martes, 6 de mayo de 2014

LECTURAS DE LA EUCARISTÍA MARTES 6 DE MAYO DE 2014


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
MARTES 6 DE  MAYO DE 2014.
III SEMANA DE PASCUA.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 19, 5; 12, 10)
Alaben a nuestro Dios todos cuantos lo temen, pequeños y grandes, porque ha llegado ya la salvación, el poder y el reinado de su Cristo. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que abres la entrada del reino celestial a los que han renacido por el agua y el Espíritu Santo, aumenta sobre tus siervos la gracia que les diste, para que, purificados de todo pecado, no les falte ningún bien de los que, en tu bondad, les tienes prometido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Señor Jesús, recibe mi espíritu.

DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 7, 51-8, 1

En aquellos días, habló Esteban ante el sanedrín, diciendo: "Hombres de cabeza dura, cerrados de corazón y de oídos. Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo; ustedes son iguales a sus padres. ¿A qué profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, al que ahora ustedes han traicionado y dado muerte. Recibieron la ley por medio de los ángeles y no la han observado". Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: "Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios".
Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado". Diciendo esto, se durmió en el Señor. Y Saulo estuvo de acuerdo en que mataran a Esteban.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial: Del salmo 30
R/. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.

Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve. Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dirígeme y guíame. R/.

En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. En ti, Señor, deposito mi confianza y tu misericordia me llenará de alegría. R/.

Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia; cuídame, Señor, y escóndeme junto a ti, lejos de las intrigas de los hombres. R/.

ACLAMACIÓN (Jn 6, 35) R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan de la vida, dice el Señor; el que viene a mí no tendrá hambre. R/.


No fue Moisés, sino mi Padre, quien les da el verdadero pan del cielo.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: 6, 30-35

En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: "Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo". Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo". Entonces le dijeron: "Señor danos siempre ese pan". Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mi nunca tendrá sed".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Prefacio I-V de Pascua.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Rm 6, 8)

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO
“EL CRISTIANO QUE NO DA TESTIMONIO, PERMANECE ESTÉRIL, SIN DAR LA VIDA QUE HA RECIBIDO DE JESUCRISTO"

Martes  6 de Mayo de 2014
Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta

El Pontífice se detuvo en el martirio de San Esteban, narrado en los Hechos de los Apóstoles. Y dijo que la Iglesia no es “una Universidad de la religión”, sino el pueblo que sigue a Jesús. Sólo así es fecunda y madre”.

“El martirio de Esteban es una copia del martirio de Jesús”. El Papa Francisco recorrió en su homilía el camino que llevó a la muerte del primer mártir de la Iglesia. Y afirmó que también él, como Jesús, dijo que había encontrado “los celos de los dirigentes” que trataban de eliminarlo. También él tuvo “falsos testigos” y un “juicio hecho de modo rápido”. Esteban les advirtió que estaban oponiéndose al Espíritu Santo, como había dicho Jesús. Pero “esta gente – evidenció el Papa – no estaba tranquila, no tenía paz en su propio corazón”. Esta gente – añadió – “tenía odio” en su corazón. Por esta razón, al oír las palabras de Esteban estaban furiosos. “Este odio – dijo Francisco – fue sembrado en su corazón por el diablo”, “es el odio del demonio contra Cristo”.

Este odio del demonio “que hizo lo que quería con Jesucristo en su Pasión – prosiguió diciendo el Papa – ahora repite lo mismo” con Esteban. Y en el martirio se ve claramente “esta lucha entre Dios y el demonio”. Por otra parte, Jesús había dicho a los suyos que debían alegrarse de ser perseguidos a causa de su nombre: “Ser perseguido, ser mártir, dar la vida por Jesús es una de las Bienaventuranzas”. Por esto – añadió Francisco – “el demonio no puede ver la santidad de una Iglesia o la santidad de una persona, sin hacer algo” para oponerse. Y es esto lo que hace con Esteban, pero “él muere como Jesús: perdonando”.

“Martirio es la traducción de la parola griega que también significa testimonio. Y así podemos decir que para un cristiano el camino va por las huellas de este testimonio, por las huellas de Jesús para dar testimonio de Él y, tantas veces, este testimonio termina dando la vida. No se puede entender a un cristiano sin que sea testigo, sin que de testimonio. Nosotros no somos una ‘religión’ de ideas, de pura teología, de cosas bellas, de mandamientos. No, nosotros somos un pueblo que sigue a Jesucristo y da testimonio – pero quiere dar testimonio de Jesucristo – y este testimonio algunas veces llega a dar la vida”.

En los Hechos de los Apóstoles se lee que una vez asesinado Esteban, “estalló una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén”. Estas personas – observó el Papa – “se sentían fuertes y el demonio los impulsaba a hacer esto” y así “los cristianos se dispersaron en la región de Judea, de Samaria”. La persecución – notó el Papa – hace que esta “gente se fuera lejos” y donde llegaba explicaba el Evangelio, daba testimonio de Jesús y así “comenzó” la “misión de la Iglesia”. “Se convertían tantos – recordó el Papa – escuchando a esta gente”. Uno de los Padres de la Iglesia – añadió – explicaba esto diciendo: “La sangre de los mártires es semilla de cristianos”. Con “su testimonio predicaban la fe”:

 “El testimonio, en la vida cotidiana, con algunas dificultades, y también en la persecución, con la muerte, siempre es fecundo. La Iglesia es fecunda y madre cuando da testimonio de Jesucristo. En cambio, cuando la Iglesia se encierra en sí misma, se cree – digamos así – una ‘Universidad de la religión’, con tantas bellas ideas, con tantos bellos templos, con tantos bellos museos, con tantas bellas cosas, pero no da testimonio, se vuelve estéril. Y el cristiano lo mismo. El cristiano que no da testimonio, permanece estéril, sin dar la vida que ha recibido de Jesucristo”.

Esteban – prosiguió diciendo Francisco – “estaba lleno del Espíritu Santo”. Y advirtió que “no se puede dar testimonio sin la presencia del Espíritu Santo en nosotros”. “En los momentos difíciles, en que debemos elegir el camino justo, en que debemos decir ‘no’ a tantas cosas que quizá tratan de seducirnos – dijo también el Papa – hay una oración al Espíritu Santo, y es Él quien nos hace fuertes para ir por este camino, el del testimonio”:

“Y hoy pensando en estos dos iconos – Esteban, que muere, y la gente, los cristianos, que huyen, yendo por doquier por la violenta persecución – preguntémonos: ¿Cómo es mi testimonio? ¿Soy un cristiano testigo de Jesús o soy un simple numerario de esta secta? ¿Soy fecundo porque doy testimonio, o permanezco estéril porque no soy capaz de dejar que el Espíritu Santo me lleve adelante en mi vocación cristiana?”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente: Radio Vaticana.

REFLEXIÓN

Juan 6,30-33: ¿Qué señal realizas para que podamos creer? La gente había preguntado: ¿Qué debemos hacer para realizar la obra de Dios? Jesús responde “La obra de Dios es creer en aquel que le ha enviado”, esto es, creer en Jesús. Por esto la gente formula una nueva pregunta: “¿Qué señal realizas para que podamos ver y creer en ti? ¿Cuál es tu obra?” Esto significa que no entendieron la multiplicación de los panes como una señal de parte de Dios para legitimar la multiplicación de los panes como una señal de parte de Dios para legitimar a Jesús ante el pueblo como un enviado de Dios. Y siguen argumentando: En el pasado, nuestros padres comieron el maná que les fue dado por Moisés. Ellos lo llamaron “pan del cielo” (Sab 16,20), o sea, “pan de Dios”. Moisés sigue siendo un gran líder, en quien ellos creen. Si Jesús quiere que la gente crea en el, tiene que hacer una señal mayor que la de Moisés. “¿Cuál es tu obra?”
• Jesús responde que el pan dado por Moisés no era el verdadero pan del cielo. Venía de arriba, sí, pero no era el pan de Dios, pues no garantizó la vida para nadie. Todos murieron en el desierto. (Jn 6,49). El verdadero pan del cielo, el pan de Dios, es el pan que vence la muerte y trae vida. Es aquel que desciende del cielo y da la vida al mundo. ¡Es Jesús! Jesús trata de ayudar a la gente a liberarse de los esquemas del pasado. Para él, fidelidad al pasado no significa encerrarse en las cosas antiguas y no aceptar la renovación. Fidelidad al pasado es aceptar lo nuevo que llega como fruto de la semilla plantada en el pasado.
• Juan 6,34-35: Señor, ¡danos siempre de este pan! Jesús responde claramente: "¡Yo soy el pan de vida!" Comer el pan del cielo es lo mismo que creer en Jesús y aceptar el camino que él nos ha enseñado, a saber: "¡Mi alimento es hacer la voluntad del Padre que está en el cielo!" (Jn 4,34). Este es el alimento verdadero que sustenta a la persona, que da un rumbo a la vida, y que trae vida nueva. Este último versículo del evangelio de hoy (Jn 6,35) será retomado como primer versículo del evangelio de mañana (Jn 6,35-40).
4) Para la reflexión personal
• Hambre de pan, hambre de Dios. ¿Cuál de las dos predomina en mí?
• Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida”. El sacia el hambre y la sed. ¿Qué experiencia tengo de esto?
 (de Homiletica org / Carmelitas )

REFLEXION: EL PAN DE VIDA
Hch 7, 5 1-8, 1; Jn 6, 30-35
Jesús se enzarza en una discusión con sus oyentes acerca de las obras que lo acreditan. El Maestro no demanda la fe ciega en su persona, se exige a sí mismo la confiabilidad. Si sus palabras no tienen el respaldo de las obras, quedan anuladas. Jesús apela a Moisés, quien fungió como guía del pueblo que hizo la travesía en el desierto y se apropia del símbolo del maná. Cualquiera que haya sido el alimento que sostuvo a los israelitas en el desierto, era apenas una prefiguración del verdadero pan de la vida. Jesús alega que su palabra y su persona se constituyen en un alimento que realmente asegura la permanencia en la plenitud de la vida. De ese pan se alimentó Esteban, el primero de los testigos cristianos, que deletreó con sensatez el dilema de la cruz: entregando la vida por la causa de Jesús es como se supera la condición mortal. ( www misal com mx)

Santos
Lucio de Cirene, mártir; Evodio de Alejandría, patriarca.
Beata María Catalina Troiani, fundadora. Feria (Blanco)

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