Ven dulce huesped del alma, Divina Luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro.
Oh, Espíritu de luz, ayúdame a entender el significado de las verdades de nuestra fe. Que por tu don de Entendimiento aprenda a apreciarlas y a apetecerlas. Permíteme penetrar el profundo significado de las verdades reveladas y, a través de ellas, avivar la novedad de la vida. Que mi fe no sea estéril e inactiva. Inspírame un modo de vida con elocuente testimonio de la fe que profeso. Que mi caminar sea digno de Dios en todas las cosas complaciendolo y creciendo constantemente en el conocimiento de su Majestad.
Oh, Espíritu de Entendimiento, ven e ilumina mi mente, que pueda conocer y creer todos los misterios de la salvación, y que por fin pueda merecer ver la eterna luz en la Luz, y en la luz de la gloria tener una clara visión de Dios uno y Trino.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
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