lunes, 17 de febrero de 2014

LECTURAS DE LA EUCARISTÍA DOMINGO 16 DE FEBRERO DE 2014



LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
DOMINGO 16 DE FEBRERO DE 2014
VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.A.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 30, 3-4) 
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.

ORACIÓN COLECTA
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA
Dios no ha dado a nadie permiso de pecar.

DEL LIBRO DEL SIRÁCIDE (ECLESIÁSTICO): 15, 16-21 
Si tú lo quieres, puedes guardar los mandamientos; permanecer fiel a ellos es cosa tuya. El Señor ha puesto delante de ti fuego y agua; extiende la mano a lo que quieras. Delante del hombre están la muerte y la vida; le será dado lo que él escoja. Es infinita la sabiduría del Señor; es inmenso su poder y Él lo ve todo. Los ojos del Señor ven con agrado a quienes lo temen; el Señor conoce todas las obras del hombre. A nadie le ha mandado ser impío y a nadie le ha dado permiso de pecar.Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL.  Del salmo 118
R/. Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.

Dichoso el hombre de conducta intachable, que cumple la ley del Señor. Dichoso el que es fiel a sus enseñanzas y lo busca de todo corazón. R/.

Tú, Señor, has dado tus preceptos para que se observen exactamente. Ojalá que mis pasos se encaminen al cumplimiento de tus mandamientos. R/.

Favorece a tu siervo para que viva y observe tus palabras. Ábreme los ojos para ver las maravillas de tu voluntad. R/.

Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes y yo lo seguiré con cuidado. Enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón. R/.

Predicamos una sabiduría misteriosa prevista por Dios antes de los siglos, para conducirnos a la gloria.

DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS: 2, 6-10

Hermanos: Es cierto que a los adultos en la fe les predicamos la sabiduría, pero no la sabiduría de este mundo ni la de aquellos que dominan al mundo, los cuales van a quedar aniquilados. Por el contrario, predicamos una sabiduría divina, misteriosa, que ha permanecido oculta y que fue prevista por Dios desde antes de los siglos, para conducirnos a la gloria. Ninguno de los que dominan este mundo la conoció, porque, de haberla conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Pero lo que nosotros predicamos es, como dice la Escritura, que lo que Dios ha preparado para los que lo aman, ni el ojo lo ha visto, ni el oído lo ha escuchado, ni la mente del hombre pudo siquiera haberlo imaginado. A nosotros, en cambio, Dios nos lo ha revelado por el Espíritu que conoce perfectamente todo, hasta lo más profundo de Dios.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (Cfr. Mt 11, 25)
R/. Aleluya, aleluya.

Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.




Han oído lo que se dijo a los antiguos. Pero yo les digo...

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 5, 17-37

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. También han oído que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio. Pero yo les digo que el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio, y el que se casa con una divorciada comete adulterio. Han oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es donde Él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo

PLEGARIA UNIVERSAL
La oración universal es siempre una invitación a salir de nosotros mismos y a mirar hacia el mundo entero. Por eso hoy es una buena ocasión para recordar a tanta gente que vive en necesidad, aportarles nuestra ayuda y rezar también por ellos.
Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.
Por toda la Iglesia, especialmente la de los países pobres, por sus pastores y por sus fieles. Oremos.
Por los gobernantes y dirigentes económicos, que tienen en sus manos hacer que las riquezas de nuestro mundo lleguen a todos y nadie tenga que sufrir por no tener lo necesario para vivir. Oremos.
Por las instituciones y las personas que dedican su tiempo y sus esfuerzos a luchar contra la pobreza y el hambre. Oremos.
Por aquellos que, en todo el mundo, sufren y mueren a causa de la pobreza y el hambre. Oremos.
Por nosotros y por toda nuestra comunidad (parroquial). Oremos.
Escucha, Padre, nuestras plegarias y llénanos de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que este sacrificio, Señor, que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos renueve y nos ayude a obtener la recompensa eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 3, 16)
Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor.



