lunes, 26 de junio de 2017


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA
LUNES 26 DE JUNIO DE 2017
XII SEMANA DEL TIEMO ORDINARIO -A-

Gén 12, 1-9; Sal 32; Mt 7, 1-5



ANTÍFONA DE ENTRADA

Éste es un verdadero mártir, ya que derramó su sangre por Cristo; no temió las amenazas de quienes lo juzgaron y mereció así el Reino de los cielos.

ORACIÓN COLECTA

Dios omnipotente y misericordioso, que concediste a san José María Robles Hurtado luchar por la justicia hasta la muerte, haz que, por su intercesión, soportemos por tu amor todas las adversidades y corramos esforzadamente hacia ti, pues sólo tú eres la vida. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Abram partió de ahí, como se lo ha había ordenado el Señor.

Del libro del Génesis: 12, 1-9

En aquellos días, dijo el Señor a Abram: "Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra".
Abram partió, como se lo había ordenado el Señor, y con él partió también Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Abram llevó consigo a Saray, su esposa, y a Lot, su sobrino, con todos los bienes que habían acumulado y los esclavos que habían adquirido en Jarán, y salieron en dirección a Canaán.
Llegaron a Canaán y Abram atravesó el país hasta la región de Siquem y llegó a la encina de Moré. Por entonces habitaban ahí los cananeos. El Señor se le apareció a Abram y le dijo: "A tu descendencia le voy a dar esta tierra". Entonces Abram edificó ahí un altar al Señor, que se le había aparecido.
De ahí pasó a las montañas, al oriente de Betel, y plantó su tienda entre las ciudades de Betel, al poniente, y de Ay, al oriente. También ahí le construyó un altar al Señor e invocó su nombre. Luego se fue trasladando por etapas hacia el sur. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 32, 12-13. 18-19. 20.22
R/. En el Señor está nuestra esperanza.

Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que escogió por suyo. Desde el cielo el Señor, atentamente, mira a todos los hombres. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen yen su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.
En el Señor está nuestra esperanza, pues Él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Hb 4, 12
R/. Aleluya, aleluya.

La Palabra de Dios es viva y eficaz, y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. R/.

EVANGELIO

Sácate primero la viga que tienes en el ojo.

Del santo Evangelio según san Mateo: 7, 1-5

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.
¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano: 'Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo', cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo".

Palabra del Señor. 
Gloria a ti, Señor Jesús.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te presentamos, Señor, estas ofrendas al conmemorar a tu santo mártir José María Robles Hurtado, a quien ninguna tentación pudo separar de la unidad del cuerpo de Cristo. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 1. 5

Yo soy la vid verdadera y ustedes, los sarmientos, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ése dará fruto abundante.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Renovados por estos sagrados misterios, te rogamos, Señor, que, imitando la admirable constancia de san José María Robles Hurtado, merezcamos, por nuestra perseverancia, conseguir el premio eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

* San José María Robles Hurtado

Nació el 3 de mayo de 1888 en Mascota, Jal. (Diócesis de Tepic). A los 12 años ingresó al seminario de Guadalajara. Se distinguió por su inteligencia, responsabilidad en los estudios y dedicación a la catequesis.
Cuando aún era seminarista fue invitado por el obispo de Tehuantepec a trabajar en su diócesis. Fue ordenado sacerdote en Guadalajara en 1913, donde desempeñó su ministerio en diversas parroquias. Párroco de Tecolotlán, Jal. Y fundador en 1918 de la Congregación religiosa Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado. Ferviente apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, escribió pequeñas obras para propagarla... Con motivo de la persecución tuvo que ocultarse. En junio de 1927 se disponía a celebrar una eucaristía, en la casa particular donde se escondía, cuando llegaron los soldados y lo tomaron preso. En la sierra de Quila, Jal. (Diócesis de Autlán), fue colgado de un roble el 26 de junio de 1927. Sus restos se encuentran en el noviciado de las hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado. Poco antes de ser ejecutado, escribió en una poesía sus últimos anhelos. Quiero amar tu Corazón, Jesús mío, con delirio; quiero amarle con pasión, quiero amarle hasta el martirio. Con el alma te bendigo, mi Sagrado Corazón; Dime: ¿Se llega al instante de feliz y eterna unión?
Con breves modificaciones, tomado de: Vativan. va

Misa "Por La Santificación del Tabajo Humano"

MR p. 1081 (1126) / Lecc. II, p. 474

ANTÍFONA DE ENTRADA Gn 1, 1. 27.31

En el principio creó Dios el cielo y la tierra. Y creó al hombre a su imagen. Vio Dios todo los que había hecho y lo encontró muy bueno.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, creador de todas las cosas, que ordenaste al ser humano cumplir con los deberes del trabajo, concédenos que las labores que ahora iniciamos contribuyan al mejoramiento de esta vida y sirvan por tu bondad, a la extensión del Reino de Cristo. Por nuestro Señor Jesucristo...

O bien:

Señor Dios, que por el trabajo humano perfeccionas y diriges constantemente la inmensa obra de la creación, oye las plegarias que te dirige tu pueblo, suplicante, y concede que todos los hombres gocen de un trabajo digno en el que, honrando su propia condición humana, puedan, más estrechamente unidos, servir a sus hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo...

