LECTURAS DE LA
EUCARISTÍA
DOMINGO 08 DE JUNIO
DE 2014
DOMINGO DE
PENTECOSTÉS
Misa de la Vigilia
La
Misa de la Vigilia de Pentecostés se dice en la tarde del sábado, ya sea antes
o después de las primeras Vísperas de la solemnidad.
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Rm 5, 5; cfr. 8, 11)
El
amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que
habita en nosotros. Aleluya.
Se
dice Gloria.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
eterno y todopoderoso, que quisiste que la celebración del sacramento de la
Pascua perdurara a lo largo de estos cincuenta días, haz que todos los pueblos
de la tierra, en otro tiempo dispersos, superada la multiplicidad de lenguas,
se congreguen y, movidos por el don venido del cielo, confiesen unánimes la
gloria de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Derramaré
mi espíritu sobre mis siervos y siervas.
DEL
LIBRO DEL PROFETA JOEL: 3, 1-5
Esto
dice el Señor Dios: "Derramaré mi espíritu sobre todos; profetizarán sus
hijos y sus hijas, sus ancianos soñarán sueños y sus jóvenes verán visiones.
También sobre mis siervos y mis siervas derramaré mi espíritu en aquellos días.
Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego, columnas de humo. El
sol se oscurecerá, la luna se pondrá color de sangre, antes de que llegue el
día grande y terrible del Señor.
Cuando
invoquen el nombre del Señor se salvarán, porque en el monte Sión y en
Jerusalén quedará un grupo, como lo ha prometido el Señor a los sobrevivientes
que ha elegido".
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 103
R/.
Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.
Bendice
al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de
belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.
¡Qué
numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra
está llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía. R/.
Todos
los vivientes aguardan que les des de comer a su tiempo; les das el alimento y
lo recogen, abres tu mano y se sacian de bienes. R/.
Si
retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo. Pero envías tu
espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la tierra. R/.
El Espíritu intercede
por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
DE LA CARTA DEL
APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS: 8, 22-27
Hermanos:
Sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto;
y no sólo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del
Espíritu, gemimos interiormente, anhelando que se realice plenamente nuestra
condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Porque
ya es nuestra la salvación, pero su plenitud es todavía objeto de esperanza.
Esperar lo que ya se posee no es tener esperanza, porque, ¿cómo se puede
esperar lo que ya se posee? En cambio, si esperamos algo que todavía no
poseemos, tenemos que esperarlo con paciencia.
El
Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo
que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que
no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los
corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega
conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.
Palabra
de Dios.
Te
alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
R/. Aleluya, aleluya.
Ven,
Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego
de tu amor. R/.
Brotarán ríos de agua
que da la vida.
DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN JUAN: 7, 37-39
El
último día de la fiesta, que era el más solemne, exclamó Jesús en voz alta:
"El que tenga sed, que venga a mí; y beba, aquel que cree en mí. Como dice
la Escritura: Del corazón del que cree en mí brotarán ríos de agua viva".
Al
decir esto, se refería al Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran
en Él, pues aún no había venido el Espíritu, porque Jesús no había sido
glorificado.
Palabra
del Señor.
Gloria
a ti, Señor Jesús.
Se
dice Credo.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Derrama,
Señor, sobre estos dones la bendición de tu Espíritu Santo, para que, por medio
de ellos, reciba tu Iglesia tan gran efusión de amor, que la impulse a hacer
resplandecer en todo el mundo la verdad del misterio de la salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
de Pentecostés.
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre
y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque
tú, para llevar a su plenitud el misterio pascual, has enviado hoy al Espíritu
Santo sobre aquellos a quienes adoptaste como hijos al injertarlos en Cristo,
tu Unigénito.
Este
mismo Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, dio a conocer a todos los
pueblos el misterio del Dios verdadero y unió la diversidad de las lenguas en
la confesión de una misma fe.
Por
eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo,
Santo, Santo...
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Jn 7, 37)
El
último día de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: El que tenga sed, que
venga a mí y beba. Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que
nos aprovechen, Señor, los dones que hemos recibido, para que estemos siempre
llenos del fervor del Espíritu Santo que derramaste de manera tan inefable en
tus Apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede
utilizarse la fórmula de bendición solemne.
Para
despedir al pueblo, el diácono o, en su ausencia, el mismo sacerdote canta o
dice:
Anuncien
a todos la alegría del Señor resucitado. Vayan en paz, aleluya, aleluya.
O
bien:
Pueden
ir en paz, aleluya, aleluya.
R/.
Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
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