sábado, 26 de julio de 2014

DOMINGO 27 DE JULIO DE 2014. LECTURAS DE LA EUCARISTÍA


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
DOMINGO 27 DE JULIO DE 2014
TIEMPO ORDINARIO  A. SEMANA 17

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 67, 6-7. 36)
Dios habita en su santuario; Él nos hace habitar juntos en su casa; es la fuerza y el poder de su pueblo.

ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, protector de los que en ti confían, sin ti, nada es fuerte, ni santo; multiplica sobre nosotros tu misericordia para que, bajo tu dirección, de tal modo nos sirvamos ahora de los bienes pasajeros, que nuestro corazón esté puesto en los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Por haberme pedido sabiduría.

DEL PRIMER LIBRO DE LOS REYES: 3, 5-13

En aquellos días, el Señor se le apareció al rey Salomón en sueños y le dijo: "Salomón, pídeme lo que quieras, y yo te lo daré".
Salomón le respondió: "Señor, tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón. Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí, tú quisiste, Señor y Dios mío, que yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. Pero yo no soy más que un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón para que sepa gobernar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?" Al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido sabiduría y le dijo: "Por haberme pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te concedo lo que me has pedido. Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Te voy a conceder, además, lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 118
R/. Yo amo, Señor, tus mandamientos.

A mí, Señor, lo que me toca es cumplir tus preceptos. Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata. R/.

Señor, que tu amor me consuele, conforme a las promesas que me has hecho. Muéstrame tu ternura y viviré, porque en tu ley he puesto mi contento. R/.

Amo, Señor, tus mandamientos más que el oro purísimo: por eso tus preceptos son mi guía y odio toda mentira. R/.

Tus preceptos, Señor, son admirables, por eso yo los sigo. La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los sencillos. R/.


Nos predestina para que reproduzcamos en nosotros mismos la imagen de su Hijo.

DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS: 8, 28-30

Hermanos: Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por Él, según su designio salvador.
En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los glorifica.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (Cf r. Mt 11, 25) R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.



Vende cuanto tiene y compra aquel campo.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 13, 44-52

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.
También se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.
¿Han entendido todo esto?" Ellos le contestaron: "Sí". Entonces Él les dijo: "Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL
Unidos en torno a Jesucristo, formando Iglesia, presentemos al Padre nuestras plegarias. Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.
Por la Iglesia. Que sepamos transmitir al mundo entero el tesoro del amor de Dios que hemos descubierto. Oremos.
Por los gobernantes de las naciones. Que sepan comprometerse en favor de la justicia, la protección de los más débiles, de la igualdad, para hacer real y visible el Reino de Dios. Oremos.
Por las personas que sufren enfermedades mentales. Que encuentren en nosotros apoyo y cariño, y en la sociedad que los rodea los recursos que necesitan. Oremos.
Por las fiestas que durante el verano celebran nuestros pueblos, barrios y ciudades. Que sean motivo de encuentro, convivencia y celebración de la amistad y de la buena vecindad. Oremos.
Por todos nosotros. Que aprendamos a encontrar los tesoros de Dios que se esconden en nuestro entorno. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración. Tú, que eres el Padre del amor y de la misericordia, ilumina y conduce al mundo entero por los caminos de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que por tu generosidad te presentamos, para que, por el poder de tu gracia, estos sagrados misterios santifiquen toda nuestra vida y nos conduzcan a la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 102, 2)

Bendice, alma mía, al Señor, y no te olvides de sus beneficios.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el sacramento celestial, memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo, concédenos que este don, que Él mismo nos dio con tan inefable amor, nos aproveche para nuestra salvación eterna. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


REFLEXIÓN

a.- 1 Re. 3, 5. 7-12: Pediste discernimiento.    El autor sagrado destaca de la vida de Salomón tres rasgos fundamentales para  comprender su figura. Ser sabio (cc. 3-5), gran constructor (cc. 6-9), y hombre rico  en bienes materiales y espirituales (c.10). Lo que más se destaca en el texto es su  sabiduría extraordinaria, superó con creces a los sabios de Oriente, por lo que se  hizo famoso en todos los pueblos del entorno de Israel (cfr.1 Re. 5, 9-14). El texto  quiere hacer su sabiduría en el arte de gobernar, con la reorganización  administrativa del reino de Israel, pero también en su relación con el resto de las  naciones (cfr. 1 Re. 3, 16-28), sin olvidar que su saber se extendió a las artes y  letras. La sabiduría de Salomón, quiere el autor sagrado, con fuerza señalar que es  un don de Dios, fruto de su oración en el templo de Gabaón, acompañado de  sacrificios gratos a los ojos de Dios. Un reflejo de esa sabiduría es la oración sabia e  inteligente por eso fue agradable a Dios, no se dejó llevar por el egoísmo, sino que  pidió sabiduría para saber juzgar, discernimiento entre el bien y el mal, en  definitiva, saber gobernar. La respuesta divina habla de su magnanimidad a la hora  de colmar de bienes al hombre, como a Salomón, sabiduría y riquezas materiales  (cfr. 1 Re. 10, 14-29; Lc. 6, 38). Una interpretación de dicha oración de Salomón la  debemos al libro de la Sabiduría: “Por eso pedí y se me concedió la prudencia;  supliqué y me vino el espíritu de Sabiduría. Y la preferí a cetros y tronos y en nada  tuve a la riqueza en comparación de ella. Ni a la piedra más preciosa la equiparé,  porque todo el oro a su lado es un puñado de arena y barro parece la plata en su  presencia. La amé más que la salud y la hermosura  y preferí tenerla a ella más que  a la luz, porque la claridad que de ella nace no conoce noche. Con ella me vinieron  a la vez todos los bienes, y riquezas incalculables en sus manos. Y yo me regocijé  con todos estos bienes porque la Sabiduría los trae, aunque ignoraba que ella fuese  su madre.” (Sab. 7, 7-12). Hermoso texto que habla de lo esencial de la vida del  hombre, discernir entre lo eterno y lo superfluo.   

b.- Rm. 8, 28-30: Nos predestinó a ser imagen de su Hijo.    En estos breves versículos San Pablo, se encuentra encerrada una gran riqueza  teológica donde deja en claro la acción salvadora de Dios y la vida del hombre con  todo su quehacer cotidiano, pero de lo que se vale Dios para llevar adelante su  obra, hasta llegar a su glorificación final. Enumera el apóstol las obras que  pertenecen a actos eternos de Dios: la presciencia y predestinación a ser conformes  a la imagen de su Hijo, vocación a la fe, justificación y glorificación; los otros actos  pertenecen al hombre o realizados en el tiempo. La presciencia consiste en ese  conocimiento que tiene Dios del beneficio o la gracia de ser conformes a la imagen  de su Hijo, es decir, reproducir en sí mismos los rasgos esenciales de su Hijo, como  Hermano mayor de una numerosa familia, con el destino de gloria que ello conlleva.
 Este es el fin último de la obra de Dios: la gloria de Cristo, cuya soberanía aquí se  quiere resaltar (Col. 1, 15-20).   

