LECTURAS
DE LA EUCARISTÍA
DOMINGO,
9 DE FEBRERO DE 2014
V
DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. A
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Sal 94, 6-7)
Entremos
y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque Él es nuestro Dios.
ORACIÓN
COLECTA
Señor,
que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han
puesto en tu gracia toda su esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA
DE LA PALABRA
Entonces
surgirá tu luz como la aurora.
DEL
LIBRO DEL PROFETA ISAÍAS: 58, 7-10
Esto
dice el Señor: "Comparte tu pan con el hambriento, abre tu casa al pobre
sin techo, viste al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano. Entonces
surgirá tu luz como la aurora y cicatrizarán de prisa tus heridas; te abrirá
camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu marcha. Entonces clamarás
al Señor y Él te responderá; lo llamarás y Él te dirá: 'Aquí estoy'. Cuando
renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el gesto amenazador y la
palabra ofensiva; cuando compartas tu pan con el hambriento y sacies la
necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas y tu oscuridad será
como el mediodía".
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL: Del salmo 111
R/.
El justo brilla como una luz en las tinieblas.
Quien
es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla. Quienes,
compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente, jamás se desviarán. R/.
El
justo no vacilará; vivirá su recuerdo para siempre. No temerá malas noticias,
porque en el Señor vive confiadamente. R/.
Firme
está y sin temor su corazón. Al pobre da limosna, obra siempre conforme a la
justicia; su frente se alzará llena de gloria. R/.
*****
Les
he anunciado a Cristo crucificado.
DE
LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS: 2, 1-5
Hermanos:
Cuando llegué a la ciudad de ustedes para anunciarles el Evangelio, no busqué
hacerlo mediante la elocuencia del lenguaje o la sabiduría humana, sino que
resolví no hablarles sino de Jesucristo, más aún, de Jesucristo crucificado.
Me
presenté ante ustedes débil y temblando de miedo. Cuando les hablé y les
prediqué el Evangelio, no quise convencerlos con palabras de hombre sabio; al
contrario, los convencí por medio del Espíritu y del poder de Dios, a fin de
que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los
hombres.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
(Jn 8, 12) R/. Aleluya, aleluya.
Yo
soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
R/.
Ustedes
son la luz del mundo.
DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: 5, 13-16
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes son la sal de la
tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no
sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes
son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de
un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino
que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
Que
de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las
buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los
cielos".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA
UNIVERSAL
Presentemos
ahora al Padre nuestras intenciones, por nosotros y por el mundo entero.
Después
de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.
Por
la Iglesia y por todos los que la formamos. Que seamos sal de la tierra y luz
del mundo, dando un buen testimonio de Jesús en nuestra vida. Oremos.
Por
todos los cristianos. Que nuestra fe nos lleve a trabajar solidariamente por
nuestros hermanos, especialmente por los más débiles y necesitados. Oremos.
Por
los legisladores de México. Que, electos para servir al pueblo, busquen el bien
de la mayoría. Oremos.
Por
los países pobres, por los hombres y mujeres que pasan hambre. Que los que
dirigen nuestro mundo globalizado hagan lo necesario para resolver estas
situaciones injustas. Oremos.
Por
todos los enfermos que sufren en el cuerpo o en el espíritu. Que experimenten
muy cercana la fuerza de Dios, y nuestra cuidadosa atención. Oremos.
Por
todos nosotros. Que la celebración de la Eucaristía nos alimente para vivir con
mayor intensidad nuestro camino de seguimiento de Jesús. Oremos. Escucha,
Padre, nuestra oración, y derrama tu amor sobre los hombres y mujeres del mundo
entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Señor,
Dios nuestro, tú que nos has dado este pan y este vino para reparar nuestras
fuerzas, conviértelos para nosotros en sacramento de vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
para los domingos del Tiempo Ordinario
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Mt 5, 5-6)
Bienaventurados
los que lloran, porque serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre
y sed de justicia, porque serán saciados.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor,
tú que has querido hacernos participar de un mismo pan y de un mismo cáliz,
concédenos vivir de tal manera unidos en Cristo, que nuestro trabajo sea eficaz
para la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA
REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO
La
proclama insistente del Papa Francisco es clara: es necesario salir al
encuentro de las personas que viven en los márgenes de la sociedad. Hay que
caminar del centro de las comunidades parroquiales a las situaciones de
periferia, que no siempre se identifican con criterios geográficos. La brecha
cultural y afectiva que existe entre las personas que se han distanciado de la
fe cristiana está ahí: hay mucha gente que se educa en colegios de inspiración
cristiana, que participa esporádicamente en celebraciones religiosas, más por
convenciones sociales que por interés personal, que han experimentado cierto
desaliento o hasta rechazo ante la tibieza de nuestro compromiso cristiano.
