domingo, 3 de noviembre de 2013

ORACIÓN DE SANTA TERESITA


ORACIÓN DE SANTA TERESITA
(Billete de profesión)
8 de septiembre de 1890

¡Oh Jesús, divino esposo mío!, que nunca pierda yo la segunda vestidura de mi bautismo. Llévame antes de que cometa la más leve falta voluntaria. Que nunca busque yo, y que nunca encuentre, cosa alguna fuera de ti; que las criaturas no sean nada para mí y que yo no sea nada para ellas, sino que tú, Jesús ¡lo seas todo...!
Que las cosas de la tierra no lleguen nunca a turbar mi alma, y que nada turbe mi paz. Jesús, no te pido más que la paz, y también el amor, un amor infinito y sin más límites que tú mismo, un amor cuyo centro no sea yo sino tú, Jesús mío. Jesús, que yo muera mártir  por ti, con el martirio del corazón o con el del cuerpo, o mejor con los dos...
Concédeme cumplir mis votos con toda perfección, y hazme comprender cómo debe ser una esposa tuya.
Haz que nunca sea yo una carga para la comunidad, sino que nadie se ocupe de mí, que me vea pisada y olvidada como un granito de arena tuyo, Jesús.
Que se cumpla en mí perfectamente tu voluntad, y que yo llegue al lugar que tú has ido por delante a prepararme...
Jesús, haz que yo salve muchas almas, que hoy no se condene ni una sola y que todas las almas del purgatorio alcancen la salvación...
Jesús, perdóname si digo cosas que no debiera decir, sólo quiero alegrarte y consolarte.


(Documento autobiográfico. 8 de Noviembre de 1890)


Al escribir este billete, Teresa hace suya una tradición del Carmelo. Era costumbre en aquel tiempo que la novicia en la toma de hábito -o la profesa el día de su profesión- llevase sobre su pecho un billete de esa índole, en el que pedía para sí y para sus amigos las gracias que deseaba alcanzar. Una tradición aseguraba que todas las peticiones que se hacían en el momento de la postración solemne, con los brazos en cruz, sobre la alfombra de buriel, serían escuchadas.
La profesión consagra a Teresa como «esposa» de Jesús.
Una larga tradición espiritual ve en la profesión religiosa un «segundo bautismo», que devuelve al alma su «vestidura de inocencia»
Bajo un vocabulario muy sencillo, Teresa pide en realidad la  «transformación de amor» por la que el Amado y el alma «el uno da posesión de sí al otro y cada uno se deja y trueca por el otro».  La orientación apostólica de su vocación es «salvar almas».
Hasta en la enfermería conservará Teresa el preocupación por las «almas del purgatorio». En fecha desconocida, había hecho el «acto heroico» (o renuncia a sus méritos) en favor de esas almas.
Ser la alegría de Jesús, agradarle, hacerle feliz, consolarle: ése es el último resorte de toda la existencia de Teresa.

Nota: Esta información mejor ampliada está contenida en  catholic. net. donde se consiguen los documentos manuscritos de Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz.



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