LECTURAS DE LA
EUCARISTÍA
JUEVES 05 DE JUNIO DE
2014
VII JUEVES DE PASCUA
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Cfr. 4 Esd 2, 35)
Una
luz eterna, Señor, brillará para tus santos y vivirán para siempre. Aleluya.
ORACIÓN
COLECTA
Señor,
que tu santo mártir Bonifacio interceda por nosotros, para que mantengamos
firmemente y proclamemos con nuestras obras la fe que él enseñó con su palabra
y selló con su sangre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Tendrás
que dar testimonio de mí en Roma.
DEL LIBRO DE LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES: 22, 30; 23, 6-11
En
aquellos días, el comandante, queriendo saber con exactitud de qué acusaban a
Pablo los judíos, mandó que le quitaran las cadenas, convocó a los sumos
sacerdotes y a todo el sanedrín, y llevando consigo a Pablo, lo hizo comparecer
ante ellos.
Como
Pablo sabía que una parte del sanedrín era de saduceos y otra de fariseos,
exclamó: "Hermanos: Yo soy fariseo, hijo de fariseos, y me quieren juzgar
porque espero la resurrección de los muertos".
Apenas
dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, que ocasionó la
división de la asamblea. (Porque los saduceos niegan la otra vida, sea de
ángeles o de espíritus resucitados; mientras que los fariseos admiten ambas
cosas). Estalló luego una terrible gritería y algunos escribas del partido de
los fariseos, se pusieron de pie y declararon enérgicamente: "Nosotros no
encontramos ningún delito en este hombre. ¿Quién puede decirnos que no le ha
hablado un espíritu o un ángel?"
El
alboroto llegó a tal grado, que el comandante, temiendo que hicieran pedazos a
Pablo, mandó traer a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al
cuartel.
En
la noche siguiente se le apareció el Señor a Pablo y le dijo: "Ten ánimo,
Pablo; porque así como en Jerusalén has dado testimonio de mí, así también
tendrás que darlo en Roma".
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL: Del
salmo 15
R/.
Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Aleluya.
Protégeme,
Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El
Señor es la parte que me ha tocado en herencia; mi vida está en sus manos. R/.
Bendeciré
al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo
siempre presente al Señor y con Él a mi lado, jamás tropezaré. R/.
Por
eso se me alegran el corazón y el alma, y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú
no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. R/.
Enséñame
el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua
junto a ti. R/.
ACLAMACIÓN
(Jn 17, 21)
R/.
Aleluya, aleluya.
Que
todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que el
mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor. R/.
Que su unidad sea
perfecta.
DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN JUAN: 17, 20-26
En
aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: "Padre, no sólo te
pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la
palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti
somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has
enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como
nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y
así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.
Padre,
quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que
contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la
creación del mundo.
Padre
justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido
que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a
conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en
ellos".
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, el sacrificio de reconciliación y alabanza que ofrecemos a tu majestad
en la conmemoración del santo mártir Bonifacio, para que nos lleve a obtener el
perdón y nos haga permanecer en continua acción de gracias. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Jn 12, 24)
Si
el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo; pero, si muere,
da fruto abundante. Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al
celebrar con alegría esta festividad y habiendo recibido tus dones celestiales,
te pedimos, Señor, que concedas, a quienes en este divino banquete proclamamos
la muerte de tu Hijo, que podamos participar, con los santos mártires, de su
resurrección y de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
“TRES TIPOS DE
PERSONAS QUE PRETENDEN LLAMARSE CRISTIANOS”
HOMILIA DEL PAPA
FRANCISCO
Jueves 5 de Mayo de 2014.
(Traducción
de Radio Vaticana).
La
Iglesia “no es rígida”, la Iglesia “es libre”. Lo subrayó el Papa Francisco en
su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta.
