LECTURAS DE LA
EUCARISTÍA
MARTES 03 DE JUNIO DE
2014
VII MARTES DE PASCUA
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Cfr. Sb 3, 6-7. 9)
El
Señor probó a sus elegidos como oro en el crisol y los aceptó como un
holocausto. En el juicio de Dios serán premiados, pues la gracia y la
misericordia son para sus elegidos. Aleluya.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
nuestro, que hiciste que la sangre de los mártires sea semilla de nuevos
cristianos, concédenos que el campo de tu Iglesia, regado por la sangre de los
santos Carlos Lwanga y compañeros, produzca siempre abundante cosecha para ti.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Quiero llegar al fin
de mi carrera y cumplir el encargo que recibí del Señor Jesús.
DEL LIBRO DE LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 20, 17-27
En
aquellos días, hallándose Pablo en Mileto, mandó llamar a los presbíteros de la
comunidad cristiana de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo: "Bien saben
cómo me he comportado entre ustedes, desde el primer día en que puse el pie en
Asia: he servido al Señor con toda humildad, en medio de penas y tribulaciones,
que han venido sobre mí por las asechanzas de los judíos. También saben que no
he escatimado nada que fuera útil para anunciarles el Evangelio, para
enseñarles públicamente y en las casas, y para exhortar con todo empeño a
judíos y griegos a que se arrepientan delante de Dios y crean en nuestro Señor
Jesucristo.
Ahora
me dirijo a Jerusalén, encadenado en el espíritu, sin saber qué sucederá allá.
Sólo sé que el Espíritu Santo en cada ciudad me anuncia que me aguardan
cárceles y tribulaciones. Pero la vida, para mí, no vale nada. Lo que me
importa es llegar al fin de mi carrera y cumplir el encargo que recibí del
Señor Jesús: anunciar el Evangelio de la gracia de Dios.
Por
lo pronto sé que ninguno de ustedes, a quienes he predicado el Reino de Dios,
volverá a verme. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de
nadie, porque no les he ocultado nada y les he revelado en su totalidad el plan
de Dios".
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL: Del salmo 67
R/.
Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya.
A
tu pueblo extenuado diste fuerzas, nos colmaste, Señor, de tus favores y habitó
tu rebaño en esta tierra, que tu amor preparó para los pobres. R/.
Bendito
sea el Señor, día tras día, que nos lleve en sus alas y nos salve. Nuestro Dios
es un Dios de salvación porque puede librarnos de la muerte. R/.
ACLAMACIÓN
(Jn 14, 16) R/. Aleluya, aleluya.
Yo
le rogaré al Padre y Él les dará otro Paráclito para que esté siempre con
ustedes, dice el Señor. R/.
Padre, glorifica a tu
Hijo.
DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN JUAN: 17, 1-11
En
aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: "Padre, ha llegado
la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique, y por el
poder que le diste sobre toda la humanidad, dé la vida eterna a cuantos le has
confiado. La vida eterna consiste en que te conozcan a ti, único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
Yo
te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste.
Ahora, Padre, glorifícame en ti con la gloria que tenía, antes de que el mundo
existiera.
He
manifestado tu nombre a los hombres que tú tomaste del mundo y me diste. Eran
tuyos y tú me los diste. Ellos han cumplido tu palabra y ahora conocen que todo
lo que me has dado viene de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú
me diste; ellos las han recibido y ahora reconocen que yo salí de ti y creen
que tú me has enviado.
Te
pido por ellos; no te pido por el mundo, sino por éstos, que tú me diste,
porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío. Yo he sido
glorificado en ellos. Ya no estaré más en el mundo, pues voy a ti; pero ellos
se quedan en el mundo".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Al
presentarte, Señor, nuestras ofrendas, te suplicamos humildemente que, así como
tus mártires prefirieron morir antes que ofenderte, nosotros vivamos
consagrados a ti, entregados a servirte en tu altar. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Sal 115, 15)
A
los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo
recibido, Señor, el divino sacramento, al conmemorar la victoria de tus santos
mártires, te suplicamos que, lo que a ellos les permitió soportar los
suplicios, a nosotros nos obtenga, en medio de las adversidades, constancia en
la fe y en la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HOMILIA DEL PAPA
FRANCISCO
Martes 03 de Junio de
2014
Durante
la Misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco alentó a
los fieles a tener fe de que Cristo es el abogado de la Iglesia que reza y pide
a Dios que perdone nuestros pecados, pues le muestra las llagas con las cuales
pagó el precio de nuestra salvación.
“Hay
una cosa que Jesús hace hoy: estoy seguro que lo hace. Él le hace ver al Padre
sus llagas y Jesús, con sus llagas, reza por nosotros, como si dijera al Padre:
‘Pero, Padre, éste es el precio de éstos, ¿eh? Ayúdalos, protégelos. Son tus
hijos que yo he salvado, con esto’”, expresó el Santo Padre.
