LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
DOMINGO 07 DE MAYO DE 2017
CUARTA SEMANA DE PASCUA
Hech 2, 14.36-41; Sal 22; 1 Pe 2, 20-25; .Jn 10, 1-10
ANTÍFONA ENTRADA Cfr. Sal 32, 5-6
La tierra está llena del amor del Señor y su palabra hizo los cielos. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, te pedimos que nos lleves a gozar de la alegrías celestiales para que tu rebaño, a pesar de su fragilidad, llegue también a donde lo precedió su glorioso Pastor. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Dios lo ha constituido Señor y Mesías.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 14. 36-41
El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con los Once, ante la multitud, y levantando la voz, dijo: "Sepa todo Israel con absoluta certeza, que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús, a quien ustedes han crucificado".
Estas palabras les llegaron al corazón y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?" Pedro les contestó: "Conviértanse y bautícense en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados y recibirán el Espíritu Santo. Porque las promesas de Dios valen para ustedes y para sus hijos y también para todos los paganos que el Señor, Dios nuestro, quiera llamar, aunque estén lejos".
Con éstas y otras muchas razones, los instaba y exhortaba, diciéndoles: "Pónganse a salvo de este mundo corrompido". Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unas tres mil personas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5.6
R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me dan seguridad. R/.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R/.
SEGUNDA LECTURA
Han vuelto ustedes al pastor y guardián de sus vidas.
De la primera carta del apóstol san Pedro: 2, 20b-25
Hermanos: Soportar con paciencia los sufrimientos que les vienen a ustedes por hacer el bien, es cosa agradable a los ojos de Dios, pues a esto han sido llamados, ya que también Cristo sufrió por ustedes y les dejó así un ejemplo para que sigan sus huellas.
El no cometió pecado ni hubo engaño en su boca; insultado, no devolvió los insultos; maltratado, no profería amenazas, sino que encomendaba su causa al único que juzga con justicia; cargado con nuestros pecados, subió al madero de la cruz, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Por sus llagas ustedes han sido curados, porque ustedes eran como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus vidas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. R/.
EVANGELIO
Yo soy la puerta de las ovejas.
Del santo Evangelio según san Juan: 10,1-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños".
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Levantemos, hermanos, nuestros ojos a Cristo, obispo y pastor de nuestras almas, y pongamos en sus manos, con toda confianza, las necesidades de los hombres diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que los obispos, los presbíteros y diáconos apacienten santamente a los pueblos que tienen encomendados, roguemos al Señor.
Para que la paz que Jesucristo concedió a los discípulos arraigue con fuerza en nuestro mundo, y se alejen de las naciones el odio y las guerras,roguemos al Señor.
Para que los enfermos, los pobres y todos los que sufren encuentren en Cristo resucitado luz y esperanza, roguemos al Señor.
Para que Dios derrame en las familias cristianas el espíritu de piedad y de renuncia a lo mundano, de manera que germinen abundantes vocaciones al ministerio eclesial, roguemos al Señor.
Dios todopoderoso y eterno, que en tu Hijo, vencedor de la muerte, nos has abierto las puertas de la salvación, escucha nuestra oración e infunde en nuestro corazón la sabiduría de tu Espíritu, para que no nos dejemos seducir por las voces engañosas del mundo, sino que reconozcamos y sigamos siempre la voz de tu Hijo, el buen pastor, que nos da vida, y vida abundante, y que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente renovados por su acción se conviertan para nosotros en causa de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I - V de Pascua, pp. 499-503 (500-504).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se entregó a la muerte por su rebaño. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Buen Pastor, vela con solicitud por tu rebaño y dígnate conducir a las ovejas que redimiste con la preciosa sangre de tu Hijo, a las praderas eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
REFLEXIÓN:
EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA?
