LECTURAS
DE LA EUCARISTÍA
LUNES
12 DE MAYO DE 2014.
IV
LUNES DE PASCUA
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Rm 6, 9)
Cristo,
una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no
tiene dominio sobre Él. Aleluya.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
nuestro, luz perfecta de los santos, que nos concediste celebrar en la tierra
los misterios pascuales, haz que gocemos siempre de la plenitud eterna de tu
gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
También
a los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la vida.
DEL LIBRO DE LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 11, 1-18
En
aquellos días, los apóstoles y los hermanos que vivían en Judea se enteraron de
que también los paganos habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro
regresó a Jerusalén, los circuncidados le hicieron reproches, diciendo:
"Has entrado en la casa de unos incircuncisos y has comido con
ellos".
Entonces
Pedro les contó desde el principio lo que le había pasado: "Estaba yo en
la ciudad de Jafa, en oración, cuando tuve una visión y vi algo semejante a un
gran mantel, que sostenido por las cuatro puntas, bajaba del cielo hasta donde
yo me encontraba. Miré con atención aquella cosa y descubrí que había en ella
toda clase de cuadrúpedos, fieras,
reptiles y aves. Oí luego una voz que me decía: 'Levántate, Pedro. Mata el
animal que quieras y come'. Pero yo le respondí: 'Ni pensarlo, Señor. Jamás he
comido nada profano o impuro'. La voz del cielo me habló de nuevo: `No tengas
tú por impuro lo que Dios ha hecho puro'. Esto se repitió tres veces y luego
todo fue recogido hacia el cielo.
En
aquel instante, se presentaron en la casa donde yo estaba tres hombres, que
venían de Cesarea, con un recado para mí. El Espíritu me dijo entonces que me
fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo estos seis hermanos y todos
entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó cómo había visto de pie, ante
él, a un ángel que le dijo: 'Manda a buscar en Jafa a Simón, llamado Pedro. Lo
que él te diga, te traerá la salvación a ti y a toda tu familia'. En cuanto
empecé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, como había descendido
al principio sobre nosotros. Entonces me acordé de lo que había dicho el Señor:
'Juan bautizó con agua; pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo'.
Por lo tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por
haber creído en el Señor Jesús, ¿quién soy yo para oponerme a Dios?"
Con
esto se apaciguaron y alabaron a Dios, diciendo: "Por lo visto, también a
los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la vida".
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL. De los salmos 41 y 42
R/.
Estoy sediento del Dios que da la vida. Aleluya.
Como
el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios
mío. R/.
Del
Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su
templo? R/.
Envíame,
Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta tu monte
santo me conduzcan, allí donde tú habitas. R/.
Al
altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor,
le daré gracias al compás de la cítara. R/.
ACLAMACIÓN
(Jn 10, 14) R/. Aleluya, aleluya.
Yo
soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a
mí. R/.
El buen pastor da la
vida por sus ovejas.
DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN JUAN: 10, 11-18
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Yo soy el buen pastor. El buen
pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el
pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas
y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no
le importan las ovejas.
Yo
soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así
como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis
ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que
las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo
pastor.
El
Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la
doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a
tomar. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre". Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y puesto que es a ti a
quien debe su alegría, concédele también disfrutar de la felicidad eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
I-V de Pascua.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Jn 20, 19)
Jesús
se presentó en medio de sus discípulos y les dijo: "La paz esté con
ustedes". Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige,
Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con
estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria
incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO
EL ESPÍRITU SANTO ES LA PRESENCIA VIVA DE DIOS EN LA IGLESIA
LUNES 12 DE MAYO DE 2014
Durante la Misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco recordó que es el Espíritu Santo el que actualiza a la Iglesia y la impulsa más allá de los límites, por ello, exhortó a no ponerle impedimentos sino más bien ser dóciles a su acción.
