LECTURAS
DE LA EUCARISTÍA
MARTES
29 DE JULIO DE 2014
TIEMPO
ORDINARIO A. SEMANA 17
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Cfr. Lc 10, 38)
Cuando
entró Jesús en un poblado, una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, cuyo Hijo aceptó hospedarse en la casa de santa Marta,
concédenos, por su intercesión, que sirviendo fielmente a Cristo en nuestros
hermanos, merezcamos ser recibidos por ti en la mansión del cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Acuérdate, Señor, de tu
alianza con nosotros y no la quebrantes.
DEL LIBRO DEL PROFETA
JEREMÍAS: 14, 17-22
Que
mis ojos lloren sin cesar de día y de noche, porque la capital de mi pueblo
está afligida por un gran desastre, por una herida gravísima. Si salgo al
campo, encuentro gente muerta por la espada; si entro en la ciudad, hallo gente
que se muere de hambre. Hasta los profetas y los sacerdotes andan errantes por
el país y no saben qué hacer.
¿Acaso
has rechazado, Señor, a Judá? ¿O te has cansado ya de Sión? ¿Por qué nos has
herido tan gravemente, que ya no tenemos remedio? Esperábamos tranquilidad y
sólo hay perturbación; esperábamos la curación y sólo encontramos miedo.
Reconocemos,
Señor, nuestras maldades y las culpas de nuestros padres; hemos pecado contra
ti. Por ser tú quién eres, no nos rechaces; no deshonres el trono de tu gloria.
Acuérdate, Señor, de tu alianza con nosotros y no la quebrantes. ¿Acaso los
ídolos de los paganos pueden hacer llover? ¿Acaso los cielos, por sí solos,
pueden darnos la lluvia? Tú solo, Señor y Dios nuestro, haces todas estas
cosas, por eso en ti tenemos puesta nuestra esperanza.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL: Del
salmo 78
R/.
Socórrenos, Señor, y te alabaremos.
No
recuerdes, Señor, contra nosotros, las culpas de nuestros padres. Que tu amor
venga pronto a socorrernos, porque estamos totalmente abatidos. R/.
Para
que sepan quién eres, socórrenos, Dios y salvador nuestro. Por el honor de tu
nombre, sálvanos y perdona nuestros pecados. R/.
Que
lleguen hasta ti los gemidos del cautivo; con tu brazo poderoso salva a los
condenados a muerte. Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño, te daremos
gracias siempre y de generación en generación te alabaremos. R/.
ACLAMACIÓN
(Jn 8, 12)
R/.
Aleluya, aleluya.
Yo
soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
R/.
Creo firmemente que tú eres
el Mesías, el Hijo de Dios.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN JUAN: 11, 19-27
En
aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas
por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a
su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: "Señor,
si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora estoy
segura de que Dios te concederá cuanto le pidas".
Jesús
le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta respondió: "Ya sé que
resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy
la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y
todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú
esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Al
proclamar, Señor, tu obra admirable en santa Marta, suplicamos humildemente a
tu majestad que, así como te fue grato su amoroso obsequio, así también te sea
aceptable el desempeño de nuestro servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Jn 11, 27)
Marta
dijo a Jesús: Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de
Dios, el que tenía que venir al mundo.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor,
que la santa comunión del Cuerpo y la Sangre de tu Unigénito, nos aleje de
todas las cosas pasajeras, para que, a ejemplo de santa Marta, podamos crecer
en la tierra en un auténtico amor a ti y gozar en el cielo, contemplándote
eternamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Temas
de las lecturas: Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros * Bendigo al Señor en todo momento * Creo que
tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.
1. Amiga de Jesucristo
1.1
Hubo una familia en Betania, compuesta, hasta donde sabemos, por tres hermanos: Martha, María y Lázaro. Uno de los
aspectos más bellos de esa familia está
en Jn 11,5: "Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro". Es muy
grato pensar en ese afecto cálido,
cercano y puro con que Nuestro Señor regaló a estos hermanos, porque nos hace sentir de una manera
casi tangible el amor humano del Hijo de
Dios.
1.2 Es
hermoso y trae mucha sencillez y alegría al alma pensar en Martha como amiga de Jesucristo. Tal vez esa imagen
agradable y cercana matiza un poco la otra
imagen, tan frecuente, de Cristo como un profeta ensimismado en su
misión trascendente y santísima, sin
tiempo ni espacio para cultivar amistad con nadie. Y matiza también la idea de ese Cristo lejano y
como aislado en su propia pureza,
incapaz de dar amor si no es a través de una rigurosa distribución
equitativa, como el que da pan en un
campo de concentración.
1.3 Martha,
amiga de Jesús: ruega por nosotros. Enséñanos ese rostro tan amable y encantador del
"Dios-con-nosotros".
2. Mujer de fe y de
esperanza
2.1 Martha de Betania brilla en
el evangelio de hoy con el resplandor de una fe
vigorosa y cuajada de confianza en el Señor. Tomemos sus propias
palabras, y admiremos el don de la fe,
concedido por el Único que puede darla.
2.2 "Señor,
si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto
le pidas". Así habla Martha. Está
segura del poder de Jesús, y esa certeza no queda destruida ni siquiera
por el hecho aparentemente irreversible
de la muerte.
2.3
"Sé que mi hermano resucitará en la resurrección del último día".
Aquí la fe se funde en esperanza. En
efecto, quien conoce cuánto puede Dios, conoce qué puede esperar de él. 2.4 Marta, mujer creyente, ejemplo vivo de
confianza en el Señor, ruega por
nosotros. Inspira en nuestras almas el don eximio de la fe que vence al
mundo, y de la esperanza que no se
arredra ante las dificultades.
(Homiletica
org / Fr. Nelson Medina F., O.P)
REFLEXIÓN:EN
TI ESPERAMOS
Jr
14, 17-22; Jn 11, 19-27
La
confesión de culpa que cierra el capítulo décimo cuarto de Jeremías implica una
vivencia profunda de cambio personal y social. Los habitantes de Jerusalén han
caído en la cuenta que existen muchos caminos falaces que conducen a la ruina
económica y la pérdida de la libertad. Los fracasos políticos y la pérdida de
la libertad dejaron una lección profunda en la conciencia colectiva del pueblo.
Los profetas acom-pañaron al pueblo y le ayudaron a procesar su fracaso, para
recomenzar una nueva relación con Dios. Marta, la hermana de Lázaro pasaba por
un gran desconsuelo, al haber perdido a su hermano. Ella conocía la fuerza de
Dios que animaba la vida y los esfuerzos del profeta venido de Nazaret.
Quienes, como María y Marta, aprendieron a confiar en Jesús en sus situaciones
de desgracia, comenzaron a experimentar la fuerza de la resurrección de
antemano. ( www misal com mx)
Marta de Betania, laica; Urbano II, Papa. Beato Luis
Bertrand Exchard y compañeros, mártires.
Memoria (Blanco)
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