¿Cómo me pides tanto, Señor?
¿Sonreír al que deteriora e invade mi vida,
perdonar a quien me afrenta,
ayudar a quien me arruina,
y asistir a quien me olvidó un mal día?
¿Cómo me pides tanto, Señor?
¿Amar al que tal vez nunca me amó,
abrazar al que, ayer, me rechazó,
llorar con el que, tal vez,
nunca yo encontré consuelo en la aflicción?
¡Cómo, Señor! ¡Dime cómo!
Cuando ya es difícil amar al que nos ama.
Caminar con el que queremos,
entregarnos al que conocemos,
o alegrarnos con el que nos aplaude.
¡Cómo, Señor! ¡Dinos cómo hacerlo!
Cuando nos cuesta rezar por los nuestros,
o prestar nuestra mejilla
a quien ya nos da un beso.
Cuando es duro el ser felices
con aquellos que con nosotros conviven.
¿Cómo nos pides tanto, Señor?
Ayúdanos a estar en comunión permanente con Dios,
y entonces, Señor, tal vez no nos parezca tanto,
ni un imposible ser cómo Tú eres
y llevar a cabo lo que Tú quieres:
Amor sin condiciones.
Amén.
P. Javier Leoz
* * * * * * * * * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario