Dubuque, le ayudaba en sus lecciones de latín.

Pero ahora se presentó otro obstáculo. El joven Vianney fue llamado a filas, al haber obligado la guerra de España y la urgente necesidad de reclutas a Napoleón a retirar la exención que disfrutaban los estudiantes eclesiásticos en la diócesis de su tío, el Cardenal Fesch. Matthieu Vianney intentó sin éxito procurarse un sustituto, de modo que su hijo se vio obligado a incorporarse. Su regimiento pronto recibió la orden de marchar. La mañana de la partida, Juan Bautista María fue a la iglesia a rezar, y a su vuelta a los cuarteles encontró que sus camaradas se habían ido ya. Se le amenazó con un arresto, pero el capitán del reclutamiento creyó lo que contaba y lo mandó tras las tropas. A la caída de la noche se encontró con un joven que se ofreció a guiarle hasta sus compañeros, pero le condujo a Noes, donde algunos desertores se habían reunido. El alcalde le persuadió de que se quedara allí, bajo nombre supuesto, como maestro. Después de catorce meses, pudo comunicarse con su familia. Su padre se enfadó al saber que era un desertor y le ordenó que se entregara pero la cuestión fue solucionada por su hermano menor que se ofreció a servir en su lugar y fue aceptado.

Juan Bautista María Vianney reanudó entonces sus estudios en Ecully. En 1812 fue enviado al seminario de Verrieres; estaba tan mal en latín que se vio forzado a seguir el curso de filosofía en francés. Suspendió el examen de ingreso al seminario propiamente dicho, pero en un nuevo examen tres meses más tarde aprobó. El 13 de Agosto de 1815 fue ordenado sacerdote por Monseñor Simon, obispo de Grenoble. Sus dificultades en los estudios preparatorios parecen haberse debido a una falta de flexibilidad mental al tratar con la teoría como algo distinto de la práctica - una falta justificada por la insuficiencia de su primera escolarización, la avanzada edad a la que comenzó a estudiar, el hecho de no tener más que una inteligencia mediana, y que estuviera muy adelantado en ciencia espiritual y en la práctica de la virtud mucho antes de que llegara a estudiarla en abstracto. Fue enviado a Ecully como ayudante de M. Balley, quien fue el primero en reconocer y animar su vocación, que le instó a perseverar cuando los obstáculos en su camino le parecían insuperables, que intercedió ante los examinadores cuando suspendió el ingreso en el seminario mayor, y que era su modelo tanto como su preceptor y protector. En 1818, tras la muerte de M. Balley, Vianney fue hecho párroco de Ars, una aldea no muy lejos de Lyon. Fue en el ejercicio de las funciones de párroco en esta remota aldea francesa en las que el "cura de Ars" se hizo conocido en toda Francia y el mundo cristiano. Algunos años después de llegar a Ars, fundó una especie de orfanato para jóvenes desamparadas. Se le llamó "La Providencia" y fue el modelo de instituciones similares establecidas más tarde por toda Francia. El propio Vianney instruía a las niñas de "La Providencia" en el catecismo, y estas enseñanzas catequéticas llegaron a ser tan populares que al final se daban todos los días en la iglesia a grandes multitudes. "La Providencia" fue la obra favorita del "cura de Ars", pero, aunque tuvo éxito, fue cerrada en 1847, porque el santo cura pensaba que no estaba justificado mantenerla frente a la oposición de mucha buena gente. Su cierre fue una pesada prueba para él.

Pero la principal labor del Cura de Ars fue la dirección de almas. No llevaba mucho tiempo en Ars cuando la gente empezó a acudir a él de otras parroquias, luego de lugares distantes, más tarde de todas partes de Francia, y finalmente de otros países. Ya en 1835, su obispo le prohibió asistir a los retiros anuales del clero diocesano porque "las almas le esperaban allí". Durante los últimos diez años de su vida, pasó de dieciséis a dieciocho horas diarias en el confesionario. Su consejo era buscado por obispos, sacerdotes, religiosos, jóvenes y mujeres con dudas sobre su vocación, pecadores, personas con toda clase de dificultades y enfermos. En 1855, el número de peregrinos había alcanzado los veinte mil al año. Las personas más distinguidas visitaban Ars con la finalidad de ver al santo cura y oír su enseñanza cotidiana. El Venerable Padre Colin se ordenó diácono al mismo tiempo, y fue su amigo de toda la vida, mientras que la Madre Marie de la Providence fundaba las hermanas auxiliadoras de las ánimas del purgatorio por su consejo y con su constante aliento. Su dirección se caracterizaba por el sentido común, su notable perspicacia, y conocimiento sobrenatural. A veces adivinaba pecados no revelados en una confesión imperfecta. Sus instrucciones se daban en lenguaje sencillo, lleno de imágenes sacadas de la vida diaria y de escenas campestres, pero que respiraban fe y ese amor de Dios que era su principio vital y que infundía en su audiencia tanto por su modo de comportarse y apariencia como por sus palabras, pues al final, su voz era casi inaudible.

Los milagros registrados por sus biógrafos son de tres clases:

. en primer lugar, la obtención de dinero para sus limosnas y alimento para sus huérfanos; . en segundo lugar, conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro; . en tercer lugar, curación de enfermos, especialmente niños.

El mayor milagro de todos fue su vida. Practicó la mortificación desde su primera juventud, y durante cuarenta años su alimentación y su descanso fueron insuficientes, humanamente hablando, para mantener su vida. Y aun así, trabajaba incesantemente, con inagotable humildad, amabilidad, paciencia, y buen humor, hasta que tuvo más de setenta y tres años.

El 3 de Octubre de 1874 Juan Bautista María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el 8 de Enero de 1905, fue inscrito entre los Beatos. El Papa Pío X lo propuso como modelo para el clero parroquial.

[Nota: En 1925, el Papa Pío XI lo canonizó. Su fiesta se celebra el 4 de Agosto]


FUENTE: ACI PRENSA

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