LECTURAS DE LA
EUCARISTÍA
JUEVES 27 DE MARZO DE
2014.
III SEMANA DE
CUARESMA
ANTÍFONA
DE ENTRADA
Yo
soy la salvación de mi pueblo, dice el Señor. Los escucharé en cualquier
tribulación en que me llamen y seré siempre su Dios.
ORACIÓN
COLECTA
Te
pedimos, Señor, humildemente, que conforme se acerca la fiesta de nuestra
redención, crezca en nosotros el fervor para celebrar santamente la Pascua de
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Éste
es el pueblo que no escuchó la voz del Señor, su Dios.
DEL LIBRO DEL PROFETA
JEREMÍAS: 7, 23-28
Esto
dice el Señor: "Ésta es la orden que di a mi pueblo: 'Escuchen mi voz, y
yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; caminen siempre por el camino que yo
les mostraré, para que les vaya bien'.
Pero
ellos no escucharon ni prestaron oído. Caminaron según sus ideas, según la
maldad de su corazón obstinado, y en vez de darme la cara, me dieron la
espalda, desde que sus padres salieron del país de Egipto hasta hoy.
Yo
les envié a mis siervos, los profetas, un día y otro día; pero ellos no los
escucharon ni les prestaron oído. Endurecieron su cabeza y fueron peores que
sus padres. Tú les dirás, pues, todas estas palabras, pero no te escucharán;
los llamarás y no te responderán. Entonces les dirás: 'Éste es el pueblo que no
escuchó la voz del Señor, su Dios, ni aceptó la corrección. Ya no existe
fidelidad en Israel; ha desaparecido de su misma boca' ".
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL: Del salmo 94
R/.
Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan,
lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a Él,
llenos de júbilo, y démosle gracias. R/.
Vengan,
y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues Él es
nuestro Dios y nosotros, su pueblo; Él es nuestro pastor y nosotros, sus
ovejas. R/.
Hagámosle
caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón, como el día de la
rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto
mis obras". R/.
ACLAMACIÓN
(JI 2, 12-13) R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Todavía
es tiempo, dice el Señor, conviértanse a mí de todo corazón, porque soy
compasivo y misericordioso. R/.
El
que no está conmigo, está contra mí.
DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: 11, 14-23
En
aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el
demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían:
"Este expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los
demonios". Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero
Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: "Todo reino dividido
por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también
está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo
arrojo a los demonios con el poder de Belzebú. Entonces, ¿con el poder de quién
los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero
si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a
ustedes el Reino de Dios.
Cuando
un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros;
pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en
que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está
contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama". Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Preserva,
Señor, a tu pueblo de toda maldad para que sus ofrendas te sean agradables; no
permitas que nos entreguemos a los falsos placeres, para que podamos alcanzar
la recompensa prometida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
I-V de Cuaresma.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Sal 118, 4-5)
Tú
promulgas, Señor, tus preceptos para que se observen con exactitud. Que mi
conducta se ajuste siempre al cumplimiento de tu voluntad.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que
la gracia de tu salvación, que hemos recibido en este sacramento, transforme,
Señor, toda nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO
JUEVES 27/03/2014
La Cuaresma nos recuerda que Dios nos ama a todos
y que hay que hacer el esfuerzo de abrirse a Él.
En tiempos de Jesús había una clase dirigente que se había alejado del pueblo,
lo había «abandonado», que era incapaz de otra cosa que no fuera la de seguir
su propia ideología y de resbalar hacia la corrupción. Lo dijo el Papa
Francisco en su homilía de la misa celebrada este jueves en el Altar de la
Cátedra de San Pedro, en presencia de 493 parlamentarios italianos. Los que
mandaban en los tiempos de Jesús dedicaban sus energías sólo para los intereses
del partido y las luchas internas, hasta el punto que cuando el Mesías se
manifiesta ante sus ojos, no lo reconocen, aún más lo acusan de ser un
curandero de las filas de Satanás. Este jueves, a primera hora de la mañana,
acudió para escuchar las palabras del Papa Francisco en la Basílica Vaticana,
una gran parte del Parlamento italiano, nueve ministros y los presidentes del Senado
y de la Cámara. En la primera lectura, tomada del libro de Jeremías, el profeta
presenta el ‘lamento de Dios’ por una generación que - señala el Papa - no
acogió a sus mensajeros y que, en lugar de ello, se justifica por sus pecados.
