LECTURAS
DE LA EUCARISTÍA
DOMINGO
27 DE JULIO DE 2014
TIEMPO
ORDINARIO A. SEMANA 17
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Cfr. Sal 67, 6-7. 36)
Dios
habita en su santuario; Él nos hace habitar juntos en su casa; es la fuerza y
el poder de su pueblo.
ORACIÓN
COLECTA
Señor
Dios, protector de los que en ti confían, sin ti, nada es fuerte, ni santo;
multiplica sobre nosotros tu misericordia para que, bajo tu dirección, de tal
modo nos sirvamos ahora de los bienes pasajeros, que nuestro corazón esté
puesto en los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Por haberme pedido
sabiduría.
DEL PRIMER LIBRO DE LOS
REYES: 3, 5-13
En
aquellos días, el Señor se le apareció al rey Salomón en sueños y le dijo:
"Salomón, pídeme lo que quieras, y yo te lo daré".
Salomón
le respondió: "Señor, tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi
padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón.
Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho
que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí, tú quisiste, Señor y Dios mío, que
yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. Pero yo no soy más que
un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio
de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido
que me concedas sabiduría de corazón para que sepa gobernar a tu pueblo y
distinguir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar
a este pueblo tuyo tan grande?" Al Señor le agradó que Salomón le hubiera
pedido sabiduría y le dijo: "Por haberme pedido esto, y no una larga vida,
ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te
concedo lo que me has pedido. Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha
habido antes ni lo habrá después de ti. Te voy a conceder, además, lo que no me
has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar
contigo".
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL: Del
salmo 118
R/.
Yo amo, Señor, tus mandamientos.
A
mí, Señor, lo que me toca es cumplir tus preceptos. Para mí valen más tus
enseñanzas que miles de monedas de oro y plata. R/.
Señor,
que tu amor me consuele, conforme a las promesas que me has hecho. Muéstrame tu
ternura y viviré, porque en tu ley he puesto mi contento. R/.
Amo,
Señor, tus mandamientos más que el oro purísimo: por eso tus preceptos son mi
guía y odio toda mentira. R/.
Tus
preceptos, Señor, son admirables, por eso yo los sigo. La explicación de tu
palabra da luz y entendimiento a los sencillos. R/.
Nos predestina para que
reproduzcamos en nosotros mismos la imagen de su Hijo.
DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN
PABLO A LOS ROMANOS: 8, 28-30
Hermanos:
Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos
que han sido llamados por Él, según su designio salvador.
En
efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí
mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que Él sea el primogénito entre
muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los
justifica; y a quienes justifica, los glorifica.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
(Cf r. Mt 11, 25) R/. Aleluya, aleluya.
Yo
te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los
misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
Vende cuanto tiene y compra
aquel campo.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MATEO: 13, 44-52
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El Reino de los cielos se
parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a
esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El
Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al
encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.
También
se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores echan en el mar y
recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a
la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y
tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los
ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido.
Allí será el llanto y la desesperación.
¿Han
entendido todo esto?" Ellos le contestaron: "Sí". Entonces Él
les dijo: "Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los
cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas
y cosas antiguas".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
Se
dice Credo.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Unidos
en torno a Jesucristo, formando Iglesia, presentemos al Padre nuestras
plegarias. Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.
Por
la Iglesia. Que sepamos transmitir al mundo entero el tesoro del amor de Dios
que hemos descubierto. Oremos.
Por
los gobernantes de las naciones. Que sepan comprometerse en favor de la
justicia, la protección de los más débiles, de la igualdad, para hacer real y
visible el Reino de Dios. Oremos.
Por
las personas que sufren enfermedades mentales. Que encuentren en nosotros apoyo
y cariño, y en la sociedad que los rodea los recursos que necesitan. Oremos.
Por
las fiestas que durante el verano celebran nuestros pueblos, barrios y
ciudades. Que sean motivo de encuentro, convivencia y celebración de la amistad
y de la buena vecindad. Oremos.
Por
todos nosotros. Que aprendamos a encontrar los tesoros de Dios que se esconden
en nuestro entorno. Oremos.
Escucha,
Padre, nuestra oración. Tú, que eres el Padre del amor y de la misericordia,
ilumina y conduce al mundo entero por los caminos de tu Reino. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, los dones que por tu generosidad te presentamos, para que, por el poder
de tu gracia, estos sagrados misterios santifiquen toda nuestra vida y nos
conduzcan a la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Sal 102, 2)
Bendice,
alma mía, al Señor, y no te olvides de sus beneficios.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo
recibido, Señor, el sacramento celestial, memorial perpetuo de la pasión de tu
Hijo, concédenos que este don, que Él mismo nos dio con tan inefable amor, nos
aproveche para nuestra salvación eterna. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos.
