martes, 1 de julio de 2014

MARTES 1 DE JULIO DE 2014. LECTURAS DE LA EUCARISTÍA


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
MARTES 1 DE JULIO DE 2014
TIEMPO ORDINARIO A. SEMANA 13

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 129, 3-4)
Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, Señor, ¿quién podría resistir? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.

ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos disponga y nos acompañe, de manera que estemos siempre dispuestos a obrar el bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

El Señor ha hablado, ¿quién no profetizará?

DEL LIBRO DEL PROFETA AMÓS: 3, 1-8; 4, 11-12

Escuchen estas palabras que el Señor les dirige a ustedes, hijos de Israel, y a todo el pueblo que hizo salir de Egipto:
"Sólo a ustedes los elegí entre todos los pueblos de la tierra, por eso los castigaré con mayor rigor por todos sus crímenes.
¿Acaso podrán caminar dos juntos, si no están de acuerdo? ¿Acaso no ruge el león en la selva, cuando tiene ya su presa? ¿Lanza su rugido el cachorro de león desde su cueva, si no ha cazado nada? ¿Cae el pájaro al suelo, sin que se le haya tendido una trampa? ¿Se levanta del suelo la trampa, sin que haya atrapado algo? ¿Se toca la trompeta en la ciudad, sin que se alarme la gente? ¿Hay alguna desgracia en la ciudad, sin que el Señor la mande? Ciertamente el Señor no hace nada sin revelar antes su designio a sus profetas. Pues bien, ya ha rugido el león, ¿quién no tendrá miedo? El Señor Dios ha hablado, ¿quién no profetizará?
Los he destruido a ustedes como a Sodoma y a Gomorra; han quedado como un tizón sacado del incendio y no se han vuelto a mí, dice el Señor. Por eso te voy a tratar así, Israel, y porque así te voy a tratar, prepárate, Israel, a comparecer ante tu Dios".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 5
R/. Enséñame, Señor, tu santidad.

Tú no eres, Señor, un Dios al que pudiera la maldad agradarle, ni el malvado es tu huésped ni ante ti puede estar el arrogante. R/.

Al malhechor detestas, y destruyes, Señor, al embustero; aborreces al hombre sanguinario y a quien es traicionero. R/.

Pero yo, por tu gran misericordia, entraré en tu casa y me postraré en tu templo santo con reverencia de alma. R/.

ACLAMACIÓN (Sal 129, 5)
R/. Aleluya, aleluya.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra. R/.


 

Dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 8, 23-27

En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero Él estaba dormido. Los discípulos lo despertaron, diciéndole: "Señor, ¡sálvanos, que perecemos!"
Él les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?" Entonces se levantó, dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Y aquellos hombres, maravillados, decían: "¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?"

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las súplicas de tus fieles junto con estas ofrendas que te presentamos, para que, lo que celebramos con devoción, nos lleve a alcanzar la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (1 Jn 3, 2)
Cuando el Señor se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, suplicamos a tu majestad que así como nos nutres con el sagrado alimento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, nos hagas participar de la naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.


BREVE EXPLICACIÓN DEL EVANGELIO
Comentario: Fray Lluc TORCAL.
Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza

Hoy, Martes XIII del tiempo ordinario, la liturgia nos ofrece uno de los fragmentos más impresionantes de la vida pública del Señor. La escena presenta una gran vivacidad, contrastando radicalmente la actitud de los discípulos y la de Jesús. Podemos imaginarnos la agitación que reinó sobre la barca cuando «de pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas» (Mt 8,24), pero una agitación que no fue suficiente para despertar a Jesús, que dormía. ¡Tuvieron que ser los discípulos quienes en su desesperación despertaran al Maestro!: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» (Mt 8,25).

El evangelista se sirve de todo este dramatismo para revelarnos el auténtico ser de Jesús. La tormenta no había perdido su furia y los discípulos continuaban llenos de agitación cuando el Señor, simplemente y tranquilamente, «se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza» (Mt 8,26). De la Palabra increpatoria de Jesús siguió la calma, calma que no iba destinada sólo a realizarse en el agua agitada del cielo y del mar: la Palabra de Jesús se dirigía sobre todo a calmar los corazones temerosos de sus discípulos. «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» (Mt 8,26).

Los discípulos pasaron de la turbación y del miedo a la admiración propia de aquel que acaba de asistir a algo impensable hasta entonces. La sorpresa, la admiración, la maravilla de un cambio tan drástico en la situación que vivían despertó en ellos una pregunta central: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» (Mt 8,27). ¿Quién es el que puede calmar las tormentas del cielo y de la tierra y, a la vez, las de los corazones de los hombres? Sólo quien «durmiendo como hombre en la barca, puede dar órdenes a los vientos y al mar como Dios» (Nicetas de Remesiana).

Cuando pensamos que la tierra se nos hunde, no olvidemos que nuestro Salvador es Dios mismo hecho hombre, el cual se nos acerca por la fe.



REFLEXIÓN: LA ELECCIÓN DE ISRAEL
Am 3, 1-9, 4, 11-12; Mt 8, 23-27
El profeta Amós comunica a Israel el llamado a la rendición de cuentas que Dios le dirige. La elección no es un privilegio gratuito, sino una responsabilidad exigente. Para recordar las exigencias de dicho llamado, Dios envía a los profetas, para que sean la conciencia crítica e incómoda que saque al pueblo de su mediocridad. Cuando el pueblo se confunde, los profetas lo ayudan a releer lúcidamente los acontecimientos históricos relevantes; los profetas invitan a la prudencia en nombre de Dios. El relato de la tempestad calmada genera una lección: Jesús está siempre al cuidado de sus discípulos. Las fuerzas de la naturaleza no están desbocadas; la palabra poderosa del Señor Jesús aquieta al viento y restituye el orden en la naturaleza. El discípulo tiene que aprender a confiar en Jesús y a la vez, deberá ocuparse también del cuidado del medio ambiente. ( www misal com mx)



Santos
Aarón de Israel, sacerdote; Justino Orona Madrigal y Atilano Cruz Alvarado, mártires.
Feria (Verde)




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