LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
MARTES 27 DE MAYO DE 2014
VI MARTES DE
PASCUA
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Ap 19, 7. 6)
Alegrémonos,
regocijémonos y demos gracias, porque el Señor, nuestro Dios omnipotente, ha
empezado a reinar. Aleluya.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
omnipotente y misericordioso, concédenos poder alcanzar una verdadera
participación en la resurrección de Jesucristo, tu Hijo. Él, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Cree
en el Señor Jesús y te salvarás, tú y tu familia.
DEL LIBRO DE LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 16, 22-34
En
aquellos días, la gente de la ciudad de Filipos se alborotó contra Pablo y
Silas, y los magistrados ordenaron que los desnudaran y los azotaran. Después
de azotarlos mucho, los metieron en la cárcel y le ordenaron al carcelero que
los vigilara bien. Siguiendo esta orden, él los metió en el calabozo de más
adentro y les aseguró los pies en el cepo.
A
eso de la medianoche, Pablo y Silas estaban en oración, cantando himnos al
Señor, y los otros presos los escuchaban. De pronto sobrevino un temblor tan
violento, que se sacudieron los cimientos de la cárcel, las puertas se abrieron
de golpe y a todos se les soltaron las cadenas.
El
carcelero se despertó, y al ver las puertas de la cárcel abiertas de par en
par, pensó que los presos se habían fugado y sacó su espada para matarse. Pero
entonces Pablo le gritó: "No te hagas ningún daño; aquí estamos
todos". El carcelero pidió una lámpara, se precipitó hacia dentro, y
temblando, se arrojó a los pies de Pablo y Silas. Después los sacó de allí y
les preguntó: "¿Qué debo hacer para salvarme?" Ellos le contestaron:
"Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y tu familia". Y les
explicaron la palabra del Señor a él y a todos los de su casa.
El
carcelero se los llevó aparte, y en aquella misma hora de la noche les lavó las
heridas y enseguida se bautizó él con todos los suyos. Después los invitó a su
casa, les preparó la mesa y celebraron una fiesta familiar por haber creído en
Dios.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 137
R/.
Señor, tu amor perdura eternamente. Aleluya.
De
todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos. Te
cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo. R/.
Señor,
te damos gracias por tu lealtad y por tu amor; siempre que te invocamos nos
oíste y nos llenaste de valor. R/.
Tu
mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así concluirás en nosotros tu obra. Señor,
tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/.
ACLAMACIÓN
(Cfr. Jn 16, 7. 13)
R/. Aleluya, aleluya.
Yo
les enviaré el Espíritu de la verdad, y Él los irá guiando hasta la verdad
plena, dice el Señor. R/.
Si no me voy, no
vendrá a ustedes el Paráclito.
DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN JUAN: 16, 5-11
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Me voy ya al que me envió y
ninguno de ustedes me pregunta: `¿A dónde vas?' Es que su corazón se ha llenado
de tristeza porque les he dicho estas cosas. Sin embargo, es cierto lo que les
digo: les conviene que me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el
Paráclito; en cambio, si me voy, yo se lo enviaré.
Y
cuando Él venga, establecerá la culpabilidad del mundo en materia de pecado, de
justicia y de juicio; de pecado, porque ellos no han creído en mí; de justicia,
porque me voy al Padre y ya no me verán ustedes; de juicio, porque el príncipe
de este mundo ya está condenado".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que
celebramos, para que, continuamente renovados por su acción, se conviertan para
nosotros en causa de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
I-V de Pascua.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Cfr. Lc 24, 46. 26)
Era
necesario que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos, y así entrara
luego en su gloria. Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor
y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que la participación en los
sacramentos de nuestra redención nos ayude en la vida presente y nos alcance
las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
REFLEXION
Juan 16, 5-11: Jesús forma su
comunidad (I): La comunidad transformada por el Espíritu sorprende al mundo.
“El Paráclito convencerá al mundo”
Autor:
Padre Fidel Oñoro CJM
Fuente:
Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM
Comienza
la tercera parte del discurso de despedida de Jesús. Volvemos a encontrarnos
con Jesús y sus discípulos, quienes después de la cena van camino al Getsemaní.
Jesús,
inspirándose en la imagen de la vid y los sarmientos les ha explicado la nueva
relación que viven con él a partir de la Pascua: “Yo en vosotros y vosotros en
mí”, una profunda comunión de vida entre el discípulo y el maestro que lleva al
discípulo no solo a dar los frutos pascuales de vida nueva para el mundo sino
también a experimentar el rechazo y la persecución del mundo precisamente por
su unión a Jesús.
En
el capítulo 16 de Juan, comenzando por el versículo 5, encontramos la última
instrucción de Jesús, que puede ser leída desde la perspectiva de la formación
de la comunidad. El Señor les enseña
ahora cómo construir una iglesia con vitalidad y fuerza pascual en el mundo.
Hay
cinco enseñanzas. Hoy abordamos la
primera: la venida del Espíritu Santo que inaugura una nueva etapa en la vida
de la comunidad.
· Jesús invita a sus discípulos a que
estén felices por su partida, condición ésta para enviar el Espíritu Santo, que
es el “Paráclito” –auxiliador- de los creyentes (ver 16,4b-7).
· Jesús ve, en consecuencia, desde ya,
el comienzo un pueblo transformado por la Pascua (ver 16,8-11).
Este
es el punto de partida de la vida de la comunidad pascual.
1. Lo que el Espíritu
hace en la comunidad, va a impresionar al mundo
Al
principio de su discurso había dicho: “el mundo no puede recibirlo porque no lo
conoce” (14,17). Ahora Jesús vuelve
sobre esta enseñanza: cuando el Espíritu viene, él no viene al mundo sino a la
Iglesia. Dos veces repite esta idea en
el v.7, una vez en negativo y otra en positivo: “si no me voy, no vendrá a
vosotros el Paráclito, pero si me voy os lo enviaré”. Así lo que el Espíritu
hace en la Iglesia es lo que va a impresionar al mundo.
Este
es el primer paso en la obra que el Resucitado hace con la fuerza del Espíritu.
2. La obra del Espíritu
en la comunidad
“Cuando
él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la
justicia y en lo referente al juicio” (16,8).
Jesús
va lejos al dilucidar las implicaciones de esto. Frente al testimonio de la Iglesia vivificada
en el Espíritu, el mundo hace tres aprendizajes.
(1)
Primer aprendizaje que hace el mundo: el sentido del “pecado” (16,9)
Jesús
dice que el Espíritu convence al mundo “en lo referente al Pecado, porque no
creen en mí”.
Una
persona que no tiene una fuerte experiencia de Dios no tiene sentido del
pecado, todo lo parece normal.
Ahora
bien, Jesús no dice “pecados” sino “pecado” (en singular). La tarea de una comunidad centrada en el
Señor no es atacar a la gente acusándola de sus pecados sino el hacerle caer en
cuenta proféticamente de su pecado fundamental.
El
pecado es el rechazo de Dios y de su proyecto para la humanidad. Es una fuerza
destructiva que arrasa la gloria y la belleza de la humanidad. Una mirada rápida a lo que está sucediendo en
el país y el mundo le hace caer a uno en cuenta que esto es verdad. Esto es
justamente por el pecado. Pero quien lo hace no tiene conciencia de eso, no
comprende el daño profundo que están haciendo.
Pero
cuando uno “cree” en Jesús el asunto es diferente: se tiene una gran
sensibilidad frente al pecado.
Además,
cuando hay una comunidad viva, integrada, renovada, transformada, el pecado de
aquel que juega con la vida y la dignidad de los demás queda denunciado. Quien está en esta situación, cuando ve gente
profundamente transformada por la presencia del Espíritu, descubre por primera
vez que la naturaleza del pecado es ignorar al único dador de vida, al único
que puede dar serenidad, paz y perdón. Comienza entonces a tener sensibilidad
de su pecado.
(2)
Segundo aprendizaje que hace el mundo: dónde está la fuente de la “justicia” o
rectitud de vida (16,10)
Jesús
dice que el Espíritu convence al mundo “en lo referente a la justicia, porque
me voy al Padre”.
La
rectitud es un término que, en el Antiguo Testamento, equivale a “santidad”:
indica que una persona es íntegra a los ojos de Dios y del mundo, que es una
imagen patente del hombre querido por Dios.
La
Buena noticia del Evangelio es que uno no se hace íntegro por sí mismo. La
única manera de lograr una vida integrada, coherente, sólida, bien conducida,
es “venir a Jesús”.
“Santificarnos”
es lo que Jesús hace en nosotros por medio del Espíritu. La obra del Espíritu
es darnos lo que nosotros nunca lograríamos por nuestras solas fuerzas: ser
rectos y profundamente íntegros en la presencia del Señor.
Esta
es la maravillosa experiencia que podemos llamar “la belleza de la santidad”:
una belleza que no proviene de maquillajes sino que viene de dentro. La comunidad verdaderamente bella es la que
está conformada por gente que a pesar de su debilidad han llegado a ser
profundamente íntegras por la fe en Jesús.
Cuando esto sucede, se comienza a transformar todo el entorno vital de
manera procesual.
Pues
bien, esto es lo que mundo descubrirá de la acción del Espíritu en los
creyentes: el mundo entenderá que sí es posible ser santo, ser justo, ser
diferente.
Que
nuestra oración sea lo que dice el Salmo 90,17: “¡Que la belleza (dulzura) del
Señor venga sobre nosotros!”.
(1) Tercer aprendizaje que hace el mundo: que el
juicio de este mundo ya sucedió en la muerte de Jesús (16,11)
Jesús
dice que el Espíritu convence al mundo “en lo referente al juicio, porque el
príncipe de este mundo está juzgado”.
Todo
hombre tiene la responsabilidad de darle cuenta a Dios sobre su vida cuando al
final de su historia se encuentre cara a cara con Él. Pero, ¡cosa curiosa! Jesús está yendo mucho más allá de esta
simple idea. Jesús dice que este juicio ya sucedió.
Un
cristiano que sigue a Jesús en el Espíritu Santo vive siempre en una increíble
libertad porque ya se sabe juzgado. Un discípulo vive gozoso, como hijo de Dios
viviente. Lo que el mundo aprenderá
observando a los creyentes es precisamente eso: que son personas saben vivir
porque han conseguido superar sus contradicciones internas y ahora están en
paz, con una gran libertad y fuerza interior.
Este
es el primer paso en la obra de Dios con nosotros.
REFLEXION:
OTRA FORMA DE PRESENCIA
Hch
16, 22-34; Jn 16, 5-11
Un
verdadero proceso educativo tiene principio y fin. Ningún maestro o educador es
imprescindible. El Señor Jesús ha instruido y enseñado con su testimonio a sus
discípulos. Es la hora que ellos vivan de forma más autónoma, haciéndose
responsables de sus propias decisiones y actitudes. No obstante, Jesús no se
desentenderá de forma absoluta de los suyos, puesto que enviará al Espíritu
como abogado y defensor de los discípulos. La forma y las manifestaciones del
Espíritu son imprevisibles. Cuando Pablo y Silas están presos en Filipos y
alaban gustosamente al Señor, ocurre un temblor y una trepidación que echa por
tierra las puertas de la prisión. Los prisioneros se conducen con civilidad y
esa señal desconcierta al carcelero que se decide a seguir el camino de Jesús
con toda su familia.
Santos
Agustín de
Canterbury, obispo; Julio de Duróstoro, mártir; Bruno de Wurzburgo, obispo.
Feria (Blanco)
No hay comentarios:
Publicar un comentario