1.- Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará. El salmo 22 lo hemos leído y meditado todos nosotros muchas veces. Yo no voy a hacer aquí ningún comentario exegético del mismo; me limito a preguntarme a mí mismo, y a los que quieran leer esto, si para nosotros realmente es verdad que el Señor, Jesús, es nuestro pastor, y si, siguiéndole a él, notamos que nada nos falta. Porque en mi vida real, en mi vida de cada día, ando con frecuencia ocupado y preocupado en lo que hacen otros pastores, me preocupo por lo que dicen, y, de alguna manera, me dejo influir por lo que hacen y en parte les sigo. Por supuesto, que si estos otros pastores fueran de verdad discípulos y seguidores del verdadero y único pastor, Jesús, el seguirles a ellos no sería nada malo, sino todo lo contrario. Pero es que estos otros pastores de la sociedad en la que yo vivo no demuestran en su vida ser discípulos del verdadero y único pastor, Jesús. Pienso ahora en los pastores políticos de mi sociedad, en los pastores económicos, en los pastores de la información, en los pastores religiosos… ¿Qué debo hacer: votarles, imitarles, escucharles, seguirles? Mi pregunta radical es: ¿me conducen por el sendero justo, hacia fuentes tranquilas, reparan mis fuerzas, su bondad y su misericordia me acompañan todos los días de mi vida? Sí, mirándome a mí mismo como oveja, me pregunto: si quiero seguir de verdad a Jesús hasta las últimas consecuencias, ¿hasta qué punto debo escuchar y seguir a estos otros pastores? Porque tampoco puedo, ni debo, ir por libre en todo lo que yo hago, digo y predico. Como ser social que soy, como ciudadano de la sociedad en la que vivo, como persona religiosa cristiana que soy, me pregunto: ¿creo y siento de verdad que, siguiendo a Jesús, nada me falta? En definitiva, me pregunto: ¿Jesús es la puerta única por donde yo quiero entrar a la verdad y a la vida? Todos los días, ¿escucho su voz y le sigo?
2.- Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el Espíritu Santo… Escapad de esta generación perversa. Cuando las personas se bautizaban en edad adulta, el bautismo suponía la conversión previa, pero nosotros hemos sido bautizados cuando éramos niños, sin capacidad para decidir por nosotros mismos. Necesitamos, pues, renovar, confirmar después, ya de adultos, las promesas bautismales y hacerlo con un propósito sincero de conversión. Y, puesto que nacemos con una inclinación original al pecado, la conversión debe ser un propósito que debemos mantener siempre activo, durante toda nuestra vida. Vivir como bautizados y convertidos es vivir habitados y llenos del Espíritu Santo, no siguiendo los consejos y las pautas de la generación perversa en la que nos toque vivir. Estas palabras del apóstol Pedro que leemos en la primera lectura de este domingo, a todos los que se habían congregado en Jerusalén en el día de Pentecostés, debemos hoy aplicarlas a cada uno de nosotros. Si tenemos el Espíritu Santo, debemos dar los frutos del Espíritu Santo, no los frutos de la carne, como nos dice el apóstol Pablo en Gálatas, 5. Por eso, las preguntas que debemos hacernos ahora nosotros es si de verdad los frutos que nosotros damos son: el amor, la paz, el gozo, la bondad, la mansedumbre, la templanza, o, por el contrario, si nuestras obras tienen más que ver con las obras de la carne: la idolatría, las enemistades, las envidias, los celos, las contiendas, las orgías, etc. Que nuestro único Señor sea Jesús, el Cristo, y no las costumbres de la sociedad en la que vivimos. En definitiva, que, como decíamos arriba, Cristo sea nuestro único Pastor.
3.- Cristo, cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado. El sufrimiento de Cristo fue un sufrimiento redentor, su sufrimiento nos curó, así nosotros también debemos soportar nuestros sufrimientos y convertirlos en instrumentos de salvación. El dolor y el sufrimiento son algo inherente a la condición humana, lo importante es, como decimos, hacer de nuestros dolores y sufrimientos caminos de salvación. El dolor es como el fuego, puede destruirnos, o purificarnos. De nosotros depende elegir una cosa u otra. Lo que Cristo eligió ya lo sabemos, tal como hemos leído hoy en estas palabras del apóstol Pedro. Seamos buenos discípulos y seguidores del único Señor y Pastor al que queremos seguir. Y que nuestro dolor sea provechoso y redentor no sólo para nosotros, sino también para los demás.