El Pontífice advirtió acerca de tres tipos de personas que pretenden llamarse
cristianos: los que quieren la “uniformidad”, los que pretenden las
“alternativas” y los que buscan las “ventajas”. Para estos, observó, “la
Iglesia no es su casa”, sino que la toman “en alquiler”.
Jesús
reza por la Iglesia y pide al Padre que entre sus discípulos “no haya
divisiones ni peleas”. El Papa se inspiró en el Evangelio del día para
detenerse precisamente sobre la unidad de la Iglesia. “Tantos – observó
Francisco – dicen que están en la Iglesia”, pero “están con un pie adentro” y
con el otro aún afuera. Se reservan, así, la “posibilidad de estar en dos
lugares, “dentro y fuera”. “Para esta gente – agregó el Papa – la Iglesia no es
su casa, no la sienten como propia. Para ellos es un alquiler”.
Y
reafirmó que hay “algunos grupos que alquilan la Iglesia, pero no la consideran
su casa”. El Santo Padre enumeró estos tres grupos de cristianos: en el primero
– dijo – están “aquellos que quieren que todos sean iguales en la Iglesia”.
“Martirizando un poco la lengua italiana” – bromeó Francisco –podríamos
definirlos que se “uniforman”:
“La
uniformidad. La rigidez. ¡Son rígidos! No tienen esa libertad que da el
Espíritu Santo. Y crean confusión entre lo que Jesús predicó en el Evangelio
con su doctrina, con su doctrina de igualdad. Y Jesús jamás quiso que su
Iglesia fuera tan rígida. Jamás. Y éstos, por tal actitud, no entran en la
Iglesia. Se dicen cristianos, se dicen católicos, pero su actitud rígida los
aleja de la Iglesia”.
El
otro grupo – prosiguió diciendo el Papa – está hecho de aquellos que siempre
tienen una idea propia, “que no quieren que sea como la de la Iglesia, tienen
una alternativa”. Son – dijo el Papa – los “alternativos”:
“Yo
entro en la Iglesia, pero con esta idea, con esta ideología. Y así su
pertenencia a la Iglesia es parcial. También éstos tienen un pie fuera de la
Iglesia. También para éstos la Iglesia no es su casa, no es propia. En un
determinado momento alquilan la Iglesia. ¡Al principio de la predicación
evangélica había de éstos! Pensemos en los agnósticos, a los que el Apóstol
Juan bastonea tan fuerte, ¿no? ‘Somos... sí, sí... somos católicos, pero con
estas ideas’. Una alternativa. No comparten ese sentir propio de la Iglesia”.
Y
el tercer grupo – dijo Francisco – es el de aquellos que “se dicen cristianos,
pero que no entran con el corazón en la Iglesia”: son los “ventajistas”,
aquellos que “buscan las ventajas, y van a la Iglesia, pero por ventaja
personal, y terminan haciendo negocios en la Iglesia”:
“Los
especuladores. ¡Los conocemos bien! Pero desde el principio estaban. Pensemos
en Simón el Mago, pensemos en Ananías y en Safira. Estos se aprovechaban de la
iglesia para su propia ventaja. Y los hemos visto en las comunidades
parroquiales o diocesanas, en las congregaciones religiosas, en algunos
benefactores de la Iglesia, ¡tantos, eh! Se pavonean de ser precisamente
benefactores y al final, detrás de la mesa, hacían sus negocios. Y éstos
tampoco sienten a la Iglesia como madre, como propia. Y Jesús dice: ‘¡No! ¡La
Iglesia no es rígida, una, sola: la Iglesia es libre!’”.
En
la Iglesia – reflexionó el Papa – “hay tantos carismas, hay una gran diversidad
de personas y de dones del Espíritu”. Y recordó que el Señor nos dice: “Si tu
quieres entrar en la Iglesia, que sea por amor”, para dar “todo tu corazón y no
para hacer negocios en tu beneficio”. La Iglesia – reafirmó Francisco – “no es
una casa de alquiler”, la Iglesia “es una casa para vivir”, “como madre
propia”.