Cuando vivimos lealmente nuestra fe, cumpliendo las exigencias del Evangelio en
la vida cotidiana, hacemos vida la metáfora de la sal de la tierra. (www misal
. com. mx ).
REFLEXIÓN
SEAMOS
LUZ DE TODOS LOS DEMÁS
1.-
Es incomprensible que la religión, el trato del hombre con Dios, haya dado una
impresión de triste y obscura de forma que los mantos negros de las mujeres,
los cipreses, los grajos de los curas hayan sido su símbolo durante mucho
tiempo.
La
historia escrita de la religión que comienza con el Génesis y acaba con la
Apocalipsis se desarrolla entre dos haces de luz, el de la creación de la luz
que saca Dios de las tinieblas en el versículo 3 del Libro del Génesis y el de
la presencia de Dios entre los hombres en el cielo, un Dios que será la única
luz ya necesaria porque lo iluminará todo con su divina presencia como dicen
Juan en el Apocalipsis. La historia del hombre se desarrolla entre esos dos
haces de luz. Luz es alegría, es vida, es energía, lo más lejano de los
cipreses del cementerio en que todo es muerte.
2.-
Hoy nos dice Jesús que nosotros somos la luz del mundo, pero antes nos había
dicho: mientras Yo estoy en el mundo Yo soy la luz del mundo. Luz que alumbra a
todo hombre que viene a este mundo y el que le siga tendrá la luz de la vida.
--El
Señor Jesús es luz hecha vida humana, luz visible con nuestros ojos, oíble con
nuestros oídos, palpable con nuestras manos.
--A
Jesús le acompaña la luz desde su nacimiento en Belén donde los pastores vieron
una gran luz al tiempo que escuchaban el canto de paz de los ángeles.
--En
el monte de la Transfiguración es un gran resplandor el que envuelve a Jesús,
luz de aliento en el camino, alegría anticipada de una victoria que seguiría a
las tinieblas del Calvario.
--Toda
la vida de Jesús se desarrolla en medio de la lucha de la luz y las tinieblas.
Y cada uno de nosotros vivimos en la tierra de nadie, entre las trincheras de
los hijos de las tinieblas y de los hijos de la luz, la civilización de la
muerte y civilización de la vida.
Jesús
pareció sucumbir en esa lucha al morir en la cruz mientras que toda aquella
región se llenaba de tinieblas a la hora nona… al parecer la civilización de la
violencia, de la muerte, venció a la civilización de la vida.
3.-
Jesús, luz del mundo, al cerrar los párpados barrió la luz de este mundo y dejó
todo en tinieblas. Y porque no hay vida posible sin luz es por lo que hoy nos
dice a nosotros: “Vosotros sois la luz del mundo, sigo siendo para vosotros luz
del mundo mientras estáis en el mundo”.
Nosotros
tenemos que ser la luz de Dios en el mundo, los ojos de Jesús que iluminaron
las caras de los niños con cariño.
--Ojos
que buscaron a la hemorroisa entre la muchedumbre para alegrarse con su
curación y su fe.
--ojos
de Jesús que acarician con infinita compasión a la adultera para perdonarla
--ojos
de Jesús que curaron el corazón de Pedro que le niega
--ojos
que lloran con los que lloran en la muerte de Lázaro amigo.
--ojos
del Señor sólo endurecidos una vez impresionados por la hipocresía de los
fariseos. Como se endurecerían hoy ante una sociedad de bienestar para algunos,
fundada en el hambre de los demás y cimentada con los cadáveres de niños
abortados o ancianos y enfermos asesinados.
4.-
Seamos luz de los demás, todos tenemos la experiencia de haber sido iluminados
por la luz de otros que cruzaron nuestro camino.
**
Nos han enseñado a aceptar la muerte y llevar con alegría la enfermedad.
