sábado, 3 de agosto de 2013

LECTURAS DE LA EUCARISTIA DEL DOMINGO 4 DE AGOSTO DE 2013



DOMINGO XVIII DURANTE EL AÑO. CICLO C.
LECTURAS DEL DOMINGO 4 DE AGOSTO DE 2013

¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo?

LECTURA DEL LIBRO DEL ECLESIASTÉS 1, 2; 2, 21-23

¡Vanidad, pura vanidad!, dice el sabio Cohélet.

¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad!

Porque un hombre que ha trabajado

con sabiduría, con ciencia y eficacia,

tiene que dejar su parte

a otro que no hizo ningún esfuerzo.

También esto es vanidad y una grave desgracia.

¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo

y todo lo que busca afanosamente bajo el sol?

Porque todos sus días son penosos,

y su ocupación, un sufrimiento;

ni siquiera de noche descansa su corazón.

También esto es vanidad.


Palabra de Dios.

****
SALMO RESPONSORIAL 89, 3-6. 12-14. 17

R. Señor, Tú has sido nuestro refugio.


Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,

con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos».

Porque mil años son ante tus ojos

como el día de ayer, que ya pasó,

como una vigilia de la noche. R.


Tú los arrebatas, y son como un sueño,

como la hierba que brota de mañana:

por la mañana brota y florece,

y por la tarde se seca y se marchita. R.


Enséñanos a calcular nuestros años,

para que nuestro corazón alcance la sabiduría.

¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?

Ten compasión de tus servidores. R.


Sácianos en seguida con tu amor,

y cantaremos felices toda nuestra vida.

Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor;

que el Señor, nuestro Dios,

haga prosperar la obra de nuestras manos. R.


EVANGELIO
Busquen los bienes del cielo, donde está Cristo.

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO
A LOS CRISTIANOS DE COLOSAS 3, 1-5. 9-11

Hermanos:

Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es la esperanza de ustedes, entonces también aparecerán ustedes con Él, llenos de gloria.

Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. Tampoco se engañen los unos a los otros.

Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras y se revistieron del hombre nuevo, aquél que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.

Palabra de Dios.



EVANGELIO
¿Para quién será lo que has amontonado?

EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12, 13-21

Uno de la multitud dijo al Señor: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia».

Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas».

Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha". Después pensó: "Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida".

Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?"

Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios».


Palabra del Señor.

**********************
Reflexión

TODO PASA Y TODO QUEDA, PORQUE LA VIDA ES PASAR

1.- Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? La parábola del hombre rico y sus placenteros planes para el futuro debe ser para nosotros un motivo de reflexión seria y realista sobre nuestra vida. Es evidente que todos queremos vivir bien ahora y asegurarnos una vida buena para el futuro. Pero no debemos pasarnos la vida pensando en el futuro, porque el futuro está escrito en las estrellas y no alcanzamos a leerlo. Tenemos la obligación, claro está, de hacer bien lo que hacemos ahora y tenemos también la obligación de programar en lo posible nuestro más inmediato futuro. Pero, como nos dice la parábola, sabiendo que no sabemos ni siquiera lo que va a ocurrir mañana. Sobre todo, con el dinero y con los bienes materiales hay que procurar siempre ser muy realistas y dueños de nosotros mismos. Convertirse en esclavo del dinero y de los bienes materiales presentes, para asegurarnos un futuro económicamente seguro es algo peligroso. Porque, como decía alguna
canción que yo ya no recuerdo, en la vida todo pasa y pasamos irremediablemente nosotros.


Por amor a un futuro incierto, no seamos esclavos del presente cierto. Ser precavidos, sí, porque también es verdad que en la vida todo queda, es decir, el futuro es siempre continuación de un presente, pero sin absolutizar el futuro. La frase final de esta parábola deja todo muy claro: así será el que amasa riquezas para sí y no es rico para Dios. Amasar riquezas para sí es amasar riquezas por puro amor a las riquezas, olvidándonos de Dios y de su mandamiento del amor al prójimo. Nuestros bienes materiales deben estar siempre subordinados a nuestros intereses espirituales. Lo único absolutamente necesario en esta vida es tener nuestra conciencia en paz con Dios y esto no se consigue almacenando riquezas para sí y siendo pobres para Dios.


2.- Vanidad de vanidades, todo vanidad. Estas palabras de Cohélet, hijo de David, rey de Jerusalén, en este libro que llamamos “Eclesiastés”, las hemos dicho todos alguna vez y las hemos oído decir muchísimas veces. Porque todos nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido y experimentado la verdad de esta frase. Nuestras ambiciones y nuestras ilusiones nos han hecho más de una vez trabajar y trabajar en balde, sin haber recibido fruto alguno de nuestro trabajo. ¡Tanto esfuerzo y tantas esperanzas como puse en esto, nos decimos, para nada! No es que debamos ser pesimistas e indiferentes en nuestra manera de pensar y actuar, no, pero sí debemos ser siempre realistas y equilibrados en nuestras actuaciones y en nuestros cálculos y proyectos. Yo no creo que, en nuestra vida, todo sea vanidad de vanidades, pero sí creo que mucho de lo que el ser humano hace, piensa y anhela es vanidad. La realidad acabará poniéndonos siempre a cada uno en nuestro verdadero sitio.