REFLEXIÓN
a.- 1 Re. 3, 5. 7-12: Pediste discernimiento. El autor sagrado destaca de la vida de
Salomón tres rasgos fundamentales para
comprender su figura. Ser sabio (cc. 3-5), gran constructor (cc. 6-9), y
hombre rico en bienes materiales y
espirituales (c.10). Lo que más se destaca en el texto es su sabiduría extraordinaria, superó con creces a
los sabios de Oriente, por lo que se
hizo famoso en todos los pueblos del entorno de Israel (cfr.1 Re. 5,
9-14). El texto quiere hacer su
sabiduría en el arte de gobernar, con la reorganización administrativa del reino de Israel, pero
también en su relación con el resto de las
naciones (cfr. 1 Re. 3, 16-28), sin olvidar que su saber se extendió a
las artes y letras. La sabiduría de
Salomón, quiere el autor sagrado, con fuerza señalar que es un don de Dios, fruto de su oración en el
templo de Gabaón, acompañado de
sacrificios gratos a los ojos de Dios. Un reflejo de esa sabiduría es la
oración sabia e inteligente por eso fue
agradable a Dios, no se dejó llevar por el egoísmo, sino que pidió sabiduría para saber juzgar,
discernimiento entre el bien y el mal, en
definitiva, saber gobernar. La respuesta divina habla de su magnanimidad
a la hora de colmar de bienes al hombre,
como a Salomón, sabiduría y riquezas materiales
(cfr. 1 Re. 10, 14-29; Lc. 6, 38). Una interpretación de dicha oración
de Salomón la debemos al libro de la
Sabiduría: “Por eso pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el espíritu de Sabiduría.
Y la preferí a cetros y tronos y en nada
tuve a la riqueza en comparación de ella. Ni a la piedra más preciosa la
equiparé, porque todo el oro a su lado
es un puñado de arena y barro parece la plata en su presencia. La amé más que la salud y la
hermosura y preferí tenerla a ella más
que a la luz, porque la claridad que de
ella nace no conoce noche. Con ella me vinieron
a la vez todos los bienes, y riquezas incalculables en sus manos. Y yo
me regocijé con todos estos bienes
porque la Sabiduría los trae, aunque ignoraba que ella fuese su madre.” (Sab. 7, 7-12). Hermoso texto que
habla de lo esencial de la vida del
hombre, discernir entre lo eterno y lo superfluo.
b.- Rm. 8, 28-30: Nos predestinó a ser imagen de su Hijo. En estos breves versículos San Pablo, se
encuentra encerrada una gran riqueza
teológica donde deja en claro la acción salvadora de Dios y la vida del
hombre con todo su quehacer cotidiano,
pero de lo que se vale Dios para llevar adelante su obra, hasta llegar a su glorificación final.
Enumera el apóstol las obras que
pertenecen a actos eternos de Dios: la presciencia y predestinación a
ser conformes a la imagen de su Hijo,
vocación a la fe, justificación y glorificación; los otros actos pertenecen al hombre o realizados en el
tiempo. La presciencia consiste en ese
conocimiento que tiene Dios del beneficio o la gracia de ser conformes a
la imagen de su Hijo, es decir,
reproducir en sí mismos los rasgos esenciales de su Hijo, como Hermano mayor de una numerosa familia, con el
destino de gloria que ello conlleva.
Este es el fin último de la obra de Dios: la
gloria de Cristo, cuya soberanía aquí se
quiere resaltar (Col. 1, 15-20).
c.- Mt. 13, 44-52: Parábola
del tesoro y la perla fina. El evangelio nos presenta la segunda parte
del discurso parabólico de Mateo: las
parábolas del tesoro en el campo (v.44), la perla (vv.45-46), y la red
(vv.47-50), con clara alusión al Reino
de los cielos. La palabra tesoro suscita todo tipo de expectativas desde la esperanza de cambiar de
vida hasta la despreocupación el futuro,
libre de preocupaciones. Jesús habla de un tesoro, alguien lo encuentra, reconoce su valor va y vende todo lo que
tiene, y adquiere aquel campo. A esto se
agrega la alegría por haber encontrado el tesoro. Todo cuanto se tenía,
dejó de tener valor. El hombre se hace
dueño del campo por la vía legal, porque encontró el tesoro, así será dueño del suelo y subsuelo,
como mandaba la ley judía. Este tesoro
es el reino de Dios, y por tanto, es el mismo Dios. El que encontró el
mensaje de Jesús, renuncia a todo lo
demás, encontró la verdad y la vida. Teniendo a Dios lo tiene todo, sólo Dios basta, esta lección
sólo se aprende en la vida real. La segunda
parábola es la de la perla fina (vv. 45-46). La palabra perla fina,
suscita la idea de un altísimo valor y
belleza de forma y de luz. El reino de Dios no sólo posee un alto valor sino también el bien más bello y
perfecto que se pueda alcanzar. El que
encontró la perla fina, se dedicaba a buscar este tipo de perlas, a
diferencia del hombre, que encontró el
tesoro por casualidad, como muchos que encontraron a Jesús, sin haber tenido el afán de encontrarlo.
