LECTURAS
DE LA EUCARISTÍA
JUEVES
01 DE MAYO DE 2014
JUEVES
DE LA SEGUNDA SEMANA DE PASCUA
San
José Obrero (Memoria libre)
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Cfr. Sal 67, 8-9. 20)
Cuando
saliste, Señor, al frente de tu pueblo, y le abriste camino a través del
desierto, la tierra se estremeció y hasta los cielos dejaron caer su lluvia.
Aleluya.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
nuestro, que llevaste a cabo el sacrificio pascual para que el mundo obtuviera
la salvación, escucha las súplicas de tu pueblo, y haz que, intercediendo por
nosotros Cristo, nuestro Pontífice, por su humanidad, que comparte con
nosotros, nos reconcilie, y por su divinidad, que lo hace igual a ti, nos
perdone. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Nosotros
somos testigos de todo esto, y también lo es el Espíritu Santo.
DEL LIBRO DE LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 5, 27-33
En
aquellos días, los guardias condujeron a los apóstoles ante el sanedrín, y el
sumo sacerdote los reprendió, diciéndoles: "Les hemos prohibido enseñar en
nombre de ese Jesús; sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus
enseñanzas y quieren hacernos responsables de la sangre de ese hombre".
Pedro
y los otros apóstoles replicaron: "Primero hay que obedecer a Dios y luego
a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes
dieron muerte colgándolo de la cruz. La mano de Dios lo exaltó y lo ha hecho
Jefe y Salvador, para dar a Israel la gracia de la conversión y el perdón de
los pecados. Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu
Santo, que Dios ha dado a los que lo obedecen".
Esta
respuesta los exasperó y decidieron matarlos.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 33
R/.
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Aleluya.
Bendeciré
al Señor a todas horas; no cesará mi boca de alabarlo. Haz la prueba y verás
qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en Él. R/.
En
contra del malvado está el Señor para borrar de la tierra su recuerdo; escucha,
en cambio, al hombre justo y lo libra de todas sus congojas. R/.
El
Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas. Muchas
tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra. R/.
ACLAMACIÓN
(Jn 20, 29) R/. Aleluya, aleluya.
Tomás,
tú crees, porque me has visto; dichosos los que creen sin haberme visto, dice
el Señor. R/.
El
Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos.
DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN JUAN: 3, 31-36
"El
que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra
pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo
está por encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie
acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha
concedido sin medida su Espíritu. El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en
sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al
Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en contra de él".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Suba
hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para que,
purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento de tu
inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
I-V de Pascua.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Mt 28, 20)
Yo
estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios
todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho
renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento
pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de
salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O
bien: SAN JOSÉ OBRERO
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Sal 127, 1-2)
Dichoso
el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será
dichoso, le irá bien. Aleluya.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
nuestro, creador de todas las cosas, que has establecido para el género humano
el precepto del trabajo, concede, propicio, por el ejemplo y con la protección
de san José, que podamos cumplir con las tareas que nos asignas y alcancemos la
recompensa que nos prometes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
ACLAMACIÓN
(Sal 67, 20) R/. Aleluya, aleluya.
Bendito
sea el Señor día tras día, que nos lleve en sus alas y nos salve. R/.
¿No
es éste el hijo del carpintero?
Del
santo Evangelio según san Mateo: 13, 54-58
En
aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la
sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban:
"¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso
no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus
hermanos Santiago, José, Simón y Judas'? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus
hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?" Y se negaban a
creer en Él.
Entonces,
Jesús les dijo: "Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su
casa". Y no hizo muchos milagros ahí por la incredulidad de ellos. Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Dios
nuestro, fuente de toda misericordia, mira las ofrendas que te presentamos en
la conmemoración de san José, y concédenos, propicio, que los dones ofrecidos
se conviertan en protección para los que te invocan. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre
y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y
alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la conmemoración de san José, porque
él es el hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios, el fiel y
prudente servidor a quien constituiste jefe de tu familia, para que, haciendo
las veces de padre, cuidara a tu Unigénito, concebido por obra del Espíritu
Santo, Jesucristo, Señor nuestro.
Por
él, los ángeles y los arcángeles, y todos los coros celestiales, celebran tu
gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando
humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Cfr. Col 3, 17)
Todo
lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole
gracias a Dios Padre. Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados,
Señor, con el manjar celestial, te suplicamos humildemente que, a ejemplo de
san José, llevemos en nuestro corazón las pruebas de tu amor y gocemos siempre
del fruto de la paz eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor
PALABRAS DEL PAPA
FRANCISCO
El
01/05/2014.
Queridos
hermanos y hermanas: Hoy, primero de mayo, fiesta de san José obrero e inicio
del mes dedicado a la Virgen María, deseo reflexionar sobre dos ideas. La
primera sobre el trabajo. En el evangelio, Jesús es conocido como «el hijo del
carpintero». En el taller de Nazaret, comparte con san José el esfuerzo, el
cansancio, los problemas de cada día, así como también la satisfacción. El
trabajo forma parte del plan del amor de Dios y otorga dignidad a la persona.
No dejo de pensar en las dificultades que tienen no pocos países en el ámbito
laboral. Pido a todos que, en la medida de sus responsabilidades, se esfuercen
por crear puestos de trabajo y dar esperanza a los trabajadores. San José, que
vivió momentos difíciles y puso su confianza en Dios, que no abandona,
interceda por todos los trabajadores del mundo.
Deseo
referirme también a la actitud de María y José ante Jesús. Ellos acompañan y
protegen con ternura el crecimiento del Hijo de Dios, sabiendo conservar y
meditar en su corazón todas las cosas. Para escuchar al Señor, es necesario
contemplarlo, percibir su presencia, dialogar con Él, sacar tiempo para la
oración. En este mes de mayo, recuerdo la importancia y la belleza de la
oración del Rosario. Con su recitación, meditamos los momentos centrales de la
vida de Jesucristo, tratando de que Él sea el centro de nuestros pensamientos,
atenciones y acciones. Pidamos a san José y a la Virgen María que nos enseñen a
ser fieles en nuestro trabajo cotidiano y a afrontar con fe las vicisitudes de
cada día. Muchas gracias.
Publicado
por Radio Vaticana.
Meditación
de Benedicto XVI: En la reflexión sobre la vida eterna, es neta la diferencia
entre quien cree y quien no cree, o, se podría igualmente decir, entre quien
espera y quien no espera. San Pablo escribe a los tesalonicenses: No queremos
dejaros en la ignorancia sobre aquellos que murieron, para que no estéis
tristes como quienes no tienen esperanza. La fe en la muerte y la resurrección
de Jesucristo marca, también en este campo, un antes y un después decisivo.
También san Pablo recuerda a los cristianos de Éfeso que, antes de acoger la
Buena Noticia, estaban en el mundo sin esperanza y sin Dios. De hecho, la
religión de los griegos, los cultos y los mitos paganos, no podían iluminar el
misterio de la muerte, tanto que una antigua inscripción decía: ¡Qué pronto
recaemos de la nada a la nada!. Si quitamos a Dios, si quitamos a Cristo, el
mundo recae en el vacío y en la oscuridad. Y esto encuentra eco también en las
expresiones del nihilismo contemporáneo, un nihilismo a menudo inconsciente que
contagia lamentablemente a muchos jóvenes. (Benedicto XVI, 6 de noviembre de
2011).
Pistas
para la Lectio Divina:
Juan
3, 31-36: Dejarnos iluminar por la Pascua: El Espíritu dado sin medida. “El que
cree en el Hijo tiene vida eterna”
Autor:
Padre Fidel Oñoro CJM
Fuente:
Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM
El
texto de hoy nos habla de la validez y de la autoridad que tiene la enseñanza
que Jesús le ha dado a Nicodemo. Se
trata por lo tanto de una invitación a la obediencia a las Palabras de Jesús:
¡Cree en el Hijo para que tengas la vida eterna! (3,36).
La
autoridad de Jesús para hablar de Dios se fundamenta en tres realidades:
(1)
Viene del cielo: “El que viene de arriba está por encima de todos” (3,31). Jesús procede de la comunión eterna en el
seno del Padre y ha venido al mundo para “contarnos” lo que ha vivido en esa
amorosa intimidad (ver 1,18).
