sábado, 19 de julio de 2014

DOMINGO 20 DE JULIO DE 2014. LECTURAS DE LA EUCARISTIA



LECTURAS DE LA EUCARISTIA
DOMINGO  20 DE JULIO DE 2014
TIEMPO ORDINARIO  A. SEMANA 16

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 53, 6. 8)
El Señor es mi auxilio y el único apoyo en mi vida. Te ofreceré de corazón un sacrificio y daré gracias a tu nombre, Señor, porque eres bueno.

ORACIÓN COLECTA
Sé propicio, Señor, con tus siervos y multiplica, bondadoso, sobre ellos los dones de tu gracia, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y la caridad, perseveren siempre fieles en el cumplimiento de tus mandatos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Al pecador le das tiempo para que se arrepienta.

DEL LIBRO DE LA SABIDURÍA: 12, 13. 16-19

No hay más Dios que tú, Señor, que cuidas de todas las cosas. No hay nadie a quien tengas que rendirle cuentas de la justicia de tus sentencias. Tu poder es el fundamento de tu justicia, y por ser el Señor de todos, eres misericordioso con todos.
Tú muestras tu fuerza a los que dudan de tu poder soberano y castigas a quienes, conociéndolo, te desafían. Siendo tú el dueño de la fuerza, juzgas con misericordia y nos gobiernas con delicadeza, porque tienes el poder y lo usas cuando quieres.
Con todo esto has enseñado a tu pueblo que el justo debe ser humano, y has llenado a tus hijos de una dulce esperanza, ya que al pecador le das tiempo para que se arrepienta.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 85
R/. Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta. R/.

Señor, todos los pueblos vendrán para adorarte y darte gloria, pues sólo tú eres Dios, y tus obras, Señor, son portentosas. R/.

Dios entrañablemente compasivo, todo amor y lealtad, lento a la cólera, ten compasión de mí, pues clamo a ti, Señor, a toda hora. R/.

El Espíritu intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.

DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS: 8, 26-27

Hermanos: El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (Cfr. Mt 11, 25)
R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.



Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 13, 24-43

En aquel tiempo, Jesús propuso esta parábola a la muchedumbre: "El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña.
Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: `Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?' El amo les respondió: `De seguro lo hizo un enemigo mío'. Ellos le dijeron: `¿Quieres que vayamos a arrancarla?' Pero él les contestó: `No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo.
Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y luego almacenen el trigo en mi granero' ".
Luego les propuso esta otra parábola: "El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en un huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas".
Les dijo también otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar".
Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
Luego despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo".
Jesús les contestó: "El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del Reino, la cizaña son los partidarios del maligno, el enemigo que la siembra es el diablo, el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo

PLEGARIA UNIVERSAL

Presentemos nuestras peticiones a Dios, el Padre de todos.
Después de cada petición diremos: Te rogamos, óyenos.
Por todas las Iglesias cristianas: por los católicos, ortodoxos, anglicanos. Oremos.
Por los que gobiernan las naciones y tienen en sus manos el poder para construir un mundo mejor. Oremos.
Por los países que están en guerra; por los responsables de estos desastres. Oremos.
Por los enfermos de nuestra parroquia; por los ancianos que se sienten abandonados. Oremos.
Por los que nos hemos reunido en esta Eucaristía para alimentarnos de la Palabra y del Cuerpo y Sangre del Señor. Oremos.
Escucha, Padre, nuestras peticiones, y derrama tu amor sobre toda la humanidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que con la perfección de un único sacrificio pusiste fin a la diversidad de sacrificios de la antigua ley, recibe las ofrendas de tus fieles, y santifícalas como bendijiste la ofrenda de Abel, para que aquello que cada uno te ofrece en honor de tu gloria, sea de provecho para la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 110, 4-5)
Ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente; Él da alimento a sus fieles.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.

FRENTE AL MAL EN EL MUNDO DEBEMOS CONFIAR EN LA VICTORIA FINAL DE DIOS, ALIENTA EL PAPA
Domingo 20/07/2014
Palabras del Papa Francisco antes del rezo del Ángelus:

VATICANO, 20 Jul. 14 / 10:14 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco, en sus palabras previas al rezo del Ángelus hoy, alentó a los cristianos a hacer frente a la cizaña en el mundo imitando la paciencia de Dios, alimentando la esperanza y confiando en que al final triunfará el bien.

