LECTURAS
DE LA EUCARISTÍA
MIERCOLES
7 DE MAYO DE 2014.
III
SEMANA DE PASCUA
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Cfr. Sal 70, 8. 23)
Mi
boca, Señor, se llene de alabanzas, para que pueda cantarte; y así mis labios
se llenarán de júbilo. Aleluya.
ORACIÓN
COLECTA
Muéstrate
propicio, Señor, con tu familia santa y protégela benignamente, de manera que a
quienes concediste la gracia de la fe, les otorgues también la participación
eterna en la resurrección de tu Unigénito. Él, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Al
pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio.
DEL LIBRO DE LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 8, 1-8
El
mismo día de la muerte de Esteban, se desató una violenta persecución contra la
Iglesia de Jerusalén, y todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y
por Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo
por él. Entre tanto, Saulo hacía estragos en la Iglesia: entraba en las casas
para llevarse a hombres y mujeres y meterlos en la cárcel.
Los
que se habían dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el
Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba ahí a Cristo. La
multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar
de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los
espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban
curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 65
R/.
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que
aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su poder, cantemos un
himno de alabanza, digamos al Señor: "Tu obra es admirable". R/.
Que
se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu nombre. Admiremos
las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres. R/.
El
transformó el Mar Rojo en tierra firme y los hizo cruzar el Jordán a pie
enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el Señor es eterno y poderoso.
R/.
ACLAMACIÓN
(Cfr. Jn 6, 40) R/. Aleluya, aleluya.
El
que cree en mí tiene vida eterna, dice el Señor, y yo lo resucitaré en el
último día. R/.
La
voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él,
tenga vida eterna.
DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN JUAN: 6, 35-40
En
aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "Yo soy el pan de la vida. El que
viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya
les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene
hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del
cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y
la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que Él me ha dado,
sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que
todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el
último día".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos,
para que, continuamente renovados por su acción, se conviertan para nosotros en
causa de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
I-V de Pascua.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN
Resucitó
el Señor y nos iluminó a nosotros, los redimidos con su Sangre. Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor
y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que la participación en los
sacramentos de nuestra redención nos ayude en la vida presente y nos alcance
las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CATEQUESIS DEL PAPA
FRANCISCO
Miércoles
07 de Mayo de 2014
LOS
DONES DEL ESPÍRITU: EL CONSEJO
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hemos
escuchado en la lectura aquella parte del libro de los Salmos que dice “el
Señor me aconseja, el Señor me habla interiormente”. Y este es otro don del
Espíritu Santo: el don del consejo. Sabemos cuánto es importante, sobre todo en
los momentos más delicados, el poder contar con las sugerencias de personas
sabias y que nos quieren. Ahora, a través del don del consejo, es Dios mismo,
con el Espíritu Santo, que ilumina nuestro corazón, para hacernos comprender el
modo justo de hablar y de comportarse y el camino a seguir. Pero ¿cómo actúa
este don en nosotros?
1.
En el momento en el cual lo recibimos y lo acogemos en nuestro corazón, el
Espíritu Santo comienza inmediatamente a hacernos sensibles a su voz y a
orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones
según el corazón de Dios. Al mismo tiempo, nos lleva siempre más a dirigir la
mirada interior sobre Jesús, como modelo de nuestro modo de actuar y de
relacionarnos con Dios Padre y con los hermanos. El consejo, es entonces el don
con el cual el Espíritu Santo hace que nuestra conciencia sea capaz de hacer
una elección concreta en comunión con Dios, según la lógica de Jesús y de su
Evangelio. Y de este modo, el Espíritu nos hace crecer interiormente, nos hace
crecer positivamente, nos hace crecer en la comunidad. Y nos ayuda a no caer en
posesión del egoísmo y del propio modo de ver las cosas. Así el Espíritu nos
ayuda a crecer y también a vivir en comunidad.
2.
La condición esencial para conservar este don es la oración. Pero siempre
volvemos sobre lo mismo ¿no? La oración. Pero es tan importante la oración,
rezar. Rezar las oraciones que todos nosotros sabemos desde niños, pero también
rezar con nuestras palabras. Rezar al Señor: Señor ayúdame, aconséjame, ¿qué
tengo que hacer ahora?Y con la oración hacemos lugar para que el Espíritu venga
y nos ayude en aquel momento, nos aconseje sobre lo que nosotros debemos
hacer.La oración. Jamás olvidar la oración, jamás. Nadie se da cuenta cuando
nosotros rezamos en el autobús, en la calle: oramos en silencio, con el
corazón. Aprovechemos estos momentos para rezar. Rezar para que el Espíritu nos
dé este don del consejo.
En
la intimidad con Dios y en la escucha de su Palabra, poco a poco dejamos de
lado nuestra lógica personal, dictada la mayor parte de las veces por nuestra
cerrazón, por nuestros prejuicios y nuestras ambiciones, y en cambio,
aprendamos a preguntar al Señor: ¿cuál es tu deseo? ¡Pedirle consejo al Señor!
Y esto lo hacemos con la oración. De esta manera madura en nosotros una
sintonía profunda, casi innata con el Espíritu y comprobamos qué verdaderas son
las palabras de Jesús citadas en el Evangelio de Mateo: "No se preocupen
de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a
conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el
Espíritu de su Padre hablará en ustedes" (Mt 10:19-20). Es el Espíritu que
nos aconseja. Pero nosotros debemos darle espacio al Espíritu para que nos
aconseje, y dar espacio es rezar. Rezar para que Él venga y nos ayude siempre.
3.
Y al igual que todos los otros dones del Espíritu, entonces, el consejo es
también un tesoro para toda la comunidad cristiana. El Señor nos habla no
solamente en la intimidad del corazón, nos habla sí, pero no solamente allí,
sino también a través de la voz y el testimonio de los hermanos. ¡Realmente es
un gran don poder encontrar hombres y mujeres de fe que, especialmente en los
momentos más complicados e importantes de nuestra vida, nos ayudan a iluminar
nuestro corazón y a reconocer la voluntad del Señor!
Yo
recuerdo una vez que yo estaba en el confesionario - y había una fila larga
adelante - en el Santuario de Luján. Y estaba en la fila un muchacho todo
moderno, ¿no? Con aritos, tatuajes, todas las cosas. Y vino para decirme lo que
le sucedía a él. Era un problema grande, difícil. ¿Y tú qué harías? Y me dijo
esto: yo le he contado todo esto a mi madre y mi madre me dijo: anda a ver a la
Virgen y Ella te dirá lo que debes hacer. ¡Esta es una mujer que tenía el don
del consejo! No sabía cómo salir del problema del hijo, pero le ha indicado el
camino justo: “anda a ver a la Virgen y Ella te dirá”. Este es el don del
consejo, dejar que el Espíritu hable. Y esta mujer humilde y simple, ha dado al
hijo el más verdadero consejo, el más verdadero consejo. Porque este joven me
dijo: “yo he mirado a la Virgen y he sentido que tengo que hacer esto, esto y
esto. Yo no tuve que hablar. Lo hicieron todo la madre, la Virgen y el
muchacho. ¡Éste es el don del consejo! Ustedes mamás, que tienen este don,
¡pidan este don para sus hijos! El don de aconsejar a los hijos. Es un don de
Dios.
Queridos
amigos, el Salmo 16 nos invita a orar con estas palabras: "Bendeciré al
Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre
presente al Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré". (vv. 7-8). Que el
Espíritu siempre pueda infundir en nuestro corazón esta certeza y nos llene así
con su consuelo y su paz! Pidan siempre el don del consejo.¡Gracias!
Traducción
del italiano: Eduardo Rubió y María Cecilia Mutual
Síntesis
de esta catequesis que el Papa Francisco pronunció en nuestro idioma:
Hoy
consideramos el don de Consejo. Éste es el don con el que el Espíritu Santo nos
ayuda a tomar decisiones en nuestra vida concreta, siguiendo la lógica de Jesús
y su Evangelio. Ilumina nuestro corazón y nos hace más sensibles a la voz del
Espíritu, para que en nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones no nos
dejemos llevar del egoísmo o de nuestro modo de ver las cosas, sino de lo que
Dios quiere.
Al
mismo tiempo, nos lleva a conformarnos cada vez más con Jesús, como modelo de
nuestro obrar. ¿Qué podemos hacer para ser más dóciles a este don de Consejo?
La condición esencial es la oración. Gracias a la intimidad con Dios y a la
escucha de su Palabra va madurando en nosotros una sintonía con el Señor, que
nos lleva a preguntarnos constantemente: ¿Qué es lo que el Señor desea? ¿Qué es
lo que a él le gusta? ¿Cuál es su voluntad?
Por
otra parte, el don de consejo, como los demás dones, constituye un tesoro para
toda la comunidad cristiana.
Saludo
con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos
venidos de España, México, Guatemala, Colombia, Perú, Uruguay, Venezuela,
Argentina y otros países latinoamericanos. Que la intercesión de la Virgen
María, en este mes de mayo, nos ayude a vivir nuestra vida cristiana con más
docilidad a la voz y al amor del Espíritu Santo. Muchas gracias, que Dios los
bendiga y la Virgen los cuide.
Fuente:
Radio vaticana.
REFLEXION
Juan
6,35-36: Yo soy el pan de vida. Entusiasmado con la perspectiva de tener el pan
del cielo del que hablaba Jesús y que da vida para siempre (Jn 6,33), la gente
pide: "¡Señor, danos
siempre
de este pan!" (Jn 6,34). Pensaban que Jesús estuviese hablando de un pan
especial. Por esto de forma interesada piden: “¡Danos siempre de este pan!”
Este pedido de la gente recuerda la conversación de Jesús con la Samaritana.
Jesús había dicho que ella podría tener dentro de sí la fuente de agua que
brota para la vida eterna, y ella de forma interesada pide: "¡Señor dame
de esta agua!" (Jn 4,15). La Samaritana no percibe que Jesús no está hablando
de agua material. Asimismo, la gente no se da cuenta de que Jesús no está
hablando del pan material. Por eso, Jesús responde bien claramente: "¡Yo
soy el pan de vida! El que venga a mí no tendrá hambre y el que venga a mí no
tendrá nunca sed”.
Comer
el pan del cielo es lo mismo que creer en Jesús. Es creer que él vino del cielo
como revelación del Padre. Es aceptar el camino que él enseñó. Pero la gente, a
pesar de estar viendo a Jesús, no cree en él. Jesús percibe la falta de fe y
dice: “Me habéis visto y no creéis”.
Juan
6,37-40: Hacer la voluntad de aquel que me envió. Después de la conversación
con la Samaritana, Jesús había dicho a los discípulos: "Mi alimento es
hacer la voluntad del Padre que
está
en los cielos" (Jn 4,34). Aquí, en la conversación con la gente sobre el
pan del cielo, Jesús se refiere al mismo asunto: “Porque he bajado del cielo,
no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la
voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que él me ha dado,
sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que
todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el
último día.” Este es el alimento que el pueblo debe buscar: hacer la voluntad
del Padre del cielo. Es éste el pan que sustenta la vida de las personas y les
da rumbo. Aquí comienza la vida eterna, vida que es más fuerte que la muerte.
Si estuviésemos verdaderamente dispuestos a hacer la voluntad del Padre, no
tendríamos dificultad en reconocer al Padre presente en Jesús. (Homilética org
/ Carmelitas)
REFLEXIÓN
LA
FE QUE VIVIFICA
Hch
8,1-8; Jn 6, 35-40
No
es posible vivir como creyente sin reclamar una renovación personal y una
mejora de las condiciones de vida, derivadas del proceso de fe. Adherirse a
Jesús implica apoyarse en El para consolidar el sentido de la propia vida.
Jesús asegura que quienes crean en Él, transitarán de esta existencia marcada
por la fragilidad a una existencia exenta de toda pena y aflicción. La sed de
infinito que todo hombre experimenta, encuentra respuesta en la persona de
Jesús. Los habitantes de Samaria acogen el mensaje cristiano y reciben los
gestos de compasión, que Dios obra a través de Felipe. No se puede disociar la
fe de las aspiraciones humanas. Cuando la fe mantiene a las personas sumidas en
la pobreza y la enfermedad, se convierte en un mecanismo alienante. La fe
cristiana genera una derrama de humanización y alegría profunda.(www misal com
mx).
Santas
Rosa Venerini, fundadora; Flavia Domitila de Roma,
mártir;
Agustín Roscelli, fundador.
Feria (Blanco).
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