“LA PERFECCIÓN DEL AMOR CRISTIANO” 
Homilía del Papa Francisco. Domingo 16 de Febrero de 2014.

Queridos hermanos y hermanas buenos días:
el Evangelio de este domingo forma parte todavía del llamado "Sermón de la Montaña", la primera gran predicación de Jesús. Hoy el tema es la actitud de Jesús con respecto a la Ley judía. Él dice: " No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento” (Mateo 5:17). Así que Jesús no quiere cancelar los mandamientos que el Señor dio por medio de Moisés, sino que quiere llevarlos a su plenitud. E inmediatamente después añade que este "cumplimiento" de la Ley requiere una justicia superior, una observancia más auténtica. Y de hecho dice a sus discípulos: “Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos " (Mt 05:20).

¿Pero qué significa este "pleno cumplimiento" de la ley? ¿Y en qué consiste esta justicia superior? El mismo Jesús nos responde con algunos ejemplos. Porque Jesús era un hombre práctico, hablaba siempre con ejemplos para hacerse entender. Comienza desde el quinto mandamiento del Decálogo: “Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: "No matarás"; pero yo les digo que todo aquel que se enoja contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal". (vv. 21-22). Con esto, Jesús nos recuerda que ¡también las palabras pueden matar, eh? Cuando se dice que una persona tiene la lengua de serpiente, ¿qué quiere decir? Que sus palabras matan. Por lo tanto, no sólo no se debe atentar contra la vida de los demás, sino tampoco derramar sobre él el veneno de la ira y golpearlo con la calumnia. Ni hablar mal de él porque llegamos a las habladurías: los chismes también pueden matar, ¡porque matan la reputación de las personas! ¡Es muy feo chismorrear! Al principio puede incluso parecer incluso una cosa agradable, incluso divertida, como si fuera un caramelo. Pero al final, nos llena el corazón de amargura, nos envenena también a nosotros. Pero les digo la verdad, ¿eh? Estoy convencido de que si cada uno de nosotros hiciera el propósito de evitar los chismes, ¡con el tiempo se convertiría en un santo! Éste es un hermoso camino. ¿Queremos llegar a ser santos, si o no? (Síiiiii), ¿Queremos vivir parloteando como de costumbre, si o no? (Noooo). Entonces estamos de acuerdo: ¡basta con los chismes!.

Jesús propone a los que siguen la perfección del amor: un amor cuya única medida es no tener medida, ir más allá de todo cálculo. El amor al prójimo es una actitud tan fundamental que Jesús llega a afirmar que nuestra relación con Dios no puede ser sincera si no queremos hacer la paz con el prójimo. Y dice así: “Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, y ve antes a reconciliarte con tu hermano”. (vv. 23-24). Por esto estamos llamados a reconciliarnos con nuestros hermanos antes de mostrar nuestra devoción al Señor en la oración.

De todo esto queda claro que Jesús no da importancia sólo a la observancia disciplinar y a la conducta externa. Él va a la raíz de la Ley, centrándose especialmente en la intención y por tanto en el corazón humano, donde se originan nuestras acciones buenas o malas. Para obtener un comportamiento bueno y honesto no son suficientes las normas jurídicas, sino que son necesarias motivaciones profundas, expresión de una sabiduría oculta, la Sabiduría de Dios, que se pueden recibir gracias al Espíritu Santo. Y nosotros, a través de la fe en Cristo, podemos abrirnos a la acción del Espíritu, que nos permite vivir el amor divino.

A la luz de esta enseñanza, todos los mandamientos revelan su pleno significado como una exigencia de amor, y todos se reúnen en el gran mandamiento: amar a Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo.

Fuente: Radio Vaticano.

Santos: Onésimo de Éfeso, obispo; Pedro de Castelnau, mártir. Beato Mariano Arciero, presbítero. (Verde).