“El Espíritu Santo es la presencia viva de Dios en la Iglesia. Es el que hace que la Iglesia ande, el que hace que la Iglesia camine. Cada vez más, más allá de los límites, hacia adelante. El Espíritu Santo con sus dones guía a la Iglesia”, expresó el Papa al reflexionar sobre uno de los pasajes de los Hechos de los Apóstoles.
Una comunidad de paganos –recordó el Papa- acoge el anuncio del Evangelio y Pedro es testigo ocular de la bajada del Espíritu Santo sobre ellos, pero primero duda en tener contacto con lo que siempre había creído “impuro”. Y luego recibe duras críticas de parte de los cristianos de Jerusalén, escandalizados por el hecho de que su jefe había comido con unos “no circuncisos” y hasta los había bautizado. Un momento de crisis interna, que el Papa recuerda con un matiz de ironía.
“Algo que no se podía ni pensar.... Si mañana llegara una expedición de marcianos, por ejemplo, y algunos de ellos vinieran donde nosotros, digo marcianos ¿no?... Verdes, con esa nariz larga y las orejas grandes, como los pintan los niños... Y uno dijera: ‘Pero, yo quiero el bautismo’. ¿Qué pasaría?”, preguntó Francisco.
El Santo Padre señaló que el Espíritu sopla donde quiere, pero una de las tentaciones más recurrentes de quien tiene fe es la de ponerle trabas en el camino y de desviarlo hacia una dirección, en lugar que hacia otra. Una tentación que no faltaba tampoco en los albores de la Iglesia.
Sin embargo, explicó el Papa, Pedro comprende su error cuando una visión le ilumina una verdad fundamental: nadie puede llamar “profano” lo que ha sido purificado por Dios. Al narrar estos hechos a la muchedumbre que lo critica, el Apóstol los tranquilizó con esta afirmación: ¿Si por lo tanto Dios les ha dado el mismo don que nos dio a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, quién soy yo para poner impedimentos a Dios?
“Cuando el Señor nos indica el camino ¿quiénes somos nosotros para decir: ‘¡No Señor, no es prudente! No, hagamos así...? Y Pedro en esa primera diócesis – la primera diócesis fue Antioquía – toma esa decisión: ¿Quién soy yo para poner impedimentos?’”, expresó el Papa.
Según informó Radio Vaticana, el Santo Padre indicó que esta es una bella palabra “para los obispos, los sacerdotes y también para los cristianos. Pero ¿quiénes somos para cerrar puertas? En la Iglesia antigua, incluso hoy, está el ministerio del hostiario. Y ¿qué hacia el hostiario? Abría la puerta, recibía a la gente, la hacía pasar. Pero ¡nunca fue el ministerio del que cierra la puerta!”
Dios ha dejado la guía de la Iglesia “en manos del Espíritu Santo”, que nos enseñará todo y “hará que nos acordemos de lo que Jesús nos ha enseñado”
“No se puede comprender la Iglesia de Jesús sin este Paráclito, que el Señor nos envía para ello. Y cumple estas opciones impensables ¡pero impensables! Para usar una palabra de San Juan XXIII: es precisamente el Espíritu Santo el que actualiza la Iglesia: verdaderamente la actualiza y hace que vaya adelante. Y nosotros los cristianos debemos pedir al Señor la gracia de la docilidad al Espíritu Santo. La docilidad a este Espíritu, que nos habla en el corazón, nos habla en las circunstancias de la vida, nos habla en la vida eclesial en las comunidades cristianas, nos habla siempre”, concluyó el Papa.
