LECTURAS
DE LA EUCARISTÍA
MIERCOLES
12 DE FEBRERO DE 2014.
V
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO. A
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Jr 29, 11. 12. 14)
Yo
tengo designios de paz, no de aflicción, dice el Señor. Me invocarán y yo los
escucharé y los libraré de su esclavitud dondequiera que se encuentren.
ORACIÓN
COLECTA
Concédenos,
Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio, porque sólo en el
cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA
DE LA PALABRA
La
reina de Sabá comprobó la sabiduría de Salomón.
DEL
PRIMER LIBRO DE LOS REYES: 10, 1-10
En
aquellos días, la reina de Sabá oyó hablar de la fama de Salomón y quiso
cerciorarse personalmente de su sabiduría, haciéndole algunas preguntas
sutiles. Llegó, pues, a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de
perfumes, oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de
Salomón y le hizo al rey las preguntas que había preparado. Salomón respondió a
todas, de modo que no dejó de contestar ni la más difícil.
Cuando
la reina de Sabá comprobó la sabiduría de Salomón y vio el palacio que había
construido, los manjares de su mesa, las habitaciones de sus servidores, el
porte y los vestidos de sus ministros, sus coperos y los sacrificios que
ofrecía en el templo del Señor, se quedó maravillada y dijo al rey:
"De
veras es cierto lo que en mi país me habían contado de ti y de tu sabiduría. Yo
no quería creerlo, pero ahora que estoy aquí y lo veo con mis propios ojos,
comprendo que no me habían dicho ni la mitad, pues tu sabiduría y tu
prosperidad superan todo cuanto oí decir.
Dichoso
tu pueblo y dichosos estos servidores tuyos, que siempre están en tu presencia
y escuchan tu sabiduría. Bendito sea el Señor, tu Dios, que se ha complacido en
ti y que por el amor eterno que le tiene a Israel, te ha elegido para colocarte
en el trono de Israel y te ha hecho rey para que gobiernes con justicia".
La
reina le regaló a Salomón cuatro toneladas de oro y gran cantidad de perfumes y
de piedras preciosas; nunca hubo en Jerusalén tal cantidad de perfumes como la
que la reina de Sabá le obsequió a Salomón.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL: Del salmo 36
R/.
Rectas y sabias son las palabras del justo.
Pon
tu vida en las manos del Señor, en Él confía, y hará que tu virtud y tus
derechos brillen igual que el sol de mediodía. R/.
Rectas
y sabias son las palabras del justo. Lleva en su corazón la ley de Dios, sus
pasos son seguros. R/.
La
salvación del justo es el Señor; en la tribulación Él es su amparo. A quien en
Él confía, Dios lo salva de los hombres malvados. R/.
ACLAMACIÓN
(Cfr. Jn 17, 17) R/. Aleluya, aleluya.
Tu
palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad. R/.
Lo
que mancha al hombre es lo que sale de dentro.
DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS: 7, 14-23
En
aquel tiempo, Jesús llamó de nuevo a la gente y les dijo: "Escúchenme
todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí
lo mancha es lo que sale de dentro".
Cuando
entró en una casa para alejarse de la muchedumbre, los discípulos le
preguntaron qué quería decir aquella parábola. Él les dijo: "¿Ustedes
también son incapaces de comprender? ¿No entienden que nada de lo que entra en
el hombre desde afuera puede contaminarlo, porque no entra en su corazón, sino
en el vientre y después, sale del cuerpo?" Con estas palabras declaraba limpios
todos los alimentos. Luego agregó: "Lo que sí mancha al hombre es lo que
sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las
fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las
injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el
orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al
hombre".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Que
estos dones traídos a tu altar nos obtengan de ti, Señor y Dios nuestro, la
gracia de servirte con amor y la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Mc 11, 23-24)
Yo
les aseguro, dice el Señor, que todo cuanto pidan en la oración, si tienen fe
en obtenerlo, les será concedido.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor,
que nuestra participación en esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar
como memorial suyo, nos una siempre con el vínculo de tu amor. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
REFLEXIÓN
1Re.
10, 1-10. Sólo a Dios sea dado todo honor y toda gloria.
La
Reina de Sabá ¿sólo reconoce la sabiduría de Salomón? ¿Acaso no llega a
reconocer al Dios de los Israelitas, a quien eleva una oración bendiciendo su
Santo Nombre?
Nadie
puede enorgullecerse de sí mismos, pues ¿qué tenemos que no hayamos recibido? Y
si lo hemos recibido ¿por qué enorgullecernos como si no lo hubiéramos
recibido?