3.- Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo. El tema del “hombre viejo” y “hombre nuevo” en san Pablo es de sobra conocido por todos nosotros. Procuremos ser siempre hombres nuevos, dirigidos por el espíritu de Cristo, despojándonos del hombre viejo, no siendo esclavos de los impulsos de la carne y de las ambiciones de este mundo.

Gabriel González del Estal
www betania es


EVANGELIO Y ÉTICA

1.- La búsqueda del sentido de la vida. "¿Por qué? ¿Para qué? No vale la pena. Todo es absurdo". ¿Os habéis hecho alguna vez estas preguntas? Tarde o temprano, en una u otra ocasión, el hombre topa con estas preguntas. Unas veces, cuando se ve asediado por la soledad. Otras, cuando el dolor inunda su vida. O cuando todo se vuelve absurdo. O cuando después de unos momentos alegres nos queda un sabor amargo. O cuando la muerte pasa a visitar a alguno de nuestros seres más queridos. O cuando un gran amor que prometía una felicidad inmensa se rompe para siempre. Esta sensación es la que tiene el autor del Eclesiastés. La conocidísima expresión, "vaciedad de vaciedades" es profundamente pesimista. Podríamos traducir por el "total sin-sentido". Recordemos que trabajar y no disfrutar, trabajar para otros, es una de las maldiciones clásicas de la ley y los profetas. Piensa el autor que hay hombres que se condenan a sí mismos a semejante maldición. Aunque el Qohélet no se lo llega a plantear así, estas palabras muestran la necesidad de una trascendencia, de una apertura hacia algo más que la limitación del hombre.

La vida del hombre cerrada sobre sí misma es un imposible. Qohelet quiere comprender el sentido de la vida, da vueltas en torno a ella, pero se estrella siempre ante el muro de la muerte. Por eso lanza su grito desconsolado: "todo es fatiga". No tiene sentido una actividad cuyo fin es la misma actividad. Esto es lo que le pasa al hombre del siglo XXI. Una de las formas de salir de este círculo opresor será el de apagar nuestra sed fundamental ayudando a apagar con nuestro mayor bien, que es la vida, la sed de los demás. Todo este modo de pensar, oscuro e imperfecto, se aclarará con la luz que aporta el hecho de Jesús. La vida adquiere nuevo sentido desde la fe en Jesús.

2.- La codicia es el origen de todos los males. En el evangelio Jesús comienza no aceptando el papel de juez que toda autoridad religiosa podía ejercer en la sociedad judía. Lo que a Jesús en realidad le interesa es la raíz generadora del conflicto. Lo importante es detectar y combatir la causa, el tratamiento en profundidad. ¿De qué serviría solucionar el caso concreto si no se ataca la raíz de la que pueden brotar otros mil casos más? Esta raíz es la codicia y constituye el tema central del texto. Con fina ironía y gran sentido común y del humor, Jesús hace ver lo absurdo y ridículo de una actitud que es incapaz de prolongar, siquiera un segundo, la propia vida. La codicia está en el origen de la corrupción de las personas públicas, que no se conforman con lo que les corresponde, sino que intentan aprovecharse del puesto privilegiado que ocupan.

3.- Fe y estilo de vida. La ambición del tener es insaciable. Convierte a los que deberían ser servidores de la sociedad en corruptos aprovechados. Incluso les lleva a apropiarse de lo que pertenece a los parados y a los excluidos de nuestra sociedad. Es necesario que todos comprendamos que creer en Jesucristo conlleva un comportamiento ético. Es urgente la regeneración ética de nuestro mundo. Quizá tenga razón Gandhi cuando decía que con el mensaje evangélico ha ocurrido lo que con esa piedra depositada en el fondo de lago. El agua no ha impregnado su interior. Necesitamos cambiar, convertirnos, transformar nuestra vida. Quizá hemos insistido demasiado en algunos sacramentos y nos hemos olvidado del principal, que es el amor y la justicia. La Doctrina Social es la gran desconocida e ignorada por parte del cristiano. Comentando este evangelio, San Agustín propone el dominio de sí mismo, la generosidad y el valorar los bienes comunes más que los propios como camino auténtico para encontrar el sentido de la vida:

“No ames demasiado tus bienes que pueden perecer, pues perderás sin duda los imperecederos. «Yo -dices- no quiero ni perder lo mío, ni apropiarme de lo ajeno». Esta excusa o pretexto es señal de cierta codicia, no gloria del amor. Del amor se dijo: No busca las cosas propias, sino lo que interesa a los demás (1 Cor 13,5; Flp 2,4). No busca su comodidad, sino la salvación de los hermanos. Pero aún da un paso más Jesús. La codicia no sólo es incapaz de hacer vivir más o menos, sino que además incapacita para el desarrollo de las propias capacidades. Jesús resalta una fundamental: la capacidad de relación con Dios. Matando esta capacidad, la codicia mata al propio codiciosos.

