LECTURAS
DE LA EUCARISTÍA
JUEVES
8 DE MAYO DE 2014.
III
SEMANA DE PASCUA
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Cfr. Ex 15, 1-2)
Cantemos
al Señor, pues su victoria es grande. Mi fortaleza y mi alabanza es el Señor,
Él es mi salvación. Aleluya.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, concédenos aprovechar bien los dones de tu bondad en
estos días en que, por gracia tuya, la hemos experimentado más plenamente, para
que, libres de las tinieblas del error, nos hagas estar adheridos firmemente a
tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Aquí
hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?
DEL LIBRO DE LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 8, 26-40
En
aquellos días, un ángel del Señor le dijo a Felipe: "Levántate y toma el
camino del sur, que va de Jerusalén a Gaza y que es poco transitado".
Felipe se puso en camino. Y sucedió que un etíope, alto funcionario de
Candaces, reina de Etiopía, y administrador de sus tesoros, que había venido a
Jerusalén para adorar a Dios, regresaba en su carro, leyendo al profeta Isaías.
Entonces
el Espíritu le dijo a Felipe: "Acércate y camina junto a ese carro".
Corrió Felipe, y oyendo que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó:
"¿Entiendes lo que estás leyendo?" Él le contestó: "¿Cómo voy a
entenderlo, si nadie me lo explica?" Entonces invitó a Felipe a subir y a
sentarse junto a él.
El
pasaje de la Escritura que estaba leyendo, era éste: Como oveja fue llevado a
la muerte; como cordero que no se queja frente al que lo trasquila, así él no
abrió la boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá hablar de
su descendencia, puesto que su vida ha sido arrancada de la tierra?
El
etíope le preguntó a Felipe: "Dime, por favor: ¿De quién dice esto el
profeta, de sí mismo o de otro?" Felipe comenzó a hablarle y partiendo de
aquel pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús. Siguieron adelante, llegaron a
un sitio donde había agua y dijo el etíope: "Aquí hay agua. ¿Hay alguna
dificultad para que me bautices?" Felipe le contestó: "Ninguna, si
crees de todo corazón". Respondió el etíope: "Creo que Jesús es el
Hijo de Dios". Mandó parar el carro, bajaron los dos al agua y Felipe lo
bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El
etíope ya no lo vio más y prosiguió su viaje, lleno de alegría. En cuanto a Felipe,
se encontró en la ciudad de Azoto y evangelizaba los poblados que encontraba a
su paso, hasta que llegó a Cesarea.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 65
R/.
Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
Naciones,
bendigan a nuestro Dios, hagan resonar sus alabanzas, porque Él nos ha devuelto
la vida y no dejó que tropezaran nuestros pies. R/.
Cuantos
temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí; a Él dirigí
mis oraciones y mi lengua le cantó alabanzas. R/.
Bendito
sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su gracia. R/.
ACLAMACIÓN
(Jn 6, 51) R/. Aleluya, aleluya.
Yo
soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan
vivirá para siempre. R/. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.
DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN JUAN: 6, 44-51
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Nadie puede venir a mí, si no lo
atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está
escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha
al Padre y aprende de Él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al
Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ése sí ha visto al Padre.
Yo
les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida.
Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Éste es el
pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan
vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el
pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Dios
nuestro, que por el santo valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu
misma y gloriosa vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu
verdad, de igual manera vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio
I-V de Pascua.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (2 Co 5, 15)
Cristo
murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para
El, que murió y resucitó por ellos. Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor,
muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los
misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida
nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
REFLEXION
Hasta
aquí el diálogo entre Jesús y la gente. De aquí en adelante, los líderes judíos
empiezan a entrar en la conversación, y la discusión se hace más tensa.
Juan 6,44-46: Quien se abre para
Dios, acepta a Jesús y su propuesta. La conversación se vuelve más exigente.
Ahora son los judíos, los líderes del pueblo que murmuran: "Este Jesús ¿no
es
el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre.
¿Cómo
dice que bajó del cielo?" (Jn 6,42) Ellos pensaban conocer las cosas de
Dios. En realidad, no las conocían. Si fuesen realmente abiertos y fieles a
Dios, sentirían dentro de sí el impulso de Dios que los atrae para Jesús y
reconocerían que Jesús viene de Dios, „Pues está escrito en los Profetas: ¡Todos
serán instruidos por Dios'. Todo aquel que escucha al Padre y recibe su
instrucción viene a mí.
Juan 6,47-50: Vuestros padres
comieron el maná en el desierto y murieron. En la celebración de la pascua, los
judíos recordaban el de Vida y seguir el camino que él nos enseñó. Ahora ya no
se trata de comer la carne del cordero pascual, sino de comer la carne de
Jesús, para que no perezca aquel que la come, sino que tenga ¡la vida eterna!
Juan 6,51: Quien come de este
pan vivirá eternamente. Y Jesús termina diciendo: "Yo soy el pan de vida
bajado del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo
le voy a dar es mi carne por la vida del mundo." En vez del maná y en vez
del cordero pascual, somos convidados a comer el nuevo maná y el nuevo cordero
pascual que es Jesús mismo que se entregó en la Cruz por la vida de todos.
El
nuevo Éxodo. La multiplicación de los panes aconteció cerca de Pascua (Jn 6,4).
La fiesta de pascua era la memoria peligrosa del Éxodo, la liberación del
pueblo de las garras del faraón. Todo el episodio narrado en este capítulo 6
del evangelio de Juan tiene un paralelo en los episodios relacionados con la
fiesta de pascua, tanto con la liberación de Egipto como con la caminada del
pueblo en el desierto en busca de la tierra prometida. El Discurso del Pan de
Vida, hecho en la sinagoga de Cafarnaún, está relacionado con el capítulo 16
del libro del Éxodo que habla del Maná. Merece la pena leer todo este capítulo
16 del Éxodo.
Percibiendo
las dificultades del pueblo en el desierto, podemos comprender mejor las
enseñanzas de Jesús aquí en el capítulo 6 del evangelio de Juan. Por ejemplo,
cuando Jesús habla de “un
alimento
que perece” (Jn 6,27) el está recordando el maná que se llenaba de gusanos y se
pudría (Ex 16,20). Asimismo, cuando los judíos “murmuraban” (Jn 6,41), hacen lo
mismo que los israelitas hacían en el desierto, cuando dudaban de la presencia
de Dios en medio de ellos durante la travesía (Es 16,2; 17,3; Núm 11,1). La
falta de alimentos hacía que la gente dudara de Dios y empezara a murmurar
contra Moisés y contra Dios. Aquí también los judíos dudan de la presencia de
Dios en Jesús de Nazaret y empiezan a murmurar (Jn 6,41-42).
(Homiletica
org / Carmelitas )
REFLEXION
VIVIRÁ
PARA SIEMPRE
Hch
8, 26-40; Jn 6, 44-51
El
eunuco etíope que conversa con Felipe pide explicaciones acerca de la profecía
de Isaías, que presenta a un personaje misterioso, humillado, "al que
arrancaron de la tierra de los vivos". El funcionario no dispone de las
claves para desentrañar la profecía, por eso mismo el misionero cristiano relee
las Escrituras y lo invita a reconocer que Jesús muerto y resucitado es un
camino que asegura el paso de la muerte a la vida. Para los predicadores
cristianos esta creencia no era una ilusión, estaban demasiado ciertos de que
el Padre había resucitado al crucificado y que de esa manera, las palabras que
nos refiere el cuarto Evangelio, ya no eran promesas, sino realidades. Los
tiempos nuevos habían comenzado: todo el que viviera el misterio pascual de Jesús,
incorporándose a su muerte y resurrección a través del bautismo, sería
partícipe de su salvación. (www misal com mx)
Santos:
Benedicto II, Papa y Pedro de Tarantasia, obispo.
Nuestra Señora de Luján. Feria (Blanco)
No hay comentarios:
Publicar un comentario