El
Papa Francisco reconoció que esto no es fácil, porque “las tentaciones son
tantas”. Pero puso de manifiesto que quien hace la unidad en la Iglesia, “la
unidad en la diversidad, en la libertad, en la generosidad es sólo el Espíritu
Santo”, porque “ésta es su tarea”. El Espíritu Santo – añadió – “hace la
armonía en la Iglesia. La unidad en la Iglesia es armonía”. Y observó que todos
“somos diversos, no somos iguales, gracias a Dios”, de lo contrario “¡sería un
infierno!”. Y “todos estamos llamados a la docilidad al Espíritu Santo”.
Precisamente esta docilidad – dijo el Pontífice – es “la virtud que nos salvará
de ser rígidos, de ser ‘alternativos’ y de ser ‘especuladores’ en la Iglesia:
la docilidad al Espíritu Santo”. Y es precisamente “esta docilidad la que
transforma a la Iglesia de una casa en alquiler en una casa propia”.
“Que
el Señor – dijo el Papa al concluir – nos envíe al Espíritu Santo y que cree
esta armonía en nuestras comunidades, comunidades parroquiales, diocesanas,
comunidades de los movimientos. Que sea el Espíritu el que haga esta armonía,
porque como decía un Padre de la Iglesia: El Espíritu, Él mismo, es la armonía”.
Fuente:
Radio Vaticana.
REFLEXION
a.- Hch. 22, 30; 23,
6-11: Pablo
ante Sanedrín. Este pasaje de los
Hechos, nos describen con lujo de detalles la presencia de Pablo ante el Sanedrín. Inteligentemente Pablo
provoca la división entre el auditorio,
compuesto en su mayoría por fariseos y saduceos, mencionando el tema de
la resurrección, los primeros se ponen a
favor del acusado, los otros en su contra,
hasta el punto que el tribuno, por salvar a Pablo de la muerte, lo envía
a la prisión. En un punto estaban de
acuerdo ambas facciones, la intangibilidad de la Ley de Moisés, pero en cuanto a la interpretación
que hacía Pablo, estaban en total desacuerdo. La intención de Lucas, es más que
narrar un hecho histórico, que no niega,
pretende personalizar la justificación del cristianismo y el sinsentido
del judaísmo. En otras palabras, Pablo
fue acusado injustamente ante las autoridades judías. También hay que considerar
que Lucas, si bien nos presenta estas discusiones entre cristianos y judíos, no
olvida, que por otra parte, es la
resurrección un punto de común acuerdo, al menos con los fariseos. Hay
una esperanza común, entre el judaísmo y
el cristianismo, ahora si ellos son fieles a su
fe, deberían aceptar a Jesús, como Mesías y su resurrección. El problema
es que niegan que esas verdades se hayan realizado en la
persona de Jesús de Nazaret, y no creen
en el mensaje que proclama sus representantes, por lo mismo, no son fieles a su credo.
b.- Jn. 17, 20-26: Padre, que sean uno
con nosotros. Meditamos la última
parte de la oración sacerdotal de Jesús. Ruega por todos aquellos que creerán en ÉL en el futuro, creerán por la palabra de los apóstoles. Es una clara petición por todos los creyentes,
para los cuales también, pide la unidad;
comunión entre ellos, un reflejo de la existe entre el Padre y el Hijo,
pero que es participación en su vida divina. Así como el Padre está en Jesús,
así los creyentes debes estar en Ellos,
para que el mundo crea que Jesús es el enviado del Padre. Vínculo de esta unidad es el amor, la única
forma humana de estar en el otro; amor y
obediencia para hacer la voluntad del Padre. La gloria de Dios, es Dios
mismo cuando se manifiesta, ahora se ha
manifestado en Cristo, y les comunica esa gloria a los discípulos; Dios vive en ellos, como
Cristo vive en sus discípulos, se crea la
unidad y la inhabitación divina en el hombre. El mundo creerá en Cristo,
cuando sus discípulos vivan en unidad,
la fe y el amor, cercanos al hombre y a la sociedad donde comparten alegrías y
penas. Los hombres podrán ver la gloria de Cristo, en cuanto, los discípulos no decaigan en su fe,
participación eficaz en su gloria, y en la
filiación divina. El Padre justo, lo han conocido los apóstoles, porque
han estado cerca del que ÉL ha enviado,
como su Revelador. El evangelista, trata de revelarnos la transformación del hombre que acepta a
Jesús, como venido del cielo y que se hace presente en sus discípulos por medio de
su muerte y resurrección. Es Dios, hecho
hombre, que irrumpe en la vida del creyente, para que pueda tener experiencia de lo divino en su existencia
diaria, a través del misterio de Cristo
Jesús. Quiere que donde está ÉL estén también los suyos para que
contemplen su gloria su amor los acompañe siempre (v. 26).