c.- Mt. 13, 44-52: Parábola del tesoro y la perla fina.    El evangelio nos presenta la segunda parte del discurso parabólico de Mateo: las  parábolas del tesoro en el campo (v.44), la perla (vv.45-46), y la red (vv.47-50),  con clara alusión al Reino de los cielos. La palabra tesoro suscita todo tipo de  expectativas desde la esperanza de cambiar de vida hasta la despreocupación el  futuro, libre de preocupaciones. Jesús habla de un tesoro, alguien lo encuentra,  reconoce su valor va y vende todo lo que tiene, y adquiere aquel campo. A esto se  agrega la alegría por haber encontrado el tesoro. Todo cuanto se tenía, dejó de  tener valor. El hombre se hace dueño del campo por la vía legal, porque encontró el  tesoro, así será dueño del suelo y subsuelo, como mandaba la ley judía. Este tesoro  es el reino de Dios, y por tanto, es el mismo Dios. El que encontró el mensaje de  Jesús, renuncia a todo lo demás, encontró la verdad y la vida. Teniendo a Dios lo  tiene todo, sólo Dios basta, esta lección sólo se aprende en la vida real. La segunda  parábola es la de la perla fina (vv. 45-46). La palabra perla fina, suscita la idea de  un altísimo valor y belleza de forma y de luz. El reino de Dios no sólo posee un alto  valor sino también el bien más bello y perfecto que se pueda alcanzar. El que  encontró la perla fina, se dedicaba a buscar este tipo de perlas, a diferencia del  hombre, que encontró el tesoro por casualidad, como muchos que encontraron a  Jesús, sin haber tenido el afán de encontrarlo. En esta parábola se puede pensar en  quien busca la verdad como Nicodemo o la Samaritana (cfr. Jn.3, 1; 4,1). Este  hombre es un gran comerciante de joyas, que al encontrar esta fina perla, vende  todo lo que tiene por adquirirla, sabiendo que bien vale la inversión.  Mientras Jesús  no rebaja las exigencias, encontrada la salvación el hombre lo entrega todo hasta la  propia vida con la alegría fontal del hallazgo. La búsqueda hecha con dedicación  alcanza lo que se buscaba. Estas dos parábolas hablaban del tiempo presente. La  parábola de la red, habla del tiempo futuro. Actividad muy común en el mar de  Galilea: la red llena de peces, la sacan a la playa, para hacer la selección de los  peces buenos y malos. Antes se usó la metáfora de la siega, que separaba el trigo  de la cizaña, aquí son peces juntos que los pecadores separan. En la realidad  escatológica, la separación es sólo incumbencia de Dios, el hombre no puede  realizarla aunque quiera. La parábola pone a Dios como el Señor del juicio, juicio  que ha traspasado al Hijo, para gloria del Padre (cfr. Mt.16, 27; 25,31). El final de  la parábola quiere resaltar el temor a la reprobación, más que la idea de la  separación. El día del juicio se verá la real calidad del cristiano si buscó  verdaderamente su reino o de una piedad que se buscaba sólo a sí mismo. La  pregunta del Señor nos habla no sólo de oír, sino entender, ya que la acción  dependerá de haber comprendido lo proclamado y aceptado en lo interior. El sí de  los apóstoles es fundamental para su tarea en la Iglesia. El que quiere enseñar  debe andar muy bien instruido, conocida la verdad del reino, es la parte didáctica  de esta enseñanza. Nace una nueva categoría de escribas del reino de Dios con una  nueva palabra, la de Jesús, que desde ahora interpretará toda la Escritura. El  verdadero maestro en la  comunidad eclesial, como un padre saca para sus hijos de  lo antiguo y de lo nuevo, de su tesoro, lo que necesitan (v.52). Jesús no suprimió el  AT, sino que lo ha perfeccionado con lo nuevo. Lo antiguo es el reino de Dios que  empezó con Israel, ahora, lo nuevo es el mensaje de Jesús; la Iglesia actualiza el  pasado en el presente por medio de la tradición perenne de la comprensión más  profunda y perfecta del evangelio de Jesús.     Teresa de Jesús,  pide en el Padre Nuestro: el Pan nuestro de la Palabra y de la  Eucaristía. “Pues visto el buen Jesús la necesidad, buscó un medio admirable  adonde nos mostró el extremo de amor que nos tiene, y en su nombre y en el de  sus hermanos, pidió esta petición: «El pan nuestro de cada día, dánosle hoy,  Señor». Entendamos, hermanas, por amor de Dios, esto que pide nuestro buen  Maestro, que nos va la vida en no pasar de corrida por ello, y tened en muy poco lo  que habéis dado, pues tanto habéis de recibir.” (Camino 33,1).       

(Homiletica org / Padre Julio Gonzalez Carretti OCD)

REAFLEXION: UNA MENTE SABIA Y PRUDENTE
1 R 3,5-13; Rm 8,28-30; Mt 13,44-52
Podemos conectar la lectura del libro de los Reyes con el Evangelio de San Mateo a través de la imagen del tesoro. Efectivamente Salomón no le solicitó al Señor riquezas ni tesoros fabulosos; aunque los cronistas que escribieron sus memorias lo hayan pintado como un rey que poseía abundantes riquezas, dispuso de la sensatez suficiente para pedir sabiduría y sencillez de corazón para escuchar a su pueblo, a fin de gobernarlo con acierto. Los tesoros y perlas de que habla el Evangelio no se resguardan en cajas fuertes ni se exhiben en joyerías de prestigio; son tesoros metafóricos que se compran con buena disposición y apertura de corazón. Quien se libera de sus sujeciones y se deja desafiar por el mensaje del Reinado de Dios, encuentra un tesoro que le permite vivir con acierto y sensatez, encontrando así una de la rutas seguras que conducen a la vida dichosa. (www misal com mx).
  

Santos

 Celestino I Papa; Aurelio, Natalia de Córdoba, y compañeros, mártires. Beato Tito Bradsma, mártir.

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