José María Martín OSA
www betania es


¡DIOS! ¡TESORO A LA VISTA!

1.- En cierta ocasión murió un hombre profundamente creyente. Durante toda su existencia intentó llevar una vida sencilla y sin estridencias. Cerró los ojos al mundo con la misma serenidad con la que los mantuvo abiertos ante los muchos acontecimientos que se le presentaron en su caminar.

Desde siempre le preocupó querer y disfrutar aquello que hacía. Y, por ello mismo, antes de presentarse ante Dios les dijo a los suyos: “temo que Dios pueda decirme que no estuve suficientemente pendiente de Él”.

Cuando se presentó ante Dios, el hombre creyente, dijo: “perdóname si mis fuerzas las dediqué más a lo material que hacia lo espiritual”. Dios le contestó: “¿Cómo puedes decir eso amigo mío?”. “Cada mañana cuando despertabas me ofrecías tu trabajo. Después de realizarlo me dabas las gracias por la fuerza que yo te inspiraba. Cuando, a final de mes, te correspondían con el sueldo, supiste dejar una parte aunque fuera muy pequeña, para las necesidades de los otros. En varias ocasiones, y por tu posición en la empresa, tuviste oportunidad de haberte convertido en un pequeño ladronzuelo y, por si fuera poco, nunca pudo contigo el afán de poseer o de aparentar lo que no podías alcanzar. Entra amigo y disfruta de este gran paraíso”.

Estamos metidos de lleno en este verano del 2013 y, cuando leo el evangelio de este domingo de agosto, concluyo que la vida entera es un prolongado tiempo estival (en unos, dura más, que en otros) donde tenemos dos opciones:

a) O dedicarnos a un simple y caduco bronceado del cuerpo (el sol achicharrante del materialismo puro y duro).

b) O procurar un bronceado más profundo que afecte también al alma que llevamos dentro (la brisa que de diversas maneras Dios nos sopla).

2.- ¿Cómo se broncea el cuerpo?

-Con el gel de “la codicia” nos creemos administradores y dueños de todo. Luego, cuando discurre el tiempo, vemos que con el dinero no puede añadir ni un día más a nuestra vida o a la salud del cuerpo.

-Con el bronceador de “la ambición” olvidamos que somos caducos y hasta nos puede producir ceguera para lo espiritual. Pasan los años y nos damos cuenta que no llena de felicidad el mundo de las cosas sino el mundo de Dios.

-Con la loción del “trabajo como ganancia” tendremos más pero, tal vez, perderemos muchas sensaciones necesarias para ser de verdad felices.

-Con la crema de “la riqueza” conseguiremos prestigio y relevancia social pero, cuando nos visite la ruina, ¿nos acompañarán los que nos aplaudieron siendo ricos?.


3.- ¿Cómo se broncea el alma?

-Con el gel de “la conformidad”. Amando y disfrutando de los bienes materiales que uno tiene y, siendo consciente, que el origen de todo está en una fuerza superior: DIOS,

Con el bronceador de “la libertad” nos protegeremos del virus de la ambición de ser dioses y de sentirnos prepotentes frente a los demás. Nos daremos cuenta que uno anda mejor por la vida cuando sabe valorar sus propias limitaciones.

-Con la loción del “trabajo como perfección” sabremos que nunca podrá más la ocupación que el cultivo de la amistad, la oración, la fe, la espiritualidad personal, etc.

-Con la crema de “la sobriedad” no estaremos expuestos al sol del egoísmo o de la insolidaridad. Siendo sobrios es como se consigue un camino para dar con la auténtica riqueza de los hijos de Dios.

Todos, desde el momento en que nacemos, tenemos abierta una cuenta corriente en la gran caja de ahorros que existe en el cielo. Una cuenta donde los ángeles administrativos van apuntando los esfuerzos y los intentos que los creyentes vamos haciendo en la tierra para darle brillo y bronceado celestial a nuestra vida cristiana.

Y también todos, desde el instante en que fuimos bautizados, vamos restando a esa cuenta con la ambición y el afán de poseer, el aparentar, el acaparar o el olvido de Dios por dejarnos arrastrar por la seducción de la riqueza.

Qué ilustradora es aquella sentencia: “no es rico quien más tiene sino quien menos necesita”. O también aquella otra: “La avaricia es un constante vivir pobremente por miedo a la pobreza” (San Bernardo de Clairvaux).

Javier Leoz
www betania es


*****************************
Santoral: San Juan María Vianney, San Aristaco, Beato Federico Janssoon, Beato Gonzalo Gonzalo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario