El
Papa Francisco dijo en la Sala Clementina del Vaticano, el sábado 22/03/2014 a
la Asociación Coral:
“Iglesia
es la armonía de la diversidad. El cuerpo de Cristo es esta armonía de la
diversidad, y aquello que hace la armonía es el Espíritu Santo: eso es lo más
importante de todo”.
El
clericalismo en la Iglesia, “a los sacerdotes les gusta la tentación de
clericalizar a los laicos. El laico tiene que ser laico, bautizado; tiene la
fuerza que viene de su bautismo. Servidor, pero con su vocación laica…”
Ha
hablado de clericalismo. Es uno de los males, es uno de los males de la
Iglesia. pero es un mal cómplice, ¿eh?, porque a los sacerdotes les gusta la
tentación de clericalizar a los laicos. Pero, tantos laicos, de rodillas, piden
ser clericalizados, porque es más cómodo: es más cómodo ¿eh? y esto es un pecado
a dos manos, ¡eh! Y tenemos que vencer esta tentación. El laico tiene que ser
laico, bautizado; tiene la fuerza que viene de su bautismo. Servidor, pero con
su vocación laica, y aquello no se vende, no se negocia, no se es cómplice con
el otro porque…¡No! ¡Yo soy así! Porque allí está la identidad.
Tantas
veces he escuchado esto, ¿eh? en mi tierra: “pero yo, en mi parroquia, ¿sabe?,
tengo un laico buenísimo: este hombre sabe organizar…Eminencia, ¿por qué no lo
hacemos diácono?” y la propuesta del cura inmediatamente es: clericalizar. Este
laico…hagámoslo. Y ¿por qué? Porque ¿es más importante el diácono, el cura, del
laico?
¡No!
¡Esto es un error! Ah, ¿es un buen laico? Que continúe así y que crezca así.
Porque está la identidad de la pertenencia cristiana allí. Para mí, el
clericalismo impide el crecimiento del laico. Pero tengan presente lo que he
dicho ¿eh? Es una tentación cómplice entre los dos, ¿eh? Porque no habría
clericalismo si no existieran laicos que quieren ser clericalizados. ¿Es claro
esto? Por esto agradezco por lo que hacen. Armonía: también esta es otra
armonía, porque la función del laico no puede ejercerla el sacerdote y el
Espíritu Santo está libre: algunas veces inspira al cura a hacer una cosa,
otras veces inspira al laico.
Se
habla en el Consejo pastoral, tan importantes son los Consejos pastorales, una
parroquia – y en esto cito el Código Canónico – una parroquia que no tenga
Consejo pastoral y Consejo de los asuntos económicos no es una buena parroquia:
falta la vida. Luego, son tantas las virtudes. Lo indiqué al comienzo: ir por
el camino de la bondad, de la verdad y de la belleza y son tantas virtudes en
estos caminos. Pero también hay pecados de los medios, ¿eh? Me permito hablar
un poco de esto, ¿no? Para mí, los pecados de los medios de comunicación, los
más grandes, son los que van por el camino de la mentira, de la falsedad, y son
tres: la desinformación, la calumnia y la difamación.
Estas
dos últimas son graves, ¿eh? pero no tan peligrosas como la primera. ¿Por qué?
Les explico. La calumnia es pecado mortal, pero se puede aclarar y llegar a
conocer que aquella es una calumnia. La difamación es pecado mortal, pero se
puede llegar a decir: “pero esta es una injusticia porque esta persona ha hecho
aquello en aquel tiempo, después se ha arrepentido, ha cambiado de vida”. Pero
la desinformación es decir la mitad de las cosas, las que son para mí más
convenientes y no decir la otra mitad. Es así, de lo que se ve en la televisión
o aquello que se escucha en la radio no se puede dar un juicio perfecto, porque
no se tiene los elementos y no se los dan. De estos tres pecados, por favor,
huyan. Desinformación, calumnia y difamación.
Fuente:
Radio Vaticano, el 22/03/2014
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