"LA EUCARISTÍA DEL DOMINGO"
CATEQUESIS
DEL PAPA FRANCISCO. 12 de Febrero de
2014
VATICANO,
12 Feb. 14 / 10:55 am (ACI/EWTN Noticias).- En su catequesis de la audiencia
general realizada esta mañana en la Plaza de San Pedro ante unas 30 mil
personas, el Papa Francisco respondió a una serie de preguntas sobre cómo vivir
la Misa y respondió a diversos cuestionamientos de quienes no quieren asistir a
la Eucaristía dominical.
“¿Cómo
vivimos nosotros la Eucaristía? ¿Cómo vivimos la Misa, cuando vamos a Misa los
domingos? ¿Es sólo un momento de fiesta? ¿Es una tradición bien establecida,
que se hace? ¿Es una ocasión para encontrarnos o para sentirnos bien o es algo
más? Hay señales muy específicas para averiguar cómo vivir esto. Cómo vivimos
la Eucaristía. Señales que nos dicen si vivimos la Eucaristía bien, o no la
vivimos tan bien”
El
Santo Padre dijo que, en cuanto a la Misa, es fundamental saber que allí
tenemos la gracia “de ser perdonados y perdonar. A veces alguien pregunta:
‘¿Por qué hay que ir a la iglesia, si los que participan regularmente en la
Misa son pecadores como los demás?’. ¡Cuántas veces hemos oído esto!”
“En
realidad, quien celebra la Eucaristía no lo hace porque cree o quiere aparentar
más que los demás, sino porque se reconoce siempre con la necesidad de ser
aceptado y regenerado por la misericordia de Dios, hecha carne en Jesucristo.
¡Si cada uno de nosotros no se siente con la necesidad de la misericordia de
Dios, no se siente un pecador, es mejor que no vaya a Misa!”
“¿Por
qué vamos a Misa?”, cuestionó el Papa y respondió: “porque somos pecadores y
queremos recibir el perdón de Jesús, participar en su redención, en su perdón.
¡Ese ‘confieso’, que decimos al principio no es algo ‘formal’, es un verdadero
acto de penitencia! ¡Yo soy pecador y confieso! Así da inicio la Misa”.
“No
debemos olvidar nunca que la Última Cena de Jesús tuvo lugar ‘la noche en que
fue traicionado’. En el pan y el vino que ofrecemos y en torno al cual nos
reunimos se renueva cada vez el don del Cuerpo y la Sangre de Cristo para la
remisión de nuestros pecados. Debemos ir a Misa humildemente, como pecadores y
el Señor nos reconciliará”.
Otro
indicador de la vivencia de la Misa adecuadamente, dijo el Pontífice, es la
capacidad de descubrir a los otros como hermanos a partir del amor a Jesús,
para lugar compartir su Pasión y su Resurrección, especialmente con los más
necesitados como aquellos que han sido afectados por la lluvia en los días
recientes en los alrededores de Roma.
“Me
pregunto, todos preguntémonos: yo, que voy a misa, ¿cómo vivo esto? ¿Me
preocupo de ayudar, de acercarme, de rezar por ellos, que tienen este problema?
¿O soy un poco indiferente? O tal vez me preocupo de chismorrear: ‘¿viste cómo
iba vestida aquella, como iba vestido aquél?’.... A veces se hace esto después
de la Misa, ¿o no? ¡Se hace! ¡Y esto no se debe hacer! Debemos preocuparnos por
nuestros hermanos y hermanas que tienen una necesidad, una enfermedad, un
problema”.
Un
“último y valioso indicador” sobre la vivencia de la Misa es la relación entre
la Eucaristía y las comunidades cristianas: “debemos tener siempre presente que
la Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra
de lo que Jesús dijo e hizo. No ¡Es propiamente una acción de Cristo! ¡Es
Cristo quien los realiza, que está en el altar! Y Cristo es el Señor. Es un don
de Cristo, que se hace presente y nos reúne en torno a Él, para alimentarnos
con su Palabra y con su vida”.
“Esto
significa que la misión y la misma identidad de la Iglesia fluyen a partir de
ahí, de la Eucaristía, y allí siempre toman forma. Una celebración puede llegar
a ser impecable en términos de apariencia, hermosísima, pero si no nos lleva al
encuentro con Jesús, puede que no comporte ningún alimento a nuestro corazón y
a nuestra vida. A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en
nuestra existencia e impregnarla de su gracia, para que en cada comunidad
cristiana haya coherencia entre liturgia y vida: esta coherencia entre liturgia
y vida”.
Fuente:
www aciprensa . com
“LA
EUCARISTÍA”
PAPA FRANCISCO. 12 DE FEBRERO DE 2014
Queridos
hermanos y hermanas:
Nos
preguntamos qué relación tiene la Eucaristía con nuestra vida. Hay algunos
indicadores concretos que nos ayudan en este sentido.
Si
vivimos bien la Eucaristía un indicador es cómo nos relacionamos con los demás.
A Jesús le gustaba estar con la gente, compartir sus anhelos, los problemas y
preocupaciones. En la Santa Misa nos encontramos con muchas personas, pero ¿las
vemos en verdad como hermanos y hermanas? ¿La Eucaristía nos lleva a salir al
encuentro de los pobres, de los enfermos, de los marginados, viendo en ellos el
rostro de Jesús? ¿O más bien cuando salimos de Misa criticamos a uno, al otro
por cómo estaba vestido éste o aquel?
Un
segundo indicador es sentirnos perdonados e impulsados a perdonar. Quien
celebra la Eucaristía no lo hace porque sea mejor que los demás, todos somos
pecadores y si uno no se siente pecador es mejor que no vaya a Misa, porque el
primer acto que hacemos en la Misa es decir “Confieso que soy pecador” y pedir
el perdón por los pecados. Si no lo siente no va vivir bien la Eucaristía. Un
último indicador es la coherencia entre la liturgia y la vida de nuestras
comunidades. La Eucaristía no es un mero recuerdo de algunos dichos de Jesús.
Es la obra y el don de Cristo presente allí que sale a nuestro encuentro y nos
alimenta con su Palabra y con su vida.
(Fuente:
Rado Vaticano)
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