miércoles, 13 de agosto de 2014

JUEVES 14 DE AGOSTO DE 2014. LECTURAS DE LA EUCARISTIA


LECTURAS DE LA EUCARISTIA
JUEVES 14 DE AGOSTO DE 2014
TIEMPO ORDINARIO  A. SEMANA 19
SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE, MÁRTIR

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Mt 25, 34. 40)
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor. Yo les aseguro que, cuanto hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron.

ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que llenaste de celo por las almas y de amor al prójimo al presbítero y mártir san Maximiliano María Kolbe, inflamado en amor a la Virgen Inmaculada, concede, propicio, que, por su intercesión, trabajando esforzadamente por tu gloria al servicio de los hombres, podamos asemejarnos a tu Hijo hasta la muerte. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Emigra en pleno día, ante la vista de todos.

DEL LIBRO DEL PROFETA EZEQUIEL: 12, 1-12

El Señor me habló y me dijo: "Hijo de hombre, vives en medio de un pueblo rebelde: tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen, porque son un pueblo rebelde.
Ahora, pues, hijo de hombre, prepara tus cosas como quien va al destierro y vete de día, ante la vista de todos, a ver si se dan cuenta de que son un pueblo rebelde. Arregla tus cosas como quien va al destierro, de día, ante la vista de todos y sal por la tarde, a la vista de todos, como salen los desterrados. Haz, a la vista de todos, un agujero en la pared y sal por ahí. Ante la vista de todos, échate tus cosas al hombro y sal en la oscuridad; cúbrete la cara para no ver el país, porque te he convertido en una señal para el pueblo de Israel".
Hice, pues, lo que el Señor me había ordenado: de día preparé mis cosas como quien va al destierro; por la tarde hice un agujero en la pared, con la mano, y salí en la oscuridad, con mis cosas al hombro, ante la vista de todos.
A la mañana siguiente, el Señor me habló y me dijo: "Hijo de hombre, ¿no te ha preguntado el pueblo de Israel, ese pueblo rebelde, qué era lo que estabas haciendo? Pues anúnciales: 'Esto dice el Señor: Estas palabras se refieren al príncipe que está en Jerusalén y a todo el pueblo de Israel, que vive en la ciudad'. Diles: 'Yo soy una señal para ustedes: lo que yo he hecho, eso harán con ustedes: irán cautivos al destierro y su príncipe, con sus cosas al hombro, saldrá en la oscuridad; perforarán una pared para que pueda salir y él se cubrirá la cara para no ver el país con sus ojos' ".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 77
R/. Perdona a tu pueblo, Señor.

Los israelitas provocaron al Dios altísimo y se rebelaron contra él, negándose a guardar sus preceptos. Desertaron y lo traicionaron, como sus padres, fallaron como un arco mal hecho. R/.

En sus colinas lo encolerizaban, con sus ídolos provocaban sus celos. Dios lo oyó y se indignó y rechazó totalmente a Israel. R/.

Mandó sus soldados al cautiverio y el arca de la alianza, a las manos enemigas; entregó su pueblo a la espada, encolerizado contra su heredad. R/.


ACLAMACIÓN (Sal 118, 135)
R/. Aleluya, aleluya.
Señor, mira benignamente a tus siervos y enséñanos a cumplir tus mandamientos. R/.



No te digo que perdones siete veces, sino hasta setenta veces siete.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 18, 21-35; 19,1

En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: "Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contestó: "No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete".
Entonces Jesús les dijo: "El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.
Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: 'Págame lo que me debes'. El compañero se le arrodilló y le rogaba: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contarle al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: 'Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?'. Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.
Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes si cada cual no perdona de corazón a su hermano".
Cuando Jesús terminó de hablar, salió de Galilea y fue a la región de Judea que queda al otro lado del Jordán.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te presentamos, Señor, nuestros dones, pidiéndote humildemente que, a ejemplo de san Maximiliano María, aprendamos a ofrecerte nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Jn 15, 13)
Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos inflame aquel mismo fuego de caridad que san Maximiliano María recibió de este sagrado banquete. Por Jesucristo, nuestro Señor.



