martes, 25 de marzo de 2014

LECTURAS DE LA EUCARISTÍA. MARTES 25 DE MARZO DE 2014


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
MARTES 25 DE MARZO DE 2014.
III SEMANA DE CUARESMA
ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
SOLEMNIDAD

ANTÍFONA DE ENTRADA (Hb 10, 5. 7)
Cuando Jesús vino al mundo, dijo: Padre mío, he venido para cumplir tu voluntad.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que quisiste que tu Hijo, al encarnarse en el seno de la Virgen María participara en toda nuestra condición humana, concede a quienes lo reconocemos como Dios y hombre verdadero, participar, por medio de la gracia, de su vida divina. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA
He aquí que la virgen concebirá.
                           
DEL LIBRO DEL PROFETA ISAÍAS: 7, 10-14

En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: "Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo, o de arriba, en lo alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No tentaré al Señor".
Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 39
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Sacrificios, Señor, tú no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.

En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.

He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.

No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tú lealtad no los he ocultado a la gran asamblea. R/.

En tu libro se me ordena cumplir tu voluntad.

DE LA CARTA A LOS HEBREOS: 10, 4-10

Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y machos cabríos pueda borrar los pecados. Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije —porque a mí se refiere la Escritura—: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Comienza por decir: No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado —siendo así que eso es lo que pedía la ley—; y luego añade: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (Jn 1, 14)
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros y hemos visto su gloria. R/.

Concebirás y darás a luz un hijo.




DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin".
María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

A las palabras del Credo: "y por obra...", hay que arrodillarse.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, con bondad, los dones de tu Iglesia, que reconoce haber tenido su origen en la encarnación de tu Hijo, y concédele celebrar llena de gozo este memorial de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien primero acogió la Virgen santísima por la fe cuando el ángel le anunció que por obra del Espíritu Santo, habría de nacer entre los hombres, para que los hombres se salvaran, y a quien luego llevó, llena de amor, en sus purísimas entrañas.
Así la verdad divina colmaba las promesas hechas a Israel y comenzaba a ser realidad la expectación de todos los pueblos.
Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Is 7, 14)
He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Por medio de esta comunión, fortalece, Señor, nuestra fe y esperanza en Jesucristo, Dios y hombre verdadero, concebido en el seno de la Virgen María, y, por su gloriosa resurrección, condúcenos a la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.



HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO
MARTES 25/03/2014.
“LA SALVACIÓN ES UN DON QUE HAY QUE RECIBIR 
CON CORAZÓN HUMILDE, COMO HIZO MARÍA” 
El Señor está en camino con nosotros para ablandar nuestro corazón. Lo afirmó el Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Casa de Santa Marta. En la Solemnidad de la Anunciación, Francisco subrayó que sólo con un corazón humilde como el de María podemos acercarnos a Dios. Mientras la salvación, dijo, no se compra ni se vende: se regala.

¿A dónde lleva la soberbia del corazón? El Santo Padre desarrolló su homilía deteniéndose en Adán y Eva, que cedieron a la seducción de Satanás y creyeron que eran como Dios. Esa “soberbia suficiente” – dijo – hace que sean alejados del Paraíso. Pero el Señor no los deja caminar solos, les hace una promesa de redención y camina con ellos.

“El Señor – prosiguió diciendo el Papa – acompañó a la humanidad en este largo camino. Hizo un pueblo. Estaba con ellos”. Y aquel “camino que comenzó con una desobediencia, termina con una obediencia”, con el sí de María ante el Anuncio del ángel.

“El nudo que hizo Eva con su desobediencia – dijo además Francisco aludiendo a San Ireneo de León – lo deshizo María con su obediencia. Es un camino en el cual las maravillas de Dios se multiplican”:

“El Señor está en camino con su pueblo. ¿Y por qué caminaba con su pueblo con tanta ternura? Para ablandar nuestro corazón. Explícitamente lo dice, Él: ‘Yo haré de tu corazón de piedra un corazón de carne’. Ablandar nuestro corazón para recibir aquella promesa que había hecho en el Paraíso. Por un hombre entró el pecado, por otro hombre viene la salvación. Y este camino tan largo nos ayudó a todos nosotros a tener un corazón más humano, más cercano a Dios, no tan soberbio, no tan suficiente”.

Y hoy – prosiguió diciendo el Pontífice –la liturgia nos habla “de esta etapa en el camino de restauración, nos habla de obediencia, de docilidad a la Palabra de Dios”:

“La salvación no se compra, ni se vende: se regala. Es gratuita. Nosotros no podemos salvarnos por nosotros mismos: la salvación es un regalo, totalmente gratuito. No se compra con la sangre ni de toros ni de cabras: no se puede comprar. Para entrar en nosotros esta salvación sólo pide un corazón humilde, un corazón dócil, un corazón obediente. Como el de María. Y el modelo de este camino de salvación es el mismo Dios, su Hijo, que no consideró un bien irrenunciable, ser igual a Dios. Lo dice Pablo”.

El Papa hizo hincapié en el “camino de la humildad, de la humillación”. Y afirmó que esto “significa sencillamente decir: yo soy hombre, yo soy mujer y Tú eres Dios, e ir adelante, ante la presencia de Dios, en la obediencia, en la docilidad del corazón”. Por esta razón exhortó en la Solemnidad de la Anunciación a “hacer fiesta: la fiesta de este camino, de una madre a otra madre, de un padre a otro padre”:

“Hoy podemos abrazar al Padre a quien, gracias a la sangre de su Hijo, se ha hecho como uno de nosotros, nos salva. Este Padre que nos espera todos los días… Miremos el icono de Eva y de Adán, miremos el icono de María y Jesús, miremos el camino de la historia con Dios que caminaba con su pueblo. Y digamos: ‘Gracias. Gracias, Señor, porque hoy Tú nos dices a nosotros que nos has regalado la salvación’. Hoy es un día para dar gracias al Señor”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).
FUENTE: RADIO VATICANO.