**
Nos han abierto los ojos para ver que las bienaventuranzas pueden vivirse cada
día sin disquisiciones teológicas, con sencillez.
**
No pocas parejas ancianas, en nuestro barrio, o en cualquier barrio o lugar,
que se apoyan el uno en el otro, con peligro de caer los dos, nos muestran la
maravilla de la fidelidad conyugal.
**
La alegría en la pobreza nos ha enseñado la verdad de que no sólo de pan vive
el hombre.
Pues
como otros ha sido luz, alegría y vida para nosotros, hagamos que también
nosotros seamos luz y vida para los que nos rodean.
José
María Maruri, SJ
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LA
SAL Y LA LUZ DE LA CARIDAD
1.-
Cuando partas tu pan con el hambriento, brillará tu luz en las tinieblas. Me ha
parecido interesantísimo el comentario que hace hoy el profeta Isaías a las
palabras de Cristo en el evangelio. Los siglos que separan la existencia del
profeta Isaías de la existencia de Cristo no impiden ver en este texto del
profeta una maravillosa aplicación a lo que Cristo recomienda a sus discípulos.
Cristo nos dice que seamos luz y que seamos sal para iluminar y para dar sabor
cristiano a la vida de los demás. El profeta nos dice que sólo seremos luz para
los demás si encendemos en nuestro corazón el fuego de la caridad. Lo dice con
palabras tan bellas que es mejor repetirlas que interpretarlas. “Cuando partas
tu pan con el hambriento, hospedes a los pobres sin techo, vistas al desnudo y
no te cierres a tu propia carne, entonces romperá tu luz como la aurora, te
abrirá camino la justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces
clamarás al Señor y te responderá, gritarás y te dirá ‘aquí estoy’”. Este texto
del profeta, como sabemos, es un texto referido al ayuno. El ayuno que no te
abre al prójimo es un ayuno estéril. El ayuno aquí no se refiere sólo a
privarse de comida, sino a desterrar la opresión, la maledicencia y la
violencia. Lo que nos dice hoy el profeta Isaías es tan válido para nosotros,
los cristianos del siglo XXI, como lo era para los judíos de los siglos séptimo
y octavo, antes de Cristo. El rostro de Dios se manifiesta más en la
misericordia que en el cumplimiento de normas, leyes y ritos. Al final de
nuestra vida no nos van a juzgar por las bellas palabras que hayamos dicho, ni
por los muchos rosarios que hayamos rezado –es solo un ejemplo–; al final de
nuestras vidas nos juzgarán por el amor, por nuestro amor a Dios manifestado en
nuestro amor al prójimo. Este es el mandamiento de Jesús. Si nuestra vida está
dirigida por el amor al prójimo desembocará necesariamente en Dios. Si nuestra
luz ha brillado a lo largo de nuestra vida en acciones de caridad y justicia,
Dios, al final, nos mirará complacido y nos dirá “aquí estoy”.
2.-
Si la sal se vuelve sosa, no sirve más que para tirarla fuera. La sal física no
se puede volver nunca sosa; es químicamente imposible. Pero la sal de la vida,
la que debe dar sabor, y saber, y sabiduría, a nuestra vida, sí puede perder
fuerza y terminar disolviéndose en la apatía y la vulgaridad. Entonces sólo
vale para tirarla fuera. Eso es lo peor que puede pasarle a nuestro
cristianismo personal y social: que se haga anodino, y convencional, y ropaje
puramente externo. Entonces puede ser tirado fuera, porque puede ser sustituido
fácilmente por otros credos y costumbres sociales igualmente convencionales. Y
es que si nuestro cristianismo no tiene fuerza interior, no es una gran luz del
alma, se quedará sólo en eso, en gestos externos y en costumbres sociales y
convencionales. Más pronto que tarde, terminará en la insignificancia y en la
nada. Igualmente, si nuestra luz sólo alumbra debajo del celemín, los demás, el
mundo, no verán, ni se sentirán iluminados por nuestra luz.
3.-
Mi palabra y mi predicación no fueron sino en la manifestación y el poder del
Espíritu. San Pablo les dice a los primeros cristianos de Corinto que no les
atrajo él a la fe en Cristo con palabras sabias y cultas, sino que el verdadero
artífice de la evangelización fue el poder del Espíritu que residía en él. Por
eso, les dice, debe quedaros claro que vuestra fe no debe apoyarse en la
sabiduría humana, sino en la gracia y el poder de Dios que habite en vosotros.