REFLEXIÓN
Mateo: 18, 21-35; 19,1: Este evangelio nos presenta un principio básico de la vida cristiana: la reconciliación  y el perdón (vv.21-23) y la parábola del siervo sin entrañas (vv.23-35). La  pregunta de Pedro, y la respuesta de Jesús, hablan de un perdón ilimitado. Son  varios los pasajes en los cuales queda clara la actitud de Jesús respecto al perdón  de las ofensas (cfr. Mt. 5, 23; 6,12ss). En el trasfondo de la pregunta de Pedro se  encuentra el tema de la venganza: “Y dijo Lámek a sus mujeres: «Adá y Sillá, oíd  mi voz; mujeres de Lámek, escuchad mi palabra: Yo maté a un hombre por una  herida que me hizo y a un muchacho por un cardenal que recibí. Caín será vengado  siete veces, mas Lámek lo será setenta y siete veces” (Gén. 4, 23-24). Todo un  canto que exalta la venganza; como contrapartida, Jesús propone el perdón sin  límites. Mientras la venganza era prácticamente una ley sagrada en todo Oriente, la  humillación era el precio del perdón. Jesús manda perdonar hasta setenta veces  siete, es decir siempre, contraponer el bien al mal, el perdón el bien debe alcanzar  la victoria (cfr. Rom.12, 21). En un segundo momento Jesús propone la parábola  del siervo sin entrañas. La parábola del siervo sin entrañas, quiere dejar en claro el  proceder del Padre Dios, con quien no perdona de corazón a su hermano. La  parábola quiere destacar la relación del hombre con Dios y de los hombres entre sí: los diez mil talentos simbolizan al hombre pecador, toda la humanidad, a quien Dios  perdona por pura gracia y bondad. El siervo sin entrañas, representa la maldad del  corazón humano, que no es capaz de perdonar cien denarios, que es lo que se  deben los hermanos entre sí. No es más, es la nada misma, respecto de cuanto ha  sido perdonado por Dios.
La primera enseñanza que nos deja la parábola que nos  advierte de la dureza de corazón; el Padre procederá de la misma manera, si  alguien no perdona de corazón a su hermano (v.35; Mt. 6,15). Dios Padre es el que  perdona la enorme deuda de la humanidad pecadora, que sobrepasa todo límite  humano. La misericordia divina, es demostración de su omnipotencia y majestad. El  pecador debe tener la misma actitud con sus hermanos,  si quiere permanecer  delante de Dios.  La medida de Dios es la misma que nosotros debemos usar con  los hermanos, porque la relación con los hermanos, nace de nuestra unión con el  Padre. Si todos vivimos de la misericordia de Dios la debemos conceder a los  hermanos. Sólo quien experimenta el perdón de Dios, en el Sacramento de la  Reconciliación, es capaz de perdonar, ilimitadamente a su hermano, porque el  perdón, es fruto del exquisito amor de Dios Padre por el hombre.  La Santa Madre Teresa nos pide que consideremos bien las palabras del Padre  nuestro en lo que se refiere a perdonar los pecados así como Dios Padre nos  perdona. “Pues tened mucha cuenta, hermanas, con que dice: «como  perdonamos»; ya como cosa hecha, como he dicho. Y advertid mucho en esto, que  cuando de las cosas que Dios hace merced a un alma en la oración que he dicho de  contemplación perfecta no sale muy determinada y, si se le ofrece, lo pone por obra  de perdonar cualquier injuria, por grave que sea  no estas naderías que llaman  injuria    no fíe mucho de su oración” (CV 36,8).   

(Fuente: Homiletica org / Padre Julio Gonzalez Carretti OCD   )



BREVE EXPLICACIÓN DEL EVANGELIO
Comentario: Rev. D. Joan BLADE.
Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano?

Hoy, preguntar «¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano?» (Mt 18,21), puede significar: —Éstos a quienes tanto amo, los veo también con manías y caprichos que me molestan, me importunan cada dos por tres, no me hablan... Y esto un día y otro día. Señor, ¿hasta cuándo los he de aguantar?

Jesús contesta con la lección de la paciencia. En realidad, los dos colegas coinciden cuando dicen: «Ten paciencia conmigo» (Mt 18,26.29). Mientras la intemperancia del malvado, que ahogaba al otro por poca cosa, le ocasiona la ruina moral y económica, la paciencia del rey, a la vez que salva al deudor, a la familia y sus bienes, engrandece la personalidad del monarca y le genera la confianza de la corte. La reacción del rey, en labios de Jesús, nos recuerda aquello del libro de los Salmos: «Mas el perdón se halla junto a ti, para que seas temido» (Sal 130,4).

Está claro que nos hemos de oponer a la injusticia, y, si es necesario, enérgicamente (soportar el mal sería un indicio de apatía o de cobardía). Pero la indignación es sana cuando en ella no hay egoísmo, ni ira, ni necedad, sino deseo recto de defender la verdad. La auténtica paciencia es la que nos lleva a soportar misericordiosamente la contradicción, la debilidad, las molestias, las faltas de oportunidad de las personas, de los acontecimientos o de las cosas. Ser paciente equivale a dominarse a uno mismo. Los seres susceptibles o violentos no pueden ser pacientes porque ni reflexionan ni son amos de sí mismos.

La paciencia es una virtud cristiana porque forma parte del mensaje del Reino de los cielos, y se forja en la experiencia de que todo el mundo tenemos defectos. Si Pablo nos exhorta a soportarnos los unos a los otros (cf. Col 3,12-13), Pedro nos recuerda que la paciencia del Señor nos da la oportunidad de salvarnos (cf. 2Pe 3,15).

Ciertamente, ¡cuántas veces la paciencia del buen Dios nos ha perdonado en el confesionario! ¿Siete veces? ¿Setenta veces siete? ¡Quizá más!


(FUENTE: www misal com mx)



Santos
Maximiliano María Kolbe, mártir; Antonio Primaldo y compañeros, mártires.
Beato Brancorsini de Urbino, religioso.
Memoria (Rojo)



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