«Me dieron la espalda», citó el Papa Francisco, añadiendo luego que: «Éste es
el dolor del Señor, el dolor de Dios». Y que esta realidad está presente
también en el Evangelio del día, la de una ceguera hacia Dios, sobre todo de
parte de los líderes del pueblo:
«Con el tiempo, el corazón de esta gente, de este grupito se había
endurecido tanto, tanto, tanto, que le era imposible oír la voz del Señor. Y de
pecadores que eran, precipitaron hasta volverse corruptos. Es tan difícil que
un corrupto pueda volver atrás. El pecador sí, porque el Señor es
misericordioso y nos espera a todos. Pero el corrupto se fija en sus asuntos, y
estos eran corruptos. Y por ello se justifican a sí mismos, porque Jesús - con
su sencillez, pero con su fuerza de Dios – los fastidiaba».
«Personas – explicó el Papa Bergoglio - que tomaron un camino equivocado y
que opusieron resistencia a la salvación de amor del Señor, y así han caído de
la fe, de una teología de fe a una teología del deber»:
«Ellos rechazaron el amor del Señor y este rechazo los hizo tomar una senda
que no era la de la dialéctica de la libertad que ofrecía al Señor, sino que
era la de la lógica de la necesidad, donde no hay lugar para el Señor. ¡En la
dialéctica de la libertad está el Señor bueno, que nos ama, nos ama tanto! En
cambio, en la lógica de la necesidad no hay lugar para Dios: se debe hacer, se
debe hacer, se debe... Se han vuelto hombres de buenas maneras, pero con malos
hábitos. Jesús los llama, a ellos, ‘sepulcros blanqueados’».
«La Cuaresma nos recuerda que Dios nos ama a todos y que hay que hacer el
esfuerzo de abrirse a Él – concluyó el Papa Francisco, alentando a la esperanza
y a acoger la invitación del Señor:
«En este camino de la Cuaresma nos hará bien, a todos nosotros, pensar en
esta invitación del Señor al amor, a esta dialéctica de la libertad donde hay
amor, y a preguntarnos todos: Pero, ¿estoy en este camino? ¿Corro el riesgo de
justificarme y de ir por otro camino? Un camino coyuntural, porque no lleva a
ninguna promesa... Y roguemos al Señor, para que nos dé la gracia de ir siempre
por el camino de la salvación, de abrirnos a la salvación que sólo viene de
Dios, de la fe, no de lo que proponían estos ‘doctores del deber’, que habían
perdido la fe y que regentaban al pueblo con esta teología pastoral del deber».
(CdM - RV)
Fuente: Radio Vaticano.
REFLEXION
Lc.
11, 14-23. Sin un amor verdadero a Dios y al prójimo, nada tiene sentido. Puede
uno ser muy puntual en dar culto a Dios. Puede uno cumplir las leyes y mandatos
hasta el más mínimo detalle; nadie podrá echarnos en cara una falta; si no nos
mueve el amor, de nada nos sirve.
El
amar a Dios nos debe llevar a amar a nuestro prójimo como hermano nuestro; y el
amor al prójimo es el camino que nos debe llevar hacia Dios como Padre nuestro.
Jesús
nos dice: en esto conocerán que son mis discípulos, en que se aman los unos a
los otros.
Jesús,
recordando lo escrito en el Levítico 19, 18 le dirá al escriba: El segundo
mandamiento es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Sin embargo,
queriendo que nuestro amor al prójimo llegue hasta el extremo del amor que Él
nos ha manifestado, cuando esté en la última cena con sus discípulos, nos
ordenará: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado a ustedes. La
medida del amor no somos nosotros, sino Cristo.
Ojalá
y no nos quedemos sólo aprendiendo estas enseñanzas, sino que las vivamos, de
tal forma que, no por nuestras palabras, sino por nuestras obras manifestemos
nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor.
Esta
Cuaresma nos ha de llevar no a estar cerca, sino dentro del Reino de Dios.
Cuando
iniciamos la Celebración Eucarística nos detuvimos un momento para reconocer
que somos pecadores. Hay tantas cosas de las que nos hemos de convertir. Al
pedirle perdón a Dios no lo hacemos de un modo desencarnado. Sabemos de nuestra
fragilidad y de nuestras fallas.
Le
pedimos a Dios que nos acepte nuevamente como hijos suyos. Esto indica que
queremos vivir este momento, Memorial de la Pascua de Cristo, con un corazón
renovado y comprometido para obrar el bien.
Sentarnos
a la mesa de Cristo y entrar en comunión de Vida con Él nos ha de llevar a
saber que somos portadores de su amor para nuestros hermanos. Sólo así el culto
que le tributamos a Dios le será grato.
Si
en este momento no tenemos en el horizonte de nuestra vida la perspectiva del
amor vivido como compromiso en la vida ordinaria, no estaremos lejos del Reino
de Dios, tal vez seamos muy cumplidos y piadosos; tal vez alabemos con cánticos
al Señor; sin embargo para entrar en Él necesitamos dejarnos guiar por el
Espíritu de Amor, que ha de conducir a un servicio humilde a nuestro prójimo.
Hay
muchas actitudes que han creado división entre nosotros. A veces se nos
complica aceptar amar a nuestro prójimo, especialmente cuando nos ha dañado. El
Señor nos pide amar a nuestros enemigos y orar por los que nos maldicen y
persiguen.
La
Iglesia, en medio del mundo, es portadora del Evangelio del Padre. Y ese
Evangelio es Jesús, con todo su amor, con toda su bondad, con toda su
misericordia. Nosotros hemos de ser ese signo claro y creíble del Señor en
medio del mundo, convertido así en Memorial viviente de ese Evangelio para
todos.
Mientras
nos odiemos, mientras tengamos la mano levantada y un gesto amenazante en
contra de nuestro prójimo, no podemos llamar Padre a Dios ni portadores de su
Evangelio, porque, si alguien dice que ama a Dios, a quien no ve, y odia a su
hermano, a quien sí ve, es un mentiroso; el amor de Dios no está en él.
Roguémosle
al Señor que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra
Madre, la gracia de amarlo a Él con todo nuestro ser; de tener la apertura necesaria
para que su Espíritu habite en nosotros; y de que, como consecuencia de su
presencia en nuestra vida, podamos amar sin fronteras, haciendo el bien, nunca
el mal, a nuestros hermanos. Entonces, en verdad, seremos llamados hijos de
Dios. Amén.
Reflexión de Homilía
católica
REFLEXIÓN
LA
TOZUDEZ Y LA RESISTENCIA
Jr
7,23-28; Lc 11,14-23
La
resistencia a la voluntad de Dios expresada a través de la palabra profética
fue una constante en la historia de Israel, según denuncia el profeta Jeremías.
La capacidad de escuchar y atender a las llamadas de alerta de los profetas
suele ser inversamente proporcional a la riqueza, el poder y el saber. Cuando
el pueblo se siente confiado en sus propias seguridades, se ensoberbece y
desoye las denuncias y los señalamientos críticos de los profetas. La historia
no fue diferente entre Jesús y los habitantes de Galilea. No obstante, que el
Maestro procedió con congruencia y gran entrega, sus oyentes trataron de
desautorizarlo, acusándole absurdamente de ser aliado de Satanás. (www misal
con mx).
Santos
San Ruperto de Salzburgo, obispo; Augusta de Serravalle,
mártir. Beato Francisco Faa de Bruno, fundador. Feria (Morado)
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