Si creemos que vamos a convertir y a evangelizar al mundo con razones
científicas estamos muy equivocados. No será la luz de nuestra razón científica
la que convertirá al mundo, sino la luz de nuestro amor y de nuestra caridad.
Las razones cultas de nuestros teólogos influyen menos en la conversión al
cristianismo, que el ejemplo de caridad y amor que nos han dado la Madre Teresa
de Calcuta y el misionero Vicente Ferrer.
Gabriel
González del Estal
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¿PICA?
ENTONCES ES SAL
1.
“Santa Agueda, Santa Aguedacha…que las fiestas despacha”. Y así es. Hasta
finales de Abril, donde este año la Pascua aguarda, nos centramos en el Tiempo
Ordinario en el que, la Palabra de Dios, el crecimiento personal en la fe, la
oración o la tranquilidad sin más fiestas que lo más grande, EL DOMINGO, han de
posibilitar que nos identifiquemos más y mejor con Cristo. Hoy, además, ante
nuestros ojos se abre un drama: algo no funciona bien en el mundo cuando, el
hambre, sigue siendo una lepra y lacra social que afecta a millones de
personas.
-
Mientras unos bailamos, otros lloran
-
Mientras de las mesas de los acomodados caen no migajas, sino panes enteros,
otros no conocen el aroma de un pan recién amasado
-
Mientras nos miramos, excesivamente, a nosotros mismos…. millones de personas
son atenazados con los grilletes de la pobreza.
Hoy,
Manos Unidas, nos propone un lema: “Un nuevo mundo; proyecto común”. Ojalá que
desde esta Institución Católica sintamos que, la generosidad (algo normal y
nunca extraordinario) ha de ser un número en el carnet de nuestra vida
cristiana. Siempre, y digo siempre, los católicos (por ser cristianos y por tener
como patrón de nuestra existencia a Cristo) hemos de ver la caridad como el
broche de oro de cada día, de cada semana o de nuestra vida.
2.
Ser sal y luz (aunque esta frase dé para muchas composiciones musicales y
poéticas) no es ni mucho menos algo agradable al paladar de la sociedad en la
que nos toca vivir. La sal protege, purifica y sana. ¿Interesa la “sal
cristiana” a un mundo corrupto, falseado y relativizado por todos sus costados?
-
Habla la Iglesia de que la vida es vida desde su concepción y, esa sal, escuece
-
Manifiesta la Iglesia de que hay que amar hasta el final perdonando, olvidando
y humillándose y, esa sal, pica
-
Pregona la Iglesia el respeto pero la diferencia entre diversos modelos de
convivencia o de familia y, esa sal, levanta polvaredas y escándalos
-
Comunica la Iglesia su derecho a ser luz en medio de la oscuridad o en la
mediocridad que abunda a nuestro alrededor, y le contestan que la mejor iglesia
es la que arde.
Entonces;
¿cómo ser sal y luz en medio de esta encrucijada?
3.
Nunca se nos ha dicho que, el ser cristiano, fuera fácil. No hay más que abrir
el álbum fotográfico de los primeros seguidores de Jesús, de los apóstoles, de
los santos, santas y mártires de los primeros tiempos (o incluso de los
incidentes y reacciones que causan las palabras o las posiciones por el
Magisterio de algunos obispos en España o en Europa). Ese álbum nos da una
imagen de que, ser sal y luz, implica ser fuertes hasta el final. Valientes con
todas las consecuencias. Aguerridos en nuestros planteamientos y poco menos que
equilibristas para no caer al vacío de la raya que nos marca el mundo.
Que
el Señor, en este domingo, sea esa fe que nos posibilita ser cauce de esa
inmensa luminosidad que es el Evangelio. Que el Señor, hoy más que nunca, sea
ese mar del cual extraemos la sal que –aunque pica– sabemos que a la larga
preserva, sana, guarda y dará sabor a una sociedad totalmente insípida y
carente de valores eternos.
Que
como cristianos, frente a los que pretenden ser vinagre y cortocircuito, seamos
antídoto que levante en la esperanza aquellos lugares donde nos desenvolvemos.
¿Fácil? ¡No! Pero con Cristo y por Cristo hemos de hacerlo. En ello va nuestra
salvación.
Javier
Leoz
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