lunes, 10 de marzo de 2014

LECTURAS DE LA EUCARISTÍA LUNES 10 DE MARZO DE 2014


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
LUNES 10 DE MARZO DE 2014
I SEMANA DE CUARESMA

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 122, 2-3)
Así como la esclava en su señora, tiene fijos los ojos, fijos en el Señor están los nuestros, hasta que Dios se apiade de nosotros. Ten piedad de nosotros, ten piedad.

ORACIÓN COLECTA
Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra para que esta Cuaresma nos sea provechosa. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA
Juzga a tu prójimo con justicia.

DEL LIBRO DEL LEVÍTICO: 19, 1-2. 11-18

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: 'Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo. No hurtarán. No mentirán ni engañarán a su prójimo. No jurarán en falso por mi nombre; eso sería profanar el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimas ni explotes a tu prójimo. No retengas hasta el día siguiente el salario del que trabaja para ti. No maldigas al sordo, ni pongas tropiezos ante el ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
No seas injusto en la sentencia, ni por favorecer al pobre ni por respeto al poderoso. Juzga con justicia a tu prójimo. No andes calumniando a los tuyos ni des testimonio contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.
No odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón. Trata de corregirlo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengues ni guardes rencor a los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor' ".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 18
R/. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.

En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.

La voluntad del Señor es santa y para siempre estable; los mandatos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.

Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. R/.

ACLAMACIÓN (2 Co 6, 2)
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación. R/.



Cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 25, 31-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante Él todas las naciones, y Él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?' Y el rey les dirá:
`Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.
Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?'. Y Él les replicará: `Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". 

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que estas ofrendas que te presentamos como signo de nuestra entrega a ti, santifiquen, Señor, con tu gracia, nuestra vida y nos obtengan el perdón de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Cuaresma.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 25, 40. 34)
Yo les aseguro que cuanto hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron, dice el Señor. Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor, encontrar en esta comunión fuerza para el cuerpo y para el alma a fin de que, renovados completamente, podamos gloriamos de la plenitud de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lev. 19, 1-2. 11-18. ¿Eres hijo de Dios? No lo contestes con tus labios sino con tus obras. Que ellas manifiesten que realmente eres del linaje y de la familia de Dios. El Señor es misericordioso para con todas sus criaturas, lento a la ira y generoso para perdonar. Quien es hijo de Dios debe actuar como Él lo ha hecho para con nosotros. Quien lleve un comportamiento contrario al amor y a la misericordia de Dios, denigra su Santo Nombre entre las naciones. Por eso el amor al prójimo como a uno mismo no es un mandato, sino parte de la naturaleza de quien ha recibido la participación de la Vida Divina y del Espíritu Santo. El Apóstol san Pablo lo recuerda: "El que ama al prójimo ha cumplido la ley. En efecto, lo de: no adulterarás, no matarán, no robará, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud. (Rom. 13, 8 ss.)

Sal. 19 (18). La Ley del Señor es perfecta, pues no ha sido promulgada por personas humanas, sino por el mismo Dios para mostrarnos el camino que nos conduzca a Él. Efectivamente, los preceptos del Decálogo establecen los fundamentos de la vocación del hombre, formado a imagen de Dios. Prohíben lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo y prescriben lo que le es esencial. Esa Ley ha cumplido su misión llevándonos hasta Cristo, plenitud de la Ley, pues Él se ha convertido en el único Camino que nos conduce al Padre. Así, mediante la Sangre de Cristo se sella, entre Dios y la humanidad, la nueva y definitiva alianza: Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos en Cristo Jesús. La Ley constituye, pues, la primera etapa en el camino del Reino. Dios así, nos invita a la conversión y a la fe en Él mediante un camino de amor fiel, cargando nuestra propia cruz, tras las huellas de Cristo, pasando por la muerte para llegar a la Gloria, que Dios ha reservado para los que le vivan fieles. Por eso vivamos en todo fieles a la voluntad de Dios; busquemos al Señor y hagamos de Él nuestro refugio y salvación, hasta que Él sea todo en nosotros.

Mt. 25, 31-46. Ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación. Mientras aún es tiempo volvamos al Señor. Él no ha venido a condenarnos, sino a salvarnos. Cuando Él vuelva glorioso, al final del tiempo, se nos habrán terminado todas las oportunidades. Contemplemos a Cristo que se encuentra también presente en nuestro prójimo, especialmente en los pobres y desprotegidos. Asistamos amorosamente, en ellos, a Cristo. Si lo hacemos habremos sido un auténtico signo del Hijo Amado del Padre en nuestro mundo. Entonces podremos ir a la vida eterna y no seremos condenados. Al final seremos juzgados en el amor, y sólo el amor que hayamos tenido a los demás, sin distinción de personas, será lo que tenga la última palabra ante Dios. No amemos sólo a los que nos hacen el bien, o a los que son de nuestra familia o de nuestro agrado. El Señor, que salió al encuentro de los pobres y de los pecadores, nos pide ir tras sus huellas cargando nuestra propia cruz, para colaborar en la redención de nuestro mundo, liberándolo de las diversas esclavitudes que le agobian. Cumplamos, con amor, esta misión que Dios ha confiado a su Iglesia.
El Señor nos ha convocado a esta Eucaristía, no para juzgarnos, pero sí para recordarnos que frente a su entrega hasta la muerte, por amor a nosotros, no debemos negar nuestra verdad respecto a nuestra relación con Dios y con el prójimo. La Eucaristía no es sólo un acto de culto a Dios. Es un compromiso de vivir nuestra comunión con el Señor y de manifestarla, mediante nuestras obras, en nuestro trato con los demás. Así nuestro amor a Dios ha de llegar hasta sus últimas consecuencias, identificándonos con Cristo para que, como Él, hagamos el bien a los demás durante toda nuestra vida terrena. Esto, por tanto, nos debe llevar a dejar a un lado nuestros caminos de maldad y de muerte; nuestras divisiones causadas por el egoísmo y nuestros odios y rencores, pues Dios nos quiere misericordiosos en todos los sentidos, como Él lo ha sido para con nosotros. Así nuestra Eucaristía no sólo se ha de vivir en el templo, sino que se ha de prolongar en nuestra vida diaria, en la que hemos de estar dispuestos, incluso, a dar nuestra vida, para que los demás tengan vida, la Vida que Dios ofrece a todos.
Sólo a la luz del juicio final, cuando el Reino de Dios llegue a su plenitud, entenderemos el camino que hayamos recorrido, tal vez en medio de persecuciones y muerte, tras las huellas del Redentor. Entonces aparecerá, de un modo desnudo, la verdad de todo hombre en la medida de Dios. Entonces conoceremos a Aquel que es el Amor y la Misericordia. Entonces sabremos si en verdad caminamos por este mundo como hijos suyos. Entonces seremos acogidos o rechazados conforme al trato que hayamos dado a los pequeños, con los que se identificó Jesús. Por eso, mientras caminamos por este mundo, Dios nos concede este tiempo favorable de su gracia para que reflexionemos con toda lealtad acerca de nuestra vida de fe. No podemos vivir esta cuaresma sólo como un tiempo de una conversión aparente. Si no caminamos hacia nuestra propia Pascua, hacia nuestra renovación interior, hacia la muerte a nuestro pecado y hacia la resurrección a una vida renovada en Cristo, habremos perdido el tiempo. Dios quiere que su Iglesia inicie, ya desde ahora, la realización de su Reino mediante la renovación de sus miembros, a través de los cuales se manifieste, a la medida de la Gracia recibida, el amor misericordioso del mismo Dios a favor de todos.
Roguémosle al Señor que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de vivir nuestra fe en Cristo con un compromiso total, de manera que no sólo lo amemos interiormente, sino que lo amemos preocupándonos de hacer el bien a todos, especialmente a los pobres, a los pecadores y a los desprotegidos, para poder, así, ser dignos de ser recibidos, como hijos amados, en las moradas eternas. Amén.

Reflexión de Homilía católica

REFLEXIÓN: 
LAS COORDENADAS DE LA SANTIDAD
Lv 19, 1-2. 11-18; Mt 25, 31-46
"Sean santos, porque yo soy santo", dice el libro del Levítico. La invitación no pretende reducir la vida cristiana a asunto de rezos y culto a todas horas. El santo del que habla dicho libro mantiene relaciones justas con Dios, con los demás y consigo mismo: respeta los bienes y la vida de los demás, habla con la verdad, renuncia a la explotación y al abuso. Ese ideal de santidad no puede cuestionarse, porque produce relaciones cada vez más dignas y humanizadoras. En esa dirección apunta también el discurso final del Evangelio de san Mateo, quien tenga entrañas compasivas, sabrá reconocer el rostro de Dios en las necesidades y apuros de sus prójimos y vecinos. La misericordia cristiana no se reduce a repartir las sobras que no necesitamos, sino en compartir, destinando una parte de nuestros gastos superfluos a proyectos e iniciativas de beneficio para la comunidad. ( Reflexión de www misal. com . mx)


Santos
 Macario de Jerusalén, obispo; María Eugenia Milleret, fundadora. 
Beato Juan José Lataste, fundador.

 Feria (Morado)

No hay comentarios:

Publicar un comentario