domingo, 12 de enero de 2014

Papa Francisco: que los sacerdotes estén atentos al lenguaje



En la mañana del sábado 11 de Enero, de la  segunda semana de Navidad, el Papa Francisco ha concelebrado con el Cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal italiana y un grupo de sacerdotes de la Arquidiócesis de Génova.
Al referirse a la carta de San Juán:
Primera carta de san Juan 5, 5-13
Hijos míos: ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús s el Hijo de Dios? Jesucristo vino por el agua y la sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad. Son tres los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre: y los tres están de acuerdo. Si damos fe al testimonio de los hombres, con mayor razón tenemos que aceptar el testimonio de Dios. Y Dios ha dado testimonio de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios tiene en su corazón el testimonio de Dios. El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, porque no cree en el testimonio Que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y el testimonio es este: Dios nos dio la Vida eterna, y esa Vida está en su Hijo. El que está unido al Hijo, tiene la Vida; el que no lo está, no tiene la Vida. Les he escrito estas cosas, a ustedes que creen en el Nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tiene la Vida eterna.
Palabra de Dios.

El Papa Francisco ha dedicado enteramente su homilía a los sacerdotes. Estas han sido sus palabras:

"Nosotros somos ungidos por el Espíritu y cuando un sacerdote se aleja de Jesucristo puede perder la unción. En su vida, no, esencialmente la tiene,  pero la pierde, y  en lugar de ser ungido termina por ser untuoso. ¡Y cuánto mal hacen a la Iglesia los sacerdotes untuosos!  Aquellos que ponen su fuerza en las cosas artificiales, en las vanidades, en una actitud,  en un lenguaje remilgado¡  Pero cuántas veces se oye decir con dolor: 'Pero, este es un sacerdote-mariposa!', porque está siempre en las vanidades. Éste no tiene relación con Jesucristo! Ha perdido  la unción, es un untuoso.  Nosotros sacerdotes tenemos muchos límites: somos pecadores, todos. Pero si vamos donde Jesucristo, si buscamos al Señor en la oración - la oración de intercesión, la oración de adoración - somos buenos sacerdotes, aunque somos pecadores. Pero si nos alejamos de Jesucristo, debemos compensar esto con otras actitudes “mundanas”. Y así, todas estas figuras, también el sacerdote-de negocios, el sacerdote- empresario.  Pero el sacerdote que adora a Jesucristo, el sacerdote que habla con Jesucristo, el sacerdote que busca a Jesucristo y que se deja buscar por Jesucristo: este es el centro de nuestra vida. Si no hay esto, perdemos todo. ¿Y qué daremos a la gente?. Pero el sacerdote que adora a Jesucristo, el sacerdote que habla con Jesucristo, el sacerdote que busca a Jesucristo y que se deja buscar por Jesucristo, éste es el centro de nuestra vida, si no está esto perdemos todo .¿Y qué daremos a la gente?.
Que nuestra relación con Jesucristo, relación de ungidos para su pueblo crezca en nosotros, los sacerdotes, cada día más.
Pero es bello ver a sacerdotes que han dado su vida como sacerdotes de verdad; de los que la gente dice: pero sí, tiene mal carácter, tiene aquello, pero es un sacerdote, y la gente tiene olfato. En cambio, cuando la gente ve a un sacerdote, por decir una palabra, idólatras, que en lugar de tener a Jesús tienen a pequeños ídolos, pequeños, algunos devotos del “dios Narciso” también, cuando la gente ve a estos, la gente dice: “pobrecito”. 
Lo que nos salva de la idolaría, de la mundanidad, de lo que nos hace untuosos, lo que nos conserva en la unción, es la relación con Jesucristo.

Y hoy, a ustedes que han tenido la gentileza de venir a concelebrar aquí, conmigo, les deseo esto: ¡pierdan todo en la vida, pero no pierdan esta relación con Jesucristo! ¡Ésta es su victoria! ¡Y adelante, con esto!”.

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