sábado, 5 de marzo de 2011

LOS TRIUNFADORES

Los triunfadores

A veces los triunfadores no son aquellos
a los que todo el mundo aplaude y reconoce.

No son los que construyeron grandes obras,
dejaron constancia de su liderazgo
o viajaron, en primera clase.

A veces los triunfadores no son los administradores
geniales, ni los visionarios del futuro
o los grandes emprendedores.

Por ello, tal vez no los reconoceríamos
en medio de tanto pensador, filósofo o tecnólogo,
que supuestamente conducen a este mundo
por la senda del progreso.

A veces el triunfador no es el negociador
internacional, o el hacedor de empresas
de clase mundial o el deslumbrante estadista
que asiste a reuniones cumbre.

No es el que se afana por exportar mucho,
sino el que todavía se importa a sí mismo.

Porque el triunfador puede ser también
el que calladamente lucha por la justicia,
aunque no sea un gran orador
o un brillante diplomático.

El triunfador puede ser igualmente
el que venció la ambición desmedida
y no fue seducido por la vanidad o el poder.

Es triunfador el que no obstante que no viajó
mucho al extranjero, con frecuencia hizo travesías
hacia el interior de sí mismo para dimensionar
las posibilidades de su corazón.

Es el que quizás nunca alzó soberbio su mano
en el podium de los vencedores, pero triunfó
calladamente en su familia y con sus amigos
y los cercanos a su alma.

Es, quizá, el que nunca apareció  en las páginas
de los periódicos, pero sí en el diario de Dios;
el que no recibió reconocimientos,
pero siempre obtuvo el de los suyos; 
el que nunca escribió libros, pero sí cartas
de amor a sus hijos y el que pensó en redimir
a su país a través de la asfixiante aventura
de su trabajo común y rutinario y aquel
que prefirió la sombra, porque, finalmente,
es tan importante como la luz.

A veces el triunfador no es el que tiene
una esplendorosa oficina, ni una secretaria ejecutiva,
ni posee tres maestrías; no hace planeación
estratégica ni elabora reportes o evalúa proyectos,
pero su vida tiene un sentido, hace planes
con su familia, tiene tiempo para sus hijos
y encuentra fascinante disfrutar de la hermosa
danza de la vida.

A veces el triunfador no es el que pasa a la historia,
sino el que hace posible la historia; 
el que encuentra gratificante convencer
y no sólo vencer y el que de una manera
apacible y decidida lucha por hacer
de este mundo un mejor lugar para vivir.

El que sabe que aunque sólo vivirá una vez,
si lo hace con maestría, con una vez le bastará.

A veces el triunfador no tiene que ser
el que construyó grandes andamiajes y estructuras
administrativas, pero supo cómo construir un hogar;
no es el que tiene un celular, pero platica con sus hijos,
no tiene e-mail, pero conoce y saluda a sus vecinos,
no ha ido al espacio exterior, pero es capaz de ir
hacia su espacio interior y sin haber realizado
grandes obras arquitectónicas, supo construirse
a sí mismo y fue, como dice el poeta,
el cómplice de su propio destino.

A veces el triunfador suele ser Teresa de Calcuta,
o Francisco de Asís o Nelson Mandela,
o tal vez la enfermera callada, el obrero sencillo
y el campesino olvidado, porque como personas
triunfaron sobre la apatía o el desencanto
y con su esfuerzo cotidiano establecieron la diferencia.

A veces el triunfador puede ser el carpintero pobre
de un lugar ignorado, o una mujer sencilla de pueblo
o un niño humilde que nació en un pesebre,
porque no había para él, lugar en la posada...



Autor: Rubén Núñez de Cáceres
Fuente: celebrando la vida .com

No hay comentarios:

Publicar un comentario