viernes, 15 de noviembre de 2013

LECTURAS DE LA EUCARISTÍA Viernes 15 de Noviembre de 2013


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
Viernes 15 de Noviembre de 2013
32ª semana del Tiempo Ordinario. C
Feria o Memoria de san Alberto Magno, Obispo y Doctor



LECTURA DEL LIBRO DE LA SABIDURÍA 13,1-9

Lectura del libro de la Sabiduría Insensatos han sido todos los hombres que no han conocido a Dios y no han sido capaces de descubrir, a través de las cosas buenas que se ven a “Aquel que- es” y que no han reconocido al artífice, fijándose en sus obras, sino que han considerado como dioses al fuego, al viento, al aire sutil, al cielo estrellado, al agua impetuosa o al sol y a la luna, que rigen el mundo. Si fascinados por la belleza de las cosas, pensaron que éstos eran dioses, sepan cuánto las aventaja el Señor de todas ellas, pues fue el autor mismo de la belleza quien las creó. Y si fue su poder y actividad lo que los impresionó, deduzcan de ahí cuánto más poderoso es aquel que las hizo; pues reflexionando sobre la grandeza y hermosura de las creaturas se puede llegar a contemplar a su creador.

Sin embargo, no son éstos tan dignos de reprensión, pues tal vez andan desorientados, buscando y queriendo encontrar a Dios. Como viven entre sus obras, se esfuerzan por conocerlas y se dejan fascinar por la belleza de las cosas que ven. Pero no por eso tienen excusa, pues si llegaron a ser tan sabios para investigar el universo, ¿cómo no llegaron a descubrir fácilmente a su creador?

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL 18, 2-5b

R Los cielos proclaman la gloria de Dios.

Los cielos proclaman la gloria de Dios y
el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo transmite a la otra noche /R

Sin que pronuncien una palabra,
sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y
su mensaje, hasta el fin del mundo /R



EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 17,26-37

En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: “Lo que sucedió en el tiempo de Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre: comían y bebían, se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y construían, pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos.

Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a recogerlas; y el que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda la conservará.

Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro abandonado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada”.

Entonces, los discípulos le dijeron: “¿Dónde sucederá eso, Señor?” Y él les respondió: “Donde hay un cadáver, se juntan los buitres”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Sab. 13, 1-9. Busquemos sinceramente a Dios, pues Él sale al encuentro de quien lo busca con sinceridad. En nuestro camino hacia Él nos encontraremos con toda su creación, en la que Él imprimió su sello. Ojalá y no nos detengamos en las criaturas de Dios, confundiéndolas con su Creador. Actualmente muchos piensan en el influjo de los astros y de toda la naturaleza sobre el hombre. Ciertamente vivimos en un universo en que todo está en una constante interrelación; nosotros hemos de aprovechar al máximo todas las capacidades y posibilidades de aquello que, desde el principio, el Creador puso al servicio del hombre. Sin embargo esto no puede llevarnos a elevar a la categoría de Dios lo que ha sido creado para servirnos. Más bien, a través de todo lo creado hemos de llegar a reconocer a Aquel que es el origen y la Causa primera de todo lo creado: Dios. Por medio de Jesucristo Dios se hizo Dios-con-nosotros para que no sólo lleguemos a la conclusión de que Dios existe, sino para que, poseyendo la misma vida y el Espíritu de Dios en nosotros, podamos entrar en una auténtica relación con Él; más aún: para que lleguemos a ser sus hijos y, junto con Cristo, seamos herederos de la Gloria del Padre.

Sal. 19 (18). La creación entera proclama la Gloria de Dios de modo incesante. Quien contempla la creación está contemplando el amor que Dios nos tiene incluso preparándonos una digna morada. Ojalá y no sólo disfrutemos de los dones de Dios, sino que entremos en una relación de amor y fidelidad a Él. Y si toda la creación nos habla del poder, de la armonía y de la hermosura de Dios, ojalá y nosotros, creados a su imagen y semejanza, nos convirtamos en el lenguaje principal a través del cual todos puedan llegar a conocer su santidad, su justicia, su paz, su bondad, su alegría, su amor y su misericordia.

Lc. 17, 26-37. Si el Señor tarda en llegar, esperémoslo constantemente con gran amor, porque ciertamente Él vendrá con gran poder y majestad; pero no nos quiere encontrar embotados por las cosas pasajeras, sino vigilantes, como al siervo bueno y fiel a quien el Amo confió el cuidado de todas sus posesiones y de los habitantes de su casa. No nos quedemos sólo comiendo, bebiendo, casándonos, comprando, sembrando, construyendo, etc. Es cierto que no podemos detener el trabajo ni el avance tecnológico y científico. Pero para quienes hemos puesto nuestra fe en Cristo eso no lo es todo, sino que Él nos llama a entregar constantemente nuestra vida en favor de los demás. Entonces, cuando sea el final, conservaremos nuestra vida eternamente escondida en Dios; ahí donde Cristo nos aguarda después de haber padecido por nosotros.
Esperamos alegres la venida de nuestro Dios y Salvador, Cristo Jesús. Él llega a nosotros en cada Eucaristía que celebramos. Contemplando a Cristo llegamos a conocer el amor que Dios nos tiene. Por eso elevamos agradecidos a Él nuestra alabanza y le reconocemos como el Señor de nuestra vida. ¡Ojalá y alcancemos a interpretar los signos del amor y de la salvación, que Dios nos ha manifestado por medio de su Hijo, hecho uno de nosotros! Aceptarlo a Él y reconocerlo como nuestro Dios, como nuestro Camino, Verdad y Vida es no perder la oportunidad de que Aquel que es el esperado como Juez al final del tiempo, llegará para nosotros como Pastor Misericordioso, para llevarnos sobre sus hombros de retorno a la Casa del Padre.
Esforcémonos constantemente por construir la ciudad terrena conforme a la orden inicial dada por el Creador al hombre: Domina la tierra y sométela. Pero no nos olvidemos que quienes creemos en Cristo, hemos sido convocados por Él para participar de su Vida, y para ser enviados a construir, entre nosotros, el Reino de Dios. Sabiendo que el Señor se acerca a nosotros en cada persona y en cada acontecimiento de la vida, sirvámosle con amor hasta que Él vuelva para dar a cada uno lo que corresponda a sus obras. Que no nos angustie la cercanía, o no, de la venida del Señor; que más bien nos preocupe entregar nuestra vida por Cristo y por su Evangelio: amando, sirviendo, socorriendo, alimentando, visitando y consolando a nuestros prójimos que viven desprotegidos. Esforcémonos también por construir un mundo más en paz y más fraternalmente unido por el amor. Entonces estaremos ciertos de que, al final, seremos de Dios y estaremos con Él eternamente.
Roguémosle a nuestro Dios y Padre que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de esperar alegremente la venida de su Hijo al final de nuestra vida, cuando venga para hacernos partícipes de los bienes eternos, reservados para aquellos que Él ama y le vivan fieles. Amén.

Reflexión de Homilía católica.


Santoral

San Alberto Magno, San José Pignatelli, San Malo, Beato Arturo, San Leopoldo


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