En esta parábola se puede pensar en
quien busca la verdad como Nicodemo o la Samaritana (cfr. Jn.3, 1; 4,1).
Este hombre es un gran comerciante de
joyas, que al encontrar esta fina perla, vende
todo lo que tiene por adquirirla, sabiendo que bien vale la
inversión. Mientras Jesús no rebaja las exigencias, encontrada la salvación
el hombre lo entrega todo hasta la
propia vida con la alegría fontal del hallazgo. La búsqueda hecha con
dedicación alcanza lo que se buscaba.
Estas dos parábolas hablaban del tiempo presente. La parábola de la red, habla del tiempo futuro.
Actividad muy común en el mar de
Galilea: la red llena de peces, la sacan a la playa, para hacer la
selección de los peces buenos y malos.
Antes se usó la metáfora de la siega, que separaba el trigo de la cizaña, aquí son peces juntos que los
pecadores separan. En la realidad
escatológica, la separación es sólo incumbencia de Dios, el hombre no
puede realizarla aunque quiera. La
parábola pone a Dios como el Señor del juicio, juicio que ha traspasado al Hijo, para gloria del
Padre (cfr. Mt.16, 27; 25,31). El final de
la parábola quiere resaltar el temor a la reprobación, más que la idea
de la separación. El día del juicio se
verá la real calidad del cristiano si buscó
verdaderamente su reino o de una piedad que se buscaba sólo a sí mismo.
La pregunta del Señor nos habla no sólo
de oír, sino entender, ya que la acción
dependerá de haber comprendido lo proclamado y aceptado en lo interior.
El sí de los apóstoles es fundamental para
su tarea en la Iglesia. El que quiere enseñar
debe andar muy bien instruido, conocida la verdad del reino, es la parte
didáctica de esta enseñanza. Nace una
nueva categoría de escribas del reino de Dios con una nueva palabra, la de Jesús, que desde ahora
interpretará toda la Escritura. El
verdadero maestro en la comunidad
eclesial, como un padre saca para sus hijos de
lo antiguo y de lo nuevo, de su tesoro, lo que necesitan (v.52). Jesús
no suprimió el AT, sino que lo ha
perfeccionado con lo nuevo. Lo antiguo es el reino de Dios que empezó con Israel, ahora, lo nuevo es el
mensaje de Jesús; la Iglesia actualiza el
pasado en el presente por medio de la tradición perenne de la
comprensión más profunda y perfecta del
evangelio de Jesús. Teresa de
Jesús, pide en el Padre Nuestro: el Pan
nuestro de la Palabra y de la Eucaristía.
“Pues visto el buen Jesús la necesidad, buscó un medio admirable adonde nos mostró el extremo de amor que nos
tiene, y en su nombre y en el de sus
hermanos, pidió esta petición: «El pan nuestro de cada día, dánosle hoy, Señor». Entendamos, hermanas, por amor de
Dios, esto que pide nuestro buen
Maestro, que nos va la vida en no pasar de corrida por ello, y tened en
muy poco lo que habéis dado, pues tanto
habéis de recibir.” (Camino 33,1).
(Homiletica
org / Padre Julio Gonzalez Carretti OCD)
REAFLEXION:
UNA MENTE SABIA Y PRUDENTE
1
R 3,5-13; Rm 8,28-30; Mt 13,44-52
Podemos
conectar la lectura del libro de los Reyes con el Evangelio de San Mateo a
través de la imagen del tesoro. Efectivamente Salomón no le solicitó al Señor
riquezas ni tesoros fabulosos; aunque los cronistas que escribieron sus
memorias lo hayan pintado como un rey que poseía abundantes riquezas, dispuso
de la sensatez suficiente para pedir sabiduría y sencillez de corazón para
escuchar a su pueblo, a fin de gobernarlo con acierto. Los tesoros y perlas de
que habla el Evangelio no se resguardan en cajas fuertes ni se exhiben en
joyerías de prestigio; son tesoros metafóricos que se compran con buena
disposición y apertura de corazón. Quien se libera de sus sujeciones y se deja
desafiar por el mensaje del Reinado de Dios, encuentra un tesoro que le permite
vivir con acierto y sensatez, encontrando así una de la rutas seguras que
conducen a la vida dichosa. (www misal com mx).
Santos
Celestino I Papa;
Aurelio, Natalia de Córdoba, y compañeros, mártires. Beato Tito Bradsma,
mártir.
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