Francisco
recordó que cuando Pablo se fue a Mileto todos están tristes, tal como le
sucedió a los discípulos cuando Jesús pronunció sus palabras de despedida antes
de “ir al Getsemaní y dar comienzo a la Pasión”.
“Hay
una pequeña frase de despedida de Jesús que nos hace pensar”, señaló el Papa.
Jesús “habla con el Padre y le dice: ‘Yo rezo por ellos’. Jesús reza por
nosotros”. Así como hizo por Pedro y por Lázaro ante su tumba, Jesús dice
“todos ustedes son del Padre. Y yo rezo por ustedes ante el Padre”. Jesús no
reza por el mundo, “reza por nosotros”, “reza por su Iglesia”, aseguró el Papa.
En
ese sentido, recordó que el apóstol Juan alienta a no pecar, “pero si alguno de
ustedes peca, sepan que tenemos un abogado ante el Padre, uno que reza por
nosotros, nos defiende ante el Padre, nos justifica”.
Según
informó Radio Vaticana, Francisco invitó a los fieles a “pensar mucho en esta
verdad, en esta realidad: en este momento, Jesús está orando por mí. Yo puedo
ir adelante en la vida porque tengo un abogado que me defiende y si yo soy
culpable y tengo tantos pecados ¡eh!, hay un buen abogado defensor, éste, y
hablará al Padre de mí”.
Asimismo,
indicó, Cristo es el primer abogado que envía después al Paráclito. Cuando
“tenemos alguna necesidad, algún problema” debemos pedir a Jesús que rece por
nosotros. “Y hoy –preguntó– ¿cómo reza Jesús? Yo creo que no habla demasiado
con el Padre”.
“No
habla: ama. Pero hay una cosa que Jesús hace hoy: estoy seguro que lo hace. Él
le hace ver al Padre sus llagas y Jesús, con sus llagas, reza por nosotros,
como si dijera al Padre: ‘Pero, Padre, éste es el precio de éstos, ¿eh?
Ayúdalos, protégelos. Son tus hijos que yo he salvado, con esto’”, expresó el
Papa.
Durante
su homilía, Francisco indicó que Jesús, “después de la resurrección, ha querido
este cuerpo glorioso, bellísimo”, donde no estaban los moretones ni las heridas
de la flagelación, “pero estaban las llagas. Las cinco llagas. ¿Por qué Jesús
ha querido llevarlas al cielo? ¿Por qué? Para rezar por nosotros. Para hacer
ver al Padre el precio: ‘Éste es el precio, ahora no los dejes solos.
Ayúdalos’”.
Nosotros
debemos tener esta fe – añadió el Santo Padre –, de “creer que Jesús, en este
momento, intercede ante el Padre por nosotros, por cada uno de nosotros”. Y
cuando nosotros rezamos, no debemos olvidarnos de pedir a Jesús que rece por
nosotros, invitó.
“Jesús,
reza por mí. Le hace ver al Padre tus llagas que son también las mías, son las
llagas de mi pecado. Son las llagas de mi problema en este momento. Jesús
intercesor, sólo hace ver al Padre sus llagas. Y esto sucede hoy, en este
momento. Tomemos la palabra que Jesús dijo a Pedro: ‘Pedro, yo rezaré por ti
para que tu fe no decaiga’”, aseguró el Papa.
En
ese sentido, invitó a estar seguros de que “Él está haciendo esto por cada uno
de nosotros. Debemos tener confianza “en esta oración de Jesús con sus llagas
ante el Padre”.
Fuente:
ACIPRENSA
REFLEXION
a.-Hch. 20,17-27: Pablo habla a los
presbíteros de Éfeso. Los Hechos de
los Apóstoles, nos presenta el discurso de Pablo en Mileto, a los presbíteros de esa comunidad. Es la despedida
del apóstol, luego de toda una tarea
evangelizadora a modo de síntesis. La primera parte habla de su pasado, actividad en Éfeso; la segunda se refiere al presente,
está encadenado; la tercera anuncia su
muerte y la cuarta, habla del futuro de la Iglesia y las doctrinas
erróneas que vendrán. Denominador común
en el discurso, es el la ejemplaridad de Pablo, es decir, tiene un fundamento real la misma vida
del apóstol que conocemos por sus
cartas, es un ejemplo a imitar (cfr.1 Cor. 4, 16; 11,1; Gál. 4, 12; 2
Cor. 3, 1). Pablo, termina su actividad
pastoral en libertad, tal como lo presenta Lucas, es el misionero ideal y responsable excepcional de
la comunidad cristiana. La vida apostólica de Pablo, es un servicio continuo
al Señor, con una humildad
admirable, reconocida o no, es el
que derrama lágrimas por sus preocupación pastoral, sufriendo en sí los dolores de Cristo,
mientras los judíos trabajan en contra de la
tarea apostólica de Pablo (cfr. Gál. 1, 10; Flp. 1,1; 2, 22; 2 Cor.
