martes, 18 de mayo de 2010

Consagración al Espíritu Santo.



De rodillas frente a la gran multitud de testigos celestiales me ofrezco, en alma y cuerpo, a Ti, Eterno Espíritu de Dios.   Adoro la brillantez de tu Pureza, la inequívoca precisión de tu Justicia, y el poder de tu Amor.   Tú eres la Fuerza y la Luz de mi alma.   En Ti yo vivo, me muevo y soy.   Deseo no contristarte nunca por la infidelidad a la gracia, y ruego con todo mi corazón apartarme del mínimo pecado.   Misericordiosamente cuida de mi íntimo pensamiento y concédeme que pueda siempre observar tu Luz, escuchar tu Voz, y seguir las inspiraciones de tu Gracia.   Yo me aferro a Ti y me entrego a Ti y te pido, por tu Compasión, que me cuides en mi debilidad.   Sosteniendo los pies traspasados de Jesús y viendo sus Cinco Llagas, y confiando en su Preciosa Sangre y adorando su Costado y su Corazón Abierto, te imploro, Adorable Espíritu, Ayuda de mi enfermedad, mantenme en tu gracia, que nunca peque contra Ti.   ¡Dame la gracia, Oh Espíritu Santo, Espíritu del Padre y del Hijo, de decirte siempre que sí en todo tiempo y lugar.   "¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!".   Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario