LECTURAS
DE LA EUCARISTÍA
VIERNES
28 DE FEBRERO DE 2014
VII
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO. A.
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Cfr. Ga 6, 14)
Que
nuestra única gloria sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en quien está
nuestra salvación, nuestra vida y resurrección y por quien hemos sido redimidos
y liberados.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
nuestro, que quisiste que tu Hijo muriera en la Cruz para salvar a todos los
hombres, concédenos aceptar por su amor la cruz del sufrimiento aquí en la
tierra, para poder gozar en el cielo los frutos de su redención. Por nuestro
Señor Jesucristo...
LITURGIA
DE LA PALABRA
Miren
que el juez ya está a la puerta.
DE
LA CARTA DEL APÓSTOL SANTIAGO: 5, 9-12
Hermanos
míos: No murmuren los unos de los otros, para que en el día del juicio no sean
condenados. Miren que el juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de
paciencia en el sufrimiento a los profetas, los cuales hablaron en nombre del
Señor. Llamamos dichosos a los que supieron soportar el sufrimiento. Ustedes
han oído hablar de la paciencia de Job y ya ven el final que le dio el Señor,
porque el Señor es compasivo y misericordioso.
Pero
sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra, ni por
ninguna otra cosa; que el sí de ustedes sea sí, y el no de ustedes sea no, para
que no queden expuestos a ser condenados en el juicio.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL: Del salmo 102
R/.
El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice
al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor,
alma mía, y no te olvides de sus beneficios. R/.
El
Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; Él rescata tu vida del
sepulcro y te colma de amor y de ternura. R/.
El
Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para
perdonar. El Señor no estará siempre enojado, ni durará para siempre su rencor.
R/.
Como
desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como un padre
es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama. R/.
ACLAMACIÓN
(Cfr. Jn 17, 17)
R/.
Aleluya, aleluya.
Tu
palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad. R/.
Lo
que Dios unió, que no lo separe el hombre.
DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS: 10, 1-12
E
n aquel tiempo,
se fue Jesús al territorio de Judea Transjordania, y de nuevo se le fue
acercando la gente; Él los estuvo enseñando, como era su costumbre. Se
acercaron también unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
"¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?" Él les
respondió: "¿Qué les prescribió Moisés?" Ellos contestaron:
"Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de
divorcio a la esposa". Jesús les dijo:
"Moisés
prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el
principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre
a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por eso, lo que Dios unió, que
no lo separe el hombre".
Ya
en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les
dijo: "Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete
adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con
otro, comete adulterio".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Señor,
que este sacrificio que Cristo te ofreció sobre la Cruz para borrar los pecados
del mundo, nos purifique ahora de todas nuestras culpas. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Jn 12, 32)
Cuando
yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el Señor.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor
nuestro Jesucristo, tú que nos has redimido por medio de tu Cruz y nos has
hecho partícipes de tu Cuerpo y de tu Sangre, concédenos participar también de
la gloria de tu resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos
HOMILÍA
DEL PAPA FRANCISCO
"LA
OBRA DE ARTE DEL SEÑOR, EL HOMBRE, NO HA TERMINADO CON LA CREACIÓN:
¡CONTINÚA!", EL PAPA EL VIERNES 28 DE FEBRERO EN LA CASA SANTA MARTA.
Detrás
de la casuística hay siempre una trampa contra nosotros y contra Dios. Lo
afirmó el Papa Francisco la mañana del viernes en la Misa en la Casa de Santa
Marta. El Papa, comentando el Evangelio del día, se detuvo en la belleza del
matrimonio y advirtió que es necesario acompañar, no condenar, a todos los que
experimentan el fracaso del propio amor. El Obispo de Roma repitió que Cristo
es el Esposo de la Iglesia y por lo tanto no se pueden comprender a uno sin el
Otro.
Los
doctores de la ley buscan poner trampas a Jesús para “quitarle la autoridad
moral”. El Santo Padre se inspiró en el Evangelio de hoy para ofrecer una
catequesis sobre la belleza del matrimonio. Los fariseos, observó, se presentan
a Jesús con el problema del divorcio. Su estilo, constató, es siempre el mismo:
“la casuística”, “¿Es esto lícito o no?
“Siempre
el pequeño ejemplo. Y ésta es la trampa: detrás de la casuística, detrás del
pensamiento casuístico, hay siempre una trampa. ¡Siempre! Contra la gente,
contra nosotros y contra Dios, ¡siempre! ‘Pero ¿es lícito hacer esto? ¿Repudiar
a la propia esposa?’. Y Jesús responde, preguntándoles qué decía la ley y
explicando porque Moisés hizo aquella ley. Pero no se detuvo allí: de la
casuística va al centro del problema y aquí precisamente se dirige a los días
de la Creación. Es muy hermosa aquella referencia del Señor: ‘Desde el
principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre
dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De
manera que ya no son dos, sino una sola carne’”.
El
Señor, continuó el Pontífice, “se refiere a la obra maestra de la Creación” que
son justamente el hombre y la mujer. Y Dios, agregó, “no quería al hombre solo,
lo quería” con “su compañera de camino”. Es un momento poético, observó, cuando
Adán encuentra a Eva: “Es el inicio del amor: vayan juntos como una sola
carne”. El Señor, precisó, “toma siempre el pensamiento casuístico y lo lleva
al inicio de la revelación”. Por otro lado, explicó, “esta obra de arte del
Señor no ha terminado allí, en los días de la Creación, porque el Señor ha
elegido este ícono para explicar el amor que Él tiene hacia su pueblo”. Hasta
tal punto, recordó, que “cuando el pueblo no es fiel" Él "le habla,
con palabras de amor”:
“El
Señor toma este amor de la obra de arte de la Creación para explicar el amor
que tiene con su pueblo. Y algo más: cuando Pablo tiene necesidad de explicar
el misterio de Cristo, lo hace también en relación, en referencia a su Esposa:
porque Cristo está casado, Cristo estaba casado, había desposado a la Iglesia,
su pueblo. Como el Padre había desposado al Pueblo de Israel, Cristo desposó a
su pueblo. Ésta es la historia del amor, ¡ésta es la historia de la obra de
arte de la Creación! Y ante este recorrido de amor, a este ícono, la casuística
cae y se convierte en dolor. Pero cuando este dejar el padre y la madre y
unirse a una mujer, hacerse una sola carne e ir adelante y este amor fracasa,
porque tantas veces fracasa, debemos sentir el dolor del fracaso, acompañar a
aquellas personas que han tenido este fracaso en el propio amor. ¡No condenar!
¡Caminar con ellas! Y no hacer casuística con su situación”.
Cuando
uno lee esto, reflexionó luego el Papa, “piensa en este diseño de amor, este
camino de amor del matrimonio cristiano, que Dios ha bendecido en la obra de
arte de su Creación”. Una “bendición – advirtió – que jamás ha sido quitada.
¡Ni siquiera el pecado original la ha destruido!”. Cuando uno piensa en esto,
“ve cuan bello es el amor, cuan bello es el matrimonio, cuan bella es la
familia, cuan bello es este camino y cuanto amor, cuanta cercanía tenemos que
tener con los hermanos y las hermanas que en la vida han tenido la desgracia de
un fracaso en el amor”. Citando a San Pablo, Francisco subrayó la belleza “del
amor que Cristo tiene por su esposa, ¡la Iglesia!”:
¡También
aquí debemos estar atentos para que el amor no fracase! No hablar de un Cristo
demasiado ‘solterón’: ¡Cristo desposó a la Iglesia! No se puede entender a
Cristo sin la Iglesia y no se puede entender a la Iglesia sin Cristo. Éste es
el gran misterio de la obra de arte de la Creación. Que el Señor nos dé a todos
nosotros la gracia de entenderlo y también la gracia de jamás caer en estas
actitudes casuísticas de los fariseos, de los doctores de la ley”. (RC-RV)
Fuente:
Radio Vaticano.
REFLEXIÓN:
Sant.
5, 9-12. Debemos trabajar constantemente por el Reino de Dios.