11,7; Flp. 4, 12; 2 Cor. 2,4; Gál. 4,
19-20; 2 Cor. 1,5; Col. 1,24). El
centro de su predicación era la
conversión y creer en Jesucristo, y todo eso, por fidelidad al
ministerio recibido: dar testimonio del
evangelio de la gracia de Dios (vv. 21. 24). El evangelio, lo presenta Pablo con muchas denominaciones, pero con un
denominador común: la Palabra de Dios.
Palabra de la gracia, evangelio de la gracia, palabra de salud (cfr. v. 24;
Hch. 14, 3; 20,24; 13,26). También es
palabra del reino, palabra de la cruz, palabra de reconciliación, palabra de verdad, palabra de
vida (cfr. Mt. 13, 19; 1Cor. 1, 18; 2
Cor. 5,19; Ef. 1, 13).
b.- Jn. 17, 1-11: Padre, glorifica a
tu Hijo. El evangelio nos presenta el comienzo de la oración sacerdotal de
Jesús. Su oración tiene como trasfondo,
lo que está por venir la pasión, muerte y resurrección, pero sin mención de tristeza alguna, ya que para
Juan, el Maestro comienza su
glorificación desde el comienzo de
su pasión. Llegada su Hora pide al Padre que le devuelva la gloria que tenía, para poder
glorificarlo a ÉL. En su pasión Cristo es
Señor, Rey soberano, autoridad; la manifestación de gloria que pide al
Padre, es para poder dar vida eterna, a
los que crean en ÉL. Juan define al cristiano, como aquel que conoce al Hijo del Hombre, quien en
vida humilde y su entrega a la muerte y
resurrección está constituido en Señor; el que descubre que en la pasión comenzó su exaltación y glorificación; quien
ve en Jesús al Padre, y acepta el nuevo
estilo de vida, vida eterna. El Hijo a glorificado al Padre, realizando
de forma perfecta la misión que le
encomendó, es ahora, en el momento sublime del
Calvario, lo glorifique y que su Padre le devuelva la gloria que tenía
antes de la creación del mundo (cfr. Jn.1,1). Esta gloria al Padre ha
consistido en darlo a conocer a los
hombres, han aceptado la palabra que les ha comunicado de su parte, en forma obediente y responsable. Toda la
enseñanza, procede en definitiva del
Padre, el mismo procede como enviado del Padre. Han creído en su misión
y origen. Finalmente, ruega por los
discípulos, no por el mundo, sino por aquellos que llevarán a cabo, la gran misión
evangelizadora en el mundo. Como ÉL, los
discípulos, son de arriba y de abajo, es decir, están en este mundo,
perteneciendo al de arriba, al cielo. Santa
Teresa de Jesús, se sabe viviendo en Dios Uno y Trino, desde que conoció
el amor de Jesús. “Y así, orando una vez
Jesucristo nuestro Señor por sus apóstoles
-no sé adónde es- dijo, que fuesen una cosa con el Padre y con El, como
Jesucristo nuestro Señor está en el
Padre y el Padre en El (14). ¡No sé qué mayor amor puede ser que éste! Y no dejamos de entrar aquí
todos, porque así dijo Su Majestad: No
sólo ruego por ellos, sino por todos aquellos que han de creer en mí
también, y dice: “Yo estoy en ellos”.
¡Oh, válgame Dios, qué palabras tan verdaderas!, y ¡cómo las entiende el alma, que en esta oración lo
ve por sí! Y ¡cómo lo entenderíamos
todas si no fuese por nuestra culpa, pues las palabras de Jesucristo
nuestro Rey y Señor no pueden faltar!” (7M 2,7-8).-
Homiletica
org /Padre Julio González Carretti O.C.D
LA
DESPEDIDA DE ÉFESO
Hch
20, 17-27; Jn 17,1-11
En
la oración sacerdotal Jesús presenta buenas cuentas al Padre: su misión está
cumplida. Jesús ha manifestado la gloria del Padre a los discípulos, les ha
enseñado a vivir en libertad, distanciándose del poder opresor que dominaba a
la gente menuda en Israel. Jesús no se reservó nada de cuanto el Padre le transmitió.
Fue un testigo fiel. Ahora puede dejarlos solos, porque el Padre que los llamó
a la fe, se mantendrá al pendiente de su proceso. En esa misma tónica, san
Pablo rinde cuentas a los presbíteros de la iglesia de Éfeso y les comparte su
enorme satisfacción: él ha realizado todo lo que debía hacer para incorporarlos
a la amistad íntima con el Señor Jesús. Con la frente en alto, el apóstol puede
partir a donde Dios lo destine, porque ha realizado su labor misionera,
ateniéndose al criterio del máximo esfuerzo en aras de la salvación de sus
hermanos. (misal com mx).
Santos
Carlos Lwanga y compañeros, mártires;
Cecilio de Cartago, presbítero. Beato Diego Oddi
Memoria (Rojo)
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