LA
ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO A LA VIRGEN DE FÁTIMA
Bienaventurada María, Virgen de Fátima,
con renovada gratitud por tu presencia materna
unimos nuestra voz a la de todas las generaciones
que te llaman bienaventurada.
Celebramos en ti las grandes obras de Dios,
que nunca se cansa de inclinarse con misericordia
sobre la humanidad afligida por el mal y herida por el pecado, para sanarla y
salvarla.
Acoge con benevolencia de madre
el acto por el nos ponemos hoy bajo tu protección
con confianza, ante esta tú imagen
tan querida por todos nosotros.
Estamos seguros que cada uno de nosotros es
precioso a tus ojos y que nada te es ajeno de todo lo que habita en nuestros
corazones. Nos dejamos alcanzar por tu dulcísima mirada y recibimos la caricia
consoladora de tu sonrisa.
Protege nuestra vida entre tus brazos:
bendice y refuerza cada deseo de bien; reaviva y
alimenta la fe; sostén e ilumina la esperanza; suscita y anima la caridad;
guíanos a todos nosotros en el camino de la santidad.
Enséñanos tu mismo amor de predilección hacia los
pequeños y los pobres, hacia los excluidos y los que sufren, por los pecadores
y por los que tienen el corazón perdido: reúne a todos bajo tu protección y a
todos entrégales a tu Hijo dilecto, el Señor Nuestro, Jesús. Amén
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