Fuente: ACIPRENSA
REFLEXION
El
evangelio de hoy nos trae la parábola del Buen Pastor que es la continuación
del evangelio de ayer (domingo). Es difícil elegir entre uno y otro. Por ello,
preferimos comentar brevemente los dos (Jn 10,1-18). El discurso sobre el Buen
Pastor trae tres comparaciones enlazadas entre sí:
1ª
comparación: Jesús habla del pastor y de los ladrones (Jn 10,1-5)
2ª
comparación: Jesús es la puerta de las ovejas (Jn 10,6-10)
3ª
comparación: Jesús es el Buen Pastor (Jn 10,11-18)
•
Juan 10,1-5: 1ª comparación: entrar por la puerta y no por otro lugar. Jesús
inicia el discurso con la comparación de la puerta: "Quien no entra por la
puerta sino por cualquier otra parte es un ladrón y un salteador. Quien entra
por la puerta es el pastor de las ovejas." En aquel tiempo, los pastores
cuidaban del rebaño durante el día. Cuando llegaba la noche, llevaban las
ovejas a un gran redil o corral comunitario, bien protegido contra ladrones y
lobos. Todos los pastores de una misma región llevaban allí su rebaño. Un
portero o guardián se ocupaba de todas las ovejas durante la noche. Al día
siguiente, pronto por la mañana, el pastor llegaba, batía palmadas contra la
puerta del redil y el guardián abría. El pastor entraba y llamaba a las ovejas
por su nombre. Las ovejas reconocían la voz de su pastor, se levantaban y
salían detrás de él para pastear. Las ovejas de los otros pastores oían la voz,
pero no se movían, porque era una voz extraña para ellas. De vez en cuando,
aparecía el peligro del asalto. Los ladrones entraban por un atajo o derribaban
la valla del redil, hecha de piedras amontonadas, para robar las ovejas. Ellos
no entraban por la puerta, pues estaba allí el guardián que las custodiaba.
•
Juan 10,6-10: 2ª comparación: Jesús es la puerta. Los oyentes, los fariseos (Jn
9,40-41), no entendían lo que significaba "entrar por la puerta".
Jesús entonces concluye: "Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que
vinieron antes son ladrones y malhechores". ¿De quién está hablando Jesús
en esta frase tan dura? Probablemente, se refería a los líderes religiosos que
arrastraban a la gente detrás de sí y que, sin embargo, no respondían a las
esperanzas de la gente. No estaban interesados en el bien del pueblo, pero sí
en un su propio bolso y en sus intereses. Engañaban a la gente, y la dejaban
sin un duro. Entrar por la puerta es lo mismo que actuar como actuaba Jesús. El
criterio básico para discernir quién es pastor y quién es asaltante, es la
defensa de la vida de las ovejas. Jesús pide al pueblo que no siga a las
personas que se presentan como pastor, pero que no buscan la vida de la gente.
Y aquí dice la frase que seguimos cantando hasta hoy: "He venido para que
todos tengan vida, y ¡para que la tengan en abundancia!" ¡Este es el
criterio!
•
Juan 10,11-15: 3ª comparación: Jesús es el buen pastor. Jesús cambia la
comparación. Antes, él era la puerta de las ovejas. Ahora es el pastor de las
ovejas. Todo el mundo sabía lo que era un pastor y como vivía y trabajaba. Pero
Jesús no es un pastor cualquiera, sino que es un ¡buen pastor! La imagen del
buen pastor viene del AT. Diciendo que es el Buen Pastor, Jesús se presenta
como aquel que viene a realizar las promesas de los profetas y las esperanzas
del pueblo. Podemos leer, por ejemplo, la bellísima profecía de Ezequiel (Ez
34,11-16). Hay dos puntos en los que Jesús insiste: (a) En la defensa de la
vida de las ovejas: el buen pastor da la vida por las ovejas. (b) En el mutuo
reconocimiento entre pastor y ovejas: el Pastor conoce a sus ovejas y ellas
conocen el pastor. Jesús dice que en la gente hay una percepción para saber
quién es el buen pastor. Era esto que los fariseos no aceptaban. Ellos
despreciaban las ovejas y las llamaban ‘pueblo maldito e ignorante’ (Jn 7,49;
9,34). Pensaban tener la justa mirada para discernir las cosas de Dios. En
realidad estaban ciegos. El discurso sobre el Buen Pastor enseña dos reglas
para poder curar este tipo bastante frecuente de ceguera: (i) Prestar mucha
atención a la reacción de las ovejas, pues ellas reconocen la voz del pastor.
