Llegas, Cuaresma
Llegas, Cuaresma, a punto y siempre tarde:
Puntual porque, no te atrasas más de lo necesario
y siempre tardíamente, porque veo
que podría haber cambiado en algo.
Me miro y siento que soy el mismo de siempre,
que busco excusas para seguir siendo
simple fachada y con pocos cimientos.
Que me gusta más el ruido
que la calma que necesita mi alma agitada.
¿Por qué me cuesta tanto cambiar?
Llegas, Cuaresma, a punto y siempre a destiempo:
Puntual porque, sé que necesito un momento de gracia,
y tarde porque, a veces, pienso que para mí pasó la oportunidad.
¿Por qué se me hace tan cuesta arriba convertirme?
¿Por qué viendo la luz prefiero perderme en la oscuridad?
¿Por qué teniendo el poder de la oración me escondo en el sin sentido?
¿Por qué poseyendo una mano para la caridad
la cierro y la dejo olvidada en el bolsillo?
Llegas, Cuaresma, a punto y siempre tarde:
Puntual porque, sé que ésta, es mi hora,
el instante en el cual, el Señor, me llama para acompañarle.
Para iniciarme en el horizonte de la cruz.
Para levantarme cuando en los caminos tropiece.
Para contemplar el valor supremo de un Dios.
Si en Belén se hizo amor,
en el Calvario, ese amor, se hará locura.
Llegas, Santa Cuaresma, como quien va en busca de lo perdido:
¡Aquí tienes a uno!
¡Cámbiame sin pretender por mi parte que los demás lo hagan!
¡Cámbiame en mis actitudes y así se creará un entorno más justo!
¡Cámbiame en mi relación con Dios, y mi corazón estará más descansado!
¡Cámbiame en mi relación con los demás,
y mis rutas estarán llenas de amigos!
¡Cámbiame en mi forma de ver las cosas,
y sentiré que Cristo es la razón suprema de todo!
¡Cámbiame en mi egocentrismo,
e intuiré la presencia de un Alguien
que camina junto a mí, codo con codo!
¡Cámbiame en mis expresiones de fe
para que, los que me rodean, me reconozcan
como a un seguidor de Jesús!
¡Cámbiame en mi cobardía y, así,
pueda acercarme al gran día de la Pascua!
Amén.
Javier Leoz
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