El Santo Padre señaló que “en estos domingos la liturgia propone algunas parábolas evangélicas, o sea breves narraciones que Jesús usaba para anunciar a la multitud el Reino de los cielos. Entre aquellas presentes en el Evangelio de hoy, se encuentra una más bien compleja que al inicio no se entiende, la cual Jesús explica luego a discípulos: es aquella de la semilla buena y de la cizaña, que enfrenta el problema del mal en el mundo y pone en relieve la paciencia de Dios”.

“La escena se desarrolla en un campo en donde el propietario siembra la semilla; pero una noche llega el enemigo y siembra la cizaña, término que en hebreo deriva de la misma raíz del nombre ‘Satanás’ y evoca el concepto de división”.

Francisco indicó que “todos sabemos que el demonio es un cizañero: trata siempre de dividir a las personas, a las familias, a las Naciones y a los pueblos”.

“Los peones quisieran de inmediato arrancar la hierba mala, pero el propietario lo impide con esta motivación: ‘porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo’. Porque todos sabemos que, cuando la cizaña crece, se parece mucho a la semilla buena y existe el peligro de confundir una con otra”.

Citado por Radio Vaticano, el Papa destacó que “la enseñanza de la parábola es doble. Ante todo dice que el mal en el mundo no proviene de Dios, sino de su enemigo, el Maligno. Es curioso: él va de noche a sembrar la cizaña, en la oscuridad, en la confusión… Donde no existe la luz, él va y siembra la cizaña”.

“Este enemigo es astuto: ha sembrado el mal en medio del bien, de manera que es imposible para nosotros hombres separarlos netamente; pero al final, Dios, podrá hacerlo. Él se toma el tiempo”.

El Santo Padre subrayó también el tema de “la contraposición entre la impaciencia de los peones y la paciente espera del propietario del campo, que representa a Dios. A veces nosotros tenemos una gran prisa en juzgar, clasificar, poner de un lado a los buenos, y del otro a los malos”.

“Pero acuérdense de la oración del hombre soberbio: ‘te agradezco, Dios, porque yo soy bueno y no soy como ese otro que es malo’. Acuérdense de esto. Dios en cambio sabe esperar. Él mira en el ‘campo’ de la vida de cada persona con paciencia y misericordia: ve mucho mejor que nosotros la suciedad y el mal, pero también ve los retoños del bien y espera con confianza que maduren”.

Francisco remarcó que “Dios es paciente, sabe esperar. ¡Que hermoso es esto! Nuestro Dios es un padre paciente, que nos espera siempre, y nos espera con el corazón en la mano para acogernos, ¡para perdonarnos! Nos perdona siempre si vamos hacia Él”.

“La actitud del propietario es aquella de la esperanza fundada sobre la certidumbre de que el mal no tiene ni la primera ni la última palabra. Y hay más: gracias a esta paciente espera de Dios la misma cizaña, o sea el corazón malvado con tantos pecados, al final puede convertirse en semilla buena”.

“Pero atención –continuó– la paciencia evangélica no es indiferencia al mal; ¡no se puede hacer confusión entre bien y mal! Frente a la cizaña presente en el mundo el discípulo del Señor está llamado a imitar la paciencia de Dios, a alimentar la esperanza con el apoyo de una inquebrantable confianza en la victoria final del bien, o sea de Dios”.

El Papa recordó que “al final, de hecho, el mal será arrancado y eliminado: al tiempo de la cosecha, o sea del juicio, los cosechadores seguirán la orden del propietario separando la cizaña para quemarla”.

“En aquel día de la cosecha final el juez será Jesús, Aquel que ha sembrado la semilla buena en el mundo y que se ha vuelto Él mismo ‘semilla’, ha muerto y resucitado”.

Francisco indicó que “al final todos seremos juzgados con la misma medida ¿Con cuál? ¿Con cuál medida? con la misma medida con la que hemos juzgado: la misericordia que habremos tenido para con los demás será usada también con nosotros”.

“Pidamos a la Virgen, nuestra Madre, que nos ayude a crecer en la paciencia, en la esperanza y en la misericordia con todos los hermanos”


Fuente: ACI Prensa.




a.- Sb. 12,13.16-19: En el pecado, hay lugar al arrepentimiento.    La primera lectura, nos habla de la relación de Yahvé con los pueblos cananeos, y  aquí encontramos los motivos de tal moderación. Lo severo de su conducta, se  debe a los crímenes que ellos cometían (Sab. 12, 3-7); ahora surgen sentimientos  de misericordia, manifestación  de su poder, como Señor de todas las cosas (Sab.  3,3-18). Sólo Yahvé existe como Dios en Israel, sólo a ÉL hay que dar cuenta de  sus juicios, cuando aplica la justicia. Mientras los hombres usan la ley del más  fuerte, no así Yahvé, y son injustos, sólo ÉL es el más fuerte. Su fuerza y poder son  garantía de su justicia, precisamente porque es poderoso, es también  misericordioso (cfr. Os. 11,9; Sant. 2,11). Es entonces, que el autor presenta dos  actitudes de Yahvé: se muestra fuerte y muy severo, con quienes no creen en su  poder soberano, como los paganos; pero para los que dicen creer, pero con su vida  desdicen tal afirmación, se asemejan en su conducta a los judíos apóstatas. Dios  castiga la soberbia, la vida sin fe, la conducta ilógica. Distinto es el destino de  quienes reconocen la omnipotencia divina, ya que Yahvé se muestra afable y  bondadoso, puesto que la conducta del creyente corresponde al querer de Dios. Su  gobierno sobre los hombres es moderado e indulgente, porque es poderoso, pero  también puede recurrir a su severidad. Este obrar de Dios enseña a los hombres  piadosos, que deben ser generosos con su prójimo, como lo mandaba la Ley de  Moisés, pero también con todos los hombres. Este pasaje es claro preludio del  mandato evangélico del amor universal, que Jesús nos enseñó (cfr. Sab. 1,6; 7, 23;  Mt. 5, 43-48). Finalmente, la conducta de Dios, enseña a los hombres que nunca se  debe perder la esperanza, pues en el pecado hay posibilidad para el  arrepentimiento.   

b.- Rm. 8, 26-27: El Espíritu intercede con gemidos inefables.    San Pablo, expone que a los gemidos de la creación (Rm. 8, 22) y de la humanidad  (Rm. 8, 23), se unen ahora los gemidos del Espíritu, que viene en nuestra ayuda,  para suplir nuestra flaqueza. Esta debilidad o flaqueza nuestra está relacionada con  la glorificación que esperamos, que suspiramos, es decir, sabemos que Dios quiere  nuestra santidad y glorificación, pero hasta que lleguemos a la meta, no siempre  sabemos pedir lo que nos conviene (cfr. Rm. 8,19-25). A suplir esta deficiencia  nuestra viene el Espíritu Santo, abogando por nosotros con gemidos inefables, que  son según Dios, conformes al designio que tiene para cada uno de los que van a   ser santos (v. 27). Estos gemidos no dejan de ser atendidos, y son inefables,  porque son interiores, sin palabras, no hay palabras que lo expresen, quizás  incomprensible a los hombres, pero sí para Dios, que los conoce, porque escudriña  los corazones, con sus divina sabiduría y ciencia (cfr. 1Sam.16,7; 1 Re.8,39;  Sal.70,10; Ap.2,23). Este atributo divino, no es propiamente del Espíritu, porque
 por su naturaleza divina es incompatible con ÉL, son gemidos, más bien, que el  Espíritu crea en nosotros, en nuestros corazones (cfr. Rm. 8, 15-16. 23).   