(ii) Prestar mucha atención a la actitud de aquel que se dice pastor para ver
si le interesa verdaderamente la vida de las ovejas, sí o no, y si es capaz de
dar la vida por las ovejas.
•
Juan 10,16-18: La meta a la que Jesús quiere llegar: un solo rebaño y un solo
pastor. Jesús abre el horizonte y dice que hay otras ovejas que no son de este
redil. Y ellas no oyeron la voz de Jesús, pero cuando la oigan, se darán cuenta
de que él es el p él es el pastor y le seguirán. Es la dimensión ecuménica universal.
4) Para la reflexión personal • Pastor-Pastoral. La pastoral en mi parroquia
¿imita la misión de Jesús - Pastor? Y en mi acción pastoral, ¿cuál es mi
actitud? ¿Soy pastor como Jesús? • ¿Has tenido ya la experiencia de haber sido
engañado por un falso pastor? ¿Cómo procurar superarlo?.
(Homiletica
org / Carmelitas)
REFLEXIONES
Hechos 11, 1-18: Lucas da mucha
importancia al episodio de Cornelio en su libro de los Hechos: le dedica los
capítulos 10 y 11 enteros. Hoy leemos el 11, en que Pedro, al dar cuentas a la
comunidad de Jerusalén, repite todo el episodio.
Se
trataba de un asunto de capital importancia para aquella comunidad: admitir o
no a los paganos a la fe, y con qué condiciones (por ejemplo, ¿siguen vigentes
las prescripciones judías respecto a la comida?). La conversión de Cornelio y
su familia a la fe cristiana es el prototipo para otros casos, como lo había
sido en un tono menor el episodio del Eunuco con el diácono Felipe.
Es
claro el proceso de cambio que se da en Pedro: por su formación judía, no podía
admitir tan fácilmente la apertura universal de la Iglesia, simbolizada en la
visión del lienzo y los alimentos que no se podían comer: «ni pensarlo, Señor:
jamás ha entrado en mi boca nada profano o impuro». Recordamos la negativa de
Pedro a que Jesús le lavara los pies: «no me lavarás los pies jamás». Ahora
llega el cambio. El argumento que a él le convence -y luego también a la comunidad-
es que Dios ha tomado la iniciativa: «lo que Dios ha declarado puro, no lo
llames tú profano» (referente a las comidas); «si Dios les ha dado a ellos el
mismo don que a nosotros, ¿quién era yo para oponerme a Dios?» (esta vez
referido a la admisión de los paganos). El Espíritu va guiando a Pedro hacia la
universalidad de la fe cristiana: ya que los apóstoles no se decidían, fue el
mismo Espíritu el que bautizó a la familia de Cornelio, con el «nuevo
Pentecostés», que ahora sucede en casa de un pagano.
Otro
dato admirable: Pedro, máxima autoridad, acepta la interpelación crítica de
algunos de la comunidad, que le tachan de precipitado en su decisión. Da las
explicaciones oportunas. Y la comunidad las acepta, reconociendo que «también a
los gentiles les ha otorgado la conversión que lleva a la vida». El diálogo
sincero resuelve un momento de tensión que podría haber sido más grave.
b)
La lección de apertura de la comunidad apostólica, superando las dificultades
que surgían por su formación anterior, es siempre actual para la Iglesia.
Entonces se trataba de no establecer diferencias entre judíos y paganos, a la
hora de recibir la salvación de Cristo. Ahora pueden ser otros los ambientes
más actuales de cerrazón y discriminación por nuestra parte.