Salomón
no era sabio por naturaleza, sino porque Dios lo hizo sabio para ponerlo frente
a su Pueblo, de tal forma que lo condujera como si Dios mismo estuviera entre
los suyos.
Dios
sabe lo que necesita nuestro mundo. Que Dios nos conceda todos aquellos
carismas que necesita la Iglesia para continuar la obra salvadora que su Hijo
confió su Iglesia; y que, conforme a la gracia recibida, nos pongamos al
servicio unos de otros, no vanagloriándonos, sino reconociendo que todo don
perfecto viene de Dios.
Sal.
37 (36). Los insensatos pensaban que los justos habían perecido como los
animales, pero su vida está en las manos de Dios.
Por
eso ya desde ahora hemos de aprender a poner nuestra vida en manos de Dios. Si
así lo hacemos nuestros pasos jamás vacilarán, pues el Señor vela por los
justos, ya que estos son los que han abierto su vida al amor de Dios y le viven
fieles.
Teniendo
a Dios con nosotros Él hablará y actuará por medio nuestro.
A
nosotros corresponde ser los primeros en dejarnos salvar y santificar por Él.
Sólo entonces, habiendo Dios tomado posesión de nuestra vida, hará que la
Iglesia se convierta en un signo claro de su amor salvador para todos los
pueblos.
Mc
7, 14-23 La vida moral del hombre no se basa en cumplimientos externos, tal vez
muy exactos, de la Ley.
Ante
Dios y ante los demás cuenta el corazón, lo que hay en Él. Si la vida de una
persona está llena de manifestaciones de amor, es porque Dios vive en ella; de
lo contrario su comportamiento manifestará que, a pesar de exterioridades
aparentemente rectas, su vida no tiene a Dios.
Jesús
indicará, efectivamente, que de la abundancia del corazón habla la boca. Lo que
uno come no lo mancha; sí lo mancha lo malo que mete uno en el corazón y
destruye la capacidad de amar y después sale de nosotros para destruirlo todo.
Es
entonces cuando las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los
homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno,
las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad, nacidas de un corazón
hecho estiércol, mancharán la vida de quien actúa en esa línea; y uno mismo se
estará embarrando con su propia miseria.
En
esta Eucaristía Cristo da su vida para el perdón de nuestros pecados. Por Él
tenemos nueva vida y nosotros somos reconciliados con Dios y con el prójimo.
Hemos de reconocernos pecadores y dar el primer paso hacia la sincera
conversión, de tal forma que no seamos portadores de maldad, sino del amor y de
la bondad de Cristo, no sólo manifestada, sino recibida en Comunión en esta
Eucaristía. Por eso preguntémonos: ¿Venimos sólo a darle culto al Señor
conservando un corazón cargado de maldad; o realmente venimos a unir nuestra
vida a Él y a dejarnos llenar de su Espíritu Santo? Pues sólo teniendo a Dios
con nosotros podremos convertirnos en portadores de su salvación para el mundo
entero.
Qué
alegría el que muchos se hayan encontrado con Cristo y en Él hayan dado un
nuevo rostro a sus vidas. Finalmente su trato es de mayor cariño y respeto, de
mayor fidelidad a los compromisos adquiridos, de mayor justicia en la
retribución salarial, de mayor honestidad en todos los sentidos, de una mejor
aceptación del prójimo y de una mayor colaboración con él en la realización de
una vida más digna de ser llamada vida. Esta es parte de la vocación del
Cristiano.
Por
desgracia muchos viven todavía en el legalismo y hacen sus obras para evitar el
castigo y no se han dado cuenta de que, antes y por encima de todo, hay que amar
a Dios como un hijo ama a su padre. Como consecuencia de ese amor vendrá la
fidelidad a Él y la manifestación, con obras, de que realmente el Señor está
con nosotros.
Tratemos,
con la gracia de Dios, con su vida en nosotros, de ser constructores de un mundo
que manifieste que Él habita en nosotros y que, desde nosotros, continúa
sirviendo en amor a todos.
Sólo
así de nuestro interior no saldrán cosas que manchen a la Iglesia, sino que
harán que el rostro del Señor brille resplandeciente desde su Pueblo santo, que
es su Cuerpo.
Roguémosle
a nuestro Dios y Padre que nos conceda vivir así nuestra fe, contando con la
especial intercesión de la Virgen María. Amén.
Reflexión
de Homília católica
Santos:
Melecio de Antioquía, obispo; Mártires de Abitinia. Beato Jorge Haydock,
mártir. Feria (Verde)
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