REFLEXIÓN
EL CAMINO DE LA ANULACIÓN
1.- Creo que ha llegado el momento de llamar a las cosas por sus nombres. Y no como insulto personal, sino como dominación que el mismo Jesús da. Esos héroes o heroínas se lucen en “¡Hola!” o “Diez Minutos” y en tantas revistas del corazón que cuentan con sus galones y condecoraciones por el número de bodas y “desbodas” hay que llamarles adúlteras y adúlteros como hoy les llama el Señor. Sean actores, toreros o directores de banco… Cuando una mujer o un hombre cambian de pareja como quien de corbata o de pañuelo es un adúltero ante Dios y Jesús dice que los adulterios nacen de la podredumbre del corazón.
A esas personales inmorales yo les llamo trotacatres y a estos les viene como anillo al dedo la denominación que les da Jesús de adúlteros… y si tiene queja que vayan al Señor con ella.
Que un matrimonio salga mal es una posibilidad, sin duda. Puede salir mal desde el principio. Y es más frecuente en los que se casan de “penalty”. O los que se casan inconscientemente. Y esa presión de las circunstancias o de la inmadurez puede viciar el mismo origen del matrimonio hasta hacer que sea nulo de raíz. Y eso lo comprende muy bien la Iglesia y por eso se dan los casos de nulidad matrimonial que no hacen más que declarar que nunca hubo matrimonio. No es que la Iglesia anule el matrimonio es que declara que nunca lo fue.
2.- Hay otros matrimonios que se tuercen por falta de aguante por ambas partes o por una parte. Si alguno está en estas circunstancias oiga mi consejo: no os separéis, porque la separación no es simplemente librarse del otro y a vivir de nuevo. Desde luego que si hay hijos no es librareis del otro en toda la vida… Pero aunque no los haya, con la separación nunca es verdad aquello de “yo por aquí y tú por allí y en paz”. Los que separan, cada uno queda como con una pierna o un brazo cortado. No sin operación quirúrgica se hace una separación. Toda separación es traumática.
En la imaginación de todos vosotros, y en la mía, están apareciendo infinidad de casos de personas conocidas nuestras o de nuestra propia familia y que después de un divorcio o separación han buscado un arreglo a su vida. No son trotacatres. Saben que el camino elegido no está dentro de las normas de la Iglesia, pero… Y pasan los años y se crean unas obligaciones morales con la nueva pareja, que se ven atrapados por la vida. Tienen fe, quieren volver al seno de la Iglesia.
3.- El camino de la anulación, aunque uno personalmente esté convencido de que su primer matrimonio no lo fue, es prácticamente imposible, porque hay cosas humanas que son difíciles de probar. O porque la otra parte se opone. O porque hay siempre el fantasma de lo mucho que cuesta. Sabed que un Tribunal eclesiástico sólo cobra unos pocos euros, si es que se pueden pagar, pero la verdad es que hay que acudir a abogados especializados y eso cuesta muchísimo dinero. Además conozco a personas que no acuden a la anulación estando seguros de ella porque han tenido la desgracia de haber leído un expediente de una anulación de alguien de la familia y leen con horror las preguntas que allí se hacen… las cosas que hay que decir. Y luego por el mal enfoque de un abogado resulta que la anulación no se concede.
Y piensa uno si no nos estamos equivocando al poner en manos de un tribunal, al fin y al cabo humano un asunto que más que nada es de conciencia. Un tribunal humano en que hay la posibilidad de que con testigos falsos se consiga una sentencia favorable. ¿Y en que puede acabar la desidia humana? Casos conozco que han durado tantos años que una de las partes al fin se pudo casar por haber enviudado, no por nulidad. El mismo Santo Padre ha pedido hace poco que estos Tribunales eclesiásticos cumplan mejor con su misión y que se agilicen los procedimientos. A veces la codicia a hecho mella alguna vez.
4.- ¿Esos que luchan por arreglar la situación y por sentirse acogidos por la Iglesia son adúlteros? ¿Puede la Iglesia condenarlos en vida? ¿Lo haría Jesucristo? Cuántas veces hay que pensar que Dios es muy grande y que no ha atado nunca su misericordia a la decisión de un tribunal falible. Esto –todo– ha sido un pensar en voz alta. Y si estoy equivocado, considerando la infinita misericordia de Dios, que Dios me perdone.

José María Maruri, SJ
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LA PLENITUD DE LA LEY ES EL AMOR
1.- No he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Cristo no solo no desprecia la ley, sino que quiere que la cumplamos en plenitud. Cristo ama la ley, pero no es legalista. Sabe que le ley tiene letra y espíritu; atenerse exclusivamente a la letra de la ley puede matar el espíritu de la ley. El ejemplo del cumplimiento del sábado y de la curación de un enfermo en sábado es claramente significativo. Si por cumplir el mandato legal del descanso del sábado no atendemos a un enfermo, hemos pecado gravemente contra el espíritu de la ley del descanso del sábado. Cumplir la ley ateniéndonos al espíritu de la ley, antes que a la letra de la ley, es cumplir la ley en su plenitud. Sabemos que el mandamiento de Cristo, sobre el que se sostienen todos los demás mandamientos, es el mandamiento del amor a Dios y al prójimo. En este sentido dice San Agustín con mucha sabiduría: “la raíz de todas las obras buenas es siempre la caridad. Lo que distingue a las obras buenas de las obras malas es la caridad” (comentarios a la Carta de San Juan). En este sentido debemos entender su famosa y no siempre bien entendida frase: “ama y haz lo que quieras”. Lo que creas que debes hacer, hazlo con amor y estará bien hecho. San Pablo, en su famoso himno al amor de 1 Cor 13, lo dijo aún más claro: ya puedo yo hacer todas las cosas buenas que quiera, que si no las hago con amor no me sirven de nada (muy resumido). Cristo no nos dice que no cumplamos la ley, sino que la cumplamos en plenitud, es decir, con amor.
2.- Si no sois mejor que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. Fijémonos en que esta frase de Jesús está dicha inmediatamente después de las palabras del mismo Jesús ensalzando la bondad del cumplimiento de la ley. Por eso, el que Jesús diga ahora que para entrar en el Reino de los cielos hay que ser mejor que los letrados y fariseos es, por lo menos, chocante. ¿Quién cumplía la ley literalmente mejor que los fariseos? Lo que nos confirma una vez más lo que decíamos antes: que el cumplimiento de la ley sólo salva si la cumplimos por amor y con amor. Y, según el mismo Jesús, los letrados y fariseos no cumplían la ley por amor, sino por motivos egoístas e interesados. “¿Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas…?” Una vez más decimos: la plenitud de la ley no está en el cumplimiento literal de la ley, sino en ser fieles al espíritu de la ley. La letra mata y el espíritu vivifica.
3.- Habéis oído que se dijo…, pero yo os digo… Y pone el ejemplo de cuatro de los mandamientos que todo judío sabía de memoria: no matar, no cometer adulterio, las leyes sobre el divorcio y sobre el juramento. Jesús no niega la validez de estas leyes, pero dice que para cumplir estas leyes hay que ir mucho más allá de lo que las mismas leyes dicen literalmente. El mandamiento de “no matar” sólo se cumple en plenitud, es decir, con amor, cuando amamos al prójimo, incluso al que nos ha ofendido, y le perdonamos de corazón. El mandamiento “no cometerás adulterio” no se refiere únicamente al hecho físico, sino al deseo psicológico. El mandamiento “el que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio”, interpretado sólo literalmente deja a la mujer en inferioridad legal frente al hombre; la plenitud de esta ley exige que sea el amor el que regule las relaciones entre los esposos. El mandamiento “no jurarás en falso” es, por supuesto, verdadero, pero la plenitud de esta ley exige ir más allá de lo que dice la letra, exige que mi palabra y la palabra del otro sean palabras fieles y fiables en sí mismas y, en consecuencia, que sea suficiente decir “sí” o “no” para cerrar un pleito o un negocio. En definitiva, que el cumplimiento de la letra de la ley, en sí misma, no nos salva; lo que nos salva es cumplir la ley en su plenitud, es decir, que la ley sea siempre expresión de mi amor a Dios y al prójimo. Eso es cumplir la ley en su plenitud, como el mismo Cristo hizo y como nos recomendó que hiciéramos nosotros.

Gabriel González del Estal
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¡NO TODO VALE!
Dice una conocida sentencia: “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Ha de ser ley porque es justa”. El hombre, que anhela su propia libertad (sin más límites que la propia conciencia) está inclinado a rechazar todas aquellas normas, o mínimas pautas, que vayan en contra de esa idea: yo soy dueño de mi vida, de mi historia y de todo lo que pienso y realizo. ¿O no es así? ¿No hay una práctica rebeldía del hombre contemporáneo a todo lo que se le impone como ley?
1.- El evangelio de este domingo VI nos viene estupendamente. Frente al “todo vale” que, en cierta manera nos propaga el mundo, Jesús nos dice el “pero yo os digo”.
-Frente al aborto (porque el ser humano es dueño de su propio cuerpo), el Señor nos recuerda que –el 5º mandamiento– sigue tan vigente como lo conoció y escuchó Moisés: “¡No matarás! “Y que, la vida, viene de Dios y, sólo Dios, puede disponer de ella.
-Frente al olvido o la marginación de los más mayores (cuando la sociedad afirma que ya han cumplido), el Señor nos trae a la memoria el 4º punto de lo revelado por Dios en el Monte Sinaí “honrarás y respetarás a tus padres”.
-Frente a la opulencia (en contraste escandaloso con los países más pobres), en este día de Manos Unidas que lucha por el desarrollo de los pueblos más desfavorecidos y hambrientos, el Señor nos lleva al segundo mandamiento: “amarás al prójimo como a ti mismo”.
-Frente al intento de absolutizar leyes y normas que siendo indignas se exigen a todas las personas sin derecho a objeción de conciencia (como recientemente reclamaba el Papa Benedicto XVI), Jesús nos recuerda que, sólo Dios, es digno de ser adorado y de ser tenido como suprema ley a favor del hombre.
2.- La Palabra de Dios, sus leyes, no son ningún adorno para la humanidad. Es la constatación de un hecho real: muchos de los que creemos en el Señor no tenemos orientada suficientemente, y con fortaleza cimentada, nuestra vida en el Reino de Jesús. Dios, y es así, no es ningún adorno: si su Ley fuera cumplida muchos dramas del mundo serían superados.
3.- Jesús no quiere esclavos de su Reino. Hay un dicho que dice algo así “la letra con sangre entra”. La ley del Señor, desde el momento en que está sustentada en el amor, requiere discípulos libres (no obligados), con luz propia (no con imitaciones), con sal y picante (no derretidos o vencidos). A nadie se nos obliga a creer y, por lo tanto, cumplir la voluntad de Dios, esperar en El y en sus promesas nos lleva a la siguiente conclusión: vivir según Dios es un gran regalo. Un privilegio que el Señor nos recuerda en el evangelio que acabamos de escuchar.
Cristo que sabe cómo se está con Dios metido en el corazón, desea para nosotros lo mismo: la felicidad auténtica. ¿Y cómo se alcanza? Sirviéndole con alegría y con prontitud, con entusiasmo y con diligencia, con perfección y con humildad.
4.- Iba un peregrino camino de Compostela y, en un anochecer, mirando hacia las estrellas preguntó: “Señor; ¿qué quieres de mí? Vivo según tu Palabra y camino por tus sendas. Te busco…y no sé si acabo de encontrarte. Una voz, desde lo más profundo del silencio le contestó: “te quiero a Ti”.
Esta es la ley del Señor. Sus mandamientos están encaminados precisamente hacia ello: a un encuentro real, misterioso y personal entre Dios y el hombre.


Javier Leoz


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