El
cristiano está llamado a vivir esta
intimidad divina. Santa Teresa de
Jesús, vive la unión en forma, entendiendo por ello la unión de voluntades, la de Dios y el hombre, cimentado
en el amor. “Paréceme que queda algo
oscura, con cuanto he dicho, esta morada. Pues hay tanta ganancia de
entrar en ella, bien será que no parezca
quedan sin esperanza a los que el Señor no da cosas tan sobrenaturales; pues la
verdadera unión se puede muy bien alcanzar, con
el favor de nuestro Señor, si nosotros nos esforzamos a procurarla, con
no tener voluntad sino atada con lo que
fuere la voluntad de Dios. ¡Oh, qué de ellos habrá que digamos esto y nos parezca que no queremos
otra cosa y moriríamos por esta verdad,
como creo ya he dicho! Pues yo os digo, y lo diré muchas veces, que cuando lo fuere, que habéis alcanzado esta
merced del Señor, y ninguna cosa se os
dé de estotra unión regalada que queda dicha, que lo que hay de mayor
precio en ella es por proceder de ésta que ahora digo y por no poder llegar a
lo que queda dicho si no es muy cierta
la unión de estar resignada nuestra voluntad en la de Dios. ¡Oh, qué unión ésta para desear!
Venturosa el alma que la ha alcanzado, que
vivirá en esta vida con descanso y en la otra también; porque ninguna
cosa de los sucesos de la tierra la
afligirá, si no fuere si se ve en algún peligro de perder a Dios o ver si es ofendido; ni enfermedad, ni
pobreza, ni muertes, si no fuere de quien ha
de hacer falta en la Iglesia de Dios; que ve bien esta alma, que El sabe
mejor lo que hace que ella lo que
desea.” (5M 3,3).
(Homiletica
org / Padre Julio González Carretti O.C.D
REFLEXION:
QUE TODOS SEAN UNO
Hch
22,30-23, 6-11; Jn 17,20-26
Detrás
de esta aspiración no se esconde ningún discurso monolítico o totalitario. La
unidad de la que habla el Señor Jesús radica en la construcción de relaciones
interpersonales marcadas por la caridad, el respeto mutuo y la reconciliación.
No es una unidad impuesta de manera autoritaria o vertical, sino es más bien la
armonía resultante del diálogo, la discusión civilizada, el intercambio
razonado de opiniones y sobre la búsqueda colegial de la voluntad de Dios. En
la comunidad cristiana no está prohibido diferir en lo accidental o transitorio
(opiniones políticas, gustos o preferencias estéticas) siempre y cuando
prevalezca la unidad en la caridad. En el libro de los Hechos, san Pablo
aprovecha la radical intransigencia de fariseos y saduceos en relación a la
resurrección, para quitarse de encima la presión que el Consejo judío ejercía
en contra suya. (www misal com mx).
Santos
Bonifacio de
Alemania, mártir; Eutiqui de cómo, obispo. Beata Margarita Lucía Szewczyk,
Memoria (Rojo)
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