REFLEXIÓN:
EL TÍTULO DE ESCLAVA DEL SEÑOR
1.- Todos los que nos reunimos hoy aquí, no es día de fiesta, es un día laborable, esta festividad de la Anunciación, pues nos sentimos hijos de la Virgen. Y Ella nos mira también así. La Iglesia siempre ha interpretado aquel: “Mujer, he aquí a tu hijo” un reemplazo del Señor Jesús que regresa a la Casa del Padre, primero por Juan y luego por nosotros.
Pobre Madre, la de los dolores de cabeza que la hemos causado todos desde entonces. Bueno, el mismo Juan, por mucho que los pintores célebres hayan endulzado sus facciones, era nada menos que el Hijo del Trueno, así que, más o menos como nosotros. Vamos a sentirnos alrededor de María, junto a su hijo Jesús y vamos a mirarnos en Ella.
María, la Madre de Jesús y Madre Nuestra, tiene muchos títulos –diría yo doctorados– y el primero el de ser Madre de Dios, y exigidos por éste, el ser Inmaculada y sin mancha, y el que su cuerpo nunca haya sufrido la corrupción del sepulcro. Bueno, y además es Virgen, la siempre Virgen María.
2.- Pero hay uno del que se siente muy orgullosa y que desde que aparece en el Evangelio lo da a conocer a todo el que quiere saberlo. Y es el título de “Esclava del Señor” que se nos ha mostrado hoy en el Evangelio de Lucas de esta Solemnidad de la Anunciación del Señor. Título del que Jesús, su Hijo, aprendió la lección que cuando fue mayor iba diciendo por aldeas y caminos, que el Hijo del Hombre.
A nosotros ese “Esclava del Señor”, cuando cargamos el acento en “el Señor” no nos parece tan mail ni para nuestra Madre, ni para nosotros, porque al fin y al cabo cuanto más grande es el Señor, más ilustre es el esclavo. Pero cuando lo de esclavo y lo de servir no acaba en el “etéreo” Señor, sino en el “concreto hermano”, ya no nos gusta ni para nuestra Madre, ni menos para nosotros, porque no entendemos que todo servicio que pasa por el hermano acaba en el Señor.
3.- Mirando a nuestra madre, tan llena de títulos, tan bendecida y querida por Dios, tan inocente, tan pura, tan alejada de todo ese barro con el que todos volvemos manchados a la Casa Materna, todos nos sentimos mejores, o queremos serlo, o lo aparentamos, que habrá de todo entre tanto hijo.
Nuestro corazón se llena de pureza, de grandes ideales, de aroma de flores. Nos encanta la Virgen Niña, con sus ojos en el cielo y sus manos juntas en oración. Y esa actitud vertical hacia Dios nos ha ayudado no poco a alzarnos sobre el barro y sobre nosotros mismos.
4.- Pero yo dudo, y lo dudo en absoluto de mí mismo, de si al pensar en esos títulos de gloria y grandeza de nuestra Madre, no nos hemos olvidado del único que ella se enorgullece y que, digámoslo así, festejemos especialmente en este Día de la Anunciación: “Esclava del Señor”
Y además si nos hemos olvidado de pedirle a nuestra Madre que despegue sus manos juntas y nos las enseñe de cerca…
--ciertamente manos cálidas que acariciaron al Niño Dios dormido en su regazo.
--manos fuertes de apretar al Niño contra su pecho en la huida de sus enemigos
--manos seguras que impidieron las caídas del Niño en sus primeros pasos vacilantes.
--Pero… manos callosas, endurecidas por el voltear de la piedra que muele el trigo, o por el partir de la leña de fuego
--manos ásperas y cortadas del agua fría del río y de la fuente
--manos manchadas de grasa y hollín
--manos temblorosas cerrando los ojos del esposo querido
--manos que desearon ser de pluma y algodón para recibir el cuerpo llagado del Hijo bajado de la cruz.
Que nuestra Madre nos enseñe sus manos inmaculadas, incorruptas y divinizadas al contacto de Dios, pero callosas, fuertes y estropeadas del servir a los demás.
Que aprendamos a juntar a juntar las manos en oración y a abrirlas al servicio de nuestros hermanos, hijos de nuestra Madre.

José María Maruri, SJ
www betania es

MARÍA, LA MUJER CREYENTE DISPUESTA A HACER SU VOLUNTAD
1- María hace la voluntad de Dios cuando dice “Hágase en mí según tu palabra”. María es la mujer creyente, que se fía de Dios. Recibe del ángel este mensaje lleno de confianza: "no temas, María". María, humilde y confiada, libre y obediente es el prototipo de la mujer nueva, el principio de la nueva humanidad basada en el amor y en la confianza en la voluntad de Dios. María quiere alimentarse de la Palabra de Dios, no de otras cosas pasajeras o engañosas. Jesús no pide palabras, sino que espera de nosotros hechos, es decir demostrar que lo que decimos con los labios lo llevamos a la práctica. El que cumple la voluntad de Dios es el que de verdad vive el Evangelio. Hacer la voluntad de Dios es llevar a cabo aquello que gusta a Dios, que es de su agrado. Cuando amamos a alguien buscamos hacer aquello que le hace feliz. Al mismo tiempo, dado que Dios nos ama, su felicidad es que descubramos la vida en plenitud, no una felicidad superficial, sino la verdadera felicidad, que consiste en llegar a ser nosotros mismos. Esto nos conduce al segundo sentido de la expresión “voluntad de Dios”: hace referencia al gran plan, al proyecto de Dios para la humanidad. Dios nos ha creado para que seamos felices. Los padres que aman de verdad a sus hijos tienen expectativas con respecto a ellos. Desean que ellos desarrollen todas sus capacidades, quieren que ellos hagan libre uso de sus dones para convertirse así en adultos. Esto es aún más cierto en el caso de Dios. El desea nuestra felicidad. El proyecto de Dios no es anular nuestra libertad, sino una invitación a que nuestra libertad sea utilizada plenamente a fin de ser cada vez más, a imagen suya, capaces de amar y servir al hermano, que es el camino más directo hacia esa felicidad que todos buscamos. María no sabía muy bien lo que le pedía el ángel, pero amaba a Dios y por eso aceptó lo El le pedía.
2.- Los hombres hemos sido creados para ser felices. Aquél que es plenamente feliz tiene de verdad el derecho de decirse: “he cumplido la voluntad de Dios en esta tierra”. Todos los justos, todos los santos, todos los que han hecho el bien han sido felices de verdad. Jesús sabe que Dios es su Padre, que desea lo mejor para El y el mundo, a pesar de las contradictorias apariencias. Por eso en Getsemaní y en la cruz se pone en las manos del Padre y dice “hágase tu voluntad”. Confía en Dios y es esta confianza la que le da fuerzas para asumir las circunstancias difíciles. Muchos no entienden lo que significa la súplica del Padrenuestro “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Incluso hay quien omite estas palabras, creyendo que Dios nos va a mandar cosas malas. Vattimo, en su libro “Creer que se cree”, se pregunta por qué existe la costumbre de decir “que sea lo que Dios quiera”, sólo cuando algo va verdaderamente mal y no cuando la vida nos sonríe.
3.- La Madre del Salvador es también nuestra Madre porque su Hijo en la cruz así lo quiso: "Ahí tienes a tu Madre". Estamos muy próximos a celebrar el misterio de la Pasión y Muerte de Jesús. María estuvo allí junto a la cruz, como estuvo también con los apóstoles el día de Pentecostés. Aquel “fiat” no será sólo para un momento, sino que lo mantendrá toda su vida. María tiene una misión importante en la Iglesia porque es Madre y modelo de la Iglesia. Nuestra devoción a María debe llevarnos a su Hijo Jesucristo: "Haced lo que El os diga". Todo lo que tiene, todo lo que es María le viene de Cristo. María es la primera cristiana, toda cristiana, hecha enteramente para Cristo. Por eso es la mujer del futuro, la humanidad del futuro, la nueva humanidad que siempre hemos soñado y que Dios mismo soñó. Pero esto sólo será posible si vivimos cerca de Dios, confiados y seducidos por su Amor, como María.

José María Martín OSA
www betania es

DIOS SE QUIERE HACER VIDA
En el inicio de la primavera, cuando los valles comienzan a retoñar y los árboles a despuntar en sus yemas, María florece para Dios. No es poesía: es verdad. El seno virginal de una Nazarena, nos traerá un nuevo renacimiento al mundo: Jesús.
1.- Parece, aparentemente, chocar este día de anuncio y de gozo, con el tiempo de la cuaresma que estamos viviendo. Pero, de aquí hasta la Navidad, durante nueve meses María irá haciendo posible que en su interior vaya tomando forma humana el mismo Dios.
De aquí, hasta la Navidad, hay un recorrido que el Padre quiere realizar para mostrarnos –no tanto su grandeza– cuanto su humildad: quiere hacerse hombre. Y ¿qué ha dispuesto para ello? ¿Qué pensó? ¿Lo podría haber realizado de una forma sorprendente? Por supuesto que sí. Pero, Dios, quiso contar con el hombre para hacerse hombre. Una mujer, sencilla y nada complicada, con fe y siempre mirando hacia el cielo, con un “SI” hizo posible esa iniciativa que ya andaba, desde hace muchos siglos, entretejiéndose en el pensamiento de Dios: encarnarse en el hombre.
2.- Recientemente salía a la palestra la iniciativa de la Conferencia Episcopal sobre la ampliación del aborto en España. Lo hacía llamándonos la atención sobre un hecho: se defiende más la protección de las especies animales que la humana. Y, celebrando esta fiesta de la Anunciación, también hemos de considerar que –la especie divina– Jesús, también corre el riesgo de ser aniquilado en muchas conciencias, sesgado en muchos corazones, abortado en muchas almas que son fustigadas por el materialismo, la comodidad, la pereza o el sistema dominante.
Por ello mismo, la Anunciación del Señor, nos trae de nuevo una buena noticia: Dios quiere nacer. Dios desea venir al mundo. Dios se hace hombre. Como siempre, se alzarán voces haciéndonos creer que Dios murió hace tiempo; que hay excesiva población cristiana; que es una provocación para el progresismo, cutre y rancio, que la Iglesia haga renacer la esperanza, a través de Cristo humanado, en las nuevas generaciones.
3.- La Anunciación del Señor nos sitúa de nuevo ante una realidad que no hemos de olvidar: Dios se hace hombre y, ser hombre, es a lo más grande que podemos aspirar. Todo intento y toda iniciativa que vaya en contra de la dignidad del hombre, atenta contra la dignidad de Dios. La Anunciación es un reclamo a favor de la vida. Ir contra una criatura indefensa, silenciosa y desprotegida, es ir contra la voluntad de un Dios que nos regala la vida en un nuevo nacimiento.
Aquí está la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Estas disposiciones dejan el camino libre a la intervención del Espíritu Santo: ¡María serás de Dios! ¡La intimidad de Dios comienza a gestarse y a darse forma en el seno de María!
Esas dos decisiones hacen que el Espíritu Santo fecunde a María. Por esas dos decisiones, el Hijo del Padre Eterno comienza a ser el Hijo de María.
Hoy comienza una historia de delicadeza, apertura, amor, fidelidad, obediencia y confianza. Y, cómo no, brotarán instantes y horas de sufrimiento. No todo será un camino de rosas; la cruz y el desaliento, la prueba y el desasosiego saldrán al encuentro. Pero, María, en silencio y con fe, irá repitiendo una y otra vez: ¡Hágase! ¡Hágase!
4.- Cuando muchos se empeñan en borrar del mapa a muchos niños y niñas, Dios opta por ser fecundo. Por ser niño en el seno virginal de una mujer nazarena. También, por qué no recordarlo, un rey de Judea intentó aniquilar al que fue s Rey de Reyes; abortar las esperanzas de un pueblo que tenía los ojos puestos en el Mesías.
Frente a la cultura de la muerte, la Solemnidad de la Anunciación del Señor, nos anima a ser portadores de vida. Pregoneros y defensores de la vida que viene de Dios y que acaba cuando Dios quiere.
Mientras tanto felicitamos a María. Porque, con riesgos, incomprensiones, soledades y escasez, quiere albergar en su interior al Dios de la vida que será hombre como nosotros.

Javier Leoz

www betania es.

REFLEXIÓN: DIOS CON NOSOTROS
Is 7,10-14; Hb 10,4-10; Lc 1,26-38
Para quien acostumbre leer la palabra de Dios le resultarán familiares los anuncios de nacimiento. Tanto Isaías como san Lucas nos reportan dos relatos parecidos donde se registra el anuncio de un niño que dará inicio a un nuevo tipo de relaciones entre Dios y su pueblo. El Emmanuel que nacería, le serviría al rey Ajaz de señal de que la alianza y el auxilio prometidos por Dios a la casa de David continuaban en pie, pese a las amenazas de guerra de los reyes vecinos. El anuncio hecho a la joven María es más significativo aún: el niño marcará un cambio verdaderamente decisivo, puesto que inaugurará un reino perdurable, que mejorará la vida de su pueblo. En adelante, si se disponen a acoger su reinado, vivirán tranquilos, sin sobresaltos ni angustias, porque el Consagrado los sostendrá en el camino de la fidelidad a Dios.
(www misal com . mx)




Santa Lucía Filippini, fundadora. Beata María Alfonsina Danil, cofundadora. 
Solemnidad (Blanco)

No hay comentarios:

Publicar un comentario