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Tú que con este pan y este vino que te presentamos das al género humano el alimento que lo sostiene y el sacramento que lo renueva, concédenos, Señor, que nunca nos falte esta ayuda para el cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio V para los domingos del tiempo ordinario, MR, p. 511 (512).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 21, 15. 17

Todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo participado de esta mesa de unidad y caridad, imploramos, Señor, de tu clemencia, que, cumpliendo las labores que nos tienes encomendadas, hallemos sustento para nuestra vida terrena y edifiquemos confiadamente tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Fuente: misal mx.-



REFLEXIÓN

Gen. 12, 1-9. Después de que el hombre se aleja de Dios a causa del pecado y, habiendo recibido la promesa de que en el futuro la Descendencia de la Mujer aplastaría la cabeza de la descendencia de la serpiente antigua, o Satanás, los hombres buscan encontrarse, a su modo, con Dios, construyendo una torre que llegue hasta el mismo cielo. Pero Dios los dispersa por todo el orbe de la tierra. Ahora, sin más preámbulos, Dios inicia el camino hacia el cumplimiento de su promesa. Abram deja su casa, sus dioses, su país; confiado solamente en Dios se dirige para tomar posesión y habitar en lo que en el futuro será la tierra que mana leche y miel. Sólo aquel que confíe en el Señor, sólo aquel que esté dispuesto a llevar adelante su planes, sólo aquel que sea fiel a la voluntad divina será grato al Señor, y, aun cuando parezca un desierto estéril, Dios hará florecer en él la vida, y su nombre será motivo de bendición para todos los pueblos. Jesús llegó a su perfección mediante su filial obediencia a la Voluntad del Padre Dios, voluntad que se convirtió en su alimento. Ese es el mismo camino que hemos de recorrer los que creemos en Cristo para ser, junto con Él, los hijos amados del Padre.
Sal 33 (32). El Pueblo que Dios se escogió como suyo debe alegrarse por tan gran bondad de parte de Dios. El Señor, creador de todo por medio de su Palabra, ha manifestado su amor liberando a su pueblo de la muerte y dándole de comer en épocas de hambre. Al pueblo lo único que le corresponderá será vivir fiel al Señor, siempre dispuesto a manifestar su amor y su perdón a quienes le temen y en su bondad confían. En Cristo, Dios nos ha liberado de la esclavitud al pecado y nos ha dado la esperanza de la vida eterna. Tratemos de vivir fieles al Señor, no sólo por acudir puntuales a darle culto, sino porque meditemos su Palabra y la pongamos en práctica. Entonces esa Palabra será en nosotros Palabra creadora que nos renueve en Cristo, el hombre nuevo.
Mt. 7, 1-5. Sólo Dios conoce el corazón de la persona y las intenciones por las que procede en forma determinada, tal vez muy en contra de la educación moral que tengan los demás. A nosotros no corresponde juzgar sino ser misericordiosos con todos para que Dios, también, tenga misericordia de nosotros, pues con la medida con que juzguemos a los demás seremos nosotros medidos. Esto no puede llevarnos a un relativismo ni laxismo moral, sino a proclamar el Evangelio del Señor, no para amaestrar a los demás, sino para que conozcan y acepten el amor de Cristo con todas sus consecuencias ¿Quién de nosotros no tiene pecado? Y si Aquel que no tiene pecado no ha venido a condenarnos, sino a llamarnos a la conversión para que seamos perdonados y seamos hechos hijos de Dios, ¿quiénes somos nosotros para condenar a quien consideramos reos de alguna culpa? Antes que nada hemos de adentrarnos en nosotros mismos y contemplar nuestra propia realidad y darnos cuenta de que hay muchas cosas de las que nos hemos de arrepentir, para que la Gracia de Dios no caiga en nosotros como en saco roto, sino que, como buena semilla, caiga también en un buen terreno y produzca abundantes frutos de amor y de misericordia, que ayuden a los demás a ir por el camino del bien.
En esta Eucaristía estamos experimentando el amor de Dios, que, como Padre Misericordioso, nos recibe, nos perdona y nos sienta a su mesa sin pronunciar siquiera una palabra de reproche en contra nuestra, sino simple y sencillamente, más todavía, grandiosamente, con los brazos y el corazón abiertos, nos recibe lleno de amor para que estemos nuevamente con Él. Esa es su alegría. Ese es su ejemplo. A pesar de que muchas veces hemos esclavizado nuestro corazón a los nuevos falsos ídolos, Él vuelve a llamarnos para que dejemos todo eso atrás e iniciemos nuevamente, a impulsos de su Espíritu, nuestro camino hacia la Patria definitiva.
En nuestra vida nos encontramos con personas que se oponen a nuestros criterios e intereses. Muchas veces, cuando no se ha llegado a la madurez en el amor de Dios y al del prójimo, para muchos cuenta más su seguridad, que tratan de conservar a costa, incluso, de la muerte de quienes amenazan lo suyo. Con actitudes contrarias al amor, donde vamos más allá de lo que debería ser el respeto a los demás y el no perjudicar sus intereses, estamos manifestando que no hemos contemplado la viga que llevamos en nuestros ojos, que nos impide amar, respetar, comprender, perdonar. Quien se convierta en juez de su prójimo estará manifestando que tiene una perfección que no viene de Dios, pues Dios, mientras permanecemos en esta vida, jamás da marcha atrás en su amor y misericordia por nosotros; y, a pesar de nuestras miserias, Él sabe que nuestro corazón está inclinado hacia la maldad desde muy temprana edad; por eso, en lugar de condenarnos nos fortalece con su Espíritu para que seamos fieles a su amor, y nos perdona y da su vida para que no seamos extraños a Él, sino hijos suyos en Cristo Jesús. Aprendamos a amar y a perdonar en la medida en que nosotros hemos sido amados y perdonados por Dios.
Roguémosle al Señor que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de que en verdad su amor esté en nosotros para que podamos, así, vivir como hermanos, preocupándonos del bien unos de otros, sabiendo amarnos y disculparnos mutuamente para caminar juntos hacia el encuentro definitivo de nuestro Dios y Padre, que es Amor y Misericordia eternos. Amén.
Homilia  catolica.-


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