Gabriel González del Estal
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JESÚS, LA PUERTA QUE CONDUCE AL PADRE
1.- Un tesoro que debe ser compartido. El discurso de Pedro en el Libro de los Hechos presenta una síntesis del mensaje cristiano: Jesús es el Cristo. Aquellos que escuchan este anuncio deben dar un nuevo sentido a su vida y actuar consecuentemente con su nueva visión de las cosas. Por el Bautismo entramos a formar parte de la comunidad de discípulos y, en adelante, nuestra existencia no estará movida por la Ley sino por el Espíritu Santo. Todo ello supone un nuevo vivir, un nuevo nacimiento, una “metanoia” o conversión. La comunidad primitiva cumple la esencial función de evangelizar. Ni entonces ni hoy se trata de un mero proselitismo para que aumente el número de miembros de la Iglesia, sino de facilitar el encuentro con Cristo del hombre de nuestro tiempo, porque la iglesia no es la luz sino testigo de la luz. Cuando alguien descubre un tesoro debe intentar compartirlo con aquellos a quienes ama.
2.- Jesucristo es nuestro pastor. El salmo 22, uno de los más bellos de toda la Biblia, comienza con una afirmación sincera y atrevida: "El Señor es mi pastor, nada me falta". El autor es un creyente que se sabe guiado y acompañado por la mano firme y protectora del pastor. Proclama que quien sigue a Jesús tiene todo lo que necesita: seguridad, alimento, protección techo donde habitar... Difícilmente anidarán en su corazón la agresividad, la envidia, la rivalidad, todas esas actitudes que amenazan siempre el convivir con los otros fraternalmente.
3.- Paciencia y lucha por la justicia. Hay situaciones en las que el hombre, injustamente oprimido, solo puede resistir a la injusticia con la paciencia. Si el cristiano descubre el sentido del sufrimiento y, sin temor a los hombres, acepta la cruz pacientemente, su dolor estará fortalecido con la esperanza que no defrauda; imitará al Maestro que también padeció injustamente, y alcanzará la vida. Jesús, que fue llevado a la muerte como oveja al matadero, Jesús, por cuyas heridas hemos sido curados, vive, y ahora es el pastor y guardián de nuestras vidas. Hay que seguir luchando por la justicia, a pesar de las dificultades. La paciencia cristiana es la única manera de resistir a la injusticia sin desesperaciones suicidas y sin traiciones cobardes a la justicia. Así expresa San Agustín el ejemplo de Cristo:
“¡Qué humildad! Cristo se humilló. Hasta encarnarse, hasta participar de la mortalidad humana, hasta ser tentado tres veces, hasta ser el objeto de las burlas del pueblo judío, hasta ser escupido y encadenado, abofeteado y flagelado; y si esto es poco, hasta la muerte. Y si todavía hay que añadir el género de muerte: la muerte en cruz (Flp 2,6-8). Tal es nuestro ejemplo de humildad, medicina para nuestra soberbia. ¿Por qué te hinchas? ¡Oh hombre!”.
4.- Puerta abierta a todos. Jesús se presenta como puerta, como acceso al Padre. Hay que "pasar" por El si se quiere llegar a los pastos que dan la vida en plenitud, porque. El ha venido "para que tengamos vida abundante". En el Antiguo Testamento el culto es la puerta que establece la comunicación entre en mundo divino y el terrestre. Esto ha sido ya superado. Solo Jesús es nuestro guía. Dos detalles del texto se pueden recordar: Jesús camina delante y conoce a sus ovejas. Él es el camino verdadero y viviente. No dirige su comunidad desde un despacho. En la comunidad de Jesús no se funciona como en una masa social en base a números de carnet o apellidos. El conocimiento es personal. Él conoce el nombre de cada oveja, y ellas le conocen a él. Nada parecido a un ejército o a una gran empresa. Rebaño y pastor son uno. Jesús es la puerta de entrada de la comunidad cristiana más allá de las herencias sociales en materia de religión. Una puerta siempre abierta es una posibilidad que se ofrece y no es nunca un obstáculo. La comunidad y sus pastores de cada momento habrán de cuidar para no estrechar ni agrandar su dintel, modificando lo establecido por el único pastor. La fidelidad al Señor es el alimento de su rebaño.