Cuando
el Señor vuelva nos ha de encontrar unidos como hermanos, sin odios ni
divisiones, pues de lo contrario tal vez hubiésemos anunciado su Reino, pero
habríamos vivido muy lejos de él.
Es
verdad que muchas veces nos veremos sometidos a una diversidad de pruebas, que
quisieran apartarnos del amor de Dios y del amor al prójimo. Sobre todo hemos
de estar prevenidos para evitar que la envidia anide en nosotros, pues ésta es
la principal causa de murmuración, queriendo acabar con nuestro prójimo por no
querer reconocer los dones que Dios le concedió para la edificación de su
Iglesia.
Puestos
en manos de Dios confiemos siempre en Él y dejemos que su Espíritu guíe
nuestros pasos por el camino del bien, de tal forma que, unidos siempre como
hermanos, armados de toda paciencia demos un fiel testimonio del Señor.
Entonces los demás realmente creerán en el Señor, pues nos verán unidos como
hermanos, sin necesidad de mal utilizar el Nombre de Dios queriendo justificar
nuestras incongruencias.
Sal.
103. ¿Qué tenemos que no hayamos recibido de Dios? ¿A qué gloriarnos de lo que
no es nuestro?
Dios
nos amó sin mérito nuestro. Y a pesar de que nos vio cargados de miserias y
pecados jamás nos abandonó a la muerte, sino que, compadecido, tendió la mano a
todos para levantarnos y hacernos hijos suyos.
Por
eso hemos de bendecir al Señor, y no sólo con nuestros labios sino con toda
nuestra vida, con todo nuestro ser, pues el Señor nos rescató de nuestros
sepulcros, y nos ha concedido participar de su Vida eterna.
Dios
nos contempla siempre con gran amor y ternura, pues no es un enemigo a la puerta,
sino nuestro Padre, que jamás se ha olvidado de nosotros.
Confiemos
siempre en Él y dejémonos guiar por su Espíritu Santo, hasta que algún día
participemos para siempre de los bienes eternos.
Mc.
10, 1-12. Jesús inicia su camino, de modo decidido, hacia Jerusalén. Su
compromiso con nosotros no es un juego. A Jesús no lo mueven los vientos; Él no
es un sí y luego un no. Él nos ha dado su sí comprometido hasta sus últimas
consecuencias. Él no busca razones para evadir su entrega como la manifestación
suprema de su amor por nosotros. Él es el Esposo fiel que da su vida para que
nosotros tengamos vida, y la tengamos en abundancia.
¿Qué
habría sido de nosotros si el Señor hubiera sido como el esposo infiel que deja
tirada su cruz y no vuelve a acordarse del compromiso hecho a una mujer no como
niño sino como persona adulta y madura?
Por
eso Él, siendo de condición divina, no consideró codiciable el ser igual a
Dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y
se hizo semejante a los hombres. Así, Él se unió a la humanidad y se desposó
con ella para conducirla, como a su esposa resplandeciente, a la Casa del
Padre.
Jesús
es el camino de la fidelidad donde el hombre abandona a su padre y a su madre,
deja la casa en la que lo tiene todo, y se une a su esposa para hacerse uno con
ella y luchar por ella.
Es
cierto que en la alianza matrimonial no se acepta una persona perfecta, sino en
camino de perfección. En ese camino el amor se convertirá en la mano que se
tiende para que la persona llegue a ser la mujer o el hombre ideal que está en
la mente del cónyuge.
A
pesar del sacrificio y del esfuerzo de cada día no se puede dar marcha atrás en
el compromiso adquirido. Antes al contrario, este debe reforzarse día a día
sabiendo que, incluso a costa de la propia vida, se logrará que el ser amado
brille con la intensidad del amor de Cristo, y se convierta en un verdadero
fruto de nuestros esfuerzos, y en el cumplimiento de nuestros deseos.
Renunciar
a la alianza matrimonial no sólo es infidelidad, es inmadurez, es egoísmo donde
se buscaba la propia felicidad y no la felicidad de la persona con quien se ha
adquirido el compromiso de un amor maduro.
La
Eucaristía es la manifestación del amor de Dios hacia nosotros. El Señor,
además de dar su vida por nosotros en la Cruz para el perdón de nuestros
pecados, y de resucitar para darnos nueva vida, se convierte en el Esposo que
entra en comunión con su Iglesia.
Así,
quienes lo tenemos en nuestro propio ser, estamos llamados a identificarnos con
Él teniendo un sólo corazón y un sólo espíritu.
¿Qué
amigo más fiel que Él podremos encontrar en la vida? Sin embargo esto no sólo
es un consuelo para nosotros; es, ante todo, un compromiso que nos hace caminar
por la vida como un signo creíble del amor de Dios que, por medio nuestro, se
acerca a toda clase de personas, no para engañarlas sino para decirles, con
palabras y obras, cuánto las ama Dios.
En
un mundo donde la infidelidad, el engaño y el fraude se ha apoderado de muchos
corazones, los que creemos en Cristo estamos llamados a tomar más en serio a
nuestro prójimo.
La
injusticias, las tristezas, el rumbo perdido en la vida, la desesperación nacen
de sentirse engañado. No podemos continuar generando desequilibrios emocionales
en las personas que nos rodean. Como consecuencia de los engaños viene la
violencia y la destrucción. La inmadurez de la persona le hace incapaz de amar
en serio.
Ojalá
y que los padres de familia no sean sólo como máquinas para traer gente al
mundo; es necesario que tomen en serio su papel educador de sus hijos.
Educación que debe brotar del amor, y que nace en la familia.
Lo
que en la familia se aprende es lo que se vive. La escuela podrá prepararnos
para desempeñar alguna actividad de modo profesional; sin embargo nuestras
virtudes y nuestras lacras vividas como consecuencia de la educación recibida a
favor o en contra en el seno familiar, nos acompañarán siempre.
Podrá
ser uno un buen médico, un buen litigante, un buen profesor; pero el carácter
educado o no, la forma de tratar a las personas, los vicios que se van
arrastrando no podrán tan fácilmente apartarse de uno si no se luchó por
erradicarlos desde el seno familiar, y si no se educó para una vida
responsable.
Amar,
amar como amigos, amar con todo el compromiso de fidelidad y sacrificio,
significa generar vida. Divorciarse de la vida es generar muerte y destrucción;
y ese no es el camino de los que creemos en Cristo.
Roguémosle
al Señor que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra
Madre, la Mujer Fiel a la voluntad divina, la Mujer que le dio un Sí
incondicional a Dios, la gracia de vivir con toda fidelidad nuestro sí a Dios,
y nuestro sí a nuestro prójimo para hacerle siempre el bien y manifestarle, con
nuestra vida, el amor que Dios tiene a toda la humanidad. Amén.
Reflexión
de: Homilía católica
REFLEXIÓN:
LA COMPASIÓN Y EL AMOR
St
5,9-12; Mc 10,1-12
La
Carta de Santiago hace el elogio de la paciencia, la perseverancia y la
compasión. En todas las relaciones humanas emerge la fragilidad propia de
nuestra condición mortal. Los que viven una relación amorosa, en particular los
esposos, viven altibajos, rutinas, y momentos de gran satisfacción. En todo ese
proceso ocurren roces, desencuentros y grandes gozos. No es difícil mantenerse
amando al otro cuando todo marcha sobre ruedas en las relaciones
interpersonales. El desafío radica en saber sobreponerse al egoísmo, a las
limitaciones propias y sobre todo a las ajenas; lo cual implica perdonar,
tolerar, soportar. Es obvio que tales actitudes deben darse en clave de
reciprocidad. Si uno soporta y el otro no hace el propio esfuerzo por tolerar a
la pareja, el amor se desgasta. El ideal paulino del amor que soporta,
comprende y tolera, siempre es exigente y funciona cuando hay el mutuo acuerdo
de ponerlo en práctica. ( ww misal com mx)
Santos:
Román de Condat, ermitaño; Hilarlo 1, Papa. Beato Daniel Brottier, presbítero.
Feria
(Verde)
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