Por
esta razón es un testigo directo de lo que enseña. Él no es como los demás
maestros de la tierra que transmiten lo que a su vez han recibido por medios
escolares. Por venir del cielo, Jesús “da testimonio de lo que ha visto y oído”
(3,32).
(2)
Dios lo ha autenticado con la unción del Espíritu Santo: “El que acepta su
testimonio certifica que Dios es veraz; porque aquel a quien Dios ha enviado
habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida” (Juan 3,33-34;
ver igualmente 1,33-34).
(3)
Dios colocó en su Hijo esta responsabilidad: “El Padre ama al Hijo y ha puesto
todo en su mano” (3,35).
Detrás
del amor del Padre al Hijo, está también el amor a la humanidad.
Por
lo tanto hay que aceptar el mensaje-testimonio de Jesús. No hay excusas para no
hacerlo. La enseñanza de Jesús tiene validez, una validez que –por lo demás- se
constata en su eficacia: “El que acepta su testimonio certifica que Dios es
veraz” (3,33).
Jesús
es la “verdad” encarnada de Dios (término que en Juan traduce el hebreo “emet”,
que describe la fidelidad de Dios con su pueblo).
La
responsabilidad del hombre es grande: aceptar a Jesús es entrar enseguida en
las relaciones con Dios que le llevan a la participación plena de su vida. No
hacer esto es auto-juzgarse y excluirse de la vida.
Para
cultivar la semilla de la Palabra en el corazón:
1.
Jesús es revelador. ¿De qué?
2.
¿En qué se basa la autoridad de Jesús?
3.
¿A qué hace referencia la inmensa generosidad de Jesús, quien “da el Espíritu
sin medida”?
Reflexión:
Jesús
no deja dudas sobre el hecho de que Él ha bajado del cielo y por ello conoce
perfectamente todo lo que hay allí. Él conoce bien el deseo que tiene Dios de
vivir en el corazón de los hombres y por esto no hace otra cosa que hablar de las
cosas de Dios. Los hombres normalmente hablan sólo de las cosas terrenas,
porque no saben apreciar las grandezas de las cosas celestes. Pero anuncia la
belleza de la promesa: Dios da el espíritu sin medida.
Cuando
un cristiano abre su corazón a Dios, no recibe solamente la felicidad que
espera, sino mucho más: Él concede la felicidad en esta vida y el premio de la
vida futura. ¡Cuánto es generoso el amor de Dios que devuelve a ciento por uno!
No guarda para sí sus dones.
Jesús
concluye con una cierta tristeza, pensando en aquellos que han cerrado su
propio corazón: aquel que no cree en el Hijo no verá la vida. Por esto debemos
apreciar la vida de gracia, la presencia de Dios en nuestras almas, dado que no
imaginamos cuánto seremos felices cuando abramos completamente las puertas de
nuestro corazón a Cristo. La vida eterna, dice Jesús, comienza creyendo en Él,
en lo concreto de cada día, no sustituyendo la fe con los trabajos humanos,
sino mostrando la fe a través el trabajo. (Catholic . net )
REFLEXION:
QUIEN
VIENE DE ARRIBA
Hch
5, 27-33; Jn 3, 31-36
A
Pedro y Juan no les impresionaban los signos de autoridad que los sacerdotes
judíos se colocaban sobre sus cabezas para agrandar su estatus y su pretendida
representación divina ante el pueblo. Sabían que su poder podía ser cuestionado
cada vez que se apartaran de la voluntad de Dios. Los apóstoles disciernen como
personas maduras e intuyen que la prohibición que les impedía pronunciar el
nombre de Jesús era arbitraria y por tanto, cuestionable. Aplicando el criterio
del cuarto Evangelio, descubrieron que los dictámenes del Consejo Judío
provenían de abajo y no de arriba. Por eso concluyeron que debían obedecer
antes a Dios que a los hombres. (www miral com mx).
Santos
José, obrero;
Agustín Shoefler, mártir; Jeremías, profeta
Feria (Blanco)
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