5.- Pastores, servidores de la comunidad. Tomando la comparación, bastante habitual en los escritores bíblicos, de los pastores (dirigentes) y las ovejas (pueblo), se rechaza en el texto a quienes guían al pueblo mirando en beneficio de sus propios intereses económicos y políticos. Son ladrones y bandidos. La salvación pasa necesariamente por Jesús. De esto mismo advierte San Agustín:
“Nosotros, a quienes el Señor nos puso, porque así él lo quiso, no por nuestros méritos, en este puesto del que hemos de dar cuenta estrechísima, tenemos que distinguir dos cosas: que somos cristianos y que somos pastores vuestros. El ser cristianos es en beneficio nuestro; el ser pastores, en el vuestro. En el hecho de ser cristianos, la atención ha de recaer en nuestra propia utilidad; en el hecho de ser pastores, no hemos de pensar sino en la vuestra. Son muchos los que siendo cristianos, sin ser pastores, llegan hasta Dios, quizá caminando por un camino más fácil y de forma más rápida, en cuanto que llevan una carga menor. Nosotros somos también pastores y según esto debemos dar cuenta a Dios de nuestro servicio”.
José María Martín OSA
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PREOCUPADO POR NOSOTROS
Se agradece, y hasta es causa de seguridad personal, el hecho de que otras personas se preocupen de nosotros, sigan con cariño y con especial atención el curso de nuestra vida o, simplemente, nos alerten de las contradicciones y pruebas que pueden aparecer en el horizonte de nuestra felicidad. ¿Tienes un amigo? ¡Guárdalo! ¿Hace algo por ti? ¡Dale las gracias!
1.- La figura del Buen Pastor, en este cuarto domingo de Pascua, expresa muy a las claras el alma interna de Jesús: vela por nosotros y sale con prontitud en los caminos por donde avanzamos, pensamos, nos realizamos….o tropezamos.
--¿Qué estamos heridos? Siempre tiene una palabra sanadora que infunde salud y fortaleza
--¿Qué nos encontramos abatidos? Nos habla con palabras de esperanza y valentía
--¿Qué caemos en la decepción o en la tristeza? Se acerca y se convierte en motivo de alegría y de confianza.
Jesús no es alguien que se desentiende de nosotros. Vive a nuestro lado y, además, es bálsamo en multitud de ocasiones en las que nos sentimos perdidos, agobiados, despistados o con hambre de otros alimentos que no sean los del mundo.
2.- La figura del Buen Pastor, en este tiempo de Pascua, nos advierte de igual manera de los falsos pastores. De otras puertas que nos abren valles teñidos de falsas felicidades, de palabras superficiales y de caprichos a la carta. Son muchos de nuestros dirigentes que, constituyéndose en voz del pueblo, rompen y rasgan con valores que han entretejido y dinamizado nuestra cultura, nuestra forma de ser y que nos dejan sumidos en la inseguridad y en el fracaso, en el hastío y en la desesperanza. Son aquellos que quieren un mundo sin Dios y sin más referencia que el hombre por el hombre. También, de esos “falsos pastores” nos alerta y previene el Señor.
La diferencia entre Jesús y los falsos pastores es que, a Jesús, le interesan todas las ovejas, todas las personas. Para El no existen colores, ideologías ni partidos. Para el Señor existen las almas. Y, las almas, sólo tienen un color: la fe.
3.- En un mundo tan desgajado y enfrentado por diferentes tendencias, se agradece la Palabra de un Jesús que sale al paso del hombre por lo que es (por ser hombre) y no por lo que piensa (por el matiz de su pensamiento).
En una sociedad tan resquebrajada y mediatizada por lo que nos divide, en la fiesta del Buen Pastor, tenemos un gran reto: unirnos en torno a Aquel que nos hermana y nos ama. Ojala seamos capaces de reconocer a Jesús como aquel Pastor que es capaz de llevarnos por los caminos de la concordia. Aquel que da la vida, a través de su Iglesia, sus sacerdotes y personas comprometidas en la evangelización, en favor de toda la humanidad. Un Jesús que, desde el día de nuestro Bautismo, nos conoce, nos ama y para el que --nuestra historia-- no le es indiferente y que, por lo tanto, hemos de corresponderle desde nuestro compromiso activo de buscar y trabajar por la unidad de todos aquellos que nos decimos cristianos. El, como Buen Pastor, va por delante.
Javier Leoz
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