c.- Mt. 13, 24-43: Dejadlos crecer hasta la siega.    El evangelio nos presenta una serie de parábolas. Distinguimos una primera parte  con tres parábolas que Jesús dice a la gente: la de la cizaña (vv.24-30), la de la  mostaza (vv.31-32), y la de la levadura (vv. 33-35); en la segunda parte,  encontramos a Jesús con sus discípulos donde les explica la parábola de la cizaña  (vv.36-43). Como trasfondo de todo este texto tenemos la idea que el antiguo  Israel se opone al mensaje del Evangelio (cc. 5-7), Sólo el nuevo pueblo que  despunta, la entiende y da frutos. En Mateo debemos recordar que las parábolas  poseen un sentido crítico respecto a los judíos y su modo de vivir y enseñar la  antigua alianza. En la parábola de la cizaña, Jesús les reprocha a los judíos  oponerse al evangelio, a  la cosecha, por ello son como la cizaña, toda una crítica a  los dirigentes del pueblo. El evangelio, nos presenta una vez más la imagen de la  semilla, para enseñar a su pueblo la palabra, que ilumina y salva. Lo propio de esta  parábola, es que junto a la semilla de Dios, se afirma la existencia del sembrador  del mal, es decir, del enemigo de Dios. Nos enseña que el sembrador de la cizaña,  actúa en las tinieblas, de  noche, desde lo escondido para no ser descubierto. Será  en el momento de la siega, no antes, que deberán recoger el trigo y la cizaña, para  separarlos, mientras el primero se guarda en el granero, la cizaña será quemada.  La enseñanza fundamental de la parábola es la presencia de los sembradores, es  decir, saber que donde siembra Dios, cerca está Satanás, sembrando la semilla del  mal. Quiere prevenirnos de falsos optimismos, saber discernir dónde se encuentra  la verdad, el bien, lo santo y perfecto, lo que es fruto de la acción de Dios, y  también, descubrir el mal, la mentira de la vida, la maldad, incluso en la comunidad  eclesial. La siega, imagen del juicio final, es el momento de separar el trigo de la  cizaña, del bien del mal; ese día llegará, lo presidirá el Hijo de Dios, el hombre con  su juicio no adelanta nada. Cuando escribe Mateo, parece había un celo excesivo e  intolerancia, en lo que se refiere a la implantación del Reino de Dios. Más que  insistir en la convivencia del bien y del mal, la acentuación recae en el destino final  de la separación del trigo y la cizaña, es decir, del destino de buenos y malos. La  parábola hace pensar en esto: ¿por qué hay malos en la Iglesia? Mateo da sus  razones: al mismo tiempo que Dios actúa en la vida de los hombres, también lo  hace Satanás. Si bien, la selección es por parte de Dios, hay también un tiempo  para la conversión, pero la convivencia con los malos, es una oportunidad para  ejercitar las virtudes teologales y cardinales, pero también, para hacer apostolado  en el sentido de iluminar, nutrir, proponer el Evangelio, como un estilo de vida a  todo prójimo que cruza nuestro camino. Las otras dos parábolas son sinónimas  (vv.31-33), en el sentido que a pesar de la oposición, hay cosecha abundante. Si  no fructifican los dirigentes religiosos, otros lo harán. La cita del Sal.78,2, es todo  un desafío dirigido a los discípulos y no a la gente, donde el evangelista deja en  claro, que la crítica de Jesús, es la continuación de toda una línea profética.  Finalmente, la explicación de la parábola de la cizaña (vv.36-43), aparecen los hijos  de Dios y los del Maligno (cfr. Jn. 8, 39-47; 16,2).  Además de  identificar a los que  aparecen en la parábola la explicación lleva otra intención: la decisión del padre de  familia no es ya dejar crecer la cizaña y el trigo sino de la siega futura, el drama del Juicio final. Se habla del destino de los malos, a los que hay que prevenir, sino se  convierten serán arrojados lejos de Dios (cfr. Mt. 18,6; 22, 40; 5,17; Sant.1,25;  Gál.6,13s; 6,2; Mt.25,31s).  La tarea es obrar bien, luchar por y con los valores del  Reino, discernir también con la luz de la fe, la obra del enemigo en nuestro camino  y en el de la sociedad de hoy, para vencer al mal a fuerza de bien.  Teresa de Jesús, nos invita a poner los ojos en el Reino de Dios, nuestro destino  por ser hijos de Dios, miembros de la Iglesia herederos de la vida eterna. “Rey sois,  Dios mío, sin fin, que no es reino prestado el que tenéis. Cuando en el Credo se  dice: «vuestro reino no tiene fin», casi siempre me es particular regalo. Aláboos,  Señor, y bendígoos para siempre; en fin, vuestro reino durará para siempre. Pues  nunca Vos, Señor, permitáis se tenga por bueno que quien fuere a hablar con Vos,  sea sólo con la boca.” (Camino 22,1)         


(Homiletica org / Padre Julio Gonzalez Carretti OCD)



Santos
Apolinar de Ravena, obispo; Bulmaro o Vulmaro de Bolonia, abad;
Beato Luis Novaresse, presbítero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario