20 11 2013 DIOS PERDONA LOS PECADOS A TRAVÉS DE
LOS SACERDOTES. El papa Francisco
VATICANO, 20 Nov. 13 / 07:53 am (ACI/EWTN
Noticias).- En su catequesis de esta mañana en la audiencia general celebrada
en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco explicó que el protagonista del
perdón de los pecados es el Espíritu Santo, quien obra la misericordia de Dios
a través de las “llagas de Jesús” y, como Él mismo dispuso, solamente a través
de los sacerdotes. No es posible la confesión “directa” con Dios.
Ante miles de fieles presentes, el Santo Padre
reflexionó sobre la “potestad de las llaves” dada a los Apóstoles: “en primer
lugar, debemos recordar que el protagonista del perdón de los pecados es el
Espíritu Santo. Él es el protagonista. En su primera aparición a los Apóstoles
en el Cenáculo, -hemos escuchado- Jesús resucitado hizo el gesto de soplar
sobre ellos, diciendo: ‘Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados
a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los
retengan’”.
El Santo Padre resaltó asimismo que el sacerdote es
el “instrumento para el perdón de los pecados. El perdón de Dios que se nos da
en la Iglesia, se nos transmite a través del ministerio de un hermano nuestro,
el sacerdote; también él un hombre que, como nosotros, necesita la
misericordia, se hace realmente instrumento de misericordia, dándonos el amor
sin límites de Dios Padre”.
“También los sacerdotes deben confesarse, incluso
los obispos: todos somos pecadores. ¡Incluso el Papa se confiesa cada quince días,
porque el Papa es también un pecador! Y el confesor siente lo que yo le digo,
me aconseja y me perdona, porque todos tenemos necesidad de este perdón”.
Antes de soplar sobre los Apóstoles para infundir
el Espíritu Santo, explicó el Papa, “Jesús muestra sus heridas en sus manos y
el costado: estas heridas representan el precio de nuestra salvación. El
Espíritu Santo nos trae el perdón de Dios ‘pasando por las llagas’ de Jesús.
Estas llagas que Él ha querido conservar. También en este tiempo, en el cielo,
Él muestra al Padre las heridas con las que nos ha redimido. Y por la fuerza de
estas llagas son perdonados nuestros pecados. Así que Jesús dio su vida por
nuestra paz, por nuestra alegría, por la gracia de nuestra alma, para el perdón
de nuestros pecados. Y esto es muy bonito, mirar a Jesús así”.
“Jesús da a los Apóstoles el poder de perdonar los
pecados. ¿Pero cómo es esto? Porque es un poco difícil entender como un hombre
puede perdonar los pecados. Jesús da el poder. La Iglesia es depositaria del poder
de las llaves: para abrir, cerrar, para perdonar. Dios perdona a cada hombre en
su misericordia soberana, pero Él mismo quiso que los que pertenezcan a Cristo
y a su Iglesia, reciban el perdón a través de los ministros de la Comunidad”.
El Papa Francisco dijo que “a través del ministerio
apostólico la misericordia de Dios me alcanza, mis pecados son perdonados y se
me da la alegría. De este modo, Jesús nos llama a vivir la reconciliación
incluso en la dimensión eclesial, comunitaria. Y esto es muy hermoso. La
Iglesia, que es santa y a la vez necesitada de penitencia, nos acompaña en
nuestro camino de conversión toda la vida. La Iglesia no es la dueña del poder
de las llaves: no es dueña, sino que es sierva del ministerio de misericordia y
se alegra siempre que puede ofrecer este regalo divino”.
“Muchas personas, quizá no entienden la dimensión
eclesial del perdón, porque domina siempre el individualismo, el subjetivismo,
y también nosotros cristianos sufrimos esto. Por supuesto, Dios perdona a todo
pecador arrepentido, personalmente, pero el cristiano está unido a Cristo, y
Cristo está unido a la Iglesia. Y para nosotros cristianos hay un regalo más, y
hay también un compromiso más: pasar humildemente a través del ministerio
eclesial. ¡Y eso tenemos que valorizarlo! Es un don, pero es también una
curación, es una protección y también la seguridad de que Dios nos ha
perdonado”.
“Voy del hermano sacerdote y digo: "Padre, he
hecho esto..." "Pero yo te perdono: es Dios quien perdona y yo estoy
seguro, en ese momento, que Dios me ha perdonado. ¡Y esto es hermoso! Esto es
tener la seguridad de lo que siempre decimos: "¡Dios siempre nos perdona!
¡No se cansa de perdonar!". Nunca debemos cansarnos de ir a pedir perdón.
"Pero, padre, me da vergüenza ir a decirle mis pecados...".
"¡Pero, mira, nuestras madres, nuestras mujeres, decían que es mejor
sonrojarse una vez, que mil veces tener el color amarillo, eh!" Tú te
sonrojas una vez, te perdona los pecados y adelante”.
A veces, alertó el Papa, “se oye a alguien que dice
que se confiesa directamente con Dios... Sí, como decía antes, Dios siempre te
escucha, pero en el Sacramento de la Reconciliación envía un hermano para
traerte el perdón, la seguridad del perdón, en nombre de la Iglesia”.
Para concluir el Pontífice alentó a no olvidar “que
Dios nunca se cansa de perdonarnos; mediante el ministerio del sacerdote nos
estrecha en un nuevo abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos de nuevo
y reanudar el camino. Porque ésta es nuestra vida: continuamente levantarse y
seguir adelante. ¡Gracias!
El Papa: Dios perdona los pecados a través de los sacerdotes
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