¿Somos
dóciles a los signos con los que el Espíritu nos quiere conducir también a
nosotros a fronteras siempre más de acuerdo con el plan misionero y universal
de Dios? Ciertamente estos últimos años se están dando evoluciones positivas de
apertura más sincera a los laicos, al puesto de la mujer en la Iglesia, a las
culturas y lenguas de los varios países (¿cuántos siglos hemos impuesto la
aduana del latín a pueblos que no lo entendían?), a la inculturación teológica
y litúrgica, etc. Pero ¿es suficiente esta voluntad de cambio y de liberación?
¿o todavía somos víctimas de las ataduras que podamos tener, por formación o
pereza mental? ¿o seguimos teniendo discriminaciones contrarias al amor
universal de Dios y a la voluntad ecuménica de su Espíritu?
Esto
puede pasar en el nivel eclesial, y también en el más cercano y doméstico, en
nuestras relaciones con las demás personas. ¿Cómo resolvemos las tensiones
inevitables que se crean en una comunidad, ante situaciones nuevas y pareceres
diferentes? ¿sabemos dialogar? ¿estamos dispuestos a ver con honradez la parte
de razón de los demás? ¿nos buscamos a nosotros mismos o la voluntad de Dios y
el bien de la comunidad?
Jn 10, 11-18: El nombre de pastor
es muy expresivo. En el AT se aplica a Dios con relación a su pueblo, y también
a los reyes como David, o a los sacerdotes, y ahora en el evangelio a Cristo
Jesús, y más tarde al ministerio de Pedro («apacienta mis ovejas»). A veces se
trata de pastores malos (Ez 34). Otras, del auténtico pastor: Yahvé en el AT,
Jesús en el NT. Jesús enumera las cualidades del buen pastor: se preocupa por
sus ovejas, las defiende, las conoce y es conocido por ellas, da la vida por
ellas, quiere que también otras ovejas vengan y formen un solo redil. Mientras
que el pastor mercenario se busca a sí mismo y no se preocupa de las ovejas.
Nadie como Jesús puede decir: «yo soy el Buen Pastor». Él puede hablar de estas
cualidades porque las cumple perfectamente en su vida. Un pastor, normalmente,
no tiene por qué dar la vida por sus ovejas, ni conocer a todas, ni querer
reunir a otras: pero Jesús lleva su condición de Pastor de la humanidad, que le
ha encomendado Dios, hasta las últimas consecuencias. Él conoce a sus ovejas de
igual manera que el Padre le conoce a él y él conoce al Padre. El mejor modelo
de unión.
Jesús,
Buen Pastor, es el espejo en que tendríamos que mirarnos todos los que de
alguna manera somos «pastores», o sea, tenemos encargos de autoridad o de
ministerio con relación a otros: en la Iglesia, en la parroquia, en la
comunidad religiosa, en la familia, en cualquier agrupación cristiana o humana.
Es
bueno que hoy hagamos examen de conciencia, pensando ante todo si en verdad
somos nosotros mismos ovejas de Cristo: si le conocemos, obedecemos su voz y le
seguimos. Pero también, en cuanto estamos revestidos de mayor o menor autoridad
para con los demás, mirando a las cualidades que Jesús describe y cumple:
¿somos buenos pastores? ¿nos preocupamos de los demás? ¿buscamos su interés, o
el nuestro? ¿nos sacrificamos por aquellos de los que somos encargados, hasta
dar la vida por ellos? ¿les dedicamos gratuitamente nuestro tiempo? En medio de
un mundo en que las personas viven aisladas, encerradas en sí mismas, ¿nos
conocemos mutuamente? ¿conocemos a las personas que encontramos, que viven con nosotros,
en la familia o en el grupo? ¿o vivimos en la incomunicación y el aislamiento,
ignorando o permaneciendo indiferentes ante la persona de los demás?
Cristo
es nuestro Pastor. En la Eucaristía nos da su Palabra -se nos da él mismo como
la Palabra que ilumina y alimenta- y sobre todo nos da su Cuerpo y su Sangre
para que tengamos fuerzas a lo largo de la jornada. Mostrémosle nuestro
agradecimiento. Pidámosle que nos ayude a ser buenos seguidores suyos, imitando
también su entrega al servicio de los demás.
«Yo
he venido para que tengan vida y la tengan abundante»
J.
Aldazabal
Enséñame
tus caminos
REFLEXIÓN: DIOS
QUISO DARLES EL MISMO DON
Hch
11, 1-18; Jn 10, 11-18
La
lenta y dolorosa toma de conciencia de Simón Pedro en relación a la admisión de
los no judíos en la Iglesia culmina con la declaración que nos comparte este
relato. Pedro logró establecer una diferencia entre el querer divino y sus
propias convicciones. El antiguo pescador de Betsaida se obstinaba en
mantenerse alejado de la casa y la mesa de los no judíos, haciendo acepción de
personas. A través de experiencias diversas descubrió que Dios acogía en
calidad de iguales a todos los hombres y mujeres que se ampararan en la
amnistía concedida a través de Jesucristo. Efectivamente, la entrega libre y
voluntaria de Jesús —yo me desprendo de la vida, nadie me la quita— tenía una
intención incluyente: "he venido para que estén llenos de vida". La
condición para acceder a la vida no radica en la sangre, la raza o la cultura,
sino en la disposición para escuchar y obedecer la Palabra de Jesús. (www misal
com mx)
Santos
Nereo y Aquileo mártires; Pancracio de Roma, mártir;
Leopoldo Mandic de Castelnovo, presbítero.
Feria (Blanco)
HOMILIA DEL PAPA
FRANCISCO
LUNES 12 DE MAYO DE
2014
SEMINARIO: LUGAR DE
CRECIMIENTO HUMANO Y ESPIRITUAL Y DEL EJERCICIO DE LA CARIDAD SACERDOTAL
El
Papa a estudiantes de los colegios pontificios e internados de Roma
La
mañana del lunes el Papa mantuvo un encuentro en el aula Pablo VI del Vaticano
con los rectores y estudiantes de los colegios pontificios e internados de
Roma. Al ser muchos de ellos provenientes de Oriente Medio y Ucrania, les dijo
que estaba “muy cerca de ellos en estos momentos de sufrimiento: en efecto, muy
cerca; y en oración. Se sufre mucho en la Iglesia; se sufre mucho", y
"la Iglesia sufriente es la Iglesia perseguida en algunas partes, y les
estoy muy cercano".
La
reunión se celebró en un contexto informal, con preguntas y respuestas
espontáneas del Papa. La primera pregunta se basaba en la formación académica y
Francisco señaló que "existe el peligro de academicismo". "Los
obispos - dijo – les envían porque tienen un título, pero también para volver a
la Diócesis. En la diócesis tienen que trabajar en el presbiterio, como
presbíteros".
Luego
continuó: "Hay cuatro pilares en la formación sacerdotal": "
formación espiritual, la formación académica, la formación comunitaria y la
formación apostólica. Es cierto que aquí en Roma se le da mucha importancia,
por eso han sido invitados ustedes, a la formación intelectual; pero los otros
tres pilares se deben cultivar, y los cuatro "interactuar" con los
demás. Yo no entendería que un sacerdote que venga a estudiar a Roma y
"que no tenga una vida comunitaria, eso no va, o no cuida la vida
espiritual - la Misa diaria , la oración diaria , la lectio divina , la oración
personal con el Señor - o la vida apostólica ".
"El
purismo académico - añadió - no hace bien: no hace bien". "El Señor
les ha llamado a ser sacerdotes para ser sacerdotes: ésta es la regla
fundamental. Y hay otra cosa que quiero destacar: si usted ve sólo el aspecto
académico, existe el peligro de caer en la ideología, y esto enferma. Además,
enferma la concepción de la Iglesia. Para entender la Iglesia es necesario
comprenderla desde el estudio, pero también desde la oración, desde la vida
comunitaria y desde la vida apostólica. Cuando resbalamos en una ideología,
porque somos 'macrocefálicos', por ejemplo, y vamos por ese camino, vamos a
tener una hermenéutica no cristiana, una hermenéutica de la ideología de la
Iglesia. Y esto es malo, esto es una enfermedad. La hermenéutica de la Iglesia
debe ser la misma hermenéutica que nos ofrece la Iglesia, que la Iglesia nos
da. Comprender la Iglesia con ojos de cristiano; entender la Iglesia con el
corazón cristiano; entender la actividad de la Iglesia cristiana. Por el
contrario, la Iglesia no se entiende, o termina entendiéndose mal. Por esta
razón, es importante destacar el trabajo académico, porque para esto se les ha
enviado; pero no olviden los otros tres pilares: la vida espiritual, la vida
comunitaria y apostólica".
Un
seminarista chino le pidió al Papa un consejo para hacer de la comunidad del
seminario, "un lugar de crecimiento humano y espiritual y el ejercicio de
la caridad sacerdotal". El Santo Padre citó a un viejo obispo en América
Latina: "Es mucho mejor el peor de los seminarios que un
no-seminario". "Si uno se está preparando para el sacerdocio solo,
sin la comunidad – dijo el Papa - esto hace mal. La vida del seminario, la vida
de la comunidad es muy importante. Es muy importante porque se comparte entre
los hermanos, caminando hacia el sacerdocio, pero también hay problemas, hay
luchas: las luchas de poder, las luchas de ideas, incluso luchas ocultas; y
llegan los pecados capitales: la envidia, los celos... Y también llegan las
cosas buenas: las amistades, el intercambio de ideas y esto es la parte
importante de la vida en comunidad. La vida comunitaria no es el paraíso, al
menos el purgatorio" - dijo el Papa entre los aplausos.
El
Papa añadió: “Un santo jesuita decía que la mayor penitencia, para él, era la
vida de la comunidad. Es verdad, ¿no? Pero para esto, creo que tenemos que ir
hacia adelante, en la vida comunitaria. Pero, ¿cómo? Hay 4 ó 5 cosas que nos
ayudarán mucho: ¡nunca, nunca hablar mal de los demás! Si tengo algo en contra
de los demás, o que no son de mi opinión: ¡en la cara! Pero nosotros, los
sacerdotes, tenemos la tentación de no hablar a la cara, de ser demasiado
diplomáticos, aquel lenguaje clerical, ¿no? ¡Pero... nos hace mal, nos hace
mal!
Un
estudiante mexicano le pidió consejo sobre cómo estar atentos para seguir
siendo fieles a su vocación. El Papa respondió - "La vigilancia es una
actitud cristiana". "La vigilancia de sí mismo: ¿qué pasa en mi
corazón? Por qué es en mi corazón donde está mi tesoro. ¿Qué pasa ahí? Dicen
los Padres orientales, que se debe saber si mi corazón está en crisis o si mi
corazón está tranquilo". "Pero si hay una turbulencia, no puedes ver
lo que hay dentro. Como en el mar. No se ve a los peces, cuando el mar está
así". Como primer consejo cuando en el corazón hay turbulencias, el Papa
ha recordado cuando los padres rusos decían: ir bajo el manto de la Santa Madre
de Dios. Recuerden la primera antífona latina que justo es ésta: en tiempos de
turbulencias, buscar el refugio debajo del manto de la Santa Madre de Dios. “Y
alguno de ustedes me dirá, pero Padre en estos tiempos de tanta modernidad
buena, de la psiquiatría, de la psicología, en estos momentos de turbulencias,
creo que sería mejor ir a ellos a que me ayuden”. Pero no descarto eso, pero
primero de todo ir a la Madre: porque el sacerdote que se olvida de la madre,
sobre todo en momentos de turbulencias, alguna cosa le falta. Es un cura
huérfano que se olvida de su madre. (MZ-RV